¿Te crees lo suficientemente buena eh? —la voz enfadada de un joven resonó a través del parlante del celular.

Esta era la quinta vez en la semana que Shaoran le llamaba estando ebrio. Y ella aún no sabía el porqué siempre le respondía. Habían pasado dos meses, dos insufribles meses desde que decidiera terminar con él y el dolor en su pecho se intensificó al recordarlo.

Por Dios, no llores.

Shaoran, por favor, son las 3 de la mañana. — Suplicó Sakura.

A este paso, sabía que terminaría asomándose a la ventana para comprobar que el auto de Shaoran estaba estacionado enfrente, saldría con cautela de su hogar para abrazarlo y escucharle decir durante una hora lo mucho que la extrañaba. Quizá se besarían saboreando la melancolía y...

Quiero verte, necesito verte. — El tono lastimero que utilizó fue suficiente para obligarla a colgar y salir inmediatamente a su encuentro.

Se agradeció el usar una chamarra tan grande, anticipando que esto ocurriría y al mismo tiempo se sintió una estúpida por estar ansiosa de que ocurriera.

Tienes que dejarlo, esto no es sano.

Sus pies se deslizaron con suavidad por los escalones, intentando hacer el menor ruido posible, respiró hondo, avanzó hasta la puerta y salió. Sin complicaciones. ¿Cuánto duraría esto?

Y ahí estaba. Perfecto y demacrado, en una pose típica de él. Apoyando su cuerpo en el auto con los brazos cruzados, cigarrillo en mano y el ceño eternamente fruncido.

No te ves muy bien.

No estoy bien.

La honestidad de sus palabras le quemó por dentro haciéndola sentir culpable.

Lo sé. — respondió con pesar mientras avanzaba hasta llegar a él, fingiendo una seguridad que no tenía para arrebatarle el cigarrillo.

Shaoran contuvo una sonrisa ladina, adoraba a esta chica, pero, ahora leer sus gestos era tan complicado. Y peor aún, ya no era s. Extendió los brazos en silenciosa invitación y tal como sabía que lo haría; ella lo abrazó.

Te amo tanto — murmuró con los labios besando su frente .

Y es patético.