Pues la fiebre del SangoxMiroku me susurró al oído, induciéndome a escribir este fic (Aún cuando estaba planeando publicar otro). Pero, bueno, esta será una historia corta con capítulos cortos con el fin de hacer una aportación a esta pareja que está comenzando a ser olvidada (¡Vamos, la exterminadora y el monje tienen un sin fin de posibilidades!).
Nunca hay que olvidar que: Los personajes le pertenecen enteramente a Rumiko Takahashi y, las canciones citadas y por citar, a sus respectivos autores.
PRESAGIO:
Observaba diosas, cazaba gatos, contestó el teléfono
Una voz perdida, una visión nublosa, no hay impedimento en absoluto,
El tiempo sigue pasando de forma sistemática, sin expresión y sin fin
—exist†trace, RE-PROLOGUE
No. Los hombres no le gustaban. Ellos siempre eran iguales: simples, preocupados, cerrados en su mundo, y su único atractivo —o interés— era el dinero. Por eso hoy los estaba ignorando completamente, más que nunca.
«Cuando todo esté listo...»
Ah, pero las mujeres, esa era una cosa diferente. Sin importar cuánto buscaras, nunca encontrarías dos iguales. Y, de alguna forma, siempre se la arreglaban para resultar interesantes. Algunas veces por su propia naturaleza encantadora y otras hasta con engaños, pero siempre lograban lo que querían. Por eso hoy las estaba admirando.
«Mi nombre es...»
Una estudiante americana de apariencia frágil, una pálida muñeca de cuello delgado. Linda, pareces una prima balerina, sólo come un poco más.
Esa señora latina de seño fruncido. ¿Qué le ocurre? ¿Por qué tanta preocupación en sus ojos? Dígame quién, y sus problemas se habrán ido.
Aquella muchacha de alborotada melena rubia y mirada perdida. No aprietes los puños de esa forma o te encajarás las uñas. Oh, creo que eso es lo que querías.
Y, al lado de ella, una bajita y muy atractiva mujer asiática. ¡Qué ojos! Grises azulados, pero también rasgados. Vaya combinación. Una Sayuri de carne y hueso.
Se podía ver mucho con sólo pararse y prestar atención a las diosas terrenales, las que solían ser olvidadas. Sin embargo, un ronroneo le distrajo de observar el escenario nocturno de una ciudad de pecado y placer.
Había encontrado a una gatita perdida y la llevó a casa.
—Pequeña. ¿Crees que contigo esto parecerá un hogar? —Ella no respondió, sólo se rió.
La gatita se sacudió y jugueteó, quitándose la piel. Se veía tan divertida que la acompañó. Nadie tan linda debía de estar sola.
Después de un rato, la que jamás soportaría ser mascota y el que no se comprometía a ser su dueño, se cansaron de jugar y recordaron que ya era tiempo de olvidarse.
Dos de la mañana. Otra vez en la calle y, por segunda ocasión, fue interrumpido por otro ronroneo. Suspiró. Hoy estaría ocupado, pero no era bueno defraudar. Sin embargo, se percató de que este era un ronroneo natural. El sonido verdadero se trasladó a su departamento. Así, mientras la gatita se alimentaba, le hizo la misma pregunta que a su antecesora. Ella le miró a los ojos y movió la cabeza a un lado, después regresó a sus asuntos.
—Qué tonto. Los gatos no hablan. Ya debería saberlo. —Acarició la cabeza manchada y recibió afecto.
El celular comenzó a vibrar, el muy maldito. Permitió que sonara hasta que el del otro lado se hubiera cansado de intentar. No importaba, después de todo ya sabía quién era.
—Los gatos no hablarán, pero en mi mundo los perros, los muy perros,sí. Ya arruinaron mi mañana.
Algunas veces él era como las mujeres: un actor innato. Pero también era un hombre: interesado en el dinero. De naturaleza mentirosa, pero necesitado de calor. Vaya combinación.
Después observó a su nueva mascota: —Ahora el problema es saber con quién te dejo. Sí, pequeña. Papá se va de viaje.
Una voz limitada, lo que escuchaste en el fondo de tu pecho, fue un grito
"¿Para qué estoy aquí?"
"...¿Para qué estoy viviendo? Date cuenta de..."
No tengo nada más que comentar sólo que espero aportar lo más que me permita esta molesta semana de exámenes (-_-). ¡Pero ya no debo de posponer las cosas! En una de esas me atropellan y adiós a mis ideas, pues no. Hasta pronto.
Loops Magpe.
Recuerden, queridos, "Carpe diem"
