Dedicado a todos aquellos que además de leer saben como inspirar a un escritor, simplemente, haciendo acto de presencia. Un abrazo, esto es para vosotros.
EL ERROR DE LA LECHUZA
Capitulo 1 "La lavandería"
La voluminosa lechuza Lorlea se encontraba ululando con arrogancia despues de llevar un nuevo correo, aquella lechuza dorada ahora estaba sobre su palo de madera brillante en la lechuzería, sacando buche con orgullo; el resto de las lechuzas la miraban con recelo¡no era más que una presumida¿acaso era una misión de honor llevar la correspondencia de unos adolescentes enamoradizos de una torre a la otra? al parecer si, puesto que nunca la faltaban las más esquisitas chucherías proporcionadas por las parejitas de tortolos más modositas del colegio.
Sin embargo, había alguien hasta las mismisimas de aquel síndrome que parecía haber afectado a todo el colegio, estaba cansado de sorprender a parejitas besuqueandose en rincones reconditos, y de ver a los de primero darse la mano con las mejillas tan coloradas como un tomate.
-¿Qué diablos le pasa a todo el mundo?- exclamaba el mago retirandose el flequillo azabache de la frente con el dorso de la mano, estaba sudando como un pollo y se dirigía a los vestuarios con su mejor amigo despues de un duro entrenamiento de quiditch -¿Por qué no hacen más que guiñarse el ojo y tirarse besitos¡Nunca he visto tanta falta de sentido del ridículo!- su pelirrojo amigo caminaba mirando el suelo sin decir ni palabra. -¿Y a ti que te ocurre?
-No, nada, nada…- contestó apresuradamente Ron –es solo que yo… bueno, pienso que esa lechuza mensajera esta haciendo un gran favor a la mayoría de los Griffindors.
-¿Cómo!- gritó el mago perplejo -¿Pero de que hablas Ron¡Tu eras el primero que decías que todo esto era un asco!- Ron volvió a mirar fijamente el suelo bajo sus pies, a lo lejos Harry vió que Hermione se acercaba y se sintió alentado, seguro que la bruja le daba la razón, pronto se encontrarón con ella en el acceso a la mazmorra donde se encontraban los cambiadores, las duchas y demás. –Hola Hermione. –saludó laconicamente -¿Qué te parece que todos esten afectados por el síndrome del besugo?
-¿El sindrome del besugo?
-SI- contestó Harry –me refiero a lo que esta pasando con el colegio entero, no encuentro ni una sola persona que no parezca embobado o que pase más de diez segundos sin suspirar.
-Em… supongo que hablas de la lluvia de declaraciones de amor y las parejas que se estan formando gracias a la lechuza de corazón de bruja –Harry asintió –bueno, ahora todos parecen más felices¿no?- Harry sintió como en su interior burbujeaba la indignación.
-No lo entiendo¿Es que a vosotros también os a afectado?- Hermione frunció el ceño y miró a Ron, que alzó los hombros.
-¿Qué te pasa Harry¿Por qué te molesta tanto?- Harry dio la espalda a la bruja y continuó caminando hacia los vestuarios, sabía que ella no tenía la culpa de sus frustraciones, pero a pesar de ello no podía evitar pagarla con sus amigos. -¿Es por que todos consiguen pareja cuando tú y Cho…?
-¿Me estas llamando envidioso?- inquirió Harry enfadado -¡No es eso!- Hermione lo miró con un gesto de apoyo y le frotó el hombro.
-Harry, no te preocupes, los primeros amores son traumaticos, porque normalmente se basan en la idealización…- Harry se vió tentado de decirla que se fuera a tomar vientos con sus monsergas amorosas, pero se calló, al fin y al cabo a Hermione no la faltaba razón.
-Bueno, voy a ducharme, luego nos vemos. –Hermione asintió –Ron¿vienes?- Ron titubeó.
-Em… tengo que hablar con Hermione- el mago alzó las cejas sorprendido, se dio la vuelta y se despidió con un breve "pues vale"
Cuando terminó de ducharse y se vistió, bajo tranquilamente hacia la sala común de Griffindor, pasando antes por la lavandería para dejar la ropa sucia. Alli, frente enormes barreños de espuma sobre los que unas manos invisibles frotaban una gran cantidad de prendas, tales como túnicas, camisas y pantalones, había una muchacha menuda sentada sobre un cubo dado la vuelta y con una revista tapandole el rostro. De ella solo se veían sus rodillas claras por debajo de la oscura falda del uniforme, y sus manos palidas agarrando la revista.
Harry caminó hacia un taburete de madera observandola, sin querer se tropezo y cayó de bruces al suelo haciendose mucho daño en la rabadilla.
-¡Oh, vaya¿Estas bien?- preguntó ella corriendo hacia él.
-Si, creo que si… aunque tendré suerte si consigo sentarme como una persona normal a partir de hoy. –Harry se dejó ayudar y se sentó en el taburete emitiendo un pequeño gruñido –vaya mierda de día…- entonces levanto la mirada y se encontro con Ginny Weasley, si hubiera llegado a ser otra chica hubiera pasado mucha vergüenza, pero… ¡era Ginny¡la hermana pequeña de Ron! y siempre le había parecido pura inocencia…
-Voy a ir por todo el colegio diciendo que al gran Harry Potter le duele el culo –dijo la joven bruja con maldad.
-¿Cómo?- inquirió Harry confundido
-Lo que oyes… será titular en el profeta "Harry, el niño que vivió, es ahora el niño del culo dolorido" –Harry frunció el ceño y la miro con aprensión.
-Vaya con el angelito…- masculló entre dientes.
-¿Decías algo?
-No, solo que gracias por tu amabilidad. –Ginny rió.
-De nada. Ahora en serio¿estas bien?
-Pues claro que no- gruñó el mago –…hoy no esta siendo precisamente uno de mis mejores días.
-Vaya, pues para mí es un día genial, sabes. Desde hace una semana más o menos todo es maravilloso.
-Desde hace una semana mas o menos todo es un asco –gruñó Harry, Ginny, que estaba inclinada frente a él sonrió y le preguntó porque, el mago la contó que tuvo que terminar su relación con Cho y que además ese fue el día en que Lorlea llegó al colegio.
-Jamás supuse que Cho fuera asi…- masculló el mago tristemente.
-Ya ves, la chica es decepcionante, será por eso que no dura demasiado con ninguno. –Dijo Ginny con cierto retintineo.
-No te cae demasiado bien¿No?
-Hombre, teniendo en cuenta que lo primero que hizo es liarse con mi, ahora, ex-novio, pues no. Pero ciertamente casi me hizo un favor. –Harry asintió. Ginny se incorporó y acercó su asiento a él. Se quedaron un rato observando como se lavaba la ropa sobre los cubos de madera, y como el agua y la espuma caían en los altos recipientes.
-Harry, estas muy apagado… -Harry alzó los hombros –necesitas salir y animarte. –Ginny se levantó y se acercó al barreño de agua con jabón, era por lo menos de tres metros de alto, asi que tuvo que subir por la escalerilla de madera apoyada a él –Mira, creo que tu ropa ya esta limpia- le dijo a Harry mientras se asomaba al enorme barreño.
-¿De verdad?- dijo Harry ingenuamente, la muchacha asintió, y Harry se asomó también al recipiente.
-¿A qué no te atreves a tirarte dentro?- Harry la miró perplejo
-¿Pero de que estas hablando?
-Venga, haz algo atrevido, tirate dentro.
-¡Estas loca, acabo de ducharme!
-¿Qué más da? Yo me voy a tirar, es divertidisimo, es como estar en una enorme piscina llena de jabón, además las secadoras estan ahí mismo¡Te secan entero, ropa incluida!
-Me das miedo Ginny¿Quién te ha enseñado a hacer eso?- Ginny apuntó a la ropa que se lavaba levitando y la dirigió hacia otro cubo con la varita. Aquellos cubos eran tan altos como un armario y tan anchos como la cabaña de Hagrid y Harry y Ginny tenían que subirse a unas escaleras para poder ver el fondo.
-Dean Tomas- dijo Ginny escuetamente, y Harry frunció el ceño, no pensaba meterse con Ginny en un cubículo de madera lleno de agua con jabón en el que seguro que había estado con Dean y no precisamente haciendose agüadillas.
-Yo no pienso tirarme a un cubo lleno de agua sucia.
-No esta sucia, el agua se renueva¡Parece mentira que seas un mago! Mira, si ya no hay ropa que lavar, como ahora, el agua vuelve a limpiarse y a llenarse de espuma y jabón…¿Lo ves…?
-Si…- dijo Harry con poca convicción –de todas formas no pienso meterme ahí- un sonido secó se escuchó y Harry comprobó que los zapatos de Ginny habían caído desde la altura al suelo, tras ellos los calcetines y la túnica.
-Vaya… debería haberme puesto el bikini- Harry no cabía en su asombro, no daba crédito a lo que veía, realmente, conocía muy poco a la pelirroja.
-Estas como una cabra.
-Si, si, si… Tu te lo pierdes- la pelirroja se había subido al borde del cubo y guardaba malamente el equilibrio sobre el mismo, se tambaleaba mientras se cogía el cabello con un pasador y lo sostenía con orquillas que sacó de su bolsillo. –Oh, oh…- dijo la joven con cara de susto, parecía que acababa de darse cuenta de algo, Harry ante la inminente caída al vacio de la muchacha se empezó a sentir tenso e intranquilo ¿Y si la ocurría algo¿o si llegaba Filch en aquel momento? –se me ha olvidado desencantar el agua.
-¿Cómo¿Y que pasará entonces?
-Pues…- decía la pelirroja que cada vez se inclinaba más hacia delante con los brazos extendidos en un vano intento de guardar el equilibrio –que el agua me va a triturar, va a hacer conmigo lo mismo que con la ropa… oh no Harry, tenias razón ¡Ahora que voy a hacer!- Harry sintió su corazón en la garganta, tragó saliva y se quitó los zapatos y los calcetines, ayudandose con las manos subió costosamente al borde de la enorme cisterna de madera.
-Voy a acercarme a ti despacio, dame la mano y volveremos a la escalera.
-Bien- dijo Ginny cerrando los ojos y extendiendo un brazo hacia Harry, pronto el mago logró agarrar su delgada mano, se sorprendió de que resultara tan fría y pequeña. Ginny, al sentirlo, abrió los ojos despacio y sonrió picaramente. –Harry, eres realmente ingenuo.
-¿Cómo?- inquirió Harry sin pestañear -¿Pero…?
-Coge aire Potter, hazme caso, necesitas hacer alguna locura.
-Creo que mi vida ya es suficiente locu…- Ginny tiró de su brazo y ambos se precipitaron varios metros hacia el agua, Harry gritó mientras Ginny reía a mandibula batiente.
El mago cayó al agua, estaba tibia y olía a lavanda, romero y otras flores silvestres, era agradable, aunque aquello no evitaba que estuviera enfadado. Pronto aa pelirroja salió del agua e intentó hundirlo mientras el mago forcejeaba.
-¡Me has engañado!
-Oh, que lastima…- dijo Ginny flotando frente a él y tirandole de un carrillo, lo que enfurruñó más al mago.
-¡Creía que lo decías en serio!- Ginny le sonrió dulcemente.
-¡Eres tan bueno…! Venga, ya que estas aquí, disfrutalo, es muy divertido, en serio. Mira si te acercas a las paredes y las golpeas creen que has tirado mucha ropa y comienzan a frotarte –Harry abrió los ojos como platos, definitivamente Ginny había inhalado algo extraño aquel día. Ginny se acercó a la madera y la dio un golpe y derrepente fue atraída por ella, parecía que la muchacha se rascaba la espalda contra la pared de la cisterna. Entonces derrepente la expulsó de nuevo al agua. Ginny no paraba de reírse. –Venga Harry, hazlo tú- Harry miró oscamente a la bruja y después a la pared, se acercó con recelo y sin dejar de observarla con el ceño fruncido golpeó la madera; fue atraído al momento por ella y sintió el cosquilleo de la superficie irregular de la pared frotarle la espalda, lo cierto es que era agradable y divertido, pero se estaba llenando de jabón, entonces salió despedido hacia delante y cayó entre los brazos de Ginny, que se alegró al ver que sonreía.
-Tienes razón, no esta mal
-¿Ves?- dijo Ginny –¿A que ahora estas más animado? –Harry alzó los hombros, Ginny acercó sus manos a su rostro y con los nudillos le rozó el pómulo. –Se te va a meter el jabón en los ojos Harry –le dijo ella limpiandolo cuidadosamente, después le guiño un ojo y se surmegió en el agua para salir un poco más adelante -¡Deberías de haberte quitado las gafas!
-¡Entonces no veré nada!- Harry se abalanzó al agua y comenzó a nadar tras Ginny, llegó a ella y ambos empezaron a jugar a hundirse y a encantar el agua para que formara grandes olas y remolinos.
Harry se lo estaba pasando realmente bien, el agua subía y bajaba llevando sus cuerpos, alguna vez caía sobre la pelirroja sintiendose un poco avergonzado, pero despues de un montón de veces más perdió la vergüenza y comenzó a provocar aquellos incidentes. Por su parte Ginny disfrutaba subiendose en la espalda de Harry en cada ola, agarrandose a su cuello e incluso utilizandolo como tabla de surf. En una de aquellas veces Harry se dio la vuelta y la bruja acabó sobre su pecho, los dos no paraban de reírse.
-Esto es divertido- Dijo Harry levantando la voz por encima del ruido del oleaje y sosteniendo por los hombros a la bruja que se encontraba sobre él.
-¿Verdad que sí?- preguntó retoricamente la muchacha –por cierto Harry¿Te besaste con Cho?- Harry tardó en reaccionar, no esperaba aquella pregunta, el agua y el oleaje comenzaba a apacigüarse.
-Si, si me bese con Cho.
-¿Te gustó?- Harry alzó los hombros
-Supongo que sí¿Tu te has besado alguna vez?- Ginny sonrió arrugando la nariz.
-Alguna vez, pero era un beso muy superficial¿entiendes lo que quiero decir?- Harry asintió, notó como el cuerpo de Ginny se deslizaba sobre él y ambos volvía a flotar en posición vertical en el agua.
-Te entiendo, en mi caso ocurrió lo mismo.
-¿Nunca has pensado como debe de ser un beso de verdad?- Harry se encogió, la verdad es que si sentía curiosidad. Los hombros de la bruja todavía se encontraban entre sus manos y por alguna razón sintió un escalofrío. -¿Por qué no probamos?
-¿Qué?- contestó el mago en estado de shock
-Si¿Por qué no nos besamos? Nada nos une y nadie se va a enterar, yo tengo curiosidad¿tu no?
-Si, yo tambien…
-Pues ya esta, tampoco soy tan fea, no será tan traumatico besarme¿o si?- Harry negó en rotundo.
-No eres fea, ni creo que besarte me cree ningun trauma.
-¿Pues entonces?- Harry tragó saliva, no podía creer que Ginny fuera tan directa y extrovertida.
-Siempre pensé que eras muy tímida¿sabes?- Ginny sonrió
-Lo era contigo, porque me gustabas mucho- por alguna razón Harry se sintió extraño al escucharla hablar en pasado.
-¿Y ahora?- inquirió el mago con un deje de esperanza oculta tras la mera curiosidad.
-Ahora… ahora experimentemos. Sino quieres no pasa nada, yo entiendo que siempre… bueno, que nunca te has fijado especialmente en mí- Harry no podía negar aquello aunque quisiera hacerlo, pues era muy cierto.
-Bien, si tu crees que no va afectarnos, hagamoslo. No tenemos nada que perder, supongo. –Ginny asintió.
Ambos nadaron hacia una de las pareces del enorme cilindro de madera, Ginny le indicó a Harry que se recostará contra aquella pared para que no perdieran el equilibrió, pero aquello hacía sentir al mago en desventaja, con las manos de Ginny flanqueandole y a la espera de que ella realizará el primer movimiento sobre él.
-Harry, cogeme la mano, es que el agua me lleva hacia atrás…- Harry cogió la mano de Ginny con cierto temblor que ella notó al instante -¿Tienes frío?- inquirió la pelirroja, Harry mintió asintiendo con la cabeza, lo cierto es que estaba algo nervioso.
-¿Y sino lo hacemos bien?- Ginny alzó una ceja.
-¿Te refieres asi alguno de los dos queda en ridículo? –Harry se estremeció al escuchar la palabra "ridículo" de la boca de Ginny, y asintió. –No te preocupes Harry, ninguno tenemos ni idea¡peor sería sino os ocurriera con alguien que nos gusta de verdad¿No crees? –el mago frunció el ceño algo de esa frase no le había gustado. –Ultima oportunidad¿Quieres que nos besemos Harry?- Harry dudó, miró brevemente los labios rojizos y mojados de la bruja y se estremeció.
-Si quiero- Ginny asintió.
-Pues hagamoslo, cierra los ojos…- Ginny se inclinó despacio hacia Harry agarrando con fuerza su mano, Harry no podía cerrar los ojos, y menos si Ginny no lo hacía antes, la muchacha le sonrió muy de cerca, el le respondió con otra titubeante sonrisa. –Harry lo haces mal, es al revés- sonreía picaramente la pelirroja –no tienes que abrir los ojos y cerrar la boca…- ella le guiñó un ojo y él rió.
-No puedo evitarlo, me pones nervioso. Quiero decir, el hecho de hacer algo tan nuevo, me pone… nervioso.
-Bueno¿y como lo solucionamos?- Harry suspiró y pensó, aunque le costó mucho hacerlo.
-Cierra tú los ojos- dijo laconicamente –y después los cerraré yo y…
-De acuerdo ¡haberlo dicho antes!- Harry no contestó, Ginny entonces cerró los ojos lentamente, despues lo hizo él, entre abriendo un poco la boca y nervioso ante la inminencia de lo que estaba por ocurrir.
El muchacho sentía su corazón agitado y sus manos quedarse frías y hormiguear, se inclinó un poco hacia delante y pensó que era imposible que dos bocas separadas por a penas unos milimetros de distancia tardaran tanto en encontrarse.
Cuando sus labios se encontraron, entreabiertos, fue como si hicieran encajar dos piezas de un puzle muy sencillo, y en un principio Harry se sintió aliviado, el primer paso no era novedad, hasta que sintió un sabor nuevo rozarle la lengua.
Fue todo muy rapido y extraño, sintió aquella caricia inexperta colarse bajo su paladar, y al momento abandonarlo, y Harry se sintió incluso indignado. De cualquier manera, aquello no podría haber acabado alli. Estaba muy nervioso, pero imitó el primer movimiento de Ginny con un poco más de brío y su corazón dio un huelco al encontrar de nuevo aquel roze, esta vez iniciado por él.
Era extraño, era suave y sutil, pero era muy raro. Al principio Harry no podía decir que sintiera nada especial, mas que pavor, rubor y una ligera emoción.
Pensó que aquel beso estaba resultando algo estático e inconcluso, asi que atrajó a Ginny hacia sí colocando una mano sobre su cabello, y abandono todo contacto superfluo de una manera arriesgada y provocativa que le ponía los pelos de punta. Aquello era excitante.
El mago decidió probar con algo que si sabía hacer, y atrapó los labios de Ginny entre los suyos, y se sorprendió cuando ella lo mordió. Se separaron lentamente y ambos rieron. Sus labios se encontraban casi tan enrojecidos como sus mejillas.
-uf…- dijo Harry sin proponerselo
-Ha estado… bien…- murmuró Ginny, su mano todavía cogia la de Harry, y aquello la hacia sentirse muy cómoda.
-Increíble
-¿Increible¿De verdad te lo ha parecido?- Harry asintió.
-Aunque, creo que se puede mejorar, es que bueno… era algo nuevo para mí y…
-No te infravalores Harry, creo que lo hemos hecho muy bien. Pero coincido contigo en que… podría ser mejor…- Harry sonrió, temblaba ligeramente, empezaba a tener frío, Ginny se acercó a él y su mano le cogió la cintura, sobre la camisa mojada.
-Creo que esto es una buena idea, por una parte nunca habido demasiada confianza entre nosotros.
-Ni tampoco una gran amistad.
-Asi que… no perdemos nada. Aunque quiero que sepas que siempre te he apreciado. Eres la hermana de Ron y… eres buena persona.
-¡Gracias! Entonces¿Seguimos?- Harry contestó afirmativamente con una sonrisa preciosa, blanca y con cierto atisbo travieso. –bien…- Ginny cerraba los ojos y se dirigía hacia él, Harry llevó su mano a la mejilla de la pelirroja, agradablemente cálida y cerró los ojos. Algo pasó que lo dejó cohibido.
Harry se encontró besando con extrema delicadeza sus labios tiernos, los probaba y a veces los esquivaba para poder inmiscuirse más alla, a su vez la muchacha besaba los suyos y Harry a veces sentía que lo probaba otras veces que intentaba comerselo. El mago sintió que aquello dejaba de ser solo un juego o una experiencia, ella lo estaba abrazando y él respondió rodeandola con lo brazos, acarició su pelo, y cuando sus besos aminoraron, y sus labios se despedían con un roce cariñoso, Harry se asustó al mirarla, porque empezó a parecerle demasiado preciosa, y porque ella estaba resguardada en su pecho.Ginny se apartó de él sobre saltada
Lo siento! Yo... me he dejado llevar... ¡Pero no pienses que...!- Harry la acariciaba la mejilla, pero automaticamente separo su mano del rostro rosada de ella
-¡No, yo...¡A mi me ha pasado igual! -Ambos rieron forzadamente. Unas voces se escucharon fuera y unas sombras se dibujaron sobre ellos, después ropa sucia y maloliente cayo sobre la pareja
-puag!- dijo Ginny con la nariz arrugada, Harry la rodeó con el brazo e intentó evitar que mas prendas sucias cayeran sobre ella. Nadaron juntos hacia el otro lado, pero la ropa no dejaba de llover.
-¡Que asco!- exclamó Harry -¡Mira, es el uniforme de el equipo de quiditch de slytherin!
-Harry, buceemos, dame tus gafas. –Harry se quitó las gafas y un poco inseguro se las dio a Ginny que las guardó en un bolsillo que selló con un hechizo rápido –dame la mano, confía en mí.
Harry solo veía un escenario borroso y acuoso y manchas verdes caer desde lo alto, derrepente dejó de llover ropa y algo tiró de él al fondo del agua exclamando: "¡Coge aire!"
El mago se impulsaba nadando con los pies y manteniendose moviendo la mano que Ginny no tenía cogida, empezaba a sentir que se quedaba sin aire, pero Ginny no salía del agua. Estaba a punto de soltarse de su mano y salir a respirar cuando llegarón al otro lado del cubículo y ambos rompieron la superficie del agua y exhalaron grandes bocanadas de aire.
-¿Cómo vamos a salir?- preguntó Harry cuya mano derecha todavía seguía tomada por la pelirroja. Ella sacó su varita y dijo: "ascendere" y con una floritura elegante que Harry distinguió difusamente, apareció un haz de luz horizontal, Ginny repitió el movimiento y a cada franja de luz, una por encima de la otra, le acompañó una pequeña nota músical, un sonido parecido al que resulta de golpear el borde una copa de cristal con una chucharilla, era melodioso.
Ginny apoyó el pie descalzo en la primera franja que resultaba ser una especie de escalón, la nota musical sonó y la luz vibró, Ginny subió otro pie y tiró de la mano de Harry, que se cayó al agua al no calcular bien donde ponía el pie. Salió enfadado con la ayuda de la pelirroja, no podía distinguir bien donde estaba la luz puesto que veía las imágenes difuminadas. Subió dos escalones ayudado por Ginny que se encontraba a mayor altura, después esta le cogió ambas manos, se dio la vuelta y las situó sobre su cintura, indicandole que se agarrara, él ruborizado lo hizo y subieron juntos los escalones.
Cuando se encontraban en lo más alto la pelirroja asomó la nariz por encima del borde de madera, al ver que no había moros en la costa siguió subiendo y Harry agarró su estrecha cintura más fuerte hasta que ella alcanzó la escalera para bajar, sacó las gafas de Harry del bolsillo y se las dio, él se las pusó y vió su rostro con claridad, le guiñó un ojo, señaló un lado de la sala y dijo: "Secadoras"
Harry corría detrás de Ginny con una risa nerviosa y por fin llegaron a un lugar que olía a detergente y donde la ropa se secaba zarandeada por un aire cálido invisible que pronto les cosquilleó a ambos y secó sus ropas y sus cuerpos, Ginny cerraba los ojos alzando el mentón de manera que el aire que descendía le sacudía el rojo cabello, Harry por un momento se quedo mirando su rostro y sus ojos cerrados y su ropa mojada pegada al delgado y adolescente cuerpo, Ginny entonces le pilló mirando, pero él no hizo nada por disimular, ella se acercó a él y le removió el cabello bajo el aire cálido.
-Asi se secará antes- dijo acariciandole el oscuro pelo y mirando disimuladamente la cicatriz de su frente.
-Gracias…- murmuró Harry inclinandose hacia sus labios.
-…de nada- dijo ella cerrando los ojos…
A su alrededor la ropa seguía frotandose entre la espuma cayendo en los barreños y volviendo a salir, y después volaba hacia la secadora, Harry salió de la lavandería mordiendose el labio inferior con la gloriosa sensación del último beso y con su ropa seca y doblada en el regazo, ella lo miró desde el otro lado del pasillo y le guiñó un ojo.
-Nos vemos Harry…
-Nos vemos…- murmuró Harry cuando esta se dio la vuelta- Ginny…
Harry llegó al cuarto masculino, se dejó caer sobre su cama y respiró profundamente dejando despues el aire salir de sus pulmones, extendió los brazos sobre el edredón y su mano tocó algo de papel, abrió los ojos y vió que era una carta amarilleada con sellada con un pequeño corazón rojo.
-¿Pero que es esto?- Harry escuchó un ulular arrogante y vió a Lorlea en el alfeizar -¿Qué haces tu aquí? Fuera- dijo Harry molestó, la lechuza alzó el vuelo y salió por la ventana, Harry miró el sobre apesadumbrado -¿Por qué a mi?
