Capítulo i: "El inicio de los problemas"

Hace cuatro meses que el torneo de shamanes había quedado inconcluso después del fallido intento de Hao por apoderarse de los grandes espíritus, luego de esa última batalla entre los gemelos Asakura donde el castaño menor resultó el vencedor se decidió posponer la búsqueda del Shaman King hasta nuevo aviso, algunos integrantes del grupo de amigos siguió su camino por separado, mientras que otros como el menor de los Tao, los hermanos Usui, Ryu y Tamao optaron por quedarse a vivir en la pensión Funbari junto a los dueños del lugar.

Los días ahí eran relativamente normales para el grupo de shamanes, a diario eran visitados por Manta, el pequeño y cabezón amigo de Yoh, quien amablemente y por órdenes de Anna ayudaba con los múltiples quehaceres del lugar, pero hace unos días atrás tuvo que viajar fuera del país por unas clases especiales.

Se podría decir que en la pensión todos seguían con sus vidas con bastante tranquilidad, pero no, había una persona ahí que desde hace un tiempo tenía unos repentinos dolores de cabeza, los cuales comenzaron siendo pequeñas molestias hasta llegar a convertirse en una verdadera tortura, día tras día Anna trataba de disminuir sus jaquecas pero con los constantes gritos en esa casa decidió que lo mejor era quedarse en su habitación, eso le hacía las cosas un poco más fáciles ya que no debía lidiar con su prometido ni con los idiotas de sus amigos.

En su cuarto la rubia intentaba concentrarse y meditar para lograr disminuir los dolores que la atormentaban pero parecía que todos sus intentos eran en vano, pocas veces conseguía conciliar el sueño, pero para su suerte ese era uno de esos momentos, por fin había algo de paz en la vida de Anna Kyōyama… Hasta que una voz interrumpió su calma.

Anita la comida esta listadijo su moreno prometido Yoh Asakura mientras daba ligeros golpes a la puerta.

Demonios, cuando por fin había logrado dormir — murmuro la rubia —. Bajo en seguida — respondió con un tono molesto y seco en su voz.

Al recibir esta respuesta el castaño solo atino a bajar para reunirse con sus amigos quienes ya se encontraban listos para comer, durante su trayecto hasta el comedor se había puesto a pensar en lo rara que estaba Anna desde hace unos días, últimamente pasaba en su habitación, solo bajaba a comer, su rostro siempre mostraba cansancio como si no durmiera, estaba preocupado pero prefería dejar las cosas así, si algo grave estaba molestando a la rubia seguramente se lo diría, ahora solo podía confiar en ella.

¡Apresúrate Yoh! ¿No ves que me muero de hambre? — gritaba molesto Horo-Horo al ver a su amigo cargado en la puerta del comedor con una cara de estúpido mientras miraba a la nada.

¡Podrías callarte inútil! Sin duda Ren ya estaba harto de escuchar las constantes quejas de su hambriento amigo.

¡¿A quién llamas inútil picudito?! — gritaba el aniu.

Púes a ti, no veo a otro por aquí — contestó con bastante calma el shaman de ojos dorados, no tenía interés en iniciar una pelea, estaba demasiado ocupado observando la cara de preocupación que traía Yoh, era raro verlo así y no con su habitual sonrisa que lo sacaba de quicio.

¡Ya me tienes harto!, tienes suerte de que tenga hambre o sino ahora mismo te doy tu merecido — le decía el peli-azul a Ren mientras lo miraba con desprecio —. Y tú ¡Reacciona de una vez! — le gritó a Yoh.

¿Ah? — decía un muy confundido moreno quien no se había percatado del rato que llevaba ahí pensado en el reciente comportamiento de su prometida —. Creo que estaba perdido en mis pensamientos jijiji.

Ay si, ¿crees que no lo notamos?, eres un desconsiderado estamos aquí muriéndonos de hambre, mientras te esperamos— expresaba indignado el peli-azul.

Hermano deja de gritar si solo llevamos unos minutos esperando — reclamaba una muchacha un poco avergonzada por los berrinches de su hermano mayor.

Pilika tiene razón, no deberías gritar tanto, además también estamos esperando a doña Anna — comentó Ryu.

El resto solo asintió, ya que no podían siquiera pensar en comer antes que la dueña de la pensión llegara, si en algo apreciaban sus vidas debían ser pacientes, pero ninguno de estos argumentos era válido para un hambriento Aniu que seguía irritando a todos con sus quejas y es que cuando de comida se trataba su vida no era tan importante.

Mientras Anna bajaba las escaleras iba maldiciendo su suerte por tener que compartir su casa con esos imbéciles que solo sabían gritar y destruir la poca tranquilidad que había, especialmente el pozo sin fondo de Horo-Horo.

¡Que molesto eres! — gritó furiosa al llegar al comedor mientras fulminaba con la mirada al shaman del hielo quien al instante se quedó callado.

Sin más contratiempos empezaron a comer, todos degustaban sus alimentos tranquilamente y por extraño que pareciera en silencio, ¡por fin había algo de paz en esa casa! Y es que el solo grito de Anna les dio a entender que ella se encontraba con un humor peor que el de costumbre.

La rubia por su parte agradecía a los grandes espíritus por la calma que vivía en ese momento, nadie gritaba o molestaba con alguna estupidez y al parecer su dolor de cabeza había disminuido considerablemente, permitiéndole disfrutar de la comida.

"¡Ay mamá!, pero que delicioso que está todo y me lo estaba perdiendo por esperar a ese ogro." — Ante este comentario la itako abrió los ojos con evidente furia pero se sorprendió al notar que Horo-Horo estaba atragantándose con comida.

"Pero que vergüenza, ¿por qué mi hermano nunca se puede comportar?."

¿Qué? Miraba atónita a Pilika quien sólo le prestaba atención a su hermano.

"Espero que al joven Yoh le haya gustado lo que cocine."

¡No, no, no! Era imposible que la peli-rosa haya dicho eso en voz alta pensaba Anna.

"Que linda se ve doña Anna enojada."

Esto no puede estar pasando se repetía la rubia.

"Ojalá que Anita no descargue su enojo conmigo y me haga entrenar, como extraño a Manta ¿por qué se tuvo que ir a esas clases fuera de Japón?"

La rubia observaba a todos los que se encontraban en esa mesa y nadie decía una palabra.

"¿Qué tendrá tan preocupado al idiota de Yoh?"

Miró por última vez al joven chino para confirmar sus sospechas, los pensamientos de todos llegaban a su mente y su jaqueca empezaba a aumentar, no podía controlarlo, no podía callar las voces en su cabeza, se empezaba a desesperar, tenía que salir de ahí, sin pensarlo dejo caer el tazón que tenía en su mano y se puso de pie dispuesta a retirarse de esa habitación, más una tímida voz la hizo detenerse.

¿O-ocurre algo señorita Anna?, ¿n-no le gusto lo que prepare? preguntaba Tamao con cierto nerviosismo en su voz.

Se giró un poco y vio como todas las miradas se centraban en ella, éstas estaban llenas de confusión, de duda e inquietud —. Yo… — Empezaba a hablar pero su mente era bombardeada con múltiples pensamientos ajenos, hizo una mueca de dolor mientras en su cara se reflejaba ¿miedo?, sintió como sus piernas perdían fuerzas y de repente todo se volvió negro.


En otro lugar por las cercanías de Izumo se encontraba un shaman de largos cabellos castaños, estaba intentando descansar en las ramas de un árbol pero no era muy fácil, los recuerdos de lo sucedido hace unos meses atrás no le permitían estar en paz, no lograba entender como su débil "hermanito" consiguió vencerlo, se podría decir que gracias a un milagro seguía con vida.

Señor Hao. La amable voz de un pequeño niño con un afro lo saco de sus pensamientos.

¿Qué ocurre Opacho? — preguntó con una tierna sonrisa en su rostro.

Quería saber cómo le fue en la casa de sus abuelos.

Es cierto, justo ese día se le ocurrió ir a darle la feliz noticia a sus abuelos de que estaba vivo.

Pues se sorprendieron bastante, realmente creían que el idiota de Yoh podía acabar conmigo— respondió el shaman con cierta burla en su voz.

Y… ¿Qué piensa hacer ahora señor Hao?

Ésta pregunta lo descoloco un poco, no se había detenido a pensar en eso —. Esperar Opacho, sólo esperar.

¿Esperar qué? — insistió el niño.

Vaya, sí que era curioso ese pequeño pensó Hao —. No lo sé exactamente, siento que algo va a pasar pero será mejor no preocuparnos por eso ahora, es un hermoso día, disfrutemos de esta tranquilidad que nos entrega la naturaleza.

El pelilargo contestó con una sonrisa y tanta paz reflejada en su rostro que el pequeño prefirió no seguir haciendo preguntas.


Mientras tanto en la pensión todos se encontraban preocupados por la sacerdotisa de ojos negros, no podían quitarse de la cabeza esa expresión de confusión, malestar, ¿miedo? Con la que ésta los miro antes de caer desmayada. Su prometido se había encargado de llevarla hasta su habitación y acostarla en su futón, al salir de ahí se encontró con Ren.

¿Cómo esta Anna? — preguntó el shaman, aunque no lo demostraba muy a menudo realmente le preocupaba la rubia.

No lo sé, ahora está durmiendo, la he notado rara últimamente ¿a ti te ha dicho algo? Si alguien podía tener información ese era el joven de ojos dorados, Yoh estaba consciente de que por lo parecido que eran los dos se habían hecho buenos amigos.

No, estos días no hemos hablado mucho, pero será mejor esperar que despierte y nos diga que paso, no te preocupes antes de tiempo. Aunque él estaba igual de preocupado intentaba tranquilizar un poco a su amigo.

Jijiji tienes mucha razón Ren, mejor la dejamos descansar. — Sin decir más bajaron.

En su habitación la itako dormía pero en su rostro se reflejaba malestar, al parecer estaba teniendo una pesadilla porque no paraba de moverse de un lado para otro.

¿Dónde estoy? se preguntaba la itako mientras caminaba por un lugar que le resultaba conocido, pero por más que miraba no lograba distinguir bien cual era, decidió seguir caminando hasta que en un momento todas sus dudas se disiparon al encontrarse con una pequeña niña rubia que lloraba mientras ocultaba su rostro entre sus rodillas, ésta tapaba sus oídos con sus pequeñas manos, pudo notar que sus ropas no estaban en las mejores condiciones y que tanto sus brazos como sus piernas tenían rasguños y sangre.

¿Por qué lloras? Si estamos aquí contigo dijeron unas voces, y en ese momento los vio, eran unas pequeñas y grotescas criaturas las que le hablaban a la niña.

Onís — susurró la rubia mientras observaba con horror la escena.

Ustedes lo volvieron a hacer, les pedí que pararan pero igual los lastimaron decía entre sollozos la pequeña.

Anna no podía creer lo que veía, ¿Por qué volvían estos recuerdos a atormentarla nuevamente?, no comprendía por qué su maldición había regresado, se supone que gracias a Yoh su reishi se había ido, empezó a desesperarse y en su mente solo escuchaba: «"¡Demonio, eres un demonio!"» Sus piernas le fallaron y cayó de rodillas al piso mientras se tapaba los oídos y gritaba.

Cuando Yoh y Ren llegaron abajo sonó el teléfono, el castaño contesto y se sorprendió al escuchar a su abuela ¿sabría ella lo que le estaba ocurriendo a su prometida?

Hola abuela. Mm sí… ¿Qué?, ¿pero mañana? No, no pasa nada, yo le digo adiós. Sin decir más colgó, ahora sí que estaba desconcertado, ¿por qué su abuela necesitaba que Anna viajara con urgencia mañana? Y más encima sola.

¿Ocurre algo joven Yoh? interrogó tímidamente la peli-rosa al ver la cara del castaño.

¿Cómo se encuentra la bruja de Anna? — preguntó Horo-Horo apareciendo de la nada.

¡Hermano! No te refieras así de Anna le reclamó Pilika.

¡Ay! Pero que delicadita eres, yo sólo estaba preocupado, ya que por ella no pudimos seguir comiendo.

No sé de qué te quejas, si tú seguiste comiendo tan tranquilamente como siempre decía Ren mientras miraba a Yoh esperando que éste les comentara a que se debía el llamado de su abuela y su cara de preocupación.

Ren tiene razón Horo-Horo, aprovechaste que doña Anna no estaba para comerte hasta su porción de comida— dijo Ryu.

Es que todo estaba delicioso, no podía dejar que desperdiciara respondió algo apenado el aniu al recordar cómo mientras todos se lanzaban a ver a la rubia él se había preocupado de salvar el tazón con la comida que Anna dejo caer —. Hey pero eso no es lo importante, mejor dinos que es lo que ocurre Yoh.

Todos se dedicaron a mirar al castaño mientras el reaccionaba y empezaba a hablar —. Llamó mi abuela, al parecer necesita que An… No pudo terminar de hablar porque un grito desde arriba lo interrumpió.

¡Anna! gritó Yoh mientras rápidamente subía las escaleras seguido por los demás.


¿Estas segura de lo que vas a hacer Kino? — le preguntaba Yohmei a su esposa mientras la miraba atentamente.

Claro que si, anciano estúpido, ¿cuándo me he equivocado? respondió ésta al mismo tiempo que le pegaba con el bastón en la cara a su acompañante —. Anna es mi mejor aprendiz y ya nos ayudó en todo lo que podía, ahora que su reishi volvió es el momento que ella encuentre su camino, aunque eso signifique que deba unirse a Hao Asakura — dijo la anciana con algo de preocupación y molestia en su voz.

Yohmei decidió no seguir insistiendo y es que el enterarse que el reishi de la itako volvió y que su nieto no había muerto lo habían desconcertado totalmente, ahora sólo podía confiar en lo que su esposa decía.


Al llegar a la habitación de la rubia se encontraron con una escena que jamás se hubiesen imaginado, sobre el futón se encontraba Anna llorando al mismo tiempo que tapaba sus oídos con sus manos, tenía los ojos cerrados con fuerza y meneaba la cabeza de un lado a otro mientras gritaba, ella estaba simplemente desesperada, fuera de sí, no lograba alejar de su mente esos recuerdos y las voces que la llamaban demonio, se asustó al principio al sentir como unos brazos la aprisionaban protectoramente pero al escuchar su voz de a poco se empezó a calmar —.Anita tranquila, estoy aquí contigo, no llores más. Al volver a la realidad la rubia solo pudo abrazar a su prometido mientras le pedía que no la dejará sola.

Chicos es mejor que salgamos de aquí, Yoh ya está manejando la situación. Ante estas palabras de Ren el resto decidió bajar y esperar en la sala.

¿Qué le habrá pasado a doña Anna? nunca la había visto así — decía un muy triste Ryu al recordar cómo se encontraba la itako.

Si, tienes razón, ¿pero notaron a Yoh? ese no pierde el tiempo de inmediato fue a consolarla — mencionó Horo-Horo con un tono un tanto picarón.

No seas idiota Joto-Joto, ¿no viste el estado en que estaba Anna?es normal que Yoh como SU prometido se preocupe por ella— opinó bastante molesto el chino ante las estupideces que decía el aniu.

Lo que dice Ren es verdad hermano, no deberías decir esas tonterías, a Anna pudo pasarle algo grave, ¿no es así Tamao? Frente esta pregunta la aludida solo logró responder asintiendo con la cabeza, y es que se había entristecido notablemente al ver como la persona que quería abrazaba y le daba toda su protección a otra mujer.

¡Ay si, ay sí! Todos contra Horo-Horo — decía con reproche el peli-azul —.Lo que le pasa a Anna es muy simple. — Todos lo miraban expectantes, ¿era posible? acaso él tenía información sobre lo que molestaba a la itako, el joven al notar que todos le prestaban atención decidió continuar —.Ella solo tuvo una pesadilla y para que gritará así debió ser una muy fea, yo creo que se arrepiente por haber dejado caer ese delicioso tazón con comida, porque si yo lo hubiese hecho no podría dormir tranquilamente.

¡Sí que eres un idiota! gritó Ren.

¿Tú tienes una mejor teoría cabeza de cono? — preguntó molesto el shaman del hielo, ¿cómo se atrevía a decirle idiota por su gran idea sobre lo que le pasaba a la rubia? se había esforzado en formular su teoría y él no lo apreciaba.

Por el momento no, pero no creo que este así por una estupidez como la que dijiste — contestó el joven de ojos dorados.

Así continuaron con su discusión los dos chicos mientras el resto los observaba y miles de preguntas se formulaban en sus cabezas como ¿por qué Anna se paró tan rápido de la mesa y luego se desmayó?, ¿Para qué llamo la abuela de Yoh?, ¿Qué causo que la rubia se alterara tanto como para llegar al extremo de llorar y gritar de esa manera?, ¿Qué habría para la cena?... Un momento, solo una persona podía pensar en la cena en momentos como eso, sin duda Horo-Horo no tenía remedio.

Luego de varios minutos el castaño logro hacer que Anna se tranquilizara, ya había dejado de llorar pero seguían abrazados, él quería protegerla pero no sabía cómo, si ella no era sincera y le decía lo que realmente le pasaba no podría ayudarla —. "¿Qué sucede contigo Anita? No sé si deba decirte que llamo mi abuela." — Al escuchar este pensamiento la itako volvió en sí y se separó de su prometido, ¿su sensei sabría lo que le estaba ocurriendo?

Hace un rato escuché el teléfono ¿quién llamo? preguntó.

"Ay, ahora que le digo, ¿debería decirle la verdad o no?" se cuestionaba Yoh.

No me mientas Asakura, sabes muy bien que igual lo sabré dijo amenazante la rubia, el castaño suspiro y decidió decir la verdad.

Llamo mi abuela, necesita que viajes urgente a Izumo mañana… También dijo que debías ir sola.

Debía ser algo importante como para requerir de manera tan urgente su presencia pensó la rubia.

Anita, si quieres te acompaño.

Tú abuela dijo que viajara sola y no me digas Anita mencionó fríamente la sacerdotisa.

Si así lo quieres, pero ¿te encuentras bien? — dijo con preocupación su prometido.

Si Yoh, no te preocupes, sólo fue una estúpida pesadilla o ¿piensas qué la futura esposa del Shaman King es una persona débil?, espero que no sea así Asakura o sino tendrás que atenerte a las consecuencias. — La rubia lo estaba mirando directamente a los ojos.

"¿Y ahora que le digo? Si le cuento que estaba preocupado por ella creerá que pienso que es débil y lo más probable es que me triplique el entrenamiento."

Se sorprendió con el pensamiento de su prometido, realmente se había preocupado por ella, ese pensamiento la hizo sonrojar levemente.

Será mejor que te vayas, necesito descansar para viajar temprano mañana y no podré si los inútiles de tus amigos siguen gritando abajo. — Al decir esto se volteó para que él no pudiera ver su sonrojado rostro.

Está bien, buenas noches Ani… Anna. — Sin decir más se retiró de la habitación.

Buenas noches Yoh y… Gracias — dijo en un susurro para luego intentar dormir con una pequeña sonrisa en su rostro.

Al llegar abajo el shaman entro a la sala y con una tranquila sonrisa dijo —. Anita ya está bien, mañana viajará temprano así que será mejor que no hagamos ruido o si no se enfadará jijiji.

¡Ven! Se los dije, esa bruja solo tuvo una pesadilla sin importancia gritó feliz Horo-Horo al notar que tenía la razón —. Ahora por fin podremos cenar.

Disculpe joven Horo-Horo pero con todo lo que paso con la señorita Anna no me dio tiempo de ir a comprar los ingredientes para preparar la cena dijo una muy apenada Tamao.

En ese preciso instante el mundo se detuvo para el shaman del hielo, algo al lado izquierdo de su pecho se rompió y es que no podía creer lo que escucho, miro a Tamao incrédulo y con los ojos vidriosos —. D-dime que es una mala broma. Sus palabras apenas salían —. Tamao p-por favor dime que no nos quedaremos sin… No quería decirlo, sintió como se formaba un enorme nudo en su garganta, pero con dificultad decidió continuar —. C-cenar. Ésta última palabra la dijo con un profundo dolor, suplicaba que todo fuera una cruel mentira.

No hagas tanto escándalo Joto-Joto solo es una noche sin cenar, no es como si el mundo se acabará opinó algo despreocupado Ren, sin duda el saber que su amiga ya estaba mejor lo había dejado más tranquilo, aunque no del todo.

¡Es que tú no entiendes! — gritó desesperado.

D-disculpe joven Horo-Horo le prometo que mañana haré un desayuno exquisito, de verdad perdóneme — se disculpaba la peli-rosa bajando el rostro, realmente se sentía culpable por romper el corazón del pobre muchacho.

Mira lo que hiciste tonto, ahora la linda Tamao está triste por tu culpa comento muy molesto Ryu.

Si hermano, pero que vergüenza, deberías estar feliz porque Anna ya está bien y no preocuparte tanto por la cena — decía enojada Pilika por la poca sensatez de su hermano.

Jijiji tranquilo Horo-Horo, ya verás que to... Pero Yoh no pudo terminar con su célebre frase porque un shaman desesperado y fuera de sí lo interrumpió.

¡Mientes, mientes, mientes! Nada saldrá bien, ahora to… Pero tampoco pudo terminar de hablar debido a que de un momento a otro salió volando por un gran golpe dado por Zenki y Kouki.

¡Yooooooooh! Creí haberte dicho que quería que esos idiotas se callaran, más les vale no seguir haciendo ruido si quieren seguir con vida — gritó bastante furiosa Anna desde su habitación —. Y no se les olvide ir a buscar a ese inútil porque no quiero que haga escándalo cuando regrese.

Todos quedaron sorprendidos ante la aparición de los dos guardianes de la rubia, quienes después de golpear al shaman del hielo desaparecieron, sin perder tiempo los jóvenes se dispusieron a cumplir con las órdenes de la itako, quien sin duda ya se sentía mucho mejor, salieron en búsqueda de su inconsciente amigo, al cual recostaron tratando de hacer el menor ruido posible y se fueron a dormir.

Mientras tanto la rubia estaba intentado dormir y por los gritos de un idiota no lograba hacerlo, después de mandar a sus demonios a callar al desesperado shaman pudo tener algo de calma, sintió como todos se fueron a acostar y la casa quedaba en un profundo silencio —. ¿Para qué me querrá mi sensei mañana? se preguntaba —. Será mejor no pensar en eso, ya llegaré allá y me lo dirá. — Con esto último dicho empezó su odisea para poder conciliar el sueño, le costó al principio pero al recordar los pensamientos de su prometido, el pensar que realmente le importaba al castaño, que tenía su apoyo y quizás su amor la hizo sentir mejor, logrando así disipar toda inseguridad o miedo, esa noche pudo dormir tranquilamente y todo gracias a Yoh, su Yoh.