Antes que nada, ni Digimon, ni sus maravillosos personajes ni su impresionante historia me pertenecen.
Espero que la disfrutéis leyendo tanto como yo disfruto escribiendo. Todo merece la pena si os gusta. Acepto cualquier comentario, valoración y crítica siempre que sea constructiva y con buena intención.
Estaré encantada de leeros y responderos.
Esta historia no sigue exactamente la misma historia que Tri, aún así espero que le deis una oportunidad.
Nos vemos y nos leemos :)
-Capítulo 1-
Tai
El despertador volvió a sonar. "Mierda, estoy muy cansado", pensó Taichi Yagami. Alargó su mano y empezó a palpar por toda la mesita para apagar el maldito despertador.
"Es la tercera vez que suena, si no me levanto llegaré tarde". Miró el techo de su litera, intentando mantener los ojos abiertos. Escuchó los suaves ronquidos de Agumon, que dormía en la cama superior.
Era tan relajante y estaba tan cómodo en la cama, que se quedó completamente dormido sin apenas darse cuenta.
Kari
Aún le sobraban algunos minutos. Había desayunado con Gatomon, ayudado a su madre con la colada y preparado la comida para su hermano y ella.
-Ha vuelto a quedarse dormido.- Kari sabía que Gatomon no estaba preguntando, aquello era una afirmación.
-Así es. Todas las mañanas la misma historia.- dijo mientras soltaba un suspiro.- Desde que volvisteis Tai duerme mejor y más tranquilo. Os echaba de menos, os echabamos de menos.- dijo con una sonrisa.
Gatomon se acercó a ella y se abrazó a las piernas de Kari con cariño. Kari se puso a su altura y le acarició la cabeza.
-Le despertamos, no?- preguntó Gatomon.
-¡Por supuesto! No queremos que Tai llegue tarde el último día de clase antes de que empiecen las Navidades.- dijo Kari mientras le guiñaba un ojo.
Entraron a su habitación, observando el caos en el que sólo Tai era capaz de vivir. Su hermano afirmaba que era capaz de encontrar todo lo que necesitara. Kari tenía sus dudas, no creía que alguien pudiera encontrar nada ahí.
Se acercó hasta la cama de su hermano mayor y lo movió un poco.
-Hermano, sabes que llegamos tarde otra vez?- Kari decía "llegamos" porque era incapaz de dejarlo solo aunque más de una vez se hubiera dicho que merecía llevarse un susto, ya que era muy despreocupado. Pero le quería y le apreciaba demasiado, así que otra mañana más Kari estaba allí intentando levantarlo.
Tai estaba profundamente dormido. "Pero si he oído hace nada su despertador".
-Deja que te ayude Kari, a veces hay que tomar medidas desesperadas.- dijo Gatomon con una sonrisa maliciosa.
Tai
Tai corría hacia la portería con un dominio total del balón. El marcador estaba en empate, tenía que hacer lo posible para otorgar la victoria a su equipo. En la grada todos sus amigos estaban animandole, incluso los digimons.
Yamato observaba con atención el partido con un aire indiferente, aunque Tai sabía que nadie le había obligado a ir, Gabumon animaba a su lado.
Izzy como siempre estaba con el portátil, Tai supuso que estaría haciendo anotaciones sobre el partido para comentarlo con el cuando terminara. Aunque Tentomon estaba a su lado, tenía la vista fija en el terreno de juego.
Kari y TK estaban sentados uno junto al otro (demasiado juntos). Kari llevaba su cámara de fotos y disparaba constantemente. De vez en cuando le enseñaba alguna fotografía a TK, que dejaba de prestar atención al resto del mundo para hacer caso únicamente a Kari. Patamon y Gatomon, que estaban a sus pies compartían una bolsa de galletas.
Joe había decidido aparcar sus estudios y también había ido a verle. No le acompañaba su misteriosa novia, pero parecía que estaba feliz por ir al partido con sus amigos. Gomamon reía, viendo las caras de preocupación constante de Joe.
Mimi llevaba unos pompones rosa enormes, de vez en cuando cantaba alguna canción e intentaba que sus amigos se unieran. Kari lo intentó, pero era demasiado vergonzoso incluso para ella. Palmon en cambio, la acompañaba con otros dos pompones.
Meiko estaba al lado de Mimi, roja como un tomate. Observaba con curiosidad el partido con Meicoomon en sus brazos.
Sora era la que más le animaba. Gritaba cuando le hacían alguna falta a Tai y había celebrado como nadie su gol. Sus mejillas estaban rojas, debido a la tensión del partido. Tai no pudo evitar fijarse más de la cuenta en ella. Piyomon aleteaba a su lado, ella era feliz estando al lado de Sora.
Tai volvió a concentrarse en el partido. Se detuvo enfrente de la portería el tiempo suficiente para orientar el balón y chutar. La pelota iba a la portería a gran velocidad, Tai sabía que entraría de lleno.
De pronto sintió un dolor atroz en la pierna, unos pinchazos insoportables.
Despertó de golpe, incorporándose con brusquedad. Se golpeó la cabeza con el techo de la litera y pudo escuchar como Agumon también se despertaba.
-¡Ahh!- gritó, conteniendo las lágrimas. Ahora no sabía que le dolía más, si la pierna o la cabeza.
Pudo escuchar unas risas a su derecha. Kari y Gatomon sonreían con socarronería.
-¿Crees que estas son maneras de despertar a tu hermano?- preguntó con brusquedad.
-No.- respondió Kari con sinceridad.- Esta es la manera de despertar a mi hermano. Ahora vístete o ambos llegaremos tarde.
Tai comprendió en ese momento que Kari tenía razón.
-Podrías haberme despertado antes.- dijo mientras se vestía a toda velocidad.
De pronto, un zapato le dio de pleno en la cabeza. Agumon y Gatomon empezaron a reírse. El zapato se lo había lanzado Kari, que lo miraba con una sonrisa inocente.
-No te olvides de los zapatos, hermano.- dijo mientras cerraba la puerta para que Tai terminara de cambiarse.
-Lo tenías merecido.- dijeron Gatomon y Agumon al mismo tiempo.
-Lo sé. A veces hablo sin pensar.
-Más bien siempre.- respondió Agumon.-¡Au!- gritó frotándose la cabeza.
Esta vez, fue Tai quien le había lanzado uno de sus zapatos.
