Resumen: Donde Zeke termina una larga relación y envía a su hermano pequeño a por sus cosas. Pero Eren se encontrara con una agradable sorpresa.

/Three-shot/Yaoi/Eren x Levi/Contenido sexual explícito.

"Terminamos"

Zeke estaba frente a la puerta de su cómodo apartamento. Eren no había abierto la boca más que para exhalar una gemido de sorpresa. De ahí, pasaron como diez tortuosos minutos en los que los hermanos Yeager se vieron inmersos en un incómodo silencio.

No es como si Eren tuviera planes para desecharlo apenas arribaba a su puerta. Tampoco Zeke tenía pensado irse a otro lugar, porque en primera instancia: no tenía a donde ir.

En realidad, cuando salió del apartamento –que hace no más de una hora- compartía con su ex – novio, no se pensó mucho las cosas y se dirigió al único lugar en el mundo donde seria recibido sin cuestionamientos.

- Hola, Eren – dice Zeke con su voz seca y fuerte. Al instante Eren sacude la cabeza y determinado como él solo encara a su hermano mayor.

Zeke Yeager es el hijo mayor de Grisha Yeager y Dina Fritz, su primera mujer. A la edad de diez, Zeke perdió a su madre debido a un terrible cáncer, fueron días muy obscuros en las vidas de ambos hombres.

Posteriormente, Grisha conoció a una bella dama que ejercía como enfermera en el mismo hospital donde laboraba, no hizo falta mucho para que ambos se enamoraran. Carla estaba soltera y sin compromisos, y Grisha estaba deseoso de probar una piel lozana y fundirse entre unos muslos blandos. Lo demás es historia.

Eren nació cuando Zeke cumplía doce. Desde ese instante, el mayor se hizo la promesa de cuidar al pequeño Yeager que se unía a la familia. Hasta ahora había hecho un excelente trabajo, Eren crecía dignamente y estaba por terminar su carrera como médico veterinario, tenía buenas notas y un empleo de medio tiempo en una cafetería cerca de las instalaciones universitarias.

Se quieren mucho a pesar de que no fueron paridos por la misma mujer. Eren aunque es una persona tozuda e impulsiva, ha encontrado la madurez suficiente como para no hacerlos pasar por dolores de cabeza. Al menos no como en la secundaria y preparatoria, cuando Eren era menos soportable y estaba en constantes pullas con chicos más grandes porque por sus venas corría la sangre justiciera de Carla.

- Vaya, Zeke, qué hay – Eren deja pasar a su hermano, había sido muy descortés no ofrecerle la invitación antes.

Pero es que estaba sorprendido. Zeke no lo visitaba con frecuencia, normalmente se citaban en lugares públicos porque su hermano siempre estaba agotado de tiempo y no podía despegarse mucho del trabajo. Eren lo comprendía. En un futuro él estaría igual de agobiado que el mayor. Empero verlo con una pequeña maleta de llantitas y su barba de tres días no le daban las mejores señales. Algo estaba pasando, y Zeke necesitaba de su ayuda.

- Perdona mi desastre, estoy en finales y no he tenido tiempo de limpiar ni siquiera un poco. – Menciona Eren sumamente avergonzado.

Zeke entra al pequeño pero acogedor departamento de su hermano. Echa un vistazo largo por cada recoveco que sus ojos azules pueden captar. Ciertamente es muy distinto al suyo –o bueno, el que era suyo-, Eren es descuidado en varios aspectos: los sillones están repletos de ropa que a su juicio parece sucia, la mesa tiene bloques de hojas impresas, el piso al menos es limpio pero huele a humedad y encierro. Como si nadie habitara ese lugar más que para dormir y defecar.

- Ahora lo veo – se burla con su habitual tono de padre socarrón. Eren ya conoce su sentido del humor y no parece ofendido por el trato.

Crecer con un hermano como Zeke te hace inmune a muchas situaciones embarazosas. Entre ellas está la limpieza, era más que claro que de los dos, Eren no era el más organizado ni el más pulcro. Pero sus esfuerzos hacia.

- Ya sé, perdón, Armin se ha ido de vacaciones al pueblo de su abuelo y sin él estoy perdido – Armin es el mejor amigo de Eren, un pequeño ratón de biblioteca que estudia Ingeniería Bio-Médica y es brillante en todo lo que hace. Zeke lo conoce muy bien, fueron vecinos durante muchos años antes de que se mudara cerca de la universidad y consiguiera a Eren como su compañero de gastos.

- ¿Él hace el aseo? – pregunta curioso, a lo que Eren asiente con el arrebol cubriendo sus mejillas morenas.

La piel de Eren no es blanca, es del color de la arena de las playas caribeñas, y posee unos preciosos ojos esmeralda. Zeke encuentra extraña esa combinación y a su vez atractiva. Eren es guapo, como todos los Yeager, y no es cosa que deba presumir pero lo hace. Sus genes son buenos. Él en cambio, es rubio y más alto que Eren. Aunque el menor ya mide un metro ochenta, Zeke lo supera por diez centímetros y está bien dotado allá abajo. Tiene sus dudas, ¿Eren estará en buen desarrollo allá también?

Sacude la cabeza, hace a un lado un montonal de ropa y sacude el cojín mullido para tomar asiento. Eren se precipita a la cocina, Zeke alcanza a oír ruido de trastes chocando y quejidos de su hermano.

- Sí, todo el tiempo. Es como un freak de la limpieza – dice en tono divertido pero lejano.

Zeke sonríe de lado. Él también conoce a un freak de la limpieza con el mejor culo que se ha cogido en años. Es una lástima que las cosas no funcionaran y lo hayan dejado muy mal.

- ¿En serio? ¿y en que lo ayudas tú? – quiere saber. Eren no es un holgazán, tiene sus defectos en cuestiones de limpieza mas no dependiente de los demás.

- Bueno, yo lavo la ropa, hago las compras y cocino. No dejo que Armin toque la cocina, es malísimo y ha quemado muchos buenos platillos porque no tiene la paciencia para usar el horno. – Eren se ríe ante el recuerdo de un furioso Armin con la frente sudorosa y el delantal salpicado de salsa de tomate.

La cena de hace un año que había organizado por pasar todas las materias resultó un verdadero fiasco. Eren se destornilló de la risa al verlo vulnerable y encolerizado. Armin se desquitó poco después lanzándole el espagueti quemado, hicieron un desastre en la pelea de comida. Al final limpiaron y Eren ordenó pizza.

- No sabía que cocinabas.

- No lo hago mal, la mayoría de los que prueban mi comida quedan encantados. Debí estudiar gastronomía – Eren sale de la cocina con dos tazas de lo que Zeke juraría es café. – Aquí tienes – ve el contenido por debajo de las gafas, efectivamente, es café.

- Gracias, hermanito – le dice cariñosamente. Eren frunce el ceño, intentando parecer enojado por el mote.

- Eren está mejor.

- Claro, como digas, hermanito – vuelve a picar. El menor chasquea la lengua pero no responde a la supuesta agresión, se ocupa de hacerse lugar en el otro sofá para estar frente a frente con su hermano.

Zeke no pregunta si el café tiene azúcar porque Eren ya lo conoce y sabe que el café lo toma con dos terrones de azúcar y una pizca de canela. Moja sus labios con el contenido caliente comprobando la veracidad de sus pensamientos.

- No lo has olvidado – sonríe al menor.

- Para nada, las viejas costumbres se quedan arraigas a uno. – Eren se lleva su propia taza a los labios, sorbiendo un poco.

- Gracias, Eren, lo necesitaba. Hace un frío de puta madre.

- Y que lo digas, estamos a nueve grados y bajando. Gracias al cielo Armin compró un calentador, costó una fortuna y por eso lo cuido mucho.

- Tu responsabilidad de joven adulto me sorprende – Zeke se alegra del Eren que es hoy día, el Eren quinceañero habría roto el calefactor en una de sus tantas jugadas dentro de la casa.

- Aunque te burles, soy una persona más responsable, vivir solo no es tan sencillo después de todo.

- Claro que no, es complicado, hermanito.

Eren no quiere preguntarlo, apenas han pasado diez minutos desde el arribo de su hermano, más la curiosidad merma en él. Y Zeke advierte la indecisión en su hermano, así que para adelantar los hechos, decide hablar.

- Acabo de terminar con él.

Él es la persona misteriosa con la que sale Zeke, o salía, debido al contexto de sus propias palabras, la relación ha finalizado.

Zeke no es gay, no como Eren lo es. Zeke se divertía con muchas mujeres, demasiadas, antes de caer en el amor a la llegada de los treinta. Amor de verdad, de ese que te arranca todos los miedos y te arroja a un abismo con una linterna como guía.

Su hermano sólo se lo ha contado a él. Eren sabe lo difícil que fue para Zeke aceptar que se sentía atraído por otro hombre, y con lo conservador que es Grisha, prefirió sólo decírselo a él porque Eren es gay y sabia como se sentía.

Nunca le dio un nombre o una descripción acertada. Sólo sabía que era él y vivían juntos. Que llevaban un año saliendo y seis meses de convivencia junta hasta ahora, el año y medio se desboronó en una hora.

- Diablos… Zeke, ¿qué ha pasado? – Eren suena terriblemente preocupado por él.

Zeke le da un gran trago a su café, necesita suavizarse las cuerdas vocales y un poco el estrés del último momento. Se quita las gafas un momento para acariciarse el puente de la nariz, cierra los ojos y dentro de ellos puede ver los ojos letales de él despidiéndolo y diciéndole que no lo quiere más en su vida, que está harto de vivir en las sombras y que ha descubierto sus videos sexuales con otras mujeres.

- … Lo engañé con alguien del trabajo – Zeke esta avergonzado, decir que se siente horrible es poco. Realmente no deseaba que las cosas se dieran así.

Pero tiene una buena justificación. Levi hace semanas que lo evadía con el sexo porque estaba agotado con lo de su nuevo libro y Zeke tenía necesidades que cubrir. Luego llegó ella con su tonta sonrisa y sus ojos torpes. Y él la vio muy linda una tarde mientras se fumaban un cigarro a la hora de la comida.

Pronto esas tempranas salidas del trabajo se tornaron escapadas a algún motel de paso, y él sellando los recuerdos de cada encuentro en una memoria digital de 8gb. No supo cómo Levi dio con las pruebas pero las había visto todas y lo echó esa mañana del departamento con la promesa de tirar todas sus cosas a la basura si no iba por ellas esa misma tarde.

- Por favor, sólo ve por mi ropa, él te dará todo. – Eren estaba furioso pero con su hermano, no se creía que Zeke actuara como un cobarde ante un hombre que lo había dado todo por él.

- Lo siento Zeke pero no te puedo ayudar – estaba decidido a hacerlo aprender de sus errores.

Zeke se pasea las grandes manos por el pelo rubio, una herencia de su madre muerta.

- Eren, por favor. Es lo único que te pido, bueno, eso y asilo por unos días en tu casa.

El mayor no dejo de rogar y Eren cansado de escuchar accedió. No perdía nada haciéndole ese maldito favor. Sólo que se sentía muy culpable por los errores de su hermano y no sabía que decirle a su ex pareja, aunque también un atisbo de conmoción sacudió su cuerpo, por fin conocería al chico que compartió año y medio de vida con Zeke. ¿Cómo sería?

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Jean estaciona el Ibiza blanco frente a la calzada de piedras volcánicas. El exterior luce adorable, elegante y familiar. Zeke y su ex pareja se podían permitir rentar algo caro porque tanto el Yeager como el chico tenían trabajos estables y bien remunerados. Eso le había contado Eren.

- Dios, estoy ayudándote porque prometiste que me sacarías una cita con Mikasa. – Jean estaba enamorado de Mikasa Ackerman, no podía evitarlo, la chica tiene un hermoso rostro de muñeca y curvas de mujer madura, nada que comparar con las féminas de su facultad.

Eren revira los ojos.

- Lo sé, lo sé. Ahora espérame aquí, no me voy a tardar.

- Mas te vale que no, bastardo – Eren abre la puerta del copiloto, un pie ya está afuera del auto.

- Espera aquí, no te vayas a largar o te olvidas de Mikasa.

- ¡Qué no! – Jean enciende la radio y Eren baja completamente del vehículo.

Hace todo tal como le dijo Zeke. Lo peor fue subir los últimos tres pisos a pie porque el elevador había fallado en el piso nueve. Eren no podía creerse que su hermano viviera en un ático de lujo mientras él sobrevivía en un departamento en una zona peligrosa de la ciudad.

Antes de tocar, toma una gran bocanada de aire llenando sus pulmones. Suda copiosamente y su largo cabello está atado en un chongo alto, algunos pasadores impiden que su fleco cubra la frente. Eren esta enfundado en un chándal negro, Nike Air del mismo tono y una camiseta blanca de manga corta. Tiene una buena apariencia, no quiere asustar al ex novio de su hermano.

Toma el timbre con suavidad, al tiro escucha pasos amortiguados y una voz ronca maldiciendo. La puerta se abre rápidamente y una figura pequeña se aparece frente a él.

- ¿Quién carajos eres?

Entonces Eren tiene la mejor visión de su vida. Ahí, parado con un rostro enfurruñado se encuentra el hombre más lindo que haya visto, vestido con un pantalón de pijama azul y sin camisa dejando al descubierto cuantiosos tatuajes y unos brazos fuertes.

- Ah… yo… soy Eren Yeager, vengo por las cosas de Zeke, mi hermano.

¿A ese bello espécimen había engañado Zeke? Pfff, que imbécil era.