Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephanie Meyer y a la Saga Crepúsculo.
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¡Hooola de nuevo!
Aquí estoy de nuevo con otra historia. Cuando acabé "Reencontrandonos" tenia una idea rondándome la cabeza, pero no tenía mucho tiempo para pararme a escribir nada. Sigo liada, pero recientemente he hecho un viaje... y lo que tienen los aviones... que tienes tiempo para pensar, así que en cuanto llegué me senté y han salido unos cuantos capítulos dando forma a mi idea inicial que quiero compartir de nuevo con vosotras.
Os soy sincera. Normalmente cuando he publicado algo he esperado a tener bastantes capítulos avanzados para no "sufrir" por el ritmo de actualizaciones, pero esta vez me he tirado a la piscina y solo tengo un par listos. Espero que me sirva como aliciente para mantener el ritmo jajaja
Sin más os dejo con estos nuevos Bella y Edward ;)
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PRIMERAS IMPRESIONES
EPOV
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Como cada lunes a las ocho y media de la mañana teníamos una reunión con todos los jefes de departamento para organizar las líneas de trabajo.
Tomé de un trago de mi espresso doble mientras apuraba la calma de la oficina vacía, en unos minutos comenzaría a llegar todo el mundo y mi templo, mi querida oficina, sería de todo menos un oasis de paz. Por eso mismo me gustaba venir pronto a la oficina después del fin de semana. Mi familia me decía que era como un adicto que lleva varios días sin consumir. Necesitaba con más fuerza el trabajo después de dos días de desconexión. Pero la realidad era todo lo contrario, no buscaba la adrenalina del trabajo, sino la paz de las oficinas vacías. El silencio me dejaba pensar con claridad. Por eso siempre adelantaba mi entrada y posponía mi salida, aunque me cueste más de una pelea con mi protectora madre y mi gruñona hermana.
Mi intento de relajación quedó en eso, un intento. Fallido, porque alguien había decidido entrar a la planta dando voces.
-¡He dicho que no! – identifiqué a mi amigo hablar en un tono que no dejaba lugar a dudas sobre su rotunda opinión.
Emmet Swan era difícil de enfadar, quienquiera que lo haya puesto en esa situación debía ser alguien de cuidado. Lo conocí cuando los dos estábamos estudiando Economía en la universidad de Harvard. De eso hace ya dieciocho años y seguimos siendo inseparables. Claro que, el que se enamorara de mi hermana pequeña y se casara con ella ayuda, también. Llevan juntos desde que Rose comenzó la universidad, dos años más tarde, y son la familia perfecta. A veces parecen salidos de una serie de televisión de los años sesenta. Me gusta que sean felices y además, me han dado mi distracción preferida. Mi sobrino Ted.
Hablando del rey de Roma, pensé cuando vi a mi hermana entrar por la puerta de la sala de juntas. Rose era todo lo opuesto a Emmet. Él siempre tenía una sonrisa en la cara, ella tenía aspecto de que en cualquier momento te podría dar una paliza si le contestabas mal, a pesar de ser un trozo de pan. Por eso era la Jefa del departamento de Recursos Humanos. Los trabajadores la respetaban y admiraban a partes iguales. Sabían que exigía mucho, pero era justa y siempre estaba dispuesta a escucharlos y ayudarlos.
Ambos, junto nuestro hermano Jasper, habíamos heredado la empresa familiar de manos de papá. Con nosotros eran ya tres generaciones impulsando Cullen Hotels & Resorts. Todo comenzó con nuestro abuelo y un pequeño hotel en su ciudad natal, Chicago. Gracias a su visión de negocio y, posteriormente, los conocimientos económicos de papá habían expandido la firma por todo el territorio. Hoy en día, teníamos hoteles por todo el continente americano y parte de Europa.
Desde siempre me maravilló el mundo de los negocios. Intentaba acompañar a papá siempre que podía a su trabajo y observar todo lo qué hacía, aunque aún no tenía ni idea qué era. Para mi era el rey del mundo. Nada era imposible para él cuando se sentaba en su despacho. Cuando crecí supe que si había algo que quería ser de adulto era esto. Conseguir que lo que el abuelo y papá habían construido fuera cada vez más fuerte.
Jasper y Rose eran mellizos. Ellos, al igual que yo, eligieron carreras que pudieran ayudar a hacer crecer la empresa familiar. Jasper era arquitecto. Él se encargaba de crear todos nuestros proyectos. Era espectacular ver cómo de la nada podía crear maravillas. Rose se decantó por Administración y Dirección de empresas y es mi mano derecha en esta empresa, junto a su marido Emmet. Me salvan el culo con mi punto débil. Los empleados.
-Muchas gracias Melisa. ¿Estás segura que no podemos retenerte un poco más con nosotros? – preguntó dulcemente Rose a mi veterana secretaria.
Melisa, la Sra. Cope para el resto de la empresa, se jubilaba a final de mes y eso traía a mi hermana por el camino de la amargura. Melisa había sido la secretaria de papá y era de esperar que tarde o temprano decidiera disfrutar de su jubilación. Siempre decía que lo había retrasado por el aprecio que nos tenía y no quería dejarnos justo cuando papá se jubiló. "No dejaré a mis niños solos, pero os doy sólo dos años" nos amenazó cuando papá nos cedió el control a Rose y a mí. De eso habían pasado cinco años, pero ya no la engañábamos más. Ahora teníamos dos semanas para encontrarle una substituta y no era fácil. Yo no lo estaba poniendo fácil. No quería a cualquiera y había tumbado a casi todos los candidatos que Rose me proponía.
-Rose, esta mujer es imperturbable. Ya no sé con qué chantajearla más – dije apoyándome en mi silla de la sala de juntas que tan bien había preparado la Sra. Cope mientras las miraba con una sonrisa en la cara.
-Es hora de dejar paso a las nuevas generaciones. Además, Eddie cada vez tiene más trabajo y necesita a alguien mejor preparado que esta viejecita. Necesita algo más que una simple secretaria que le coja las llamadas y se haga un lío con las nuevas tecnologías– sentenció yendo a preparar las carpetas que necesitábamos.
-Tonterías Edward lo que necesita es alguien que lo baje a la tierra y lo saqué de su oficina de vez en cuando. Y tú eso lo haces mejor que nadie. – le contestó mi hermana.
Yo decidí ignorarla… Daba igual cuántos años tuviese, seguía siendo una irritante hermana pequeña.
Rose como una de las accionistas mayoritarias, se sentó a mi lado. Aún estábamos solos en la sala. Hoy estaríamos todos menos Jasper que estaba de viaje de negocios. Esperaba que pudiera arreglarlo todo él solo, sino me obligaría a ir y estaba demasiado ocupado para perder mi tiempo en viajes.
-Buenos días hermanito – me saludó aun perdida en su pensamientos. Estaba rara, hasta yo lo notaba.
-¿Qué le pasa a tu maridito? – pregunté al ver que seguía fuera y, por su tono, seguía alterado.
-Es Bella. – recordaba vagamente a esa tímida chiquilla.
Bella Swan era la hermana pequeña de Emmet. La última vez que la vi fue hace seis años en la boda de Emmet y Rose. Era una cría demasiado tímida como para mirar a nadie a los ojos. Me acuerdo que la intenté sacar a bailar una vez, por cortesía, y no se podía ni mover de lo que temblaba.
Emmet era mi amigo y jefe del departamento comercial de mi empresa. Era como un padre para su hermana. Sus padres habían muerto cuando él tenía veintiséis, pero su hermana era una cría entrando en la adolescencia y, a pesar que, sus tíos paternos se hicieron cargo de ella, él siempre había estado pendiente de sus necesidades.
-¿Problemas con ella? ¿Qué va al instituto? – pregunté distraído mientras revisaba por encima la carpeta de documentos que tenía delante.
-¡Edward! – me pegó mi hermana en la cabeza. Suerte que no había nadie en la sala aún – Recién se acaba de licenciar en Yale –arrugué la nariz.
-¿Quién va a Yale pudiendo ir a Harvard? – Pregunté irónico – Entiendo que esté así de enfadado.
-Tú y Emmet sois unos groupies de Harvard. Tenéis un problema. – me dijo Rose mientras rodaba los ojos – Lleva discutiendo con ella un buen rato. Me están dando la mañana – gruñó mi hermana – Al parecer no le gusta el trabajo que ha encontrado.
-¿Y eso? – Emmet siempre decía que Bella era una chica muy responsable, no entendía el alboroto.
-Pues no lo sé porque Emmet no ha soltado el teléfono desde hace más de una hora. Ni se ha despedido de Ted cuando ha cogido el autobús del colegio – se encogió de hombros justo cuando veía que mi amigo entraba por la puerta.
-Bella te lo diré una vez más, es la competencia. Simplemente entiende esto ¡No puedes trabajar para ellos! – le gritó prácticamente a su hermana por teléfono.
¿Competencia? ¿La hermana de Emmet pretendía trabajar para otros?Debía comenzar a plantearse si su hermana era tan brillante como pensaba.
-No es una orden…Tampoco te pongas así - le contestó antes de volverse a quedar callado, seguramente escuchando la replica de su hermana– Mira ya me he cansado ¡Sí es una orden! – Dijo dando un golpe en la mesa de juntas. Rose y yo nos miramos con cara de circunstancias. – Es nuestra competencia. De mi familia. ¡TÚ FAMILIA! ¡Maldita sea Bella! Además, él es un imbécil baboso. No me gusta que trabajes para gente así. Primero mirará tu falda y después tu curriculum – continuó Emmet cada vez más alterado.
No hacía falta ser un genio para saber que hablaba de James Witherdale. Era nuestro principal competidor y mientras que su padre siempre había jugado duro en el pasado, lo había hecho legalmente. Su hijo, en cambio, era un dolor en el culo. Sus métodos siempre dejaban mucho que desear, aunque no tanto como su manera de ser. Déspota, egocéntrico y malcriado. Imbécil en una sola palabra.
-Ni se te ocurra firmar nada hasta que nos veamos. Mañana ven a casa y hablaremos de esto más calmados. – dijo después de escuchar un rato a su hermana. – Bella, te quiero – se despidió de ella.
Cuando colgó bajó su frente hasta la mesa y se dio varios golpes. Melisa le puso un café bien cargado delante mientras Rose intentaba calmarlo masajeando su nuca.
-¿El demonio ha poseído a tu hermana? – bromeé con él.
Nadie le decía nada y si su hermana iba a trabajar para la competencia lo quería saber desde el primer instante.
-Algo así. Dice que no se piensa mudar a Chicago sin un trabajo y ese capullo de Witherdale le ha ofrecido un puesto como su asistente. Dice que le ayudará a pagar las facturas hasta que encuentre algo mejor o la asciendan – nos explicó aun enfadado.
-¿Por qué no nos ha dicho nada? – preguntó Rose.
-Dice que no quiere tratos de favor. Y que trabajar en la empresa de su cuñada es algo así como enchufe… ¡Mira ha dicho tantas tonterías en tan poco rato que ni me acuerdo! – contestó Emmet.
-Y ¿Por qué se piensa tu dulce hermanita que la ha contratado James? ¿Por qué cree que la quiere tener tan cerca suyo si no es por su familia política? – intervine irónicamente en la conversación. Ellos estarían muy orgullosos de esa tal Bella, pero yo solo veía caprichos en sus decisiones.
-Bella tiene un gran expediente y tiene buenas cartas de recomendaciones de lugares en los que ha hecho de becaria durante estos años. No todo tiene que ser por nuestro apellido – salió mi hermana Rose en defensa de su cuñada.
-Bien esto es el libre mercado… - intenté proponer algo para solucionar este embrollo que volvería loco a dos de mis jefes de departamentos y si de paso podíamos fastidiar a la competencia, bienvenido sea - Si él le ha hecho una oferta, también podemos hacerle nosotros una. Rose deberías entrevistarla para el cargo de Melisa. Si es tan buena estoy seguro que la quiero en esta empresa. – me ofrecí por echarle una mano a mi amigo. Estaba sufriendo por este capricho de su hermana.
Rose sonrió dándome su beneplácito.
-No querrá, pero por intentarlo no perdemos nada – se resignó Emmet mientras entraban los demás miembros de la junta – Total prefiero que trabaje a tu lado que al de él. Eres un capullo como jefe, pero te comportarás mejor con ella. – bromeó algo más tranquilo.
-Con amigos como tú no necesito enemigos – le dije antes de volverme hacia todos los demás- Está bien, señoras y señores comencemos la reunión.
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Era martes y sentía todo mi cuerpo entumecido de la tensión.
Llevábamos muchos meses detrás de esos terrenos para hacer unos resorts de vacaciones en el Caribe. No podíamos perderlos, pero las negociaciones cada vez eran más aferrizadas. Escuché unos toques en la puerta.
-¿Se puede? – sentí la dulce voz de mi hermana.
- ¿Tú por aquí a estas horas de la mañana? –Rose no acostumbraba a salir de su "zona". Siempre estaba en su despacho. Con la puerta abierta por si alguien necesitaba algo. Todo lo contrario que yo. Solo Melisa tenía el permiso para entrar sin avisar y no morir en el intento.
-Solo venía a decirte que Bella está aquí. Le haré la propuesta de trabajo como hablamos ayer ¿Si? – se reaseguró mi hermana. No levanté la mirada de mi ordenador haciendo solo un gesto leve con mi cabeza. No iba a perder no un minuto más de mi tiempo con esto. – Vale. Esto… ¿Vendrás a comer con nosotros? Sería una buena oportunidad para conocer a Bella y no sé… echarnos una mano para convencerla. – levanté mi cabeza cansado del mismo tema – Es muy determinada y no quiere ayuda extras… Ya sabes… – agregó Rose.
-Créeme que si se piensa que por ser la hermana de Emmet la voy a tratar con deferencia se equivoca. Trabajará y mucho. Posiblemente mucho más que cualquier otra persona en su mismo nivel de la empresa. Si quiere saber algo podéis disponer de la Sra. Cope, pero no mucho rato. Ella le explicará lo que quiera saber. – Rose me miró mal. – No hermanita, yo nunca hago las entrevistas de personal. Si quiere igualdad la tendrá desde este preciso instante. La conoceré cuando se incorpore a su puesto de trabajo. Ahora, si me disculpas, tengo asuntos verdaderamente urgentes que atender.
-Idiota – escuché que Rose gruñía por lo bajo antes de cerrar la puerta de mi despacho con más fuerza de la necesaria.
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NA:
¡Taxaaaan!
¿Os ha gustado? Espero que sí. Ya sabéis que como siempre espero ansiosa vuestras reviews para comenzar a saber qué pensáis de la historia.
Los POV de los capítulos se irán turnando entre EPOV y BPOV.
