Comenzamos un nuevo fic, este fic mezcla el personaje de Benedict en Parade´s End con elementos de Sherlock. Un fic que transcurre en 1879.
Christopher Tietjens:
Corría el año 1879, era una Inglaterra tranquila, sobre todo en el bullicioso y atareado Londres.
Los hombres disfrutaban de sus privilegios, sobre todo aquellos de alto nivel, los que habían sido condecorados en el ejército por alguna de las antiguas guerras que el servicio de su majestad en el frente habían disputado.
Había uno en particular, uno que había ido al ejército porque le había sido mandado, pero su verdadera vocación siempre había sido ser detective consultor.
Su trabajo lo mejoraba día a día. Intentaba dar lo mejor de sí, llevar a cabo ese trabajo era su pasión y dedicación.
Vivía en un piso en Baker Street, concretamente en el 221B. Vivía solo, ya que nadie había querido compartir piso con él, ya que todo el mundo decía que era muy raro en sus hábitos diarios a la hora de hacer las cosas.
Quedaba de vez en cuando con los chicos en el club de campo, así es como llamaban a donde iban a jugar a las cartas y a emborracharse. Aunque a veces esas juergas acaban en burdeles donde señoritas de compañía hacían lo que querían con ellos, menos con él. Era el respetado Christopher Tietjens, pero a la vez era un poco reservado. Nunca se iba a los burdeles con los demás hombres; solo había ido una o dos veces porque eran ocasiones excepcionales, ya que alguno de los chicos se casaba, bebía lo justo, jugaba poco porque no le gustaba desperdiciar de esa manera el dinero y tampoco fumaba mucho. Se cuidaba mucho porque quería encontrar a alguien con quien asentar la cabeza y formar una familia.
Christopher provenía de una familia de con un gran linaje, todos de clase alta, de familia con poder dentro de la sociedad londinense. Pero a él no le importaba el poder que influía su padre en la ciudad, él solo se preocupaba por sus cosas.
Christopher odiaba que le estuvieran hablando siempre de su padre y de que nunca le veían como él; sobre todo odiaba las comparaciones entre ambos, no se parecían en nada.
Sus amigos le insistieron para salir, pero él no quiso ir al club ni a donde sus amigos fueran, necesitaba relajarse y un burdel no era lo suyo, así que se pensó en drogarse, pero no le parecía ético y moral, con lo que rechazó la idea. ¿Entonces qué hacer?
Al final pensó ir a aquel local donde había ido una vez cuando era un crío de 17 años que iba a alistarse por primera vez en el ejército. Quería ir para ver como en 10 años había cambiado y sobre todo la juventud que había allí disfrutando de su última noche antes de entrar a formar parte del ejército.
Caminó hasta que encontró un pequeño local de teatro. Le intrigó, ya que había paseado mucho por aquella calle y nunca se había fijado. Ponía que representaban Hamlet y se quedó a verla. ¿Qué perdía? Nada. Esto era mejor que ir a aquel local de copas al que solo había ido la única noche que se había emborrachado como nunca.
Pagó sus 4 libras en la entrada del local de teatro y entró.
Era una representación algo libre y eso le gustó. Se fijó en todos y cada uno de los que actuaban, en especial se fijó en un hombre. Un hombre que sería de su edad, de tez blanca no tanto como la nieve, de ojos de una cierta pureza, expresivos y cautivadores.
Cuando la función terminó, se levantó y pidió que enviaran flores a su camerino con la siguiente nota:
Ha sido la primera vez que voy a un local así a ver teatro y me ha cautivo haciendo de Hamlet. A partir de ahora llámeme su admirador, volveré a verle en todas sus próximas actuaciones.
