Disclaimer: Si Glee fuese mio no me habría dejado sin ninguna escena Samcedes más antes del parón, pero como no lo es, hago esto. (He intentado ser original y dejar la broma sobre el pelo de Ryan fuera del disclaimer)


Para Mine, porque sin ti esta canción no habría sonado.


MIENTRAS SUENE LA MÚSICA

La música es sentimiento; por eso nunca podré no pensar en ti mientras suene la música.


Capítulo 1: En una palabra, salsa

Cuando el señor Schue decía que tenía una idea que les aseguraría el éxito, todo miembro de New Directions tenía la misma reacción: temer; y acto seguido temer en concreto por una nueva remezcla de Journey.

- Señor Schue – interrumpió Kurt el discurso de su profesor – Sabe que lo apreciamos, lo queremos, pero como esté a punto de decir lo que creo…

- No tiene nada que ver con Journey – lo cortó el profesor con una sonrisa.

- ¡Alabado sea Dios! – exclamó Quinn desde detrás de las tapas de su libro, haciendo que todos sus compañeros se echasen a reír.

- No lo descarto para los Nacionales… - continuó Will.

- Era demasiado bueno para ser verdad – murmuró Santana.

- … pero no es el punto de hoy. Hemos tratado casi todos los tipos de música – ignorando los murmullos de los estudiantes continuó explicándose – pero quiero que demos un paso más, quiero que tengamos la capacidad de innovar, de enfrentar cualquier tipo de canción que se nos ponga por delante. Y creo que nuestra siguiente tarea conseguirá eso, y también que os relajéis como os merecéis después del gran trabajo que hicisteis en los regionales y todo lo que ha pasado.

- ¿Hip-hop? – preguntó esperanzada Brittany tirando emocionada de la mano de su novia mientras Mike cruzaba los dedos.

- ¿Broadway? – preguntó Rachel dando palmadas.

- Ha dicho innovar Rach; in-no-var – vocalizó Mercedes rodando los ojos pero dedicándole una sonrisa.

- ¿Heavy metal? – sugirió Puck.

- Por supuesto – respondió Kurt sin molestar en disimular su ironía – Vamos todos juntos a hacernos un piercing y después…

- No nos pondrá a cantar arias, ¿verdad? – quiso saber Tina.

- ¡Salsa! – los interrumpió el profesor mientras escribía la palabra en la pizarra.

- Oh señor… - murmuró Santana en español.

- Señor Schue – empezó Quinn intentando buscar las palabras exactas – la última vez que intento hacer algo con música latina, digamos que… Verá, a mi no se me ocurre cantar algo de Celine Dion, para eso están Rachel, Mercedes, Tina… - enumeró ganándose una sonrisa por parte de sus tres compañeras mientras Mike dejaba un beso en la mejilla de Tina - pero a mi no se me ocurre cometer semejante sacrilegio, no sé si me entiende.

- Tranquila Quinn – aseguró el profesor con una sonrisa – Lo que quiero que aprendáis más que nada es a moveros, a sentiros cómodos con la música, a transmitir con toda una actuación; por eso se me ha ocurrido esto, quiero que os sintáis completamente cómodos en el escenario, por eso quiero que deis clases de salsa.

- ¿Bailar? – preguntó Mercedes incrédula - ¿Desde que punto de vista el que usted nos enseñe a bailar salsa es mejor que el que intente cantarla?

- No seré yo, – dijo Will, en ese mismo instante la puerta se abrió y David Martínez los saludó con un gesto de cabeza – será él.

- Esto ya es otra cosa – dijo Santana mostrándose de acuerdo mientras aplaudía con el resto.

- ¡Vamos a dar clases de baile Sanny! ¡Clases de baile! – gritó Brittany dándole un beso en la mejilla que la hizo sonreír.

- ¿Son obligatorias? – preguntó Finn con un hilo de voz.

- Lo son Finn – respondió su nuevo profesor de español – Pero no os asustéis, queremos que os divirtáis, que os relajéis con la música, no tiene porque ser perfecto.

- ¿Lo ha visto bailar? – preguntó Sugar – Patético está más cercano a su descripción.

- Tú novio tampoco baila muy bien – contraatacó Rachel en referencia a Rory.

- Ambos son dos patos mareados, tranquilas, pueden compartir título – aseguró Quinn con un bufido.

- ¿Y yo? – preguntó Artie, más enfadado con Rory y Sugar que con la situación que se discutía - ¿Estaré toda una semana mirándoos?

- En absoluto – aseguró David acercándose al chico – Artie la música es sentimiento, y la música latina mucho más, y tú no podrás bailar pero te sobra sentimiento, y esta tarea va de eso, de sentir la música.

- Seguro que tu actuación nos deja a los demás por los suelos – aseguró Mike palmeando el hombro de su amigo.

- Una vez más – apostilló Sam hablando por primera en lo que llevaban allí – "Let me love you" se cargó cualquier serenata que los demás podamos dar jamás – extendió el puño para chocarlo con Artie y el chico mucho más relajado les sonrió.

- Entonces, ¿qué decís? – preguntó el señor Schuester - ¿Clases de salsa?

- ¡Clases de salsa! – gritaron todos los alumnos a coro.


- Esto es patético – murmuró Santana recostada contra el hombro de Brittany.

- Esto le da un nuevo significado a patético – recalcó Quinn sentada a su lado.

- Lo están intentando – ofreció Mercedes insegura mientras se entretenía recogiendo el pelo de Quinn en dos coletas – sin mucho resultado, eso sí.

- Es…es como…si no tuviesen sentido del ritmo – intentó explicar Mike.

- Es como si hubiesen asesinado al sentido del ritmo – corrigió Sam haciendo que el resto riese.

- Con dolor, y saña, y aletosía – insistió Puck.

- Alevosía – corrigió Tina con un bostezo sentada entre las piernas de Mike.

- Con eso también – concedió el judío con un gesto de la mano sin apartar los ojos del centro del escenario.

Aquella mañana era su primera clase de salsa, clase que debería haber empezado hacía casi media hora, pero tal y como había dicho Brittany se había visto retrasada por causas de fuerza mayor.

Finn y Rory se sentían muy inseguros respecto a las clases, así que el señor Martínez les había ofrecido empezar con ellos media hora antes, para que se hiciesen algo más con el ritmo antes de que empezase la clase en sí. Pero la media hora había pasado, el resto de New Directions había llegado al auditorio preparado para la clase y, en vez de sumarse a ella, se habían sentado en un lateral a compartir un paquete de galletas, mientras observaban los esfuerzos del profesor porque sus compañeros dejasen de tropezar con sus propios pies.

- ¿Esto no se podría considerar maltrato? – preguntó Kurt.

- Como no sea a sus pies – respondió Artie sin poder apartar la vista de Sugar que había escondido la cabeza entre las rodillas avergonzada.

- ¡No! A los pasos, a la salsa, ¡a la danza! – insistió el chico.

- ¿Rachel estás bien? – preguntó Brittany realmente preocupada tras robar una galleta de la mano de Santana con un mordisco.

- Sí, sí – contestó la aludida mordisqueando la suya sin mucha atención.

- Llevas mucho sin hablar, eso no es normal en ti – insistió la rubia - ¿Estás afónica?

- Deja a Barbra cariño – le dijo su novia haciéndose ella con la galleta de Sam, que le echó la lengua – bastante tiene con ver esto.

- ¿Estás rechazando una oportunidad para reírte de Finn? – preguntó Mercedes confusa, feliz de tener algo con que distraerse para conseguir no sonreír al ver la reacción de Sam al quedarse sin su última galleta.

- Estoy siendo solidaria, nuestro pequeño Hobbit está sufriendo, no tengo que añadir nada más.

- Pues no será porque no se pueda… - murmuró Quinn con sorna.

- Cuando me dijisteis que la primera clase sería hoy antes de entrar al instituto – habló Puck antes de que nadie tuviese tiempo de decir nada más – me cagué en todo. Pero esto ha merecido la pena, ¿podemos grabarlos?

- Chicos, no seáis tan duros con ellos – dijo a modo de saludo el señor Schue a sus espaldas.

- ¿Pero los ha visto? – preguntó Sugar derrotada – No hay nada que hacer.

- A alguna gente le cuesta más que a otra… - empezó a decir el profesor, pero Santana lo interrumpió.

- Una cosa es que cueste, otra esto – dijo señalándolos – Esperaba ver ciertos horrores, comprensibles sí… no todos tienen mi sangre, o se mueven como Britt-Britt, pero esto…esto no tiene nombre.

- ¿No crees que podamos bailar salsa? – preguntó Blaine acariciando la espalda de Kurt que seguía murmurando horrorizado, queriendo saber quienes tenían esperanza y quienes no a ojos de la latina.

- Depende… - empezó a decir ella mientras lo meditaba – Britt-Britt y Mike por supuesto, tú sacarás los pasos bastante bien, Aretha y Q también – dijo señalando a Mercedes y Quinn que chocaron el puño – Tina también… el resto ya…

- No voy a protestar – respondió Kurt – pero desde luego os pido una cosa, si llego al nivel de esos dos, sacrificadme.

- No – rió Tina – para hacer eso hay que intentarlo apropósito.

- ¡Oye! – protestó Sam tras acabar de tragar, mientras Puck giraba la cabeza intentando saber a donde había ido a parar el resto de sus galletas - ¿Y los demás qué?

- ¿Tú? – preguntó Santana incrédula – Biebster tienes que estar de coña.

- Puedo bailar salsa – aseguró el rubio – Sé bailar salsa.

- Admito que, para tener alma de cantautor country, tu capacidad de rapear me sorprendió – reconoció la latina encogiéndose de hombros – Pero, ¿salsa? Déjalo para los que saben.

- Te sorprenderías – aseguró el chico sin perder la sonrisa – A lo mejor soy de los que sabe.

- Por favor – pidió la latina con descaro e ironía abriendo un brazo para abarcar el auditorio – sorpréndeme; el lunes en nuestra primera clase real.

- A lo mejor te da una sorpresa Santana – rió Mike.

- Sí, a lo mejor es peor que Finn y Rory juntos – bromeó la chica.

- A lo mejor soy mejor que tú – contraatacó el aludido.

- Vamos hombre… Trouty, tu primer baño fue en leche de una vaca de Tenesse.

- Santana – la reprendió Mercedes golpeándole un brazo antes de poder contenerse, y antes de poder apartar la vista vio como era Sam quien no podía contener una pequeña sonrisa al ver como lo defendía.

- Vamos a ver – se disculpó la chica acomodándose entre las piernas de su novia para apoyarse en su pecho – Trouty sabe que lo quiero, pero lo que no quiero es perder la capacidad visual al tener que presenciar algo como eso – dijo señalando de nuevo a sus dos compañeros que seguían intentando bailar, o algo parecido.

- El lunes lo veremos – la retó Sam extendiendo la mano – te sacaré a bailar y tendrás que retirarlo.

- Trato – respondió la chica estrechándole la mano – pero a mi no, yo tengo que verlo; saca a Aretha, lo mismo eso sí que consigue algo de pasión y contrarresta mis arcadas.

De pronto todas las risas y las apuestas que ya se estaban empezando a cruzar murieron, incluso el señor Schue guardó silencio mientras Sam y Mercedes clavaban los ojos en las láminas de madera del suelo. Santana emitió una exclamación, se tapó la boca con rapidez, y ni siquiera protestó cuando Quinn y Kurt se inclinaron para golpearla.

- San lo siente – aseguró Britt estrechando los brazos en torno a la latina.

- San lo siente – repitió la propia Santana sincera, miró a su novia con cara de circunstancias y consiguió que Brittany le diese un rápido beso para tranquilizarla.

- El caso es – se apresuró a hablar Quinn al tiempo que se acercaba a Mercedes para apoyar la cabeza en su hombro y apretar su mano – que tenemos suerte de que esto pase aquí, los ve alguien más y si tendrían un buen motivo para lanzarles un granizado.

- Estamos siendo muy malos – dijo Artie sin poder contener una risa.

- Yo misma les lanzaría un granizado – aseguró Sugar.

- Chicos, no seáis así – insistió el señor Schue – todos tenemos dificultades.

- Es que no se dejan ayudar señor Schue – protestó Kurt – lo hemos intentado de buena fe, varias veces.

- Yo les ofrecí darles un par de clases ayer – añadió Brittany.

- No es que no puedan moverse – dijo Blaine – es que realmente no quieren.

- A lo mejor no ha sido buena idea – se lamentó el profesor.

- ¡Sí lo ha sido! – chilló Santana de pronto incorporándose – Tengo una idea perfecta.

- Lo que yo tengo, cuando hablas así, es pavor – susurró Mercedes haciendo reír a Quinn que la escuchó gracias a su cercanía, lo que Mercedes no vio es que Sam resopló intentando contener una risa al haberla escuchado también.

- ¿Qué idea? – preguntó Rachel que había girado lo suficiente como para no mirar el escenario.

- Luego os la cuento – dijo la chica poniéndose en pie después de comprobar que faltaba poco para que sonase el timbre – Q, Kurt, Hobbit conmigo, tenemos inglés.

- ¿Y yo? – preguntó Brittany haciendo un puchero desde el suelo mientras extendía los brazos.

- Tú siempre estás conmigo – respondió la latina tirando de ella, antes de darse cuenta de que había hablado en voz alta, pero contenta al ver la sonrisa radiante que su comentario había provocado en la rubia.

- Tanto amor va a matarme – se quejó Puck.

- A mi va a matarme la falta – se quejó Artie – Lo mismo si corriese el riesgo de ser deportado alguien me querría – murmuró mirando a Sugar.

Todos empezaron a levantarse para poner rumbo a sus clases, entre charlas, protestas, quejas por los ejercicios que tenían que entregar y demás todos comenzaron a ponerse en movimiento hasta ir saliendo de allí.

- Vamos Sam – llamó Mike desde la puerta.

- ¡Voy! – chilló el chico en respuesta levantándose de un salto al ver que Puck ya se perdía por el pasillo; levantó el envoltorio de las galletas que había ocultado sentándose sobre él, y que lo señalaba como ladrón de las galletas de su amigo, y las pocas personas que aún quedaban estallaron en risas.

- Para la próxima comparte – lo reprendió Tina divertida.

- Lo siento, la próxima vez que le robe comida vamos a medias – se excusó el chico mientras se inclinaba para recoger su mochila, sin pensarlo, ya que si lo hubiese hecho no se habría permitido el movimiento, extendió la mano para ayudar a Mercedes a ponerse en pie.

La chica se quedó mirando la mano asombrada, reuniendo valor para cogerla y para mirarlo a los ojos por primera vez en días, por primera vez desde que le había cantado por última vez; los segundos pasaron mientras intentaba hacerse valiente, y antes de conseguirlo Sam se alejó de ella camino de la salida. Cuando llegó hasta Mike y Blaine, cerró la puerta de un golpe sin poder contenerse y el ruido resonó en el auditorio.

- ¡Mierda! – gritó Mercedes al tiempo que escondía la cara entre las manos para esconder así sus lágrimas, Tina, la única persona que quedaba con ella, se acercó hasta rodearla en un abrazo y la dejó llorar hasta que consiguió calmarse.


Santana, Brittany, Quinn y Tina esperaban ante la puerta de los Jones a que su amiga les abriese la puerta mientras intercambiaban sonrisas nerviosas.

- ¿Seguro que no sospechará? – preguntó Tina.

- En absoluto – aseguró Quinn.

- Para la próxima tienes que avisar Q – la reprendió Santana – si tenemos un plan, tenemos un plan.

- El plan estaba a punto de explotarnos en la cara Einstein – respondió Quinn resoplando, y pensando en lo que había pasado al final de aquella mañana.

- Os lo agradezco mucho, pero no me apetece – dijo Mercedes por enésima vez, cerrando con fuerza la taquilla.

- Dame una sola razón que me convenza – pidió Santana recostándose contra las taquillas – una.

- Te doy una, y además tiene nombre, Sam – respondió la aludida sin tener que pararse a pensarlo. La grandiosa idea de Santana consistía en aprovechar que era viernes noches y llevar a todo el Glee a bailar a una de las discotecas de Lima Heights; por descontado sabría que podrían colarse, su hermano era amigo de varios de los camareros e incluso trabaja allí en verano para sacar algo de dinero para él, todos en Lima Heights conocían a Santana López, y el Cumbia no era menos.

Era un buen local, la mayoría de la música era salsa y llevarlos allí sería hacer que se desinhibiesen con aquella música y así las clases serían más fáciles para todos, además, la latina no había dudado en añadir otra cosa, con todo el drama que siempre los perseguía aún no habían tenido oportunidad de celebrar su victoria en los regionales.

La idea era buena, pero Mercedes no se sentía capaz de pasar una noche con Sam, no sin acabar deshecha de nuevo.

- He dicho que me convenza – insistió Santana rodando los ojos.

- Y la razón porque no la convence – dijo Quinn de pronto, adelantándose y poniéndose al lado de la latina dándole un leve caderazo – es que Sam no va a estar. Se va a pasar el fin de semana a Kentucky.

- Sí, los niños lo echaban de menos – añadió Brittany con rapidez al tiempo que tiraba de la coleta de su novia para evitar que hablase – Lord y yo ya les hemos mandado saludos.

- ¿Se va? – preguntó Mercedes sobresaltada.

- De visita – insistió Santana amoldándose a la mentira de las otras dos.

- Por ahora, no sé yo si acabará por querer volver… - dejó caer Quinn inocentemente.

- El caso – habló Rachel emocionada dando una palmada – una noche de fiesta, baile, música, alegría; es lo que te hace falta.

- No es tu despedida de soltera Hobbit – le dijo Santana rodando los ojos.

- No – aseguró Quinn al instante – es una fiesta, una fiesta nuestra, para pasárnoslo bien y disfrutar juntos; ¿qué dices Mer?

- De acuerdo – claudicó la chica – supongo que me vendrá bien. Además, mis padres están fuera este fin de semana.

- ¡Fiesta de pijamas! – chillaron Brittany y Rachel, colgándose cada una de un brazo de su amiga y consiguiendo arrancarle una sonrisa.

- ¿Por qué has dicho eso? – preguntó Santana en un susurró cuando vio como las tres estaban a punto de alcanzar la puerta.

- Porque a veces tienes que pensar que vas a perder algo para conseguir reaccionar – respondió Quinn encogiéndose de hombros al tiempo que echaba un brazo sobre los de la latina.

Y allí estaban gracias a aquella conversación; la idea de Santana había ido derivando hasta acabar en lo siguiente: irían todos juntos de fiesta y las chicas dormirían todas juntas en casa de Mercedes, aprovechando que sus padres estaban fuera visitando a unos familiares.

- Pasad – las saludó la chica abriéndoles la puerta con una sonrisa, obtuvo un coro de saludos a cambio y tras un rápido recuento de cabezas preguntó – ¿Y Rachel?

- Ya la conoces – dijo Tina – tenía que ducharse, exfoliarse, hidratarse…

- Pulirse, lijarse… - añadió Santana.

- ¿No ibas a arreglarnos juntas? – cuestionó la anfitriona tras golpear divertida a la latina.

- Sí, arreglarnos, el hobbit primero tiene que crearse – le respondió la chica.

- ¿Ponemos música? – pidió Brittany entusiasmada; tardó más Mercedes en asentir que la rubia en tirar de ella para llevarla a su habitación y lanzarse hacia el equipo de música.

- Tarde sabe donde está Rachel… - murmuró Tina mientras ella y las otras dos seguían el camino de sus amigas. La judía había decidido que como "Cupido oficial Samcedes", según sus propias palabras, no podía fiarse de que Kurt convenciese a Sam para ir aquella noche, así que había decidido pasarse por casa de los Hummel-Hudson antes de reunirse con las chicas.

Todos los que estaban metidos en aquello, Santana, Brittany, Quinn, Tina, Rachel, Kurt, Blaine, Puck y Mike, sabían que en cuanto sus amigos supiesen que les habían mentido querrían matarlos, pero simplemente iban a encogerse de hombros e ignorar cualquier protesta, de todas manera, cuando Mercedes y Sam lo supiesen, ya sería tarde.


El tiempo fue pasando mientras unas decidían la ropa de las otras, se intercambiaban los zapatos y discutían sobre como peinarse o no mientras hablaban de todo un poco; lo único que no estaba permitido era temas demasiado serios, por mandato de Quinn que estaba decidida a que todas se divirtiesen esa noche.

- ¿Entonces lo de Sugar es verdad? – preguntó Tina mientras rebuscaba entre los pintalabios de Brittany.

- De verdad de la buena – le contestó la chica tirada en medio y medio de la cama de Mercedes, concretamente encima de un par de vestidos que Santana y Quinn habían desechado – Rory incluso me pidió dormir con Lord hoy, estaba muy deprimido.

- ¿Qué me he perdido? – medio gritó Quinn desde el baño.

- ¿No lo sabes? – respondió Mercedes – Rory mintió en San Valentín, no es verdad que se fuese, fue para que Sugar lo eligiese. Sugar se ha enterado y lo ha dejado, ha perseguido a Artie cantando su propia versión de "Let me love you" y al final tienen una cita esta noche.

- ¿Cuándo ha sido eso? – preguntó la chica incrédula.

- Pues… - calculó Brittany mirando su reloj – a las Minnie y Daisy, vamos, a la hora de comer.

- Y pensar que parte de mi gran idea era ayudar al leprechuan a perderle miedo a la salsa; él se lo pierde.

- La que se perdió algo fui yo, pero me perdí la declaración – murmuró Quinn saliendo del baño.

- ¡Fabray! – gritó Mercedes admirada al verla aparecer – Hoy vas a por todas.

- ¿Veo bien? – preguntó Santana fingiendo estar cegada por una luz – Bajo esos vestidos había piernas…

- Mejor tú mira para estas – bromeó Britt alzando las suyas en el aire para balancearlas delante de la cara de su novia que le mordió un tobillo divertida.

- ¿Qué os parece? – preguntó Quinn cohibida, lejos de su vestimenta habitual se había enfundado unos vaqueros apretados y los había coronado con un par de tacones.

- Preciosa Q – le dijo Brittany entre risas mientras su novia le hacía cosquillas y Tina fingía una reverencia.

- Gracias – respondió con una risa, se acercó a Mercedes y tras quitarle de la mano un vestido negro, la movió para rebuscar en su armario y dar con algo que sabía estaba por allí escondido – No discutas, te lo pones.

- No discutas, te lo pones – repitieron las otras tres a coro al ver el vestido que había escogido, rojo, con algo de vuelo, justo por encima de la rodilla y con un buen escote.

- ¿Este? – preguntó la chica arrastrando las letras – Este no…

- No discutas – dijeron sus cuatro amigas a la vez señalándole el cuarto de baño – te lo pones.

- Vale, vale – rió Mercedes aceptándolo y entrando en el baño; solo se había puesto una vez aquel vestido y había sido aquel verano, la idea de aquella noche era olvidar un poco a Sam, y aquel vestido gritaba su nombre, pero prefería ponérselo y hacer un esfuerzo sobrehumano en olvidar la noche en que lo había estrenado a tener que contarles el porqué de su negativa.

- Pobre Trouty – murmuró Santana – Vamos a provocarle un ataque al corazón.

- Ojalá – respondió Tina – que no se contenga y nada más verla le plante un buen beso; así no le da tiempo a replicar.

- Me gusta tu idea – murmuró Quinn acercándose a su lado para terminar de arreglarse mientras elogiaba su vestuario.

- ¿San? ¿Voy bien? - preguntó de pronto Brittany incorporándose desde detrás de la cama.

- Ai señor, – respondió Santana en español llevándose una mano al pecho – el ataque al corazón va a darme a mi.

- Os quiero a metros – advirtió Quinn señalándolas con el dedo – nada de traumatizarnos a la futura señora Chang y a mí.

- Es su culpa – se defendió Santana mientras Brittany le lanzaba un beso – mira como va vestida.

- Bien – la interrumpió Tina – hemos conseguido modelos con tu aprobación, vamos a acostumbrarnos a la música, ¿algo más que debamos saber?

- ¿Habéis probado los mojitos? – preguntó Santana; tras la negativa general, a excepción de su novia, incluida la de Mercedes que acababa de volver, la latina las arrastró escaleras abajo mientras avisaba a su amiga de que estaba a punto de asaltar el minibar de sus padres.


- Nos tenemos que ir y el hobbit aún no está aquí, la mato – se quejó Santana por quinta vez apretándose el puente de la nariz mientras Brittany le masajeaba los hombros.

- La estoy llamando San – intentó tranquilizarla Mercedes, todas sus amigas, a excepción de Quinn, estaban esperando apoyadas en el marco de la puerta - ¿Y Quinn?

- Madre mía, – suspiró Tina – voy por ella.

- ¿Rach? ¿Dónde te metes? – preguntó Mercedes en el momento en que la judía respondió la llamada – Está bien, de acuerdo, nos vemos en veinte minutos – colgó el teléfono y se giró para dirigirse al resto – Ha tenido que arreglarse con Kurt, dice que hubo un par de inconvenientes pero que todo está bien.

Antes de que Mercedes tuviese tiempo de registrar las caras de pavor absoluto de sus amigas, y el alivio consiguiente cuando acabó de hablar, Quinn estaba de vuelta.

- Eso es que Finnocencia no quiere venir – dijo la rubia con voz cantarina – con esas barcas que tiene por pies no me extraña. Así que estará convinciéndolo – añadió segura atragantándose con las sílabas.

- Santo cielo, ¿Quinnie has bebido más? – preguntó Mercedes llegando a su lado.

- Un poquitito de nada – reconoció la ex cheerio.

- No queda ni gota de los mojitos – explicó Tina.

- Genial… - murmuró Santana – como si no hubiese cogido bastante el punto antes.

- No tengo ningún punto – discutió Quinn girando sobre si misma buscando algún punto en su vestimenta.

- Q, te has bebido los mojitos como yo los cola-caos, a morro y relamiéndote – le dijo Brittany mientras abría la puerta para dirigirse al coche.

- ¡Pero estamos de fiesta! – protestó de nuevo la chica.

- Tú llevas de fiesta un buen rato – rió Mercedes mientras comprobaba que la puerta quedase bien cerrada.

- Es que me gustan las fiestas, las bodas no, pero las fiestas sí – insistió la chica.

- ¿Lo que lleva en la mano es una botella de agua? ¿O la ha rellenado con los mojitos? – preguntó Tina.

- Es mía – respondió Quinn abrazándola contra su pecho.

- Señor que noche… - murmuró Santana – Aretha te recuerdo que tú no bebes, conductora designada.

- Lo sé, lo sé, – dijo la chica mientras se ponía al volante – miedo me da lo que tenga que traer a casa.

- Eso nunca se sabe Aretha, eso nunca se sabe.


Sam todavía se preguntaba como se había dejado embaucar para acabar donde había acabado. Desde que Santana había sugerido ir al local de salsa había dicho que no, no después de lo que había pasado aquella mañana con Mercedes; seguían siendo incapaces de estar uno cerca del otro y no quería aguarles la fiesta a sus amigos, además si él se quedaba en casa ella quizás conseguiría divertirse.

Para al final había acabado cediendo, en el momento en el que dijo que no Mike se materializó a su lado, y tanto Puck como él no habían dejado de rogarle lo que quedaba de mañana; al llegar a casa Kurt se había pasado toda la tarde cuestionándole si realmente no le merecía la pena un esfuerzo más, y al llegar Blaine se había sumado a la causa sugiriendo que al menos una noche así podía ayudarlos a recuperar la amistad. Y como si aquello fuese poco Rachel se había presentado allí también, supuestamente la chica había ido para convencer a un reticente Finn de salir aquella noche, pero tras las dos primeras negativas de su novio Rachel había cambiado su objetivo; había ido a por él.

Y a favor de sus amigos tenía que decir que cuando Mercedes Jones andaba de por medio tampoco es que ofreciese mucha resistencia; no quería forzarla más, ni pedirle nada más, pero la perspectiva de poder hablar con ella como amigos al final de la noche lo había convencido. Además todos le habían asegurado que la chica no tenía ningún problema con que saliesen todos, y si ella estaba dispuesta a pasar la noche con él no pensaba ser menos. Y allí estaba, apretujado entre Blaine, Kurt y Rachel en el asiento trasero de un coche, decidido a que por lo menos Mercedes Jones le dedicase una sonrisa más.


Nota de la autora: Pues aprovechando el parón aquí me tenéis con una historia nueva (prometo ponerme al día con lo que tengo que acabar) que la verdad me ha gustado mucho escribir, y que espero que os guste tanto como a mí; es algo distinta al resto que he escrito pero creo que eso la hace más original y completa, vosotros diréis.

Iba a ser un one shot pero al final ha acabado siendo un long fic de siete capítulos, la parte buena es que ya está acabado así que poco a poco los iré subiendo mientras acabo lo que tengo pendiente.

Como siempre Review this chapter está ahí abajo y yo estoy deseosa de leer lo que sea que queráis comentar ^^