Cuando Aslan abrió la puerta en el aire, los chicos se despidieron de sus amigos: Trumpkin, Buscatrufas, los centauros… y sobre todo de Caspian.

Peter le dio en un beso en cada mejilla, que es lo que debe hacer en Suma Monarca. Edmund le estrechó la mano y le deseó suerte en su reinado, Lucy le abrazó muy fuerte y deseó que volvieran a verse pronto. Por último, llegó el turno de Susan. Todavía seguía triste por no poder volver a Narnia, y con lágrimas en los ojos fue a despedirse de Caspian. Se abrazaron, y cuando ella estaba cerca de atravesar la puerta de Aslan, se volvió hacia Caspian y le besó.

Peter, Edmund y Lucy miraron a su hermana, se esperaban ese final. Lo que no se esperaba ninguno de ellos era que Susan, cogiendo de la mano a Caspian, les dijera:

- Chicos, lo siento pero no puedo volver con vosotros. Creo que debo quedarme aquí algún tiempo y ver como van las cosas.

- Pero Susan – dijo Lucy - ¿Qué vamos a decirle a mamá cuando volvamos? No puedes desaparecer de un día para otro.

- De momento vosotros volved al colegio, nos quedan tres meses allí. Ya se os ocurrirá algo. Yo volveré a Inglaterra, pero no sé exactamente cuándo. También podéis contar la verdad, aunque puede que nadie os crea.

- Niños, es tiempo de irse – dijo Aslan-, la puerta va a cerrarse. Si vuestra hermana quiere quedarse, es una decisión suya.

Entonces los tres chicos se despidieron de Susan, al fin y al cabo, ella era Reina de Narnia, y podía vivir allí si ese era su deseo. Además, decía que iba a volver. Con todo, no pudo reprimir las lágrimas cuando vio a sus hermanos marcharse, y aferró fuertemente la mano de Caspian para recordarse a sí misma porqué se quedaba.

En realidad fue Caspian quien se lo pidió. Cuando ella fue a despedirse del Rey y le abrazó, él le susurró al oído "quédate conmigo". Susan dijo que era imposible y fue rápidamente hacia la puerta, pero cuando se volvió y vio a Caspian llorando, no pudo menos que darse la vuelta y besarle. Entonces decidió quedarse en ese reino mágico donde no le faltaría el amor.

Susan estuvo triste al principio, pero cada día Caspian hacía algo por animarla: la llevaba a montar a caballo, le enseñaba los bosques y las ciudades que o conocía, y un día, le pidió que se casara con él. Susan respondió que sí, feliz por casarse con un hombre al que amaba y triste por no poder celebrarlo con su familia. Pero ahora Narnia era su familia, y todo el reino celebró la boda de su soberano con la Reina venida del pasado.