Bien, no sé si cumplí con el propósito de los celos, pero esto es lo que tengo... gracias a todo aquél que lea.
Aviso: Este fic participa en el reto Celos del foro La Aldea Oculta entre las Hojas.
Naruto no me pertenece...
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Kurotsuchi suspiró.
Ahi estaban ambos: Hinata y Naruto. Tomados de la mano, celebrando que la guerra había acabado, juntos.
Desvió la mirada, en un vago intento por no mirar. Durante un leve momento observó a la chica, se veía bastante feliz y él, varios de sus aspectos le recordaban a Deidara, aunque no era eso lo que le molestaba.
...
Los días al igual que los años pasaron, justo en ese momento había una reunión entre los líderes de la Aldea de la Hoja y la Aldea de la Roca: Naruto y Kurotsuchi.
El viaje fue largo, cansado, pero aún así se sentía perfecta para ir a la reunión. Y de nuevo, ahí estaba ella, justo al lado del Hokage, dándole un beso de despedida para que pudiera comenzar con la aclamada reunión. Si, ellos ya tenían una familia formada y la Hyuga era parte de esta, pero no era eso lo que le molestaba.
...
El suceso acabó, Kurotsuchi se levantó de su silla y se marchó. Emprendió camino a la habitación en la que se estaba quedando durante su estancia en esa aldea. Decidió tomar una siesta, al levantarse se acercó a la ventana del cuarto y sus ojos se encontraron con aquella pareja, una vez más.
Los observó largo rato, Hinata se sonrojaba de vez en cuando, jugaba con sus dedos, pero la felicidad que rebosaba de ella era obvia, hasta los ciegos la notarían. La morena apoyó la barbilla en su mano izquierda y se detuvo a pensar un momento, en aquello que le hacía enfadar cada vez que los veía juntos, no era que ella sintiera algo por el rubio, sinceramente le daba igual.
Era toda aquella situación llena de amor, la forma en la que la Hyuga le enseñaba que ella si tenía alguien a su lado, como le hacía darse cuenta, cada vez que la veía, que ella estaba sola, que al contrario de la Tsuchikage, ella si había logrado estar con la persona que amaba, en como la morena fracasó en ese ámbito.
Kurotsuchi cerró los ojos, se dio media vuelta y con una mirada melancólica y llena de recuerdos de su viejo amigo de la infancia, Deidara, actualmente muerto, dio un paso al frente.
Porque, aunque no lo demostrara, aquél corazón solitario también necesitaba afecto.
- Suertuda... -y con esa palabra se alejó de la ventana...
