Todo estaba en llamas, un calor abrumador se apodero de mi cuerpo, debe ser por el fuego, pensé. Sin embargo ese no era momento de preocuparse por el fuego, más bien; era momento de preocuparse por quienes estaban dentro de las llamas. Mi familia. Grité sumergida en la desesperación. Pedí ayuda pero al parecer todos estaban ocupados, tratando de sobrevivir ante lo que había en las calles. Escuchaba gritos dentro de la casa que se incendiaba, gritos que poco a poco se fueron haciendo inexistentes. Se acabó. Caí de rodillas al piso, llorando y gritando a todo pulmón, quería ir y fundirme con el fuego, pero sabía que no podía hacerlo.
Desperté sobresaltada. Me encontraba sudando y mi respiración era agitada. De nuevo soñaba con aquello, más bien, tendría que llamarlo pesadilla, pero debido a lo que vivía todos los días no sabía si había algo peor que eso.
En ese momento alguien abrió la cremallera de la tienda en la que me encontraba. Una muchacha de cabello corto asomó la cabeza. Sonreí y le hice una seña para que entrara.
– ¿Estás bien? – Preguntó la recién llegada. Su cabello rojo se oscurecía por la oscuridad al interior de la tienda.
– Sí, estoy bien… solo… solo es el sueño, otra vez –Me llevé una mano a la frente limpiando el sudor con el dorso de mi mano.
– Pues no me sorprende – La del cabello corto se acercó más y se sentó a mi lado – Alex, lamento decirte esto, pero te toca la guardia.
– No te preocupes, enseguida voy – Salí de la bolsa de dormir y me preparé para salir de la tienda de campaña, pero apenas puse un pie afuera sentí como Nirvana me rodeaba con sus brazos.
– Tienes que dejar de pensar en eso – Susurró cerca de mí oreja.
– Lo sé… yo… solo necesito aire fresco – Me gire para sonreírle y acto seguido la bese suavemente en los labios. – Tu intenta dormir un rato.
– Vale.
Podía recordar cómo comenzó todo. Los gritos desesperados, los llantos tanto de adultos como por parte de los niños. El fuego, si, fuego. Las pérdidas. Las muertes. Y finalmente los "podridos", como los solía llamar. Todo era una pesadilla de la cual estaba segura no iba a despertar por más que lo deseara.
La realidad me golpeo de frente cuando supe que todas las personas que conocía estaban muertas. Algunas desaparecidas, pero con todo lo que estaba pasando, sería de idiotas pensar que podrían estar vivas. Pero aprendí a sobrevivir sin ellas, a la fuerza; pero lo hice.
Una vez afuera de la tienda me invadió el frio, por suerte estaba abrigada, sin embargo pasar de estar dentro de una bolsa de dormir caliente al frio del exterior era un golpe duro, solo esperaba no resfriarme.
– ¡Alex! – Ese era mi nombre, más bien Alexandra, sin embargo todos me llamaban Alex.
– ¡Tom! – Exclame con entusiasmo al ver a mi rubio amigo. Este llevaba un rifle en las manos y me sonreía abiertamente. - ¿Serás mi compañero de vigía en esta agradable mañana?
– Por supuesto, siéntete honrada.
– Me volveré más gay estando contigo – Le solté mientras sonreía. De pronto le tomé el peso a la situación. Él tenía el rifle entre sus manos, eso significaba lo peor para mí. – No me digas que me toca a mí.
– No te lo diré si no quieres, pero supongo que ya lo sabes - El rubio me miro con una sonrisa ladina y puso una mano en mi hombro – Yo los diviso y tu les partes el cráneo.
– Mierda.
Y lo repito mentalmente. Mierda. Eso significaba solo una cosa. Tendría que estar cerca de ellos, de los podridos. Resignada tomé mi machete y me acerque de nuevo a Thomas. Me daba miedo estar cerca de los podridos, aun después de todo este tiempo, era aterrador tenerlos casi en frente. Prefería dispararles desde una distancia prudente, aunque nunca tuve una excelente precisión a la hora de disparar, además, debíamos ser lo más rigurosos posibles con las municiones, eran escasas.
La mañana transcurrió sin ningún accidente, aparecieron unos que otros podridos, sin embargo nada que Thomas y yo no pudiéramos manejar, no éramos unos expertos, solo estábamos acostumbrados a lidiar con ellos, el más que yo.
– ¿Cómo les va? – Era Nirvana, al parecer había despertado.
– Si sacamos el hecho de que ahora estas aquí, todo va de viento en popa – Pronunció Thomas con un tonó de diversión en su voz.
– Tan encantador como siempre – Respondió Nirvana, dándole un suave puñetazo en el hombro a nuestro querido amigo.
– Al parecer nuestra líder está de buen humor - Soltó Tom mientras se sobaba el hombro – ¿Dormiste bien?
– Lo mejor que se puede dormir en estos días – Nirvana siempre era algo cruda con la realidad, mantenía los pies sobre la tierra y siempre se preocupaba por el grupo. Por algo era nuestra líder. Una líder bastante joven, pues apenas tenía 28 años.
– ¿Dónde está Kyle? – Thomas cambio el tema abruptamente, no le gustaba aceptar la realidad de estos días.
– Adivinen – Me giré en la dirección de donde provenía esa voz cansada. Ahí se encontraba un hombre alto, de unos 35 años, piel clara, cabello negro y ojos oscuros. No era nada más ni nadie menos que nuestro amargado amigo Kyle.
- Hey Kyle – Saludé de la mejor manera posible. Aunque lleváramos alrededor de 6 meses juntos no lograba acostumbrarme a el. Me había salvado la vida más de una vez, de hecho era la primera persona a la cual conocí después de quedar completamente sola pérdida en este apocalipsis.
Kyle me ignoro y se dirigió a Thomas, le quito el rifle de las manos y el otro ni si quiera le hizo un comentario al respecto. Thomas era algo así como mi mejor amigo, teníamos edades similares. Mientras yo tenía 25 años –Supongo, mi cumpleaños debió haber sido alrededor de 3 meses atrás – el tenía 24, era el más joven de nuestro pequeño grupo, al menos entre los hombres, la más pequeña del grupo tenía 17 años, esa era Lisbeth.
– Déjame adivinar ¿Vas de caza? – Preguntó Nirvana.
– Exacto – Murmuro el pelinegro, sin embargo de pronto se giró para observarnos a Nirvana y a mi. – Está vez necesito que alguien vaya conmigo.
Por favor que no sea yo, que no sea yo, por favor no.
– Alexandra, ven conmigo.
Mierda.
– ¿Para qué me necesitas? – Pregunté con la esperanza de zafarme del asunto.
– Necesito que alguien me cubra la espalda.
– ¿Desde cuándo necesitas que alguien cuide de ti? – Respondí.
– Tú solo cierra la boca y sígueme.
Mire con ojos suplicantes a Nirvana y esta solo se encogió de hombros y se disculpó con una sonrisa cansada. Sin más me resigne y acto seguido me dirigí hacia la bolsa de armas y tome una pistola además de unas cuantas balas que me guarde en el bolsillo de mi chaqueta junto a la pistola.
– Lleva tu machete también – Me aconsejo Thomas.
– Lo haré.
Sin muchas palabras de despedidas, seguí a Kyle que ya comenzaba adentrarse en el bosque. Caminamos unos quince minutos y yo estaba totalmente desorientada. Rara vez me adentraba en el bosque, por suerte iba con Kyle que podría orientarme para volver al mini campamento que teníamos. Sin embargo no entendía porque no parábamos de caminar, de hecho no había visualizado ningún ciervo o conejo que pudiéramos cazar, y por alguna extraña razón ningún podrido nos "deleito" con su presencia. No hice comentario al respecto y seguí caminando, hundida en mis pensamientos y sin mirar a mi acompañante, pero después de caminar otros 15 minutos más, me harte.
– Hasta cuando tenemos que seguir caminando?
Me gire para encarar a Kyle, pero grande fue mi sorpresa al no verlo por ningún lado. Y casi enseguida comencé ha asustarme. Estaba en medio del bosque, sola, solo acompañada por mi machete y una pistola. No sabía como volver al campamento. Debí de perder a Kyle al estar perdida en mis pensamientos. Mierda y más mierda. Veamos, tenía que hacer algo, intentar volver al campamento por mi propia cuenta o comenzar a gritar. Ninguna idea me parecía factible.
De pronto mis pensamientos se vieron interrumpidos por un grito. No parecía ser tan lejano, prácticamente lo escuche a mi lado. Era un grito de mujer ¿Podría ser Nirvana o Lisbeth que salieron en mi búsqueda? Y si así es ¿Por qué gritaban? No lo pensé mucho más y corrí en dirección al grito antes de que fuera tarde.
Visualice algo. Un podrido. Y no es que sea suicida o algo, pero corrí en dirección a el con mi machete bien sujetado y otro grito se hizo presente. Esta vez pude sentirlo ahí mismo. Miré al podrido y además de eso vislumbre a una mujer en el piso, debió de haber tropezado y ahora estaba a merced del monstruo. No podía permitir que la mataran frente a mis ojos. Tomé impulso, me acerque lo suficiente al podrido, me arme de valor y fuerzas, lo suficiente como para acertarle un machetazo de lleno en el cráneo. Este se paralizo, y pronto cayó al piso.
– ¿Estás bien? – Pregunté agitada a la mujer que se encontraba en el piso. Siempre me agitaba después del subidón de adrenalina que me provocaba el acercarme a un podrido. No sé si la mujer me respondió o no, porque escuche algo que capto más mi atención. Gruñidos.
Me giré para comprobar que un poco más allá, entre los árboles, se acercaban unos 5 podridos.
Buenos días, tardes, noches, whatever (?)
Quería escribir una historia de TWD hace tieeeeeeempo! pero como la única pareja que me gusta es DarylxCarl me dije "Me van a matar si publico alguna historia de ellos dos" así que aquí me tienen, escribiendo una historia de un OC dslakdjaskldjaslkdas D: nunca pensé que alguna vez escribiría sobre algún OC puesto a que no suelen agradarme, pero decidí hacerlo como un reto persona xD y eso (?) gracias por leer :3
Esto se sitúa al final de la segunda temporada por si las dudas :3
