Capítulo 1: Caminando por la acera.
Los personajes de Hora de Aventura no me pertenecen, son una idea original de Pendleton Ward.
El personaje de Rafael y su historia, es creación original mía.
Este es el segundo fic de Hora de Aventura que escribo, espero y les guste.
El paisaje se ve completamente inhóspito, casas derrumbadas y algo quemadas, los arboles y el césped de un insano color gris, el cielo muy nublado y con un aspecto amenazador, todo es un paraje de desolación y muerte.
No se escucha ya más, el ruido de la vida, ni humanos, animales, ¡nada!, solo un triste silencio en un mundo que fue devastado por la peor de las guerras que la humanidad desatara.
"La Guerra de los Champiñones", así fue como le llamaron a esta guerra que devasto todo, a causa de que esa era la forma que tomaban las nubes de las explosiones de las bombas nucleares, como un champiñón, irónico no.
Fue la última guerra que la humanidad libró y que los condeno a la casi extinción y no solo de los humanos sino que esta vez todo el mundo sufrió el daño.
Cuáles fueron sus causas, no se saben con exactitud, tantas pudieron ser sus causas o mejor dicho las escusas de los gobiernos del mundo para hacerla, pero es seguro cual fue su fuente:
¡El odio!
Y en aquel nuevo mundo, en una de las ciudades devastadas, un hombre, un sobreviviente, camina entre las calles. Tiene una edad de entre 40 a 50 años, lleva una mochila negra de acampar, una camisa de vestir de color verde, pantalones de mezclilla negros, así mismo su semblante se ve cansado, tiene barba y bigote así como el cabello de color negro, ya muy canoso. Su piel es de color café.
Viene armado con una pistola Beretta de 9 milímetros y un machete enfundado en su lado derecho, tras avanzar un poco, se detiene en lo que solía ser un parque y al ver una banca que sigue en pie se sienta.
Mira al cielo y se lleva una mano al rostro, cierra los ojos y da un profundo suspiro, luego inclina su cabeza hacia atrás y dice:
-Como se ha ido todo al carajo, aún recuerdo como era el mundo, y será mejor que sea una de las cosas que no olvide.-
Luego se endereza y sigue un rato observando de un lado a otros, como si esperara que algo pasara, y luego agacha su cabeza pensativo. Más unos segundos después un acceso de tos le aqueja.
Sacando una cantimplora de su mochila, bebe varios sorbos de agua. Y continúa dialogando para sí mismo.
-Cuanto tiempo llevó caminando, avanzando y atravesando los caminos de ciudades y pueblos devastados, no he encontrado hasta ahora señal de vida alguna.-
-Que quien soy yo, me llamó Rafael Bautista, un bibliotecario que sobrevivió a este infierno en vida y que ahora deambula y sigue adelante en las cenizas de este mundo.-
-¡Maldición!-Grita parándose y con los puños apretados.
-¡Acaso esto es lo último que me queda, el hablar solo para mantener la poca cordura que me queda!-
Vuelve a sentarse y se lleva la mano a la frente y frota sus sienes un rato.
-aaahhh… ya…ya… debo calmarme, no consigo nada con esto, además podría atraer a esas "cosas", si es que tengo la mala suerte de que haya algunas por aquí.-Dijo dentro de su mente y continuo.
-Pues la radiación de las malditas bombas, no solo aniquilo la vida, sino que también "despertó" a otros males, seres que solo vivían en las leyendas y los cuentos, eso lo sé con certeza pues siempre mi pasión han sido los libros y conocía de sobra sobre estos seres, además ya me he encontrado con algunos en el camino.-Se queda pensativo viendo la pistola y el machete que porta.
-Pero me pregunto, si también seres que se creían solo existían en los libros han despertado y solo me he encontrado con los malos, no debería también haber de los buenos.-Se lleva una mano a la barbilla y observa el cielo.
-Y eso sin mencionar que también la radiación debe de haber afectado, alterado, transmutado, a la poca vida, que queda en este mundo exánime.-
-Yo mismo soy una prueba viviente de ello.-Termina pensando y se ve las palmas de sus manos y en sus brazos de repente, se notan y se realzan mucho sus venas, para luego volver a su forma normal.
-Bien ya fue suficiente descanso, debo ponerme en marcha y buscar que me puede ser útil.-Y se levanta para avanzar con paso decidido en las ruinas de aquella ciudad.
Tras avanzar unas pocas calles, llega a lo que solía ser una tienda de abarrotes, la cual tiene el vidrio del escaparate roto y la puerta está destrozada ya que un poste eléctrico le cayó encima.
Entra con cuidado de los vidrios por la parte del escaparate y comienza a buscar.
-Enhorabuena.-Dice al encontrar entre los estantes casi vacios una lata de duraznos en almíbar.
Sin más se sienta en la parte de la caja de cobro, para su suerte hay una silla y se pone a comer con gusto los duraznos, hasta acabárselos rápidamente con todo y el dulce almíbar.
Se relame con gusto y bebe varios sorbos de agua.
Sigue buscando por un rato y encuentra algo más de comida, unas pocas latas de frijoles, galletas, papel higiénico y baterías.
-Sí, ya me hacían falta unas de estas.-Dice triunfante al encontrar las baterías.
Y sin perder tiempo busca en su mochila de acampar, por lo que se ve ya no le quedaba nada de comida, pues traía otras cosas y utensilios, revisando encuentra lo que buscaba una linterna del tipo industrial y le coloca las baterías.
La guarda de vuelta y tras haber inspeccionado aquella tienda sale y continúa su camino.
El ambiente se vuelve más sombrío pues llega a la zona de las autopistas y la escena que tiene frente a sus ojos es muy triste, muchas personas en sus autos o fuera de ellos muertas por la radiación.
Familias enteras muchos de ellos muriendo abrazados esperando su muerte. U otros en su intento de escapar y por la desesperación, se habían caído de las partes altas y estrellado contra el piso muriendo también.
-"Pues por nuestra culpa, maldita será la tierra y solo dará espinos y cardos"-Dice al avanzar por aquel sitio y con la cabeza agachada en señal de respeto por la gente.
-Espero que estén en un lugar mejor, hermanos y hermanas.-Y se santigua mientras que sigue caminando.
-Muchos decían que si Dios existe porque permite las guerras, y alguien sabio contesto. Que si el hombre obedeciera las leyes de Dios no habría guerras.-
-Dios ha dado al hombre el privilegio y el derecho de vivir en la gracia o por el contrario de provocar la desgracia. A nosotros nos fue dado el libre albedrío la capacidad para elegir entre el bien y el mal.-
-Y miren a lo que fuimos a parar, parece ser que no aprendimos nada, tantos milenios, millones incluso de años de nuestra historia y en vez de evolucionar, de poder ser una mejor y más justa sociedad, terminamos autodestruyéndonos y al mundo en sí.-
-No necesitamos de un apocalipsis divino, nosotros mismos fuimos suficiente para lograr esto.-Termino diciendo muy enojado, mientras pateaba una piedra.
Rafael no lo observo, pero al ir cruzando por aquella autopista, entre todo ese ambiente de muerte y tristeza y mientras meditaba en todo aquello, algunos vidrios de los autos se empezaban a agrietar, casi rompiéndose, así como el metal de los autos se doblo en algunas partes y más cuando se sentía enojado.
Cuando hubo salido de la autopista y llegado a otra zona de la ciudad, pudo ver que en esa parte todavía había varios edificios en pie incluyendo una fábrica, sonrío ante esto y dirigió sus pasos a una tienda de aparatos electrónicos, para su fortuna no había sido saqueada.
Aunque la puerta estaba cerrada, eso no fue ningún problema ya que busco en sus cosas y saco una ganzúa, con la cual en pocos minutos logro abrir la puerta.
Al entrar busco algo que le fuera útil. Era una tienda amplia y surtida, había desde televisores de pantalla plana, laptops, equipos de estéreo, teléfonos celulares, etc.
De repente algo le llamo su atención, en unos de las vitrinas había lo que parecía una serie de robots, de varios colores, algunos pequeños, otros de un tamaño más mediano, se fijo más en uno de los pequeños, uno de color verde, de forma cuadrada, con varios botones como los de una consola, su cara digital en una pantalla indicaba que estaba "dormido". Además de tener su nombre escrito en su costado el cual era: "B-MO".
Con la ganzúa abrió aquella vitrina y observo más de cerca aquellas curiosas maquinas.
-Vaya pero si es un B-MO versión 1.0 recuerdo cuando los sacaron al mercado, revolucionarían la industria del entretenimiento y la comunicación, aunque claro eso lo empezó a demostrar hasta el modelo 4.5 y hasta estaba en oferta.-Dijo al ver el precio en una etiqueta.
-Es seguro que este fue uno que nunca vendieron, se ve completamente nuevo, en otros días, para un coleccionista esto hubiera tenido más valor con el tiempo.-
-También hay modelos, 5.0, 7.0 y oh si el último y más moderno ¡la versión 14.7, la última en ser producida poco antes de la guerra!-Decía muy entusiasmado.
Aquel B-MO versión 14.7 asemejaba a una maleta cuadrada plástica de color negro, tenía escrito el nombre en color blanco con una letra más estilizada, varios puertos, incluyendo los USB. Era de tamaño mediano y tenía una agarradera del mismo material plástico muy resistente por cierto. Así mismo tenía aparte una especie de batería externa que se recargaba con la energía solar, como lo indicaba el instructivo que tenía a su lado.
Se quedo pensativo y miro con detenimiento cada modelo. Y al final se decidió a tomar el B-MO versión 14.7
-Sí porque no, puede serme útil más adelante, además necesito en que entretenerme y sirve de que puedo volver a leer mis libros en formato digital.-Dijo mientras sacaba una memoria, donde había guardado todos esos datos.
Sonrío y tomando con mucho cuidado a aquel singular androide dijo:
-Con mi sueldo de Bibliotecario, nunca me hubiera podido pagar algo así, pero ahora no creo que nadie me reclame si me lo llevo sin pagar, de todos modos es mejor que alguien lo use, a que se quede ahí, sin servir a ningún propósito.-
-Bueno despídete de tus hermanos, tal vez ellos también tengan suerte y alguien venga por ellos y les dé un buen uso, incluyendo al B-MO 1.0 de color verde, se ve muy simpático.-Termino diciendo cerrando de vuelta la vitrina pero sin el seguro, mientras reía un poco por la gracia de su comentario.
Al salir de la tienda vio que el sol ya empezaba a caer, o lo poco que se podía observar de su luz en aquel cielo enfermo.
Esta vez Rafael dirigió sus pasos hasta la fábrica que había divisado al llegar a aquella parte de la ciudad.
No tuvo que usar la ganzúa en la reja de la entrada, ya que esta se encontraba rota y con cuidado pudo pasar, y en la puerta que daba al interior de la fábrica, con solo girar la perilla le basto, pues no fue cerrada con llave.
Al explorar su interior pudo darse cuenta de que era un fábrica de zapatos, todavía había incluso en la banda, algunos zapatos listos para ser empacados, cuando revisó otra parte y para su fortuna había una bodega llena de zapatos, tenis y demás calzado.
Y también tuvo buena suerte en la cocina del comedor pues encontró, galletas empaquetadas pan, también más comida en lata, o en otras presentaciones que la conservaran, sobres de café y té, también así como un par de garrafones de agua, y otro más en una porta garrafón que estaba en el comedor.
-Parece ser que la buena fortuna me ha sonreído el día de hoy, te lo agradezco ínfimamente mi Señor.- Decía Rafael mientras juntaba las palmas de sus manos e inclinaba su cabeza en señal de respeto.
Y sin más que decir, tomo el garrafón del porta garrafón y lo sostuvo con sus manos como si fuera una pequeña botella, con tal facilidad y como si le pesara poco, pues este estaba casi lleno. Y tomo con cuidado varios sorbos hasta casi vaciarlo a la mitad.
-Aaahhha… ya me hacía falta un buen trago de agua.-Decía con satisfacción y luego lleno también su cantimplora.
Sin más tiempo que perder se dispuso a comer, pudo calentar unas latas de frijoles en la estufa del comedor. Y también encontró platos y cubiertos para servirse adecuadamente.
Dio las gracias por la comida y por la buena fortuna de ese día y junto con pan empaquetado, comió los frijoles con gran apetito.
Después de comer, fue a la zona de oficinas y encontró cómodos sillones que llevo a una oficina en la que los acomodo a modo de cama y tras hacer puso en el escritorio su mochila de acampar, la abrió y busco un libro para luego sentarse en uno de los sillones, se quito sus desgastados zapatos y estiro los pies en una mesita, tenía los calcetines muy rotos de tal modo que ya no le cubrían ninguno de los dedos de los pies.
Y entonces empezó a hojear el libro, que tenía el símbolo de una cruz, se detuvo en una de sus páginas, en la parte superior de sus hojas decía "Eclesiástes" y comenzó a leer en silencio.
Lo que leía hablaba sobre los pensares y reflexiones de un sabio de tiempos antiguos y que decía que había un tiempo para todo.
"Hay un tiempo para vivir, hay un tiempo para morir"
"Hay un tiempo para sembrar y otro para cosechar"
Tras leer un rato estas enseñanzas, cerró el libro y lo volvió a guardar.
Y dijo pensativo.
-Si hay un tiempo para todo, incluso para esta devastación y muerte, no sé porque, pero algo dentro de mí me dice que incluso de este mundo muerto puedo renacer otro.-
-Podría, pero no estoy seguro, ah, debo seguir adelante, debo tener esperanza, quizás pueda encontrar más sobrevivientes o tal vez creaturas de leyenda que sean benévolas ante un hijo de Adán y Eva.-
-Si alguien del viejo mundo me hubiera oído decir estas cosas pensaría que estoy loco y tal vez ya lo este, pero de todos modos, con las cosas que he visto en mis viajes cualquier cosa es posible.-
Flashback.
-Tan solo me basta recordar que en una ciudad encontré un grupo de perros, a los cuales por lástima compartí un poco de mi comida y cuando me aleje de ahí… podría haber jurado que oía que me daban las gracias.-
-Bah… eso ya sería demasiado, animales que hablan si como no, que sigue que luego la comida cobre vida y hasta tengan una sociedad con todo y gobernantes, jajjajaja… debe ser el efecto de toda esta contaminación radioactiva.-
Fin del Flashback.
-Bueno creo que es tiempo de que pruebe el B-MO versión 14.7, espero todavía tenga algo de energía, sino tendré que esperar hasta mañana para recargar la batería solar.
Y entonces saco con cuidado al androide multifuncional y se dispuso a probarlo.
Continuara…
Y bien que les pareció este capítulo, y mi personaje, por ahora las cosas se ven muy tranquilas para Rafael, pero pronto comenzara los problemas, recuerden que él dijo que la radiación de las bombas había despertado a ciertos "males".
Espero sus opiniones y críticas pues esto me ayuda a mejorar como escritor y para saber si les gustaría ver algo o que se mencionara otros aspectos de la serie.
Hasta pronto y que el Señor les ilumine y les proteja a ustedes y a sus seres queridos.
