Hola!!! ^^
Bueno pues en vista de que esto es una página pensada para publicar historias y no solo comentarios…me he atrevido a subir el inicio de un pequeño NaruHina de no sé cuántas páginas ni cuántos capítulos, espero no muchos en realidad y…quisiera agradecerles a tres de mis autoras favoritas por lanzar piedras hasta que consiguieron hacerme dar este paso, el cual espero dar bien plantado y que la historia sea de su agrado.
Gracias Denis nee chan, Mafe sensei y Emuma sensei por sus jalones de orejas, críticas y alientos…esto es para ustedes ^^ y para aquellos que disfruten de un Naruto bizarro lleno de parejas que Kishimoto no nos hace el favor de armar de una buena vez por todas.
Claro, dedicado a los NaruHineros de corazón que todavía guardamos esa esperanza tan grande como la "Llama de la juventud" de Lee ^^
Disclaimer: Naruto no es mío, es de Hinata…no está claro??? Y de Kishimoto sensei u.u jajaja
Advertencias: Contenidos spoiler del manga 437...bendito numero *o* y quizá luego suba de nivel xD no lo sé...la inner pervertida debe decidirlo ^w^
"Porque los mejores romances se dibujan en sueños compartidos,
se pintan en largas esperas y se graban con grandes esperanzas..."
NaruHina por siempre.
Capítulo 1: Recuerdos
El sol brillaba en todo su esplendor después de lo que parecía haber sido una tortuosa pesadilla. Ella miraba directamente al astro rey sin que su luz hiriera de forma alguna sus sensibles ojos y disfrutaba de su calidez, era radiante y así, bajo sus resplandecientes rayos, le veía venir a él justo al lado de su maestro en el cual se apoyaba.
De nuevo, dio miles de gracias a todos los dioses por verle sano y salvo…y de nuevo, todo cambió.
Ahora ya no estaba entre las ruinas a las que se había visto reducida su aldea observando anónimamente, como siempre lo había hecho, la manera en que todos los aldeanos recibían con júbilo y reconocían el esfuerzo de aquel ninja que había derrotado al temible Akatsuki. Era su héroe, el héroe de Konoha.
Cambió.
En ese momento todos se encontraban en un territorio que parecía pertenecer a la Arena o sus alrededores y con ninjas provenientes de dicha aldea apoyándolos, peleando encarnizadamente con otros cientos de ninjas portadores de unas bandas sin símbolo alguno que pudiera identificarlos como parte de una villa y detrás de todos ellos, levantándose como una sombra terrorífica y letal, se encontraba un ninja enmascarado que desprendía el chakra más diabólico que ella hubiera podido sentir en una persona.
Revivió ese temor, la angustia…todos corrían peligro: su aldea, su familia, sus amigos y él…sobre todo él.
La película que corría en su mente y de la cual sus recuerdos eran las secuelas, cambió de nuevo. En ese instante no podía percibir más que un desolado paisaje desértico, los pocos ninjas médicos atendían a los miles de heridos y le veía de nuevo a él, con su desgastada ropa hablando acaloradamente con un joven al que ella conocía pero que había dejado de ver años atrás. Sin embargo no podía moverse y ¡cómo deseaba poder hacerlo! pues bien sabía lo que vendría a continuación, ¡oh si! Escuchaba esos diálogos dentro de su cabeza como una cinta mal grabada…
- ¡No puedes irte de nuevo así cómo así!- gritó el rubio mostrando unos iris inusualmente rojos, colmillos afilados y garras en vez de uñas.- Por su culpa han muerto muchas personas…es un maldito bastardo, Sasuke! ¡Te manipuló!
- Y por eso voy a matarlo…
- ¡Iré contigo en todo caso!
- Ya no queda nada de la villa, no hay refuerzos siquiera que te acompañen…Konoha te necesita.
- No regresaré sin ti, Sasuke, con un demonio! Tú mismo lo has dicho! Ya no existe Konoha! ese maldito se encargó de eso…Madara también es asunto mío, baka…
A unos metros, byakugan activado, la chica observó al Uchiha asentir levemente en un movimiento de cabeza y, a una señal, su equipo de tres integrantes se les unió para desaparecer todos en el horizonte donde ya se pintaba el ocaso.
Se había ido y ella, una vez más, no había podido hacer nada, nadie había podido hacer algo…Siguió mirando directo al sol que ya se escondía detrás de las dunas de arena, ocultándose de sus tristes ojos y llevándose consigo la última imagen de aquel al que añoraría toda su vida.
Aún después de cinco años despertó, como cada noche, con esa terrible sensación de vacío porque, también como cada noche, le había visto marcharse en pesadillas una y otra vez desde hacía tanto; cada noche se repetían esas imágenes y no terminaba de acostumbrarse. Dudaba hacerlo algún día.
Era una tortura.
Limpió unas pocas lágrimas que rodaban por su mejilla pues tampoco podían hacer falta y trató de regularizar los latidos de su corazón.
Algo más tranquila, miró por la ventana y todo se veía oscuro, sin embargo su despertador no tardaría en sonar.
Suspiró y apagó el molesto aparato anticipándose al aún más molesto zumbido.
Debía cumplir con una misión, así que revisó meticulosamente su equipaje de seis días y fue directo a la bañera; cuarenta y cinco minutos después se encontraba a la salida de su villa para hallarse frente a sus muy puntuales pupilos.
- Buenos días, Ryuuji kun, Mizuki san, Shurei san- les sonrió cálidamente a los jóvenes chunnin y ellos respondieron con una reverencia.
- Estamos listos, Hinata sensei.
- Bien, solo es una misión de arresto, recuérdenlo.
- Peor es nada, sensei- se quejó una castaña haciendo pucheros y la joven maestra rió quedamente.
- Respiraremos aire fresco, ¿trajeron todo lo necesario?- asintieron de nuevo al mismo tiempo- bien, partamos.
Y así, el grupo de cuatro ninjas se adentró en el espeso bosque del cual no saldrían hasta pasando los dos días de recorrido aproximadamente y no necesitaban más; el reporte hablaba de vigilar su territorio por dos ladronzuelos que rondaban el país del fuego y eran tan escurridizos que la Arena no tuvo más remedio que avisar a Konoha al respecto, pues los sujetos iban en esa dirección y habían salido de su territorio hacía tiempo.
Aquella misma mañana había alcanzado a un grupo de cinco personas cerca de un cristalino lago, llevaban semanas viajando y uno de los individuos no pudo resistir la invitación de darse un merecido chapuzón en tan refrescante agua.
- ¡Ah! ¿por qué carajo tú?, ¡¡siempre tú!! Retrasas todo, estúpido!
- ¿No puedes dejar de graznar en ningún momento de tu vida?- contestó el joven riendo a mandíbula suelta y nadando como si se tratase de un caluroso día de verano.
- ¡¡ME JODES!!
- Eso quisieras…querida- se carcajeó y desapareció en la superficie del lago justo cuando una enorme roca golpeó el lugar en donde segundos antes había estado.
- Debemos seguir- anunció una seria voz mientras sus compañeros reían por lo sucedido unos momentos antes y mientras la única mujer del grupo seguía despotricando contra el chico que ya salía del lago, escurriendo.
- Él tiene razón- dijo otro de los jóvenes calmando su risa…hacía tiempo que no reía de verdad, ni con esos espectáculos que tan a menudo se le presentaban- son unos tres días más de recorrido, sería conveniente que llenaras tu vasito ese para que no sufras en el camino.
- Si, si, ya me he prevenido…atravesaremos el desierto, ¿cierto?
- Así es…pero pasaremos rápido, día y medio si no surge algún inconveniente. De otra forma atravesaríamos la aldea de la Lluvia y no nos es muy favorable que digamos.
- Tienes prisa…realmente tienes muchas ganas de terminar esto- comentó el último de los integrantes con voz tranquila mirando quizá por última vez el lago y la fauna que le rodeaba
- Sí…y no- suspiró el aludido- no sé…ha pasado mucho tiempo.
- Y pasará más si no nos apresuramos.
- Será que no soy el único que quiere regresar?- molestó como antaño lo hacía, pues había dejado la maña hacía bastante.
- Mph…a mi me da igual, lo sabes.
- Como digas…- terminó la conversación y miró hacia el frente; no sabía bien que le aguardaba si seguía tan determinado por aquel camino, había dejado muchas cosas atrás y no quería pensar cuales seguían intactas y cuales echaría en falta una vez se encontrara con su destino.
Al caer la noche habían avanzado bastante en opinión de la joven jounin y dispusieron todo para montar las tiendas, no había amenazas y a ella le enorgullecía la seriedad propia de un ninja con la que sus alumnos se tomaban las misiones, por sencillas que fueran.
Los tres jóvenes se movían con destreza y, aunque cada uno tenía su carácter, compenetraban a la hora de trabajar juntos. Una sonrisa apareció en su rostro; le gustaba bastante ser su maestra y trataba de dejar su corazón y alma en ello, pero no podía evitar sentir que ella era un completo misterio para los chicos. Y no se equivocaba.
El más observador de los tres y único varón en el equipo pensaba que su maestra era alguien con bastantes secretos y un gran dolor en el alma. Su mirada, aunque amable y cálida, también estaba impregnada de tristeza. Ninguno sabía por qué y él más que otra persona se lo había venido preguntando desde que lo asignaron a ese equipo.
El joven acomodó sus lentes mientras armaba una de las tiendas y miraba de reojo a su mentora. Era hermosa, sus mejillas se colorearon al pensar en ello, parecía frágil pero él mejor que nadie y siendo uno de sus alumnos sabía que aquello no podía ser menos cierto.
Él la admiraba mucho, era muy inteligente, sabia y con más experiencia de lo que muchos ninjas podrían presumir a su edad; parecía haber vivido bastante y crecido de golpe. Siempre tenía un semblante sereno, serio y tranquilo, encontraba soluciones para cualquier contratiempo y jamás la había visto titubear, por ello veces no podía creer lo que los colegas de ella le contaban, Inuzuka sensei siempre le decía que Hinata había sido una chica tímida, sonrojada por todo y con poca iniciativa.
No, definitivamente su maestra no era la misma Hinata de la que todos hablaban.
Esta Hinata lucía fuerte, era digna heredera de su Clan dicho por el mismo Hiashi Hyuuga, sus técnicas eran impecables e implacables, casi nada se escapaba a su doujutsu, su taijutsu era mortífero y el control de su chakra preciso…Era perfecta y aún así, no se había enterado de que tuviese una relación amorosa con nadie. Suspiró y su compañera, Mizuki la seria, no lo pasó inadvertido.
- Kou, despierta- regañó tajante al chico pues las palabras no eran su fuerte, pero sus miradas parecían destinadas a congelar a cuanto individuo se le pusiera enfrente. El shinobi le dirigió una cálida sonrisa y ella decidió mirar para otro lado.
No se sentía a gusto con aquellas muestras de afecto, no sabía manejarlas y prefería mil veces la compañía de sus amadas espadas que de cualquier ser vivo, aunque para ser sinceros ella apreciaba profundamente a sus compañeros de equipo y a su mentora, era con ellos con los únicos con quienes podía estar en paz y como cualquier persona normal aunque en su opinión ella no lo era y no pretendía serlo.
Sin embargo había algo en aquellas miradas que Ryuuji le dirigía a Hinata sensei que no le terminaba de gustar; una sensación bastante desagradable le venía como ácido desde el estómago a la garganta y no sabía ni por qué diablos pasaba aquello.
Terminó de acomodar todo en su tienda y se dispuso a dar filo a su inseparable katana.
- Mizuki- chilló la otra joven- otra vez con eso! Algún día nos cortaras la cabeza!
- Si no dejas de hablar ten por seguro que sí lo haré.
- Vamos, siempre tan ruda.
- Sensei sigue allá afuera?
- Sí y sabes?
- Mph…
- A veces me parece que se pierde en sus pensamientos y se queda así, como ida, y entonces sus ojos parecen llorar y…
- Vivió de cerca la batalla con Madara, perdió colegas y amigos, quizá hasta familiares...
- Supongo que algo tendrá que ver…tienes razón.
- Se quedó un poco pensativa y luego volvió a dirigirse a su compañera:
- A Ryuuji le gusta Hinata sensei- soltó de la nada la parlanchina kunoichi y no se fijó mucho en la cara que puso su acompañante- no lo has notado?
- ….
- Es bastante obvio…siempre la ve, obedece al pie de la letra, la idolatra y…
- Ya basta, Shurei…lo sé y no me importa sinceramente en quien se anden fijando.
La joven castaña le observó con atención y sonrió de medio lado.
- Ya va, supongo que porque tu no te has fijado en nadie…¿o sí?
- No te importa- acomodó de lado la larga coleta en la que había amarrado su pelirrojo cabello.
- Como quieras
- Chicas-la voz de su maestra captó su atención a pesar del tono tan suave que imprimía en ella- descansen por favor, mañana seguiremos al ritmo que hoy llevamos, de acuerdo?
- Hai! Hinata sensei, sabe? A veces se me figura un poco a Lee sensei- comentó emocionada Shurei- tan tenaz…
- Es una pesadilla el loco ese…
- Cállate Mizuki!
Y mientras sus alumnas se involucraban en una interesante discusión sobre si Lee sensei era fabuloso o no, ella recordó a todos sus compañeros en la aldea. Algunos eran maestros como ella, muchos otros no.
Sakura se dedicaba de tiempo completo al hospital de la aldea; su primo Neji era líder del actual escuadrón ANBU al que también pertenecía su hermana menor, Hanabi; Shino también estaba de tiempo completo con sus colonias de insectos que, a estas alturas, eran las más grandes y fuertes en todo el mundo ninja; tanto Kiba, Sai y Chouji como Tenten e Ino, tomaron un grupo de tres estudiantes cada uno y parecía que era una generación de genios, todos ellos incluyendo los propios, habían ascendido a rango chunnin hacía poco más de un año. Sai parecía especialmente encantado con sus alumnos y hacía méritos tratando de ser mejor persona, amigo y maestro para ellos.
Shikamaru estaba metido hasta el cuello en asuntos de política y como mano derecha de Tsunade sama, pero todos sabían que tomaba ventaja de ello para estar yendo y viniendo de la Arena cuando le apeteciera. Sin embargo a la kunoichi de la Arena, Sabaku no Temari, también se le veía muy seguido en la villa y no muy lejos del joven Nara.
Sonrió al recordarlos a todos y esperó que estuvieran bien y fueran felices, ya habían tenido que soportar demasiado dolor inclusive para la vida de un ninja.
Al posar su cabeza sobre la improvisada almohada se resignó a tener de nuevo aquellos martirizantes sueños y deseo que acabaran pronto, debían seguir con su misión para regresar pronto a la villa pues tenía asuntos que ver en el Clan y su padre la quería cerca de él.
Por fin su progenitor la había reconocido y pensando en esto ultimo con una pequeña sonrisa, fue tragada por aquellas inquietantes pesadillas volviéndola a un pasado que ya no quería recordar aunque cada día se hacía más presente.
La noche cubrió por completo a una pacífica aldea oculta tras unas magníficas murallas de arena y, aún con semejante protección, los guardias postrados en puntos específicos a lo largo de aquellas paredes no perdían detalle alguno de cualquier evento que pudiese poner en peligro su bien preciada villa.
Fue entonces cuando tres de sus colegas les pidieron la entrada.
- Solicitamos una entrevista ante Kazekage sama con carácter de urgente.
- Hay alguna razón en específico?- exigió el guarda de la entrada principal.
- Reporte de posibles intrusos en el País del Viento.
Minutos después y con una exhaustiva revisión por parte del cuerpo de protección de la villa, los tres ninjas pudieron pasar. Se debían tomar todas y cada unas de las medidas de seguridad impuestas por su líder y los consejeros de la Aldea oculta en la Arena, no querían repetir momentos como el que años atrás habían tenido que enfrentar ante el secuestro de Gaara sama, su actual Kazekage.
Habiendo atravesado toda la localidad se encontraron frente a las puertas del despacho principal del Kazekage, era tarde pero bien valdría que estuviera enterado de aquello que ellos mismos presenciaron horas antes.
El líder del pequeño escuadrón se adelantó pero sus intenciones de tocar fueron interrumpidas por una joven mujer quien tenía toda la pinta de ser la asistente personal del líder de aquella población dada la cantidad de papeles con la que cargaba.
- Puedo… puedo ayudarles en algo, colegas?- trató de hablar sin dificultad mientras intentaba que los papeles no le entraran en la boca al querer entablar conversación con sus interlocutores.
- Ah…necesitamos hablar con Kazekage-dono, es…urgente- pidió el joven ninja quien al ver a la muchacha tan cargada de papeles dudaba pudiera sostenerse en pide mucho más tiempo- ehm…necesita ayuda?
- Ah- sonrió la castaña - sí gracias, gracias, en un momento les hago pasar- y cediéndole aquella montaña de papeles al comensal se preparo para anunciarlos.
- S-sí…claro- la joven se perdió tras la enorme puerta de madera- cómo demonios cargó todo esto?
Sus compañeros reían ante el esfuerzo del chico y sin previo aviso, la puerta volvió a abrirse y la misma chica sonriente les hizo pasar.
- Kazekage-sama les espera- cuando pasaron al despacho circular la joven casi arrebató los papeles al tambaleante shinobi- y muchas gracias, fuiste muy amable.
Tratando de recuperar la circulación en sus brazos le pareció atisbar una muy, muy molesta mirada por parte del chico pelirrojo que tenía enfrente y quien con su vestimenta le indicaba ser el líder supremo de aquella villa, pero fue tan rápida la impresión que decidió pasarlo como alucinación.
- Gracias por traer los documentos que te pedí Matsuri- y aunque le agradecía a ella no quitaba su fría mirada del grupo de ninjas- es un placer para mi recibirlos, en qué puedo ayudarlos?
- Tenemos un reporte urgente para usted- habló el joven líder tratando de modular su voz, acababa de confirmar algo: la mirada molesta no había sido una alucinación, pero ¿por qué demonios le miraba así?
- Te escucho- invitó y siguió con esa mirada asesina.
- Hace unas horas vimos pasar a un grupo de no más cinco individuos cerca del límite del País del Viento y por la dirección que llevaban es probable se encuentren ya dentro de su territorio como aldea ninja.
Gaara se detuvo a analizar la información, pero era poca.
- ¿A qué dirección se dirigían exactamente? ¿Son peligrosos?
- Sureste, Kazekage sama, van directo al País del Fuego y no tenemos idea de sus intenciones; al parecer no han causado estragos a su paso en aldeas menores y parecían bastante tranquilos.
- ¿Alguna descripción?- su ceño se frunció un poco.
- Llevan largas capas negras…
- ¿Negras dices?- una chispa de alerta se encendió y Matsuri le miró con alarma.
- Sí, en principio pensamos en el desaparecido grupo de asesinos, Akatsuki, pero estas capas son negras en su totalidad, sin nube roja alguna y a diferencia de los anteriores que llevaban los rostros descubiertos con solo unos sombreros de paja, éstos individuos llevan la cara totalmente cubierta con capuchas. Solo…- dudó.
- Sólo…¿qué?- presionó el pelirrojo.
- El detalle más…sobresaliente, por así llamarlo, es que uno de ellos carga una enorme espada y aquello nos llevó de vuelta a Akatsuki
- ¿Enorme espada?- dudó más.- Akatsuki?
- Sí, una muy parecida a dos de las legendarias espadas más conocidas en el mundo ninja- Gaara y Matsuri se miraron de nuevo, ellos solo conocían una de ellas en persona pues habían tenido la "fortuna" de luchar cara a cara con su dueño y sí, no era otro que un miembro de Akatsuki de nombre Hoshigaki Kisame.
- Pero…esa espada está bajo la estricta protección y vigilancia de Konoha- intervino Matsuri exponiendo tanto sus pensamientos como los de su maestro. Gaara simplemente asintió.
- Podrían existir más, la otra perteneció al demonio Zabuza de la Niebla y desconocemos el paradero de los otros espadachines así como las características de sus armas.
- Algún otro detalle?- preguntó el joven Kazekage disponiendo ya de hojas y tinta para escribir un comunicado urgente a la Godaime Hokage.
- Por otras fuentes sabemos que se les sigue el rastro desde la capital del País de los Pájaros, fuera de ese dato ninguno más… de momento.
- Les agradezco la advertencia, pero me temo que a estas alturas eso ya no concierne a la Arena, Hokage sama sabrá qué hacer. Gracias.
- Y sin más, los tres shinobis se despidieron con una reverencia y desaparecieron.
Gaara sama…qué piensa al respecto?
No sé Matsuri…es demasiado repentino y de verdad espero Tsunade sama sepa qué hacer, pero por si las dudas- la miró terminando de escribir la carta y entregándosela- que esto lo entregue el ave más rápida de la que dispongamos y ve preparando a unos cuantos escuadrones.
A Konoha?- preguntó con la preocupación inscrita en cada facción de su joven rostro.
Sí- suspiro cansado- a Konoha.
- Hai, Gaara sama.
El ojiverde vio como su alumna se dirigía a la salida de su despacho y la detuvo antes de que atravesara la puerta:
- Matsuri- la aludida volteó y le miró, tranquila.
- Si, Gaara sama?
- Deja el "sama" en paz.
- H-Hai-asintió algo sonrojada la chica.
- Y…
- Sí…Gaara sensei?- el chico cerró los ojos aburrido, dejaba el "sama" e iba con otro estúpido sufijo.
- Para la otra que te pida documentos, decidas traer de más y no puedas con ellos- la muchacha le miró más roja y asustada- pídeme ayuda a mi, no hay necesidad de molestar a nadie más ¿entendiste?
- H-Hai…Gaara sensei.
Y con más prisa de la que nunca antes había tenido en su vida, salió a cumplir con cada orden que su "superior" le había encomendado.
Una vez fuera de su vista Gaara miró por la ventana al cielo estrellado y pensó en aquellos individuos, esperó también no fueran nada de qué alarmarse y Konoha estuviera bien…pero enseguida frunció el entrecejo, molesto nada más de recordar al atrevido shinobi que le había dado aquel reporte urgente…y que había "ayudado" a SU alumna.
Malditos ninjas aprovechados
- Buenos días Ryuuji- se desperezó Shurei delante del joven que la saludó con una sonrisa- vaya! Pensé que habías ido por el agua…como siempre.
No bien mencionó aquel hecho cuando notó cierta torpeza de la cual, era bastante obvio para ella, su compañero carecía normalmente. Sonrió traviesa, le gustaba ver a su colega en esos aprietos.
- Sería mucha molestia pedirte a ti que fueras por ella…¿por favor?- le pidió el pelinegro cortésmente y, sin lograr ocultar un cierto timbre nervioso en su voz, le facilitó un recipiente de metal.
- ¿No irás tu?- le miró extrañada- eso es raro, Ryuuji kun…siempre vas por ella.
- No, ve tú…por favor.
- Pero Kou, tú siempre…
- Ve tu, Shurei, por favor- insistió.
- Ya va, ya va…
La chica, aunque sorprendida, cogió el trasto y salió rápidamente con dirección al río más cercano, pero cuando llegó pudo darse una idea completa de por qué Ryuuji no había querido ir por agua él mismo:
Su maestra estaba recién salida del río y apenas vistiéndose, ese condenado genio debió saberlo pues poseía un envidiable sentido del oído que superaba por poco la sensibilidad canina de Inuzuka Kiba y Akamaru juntos….así que pocas cosas se escapaban a esa habilidad nata.
Sin embargo, y careciendo por completo de la irremediable y obvia atracción que su compañero sentía hacía su maestra, sintió la sangre subir a sus mejillas pues invadir la intimidad de alguien no estaba entre sus costumbres, mucho menos aún invadir tan descaradamente la de su mentora.
Pronto se tranquilizó al pensar que Hinata ya se habría dado cuenta de su presencia y en todo caso hubiese hecho algo para tapar su cuerpo parcialmente desnudo, ¡pero eran mujeres! ¡Por Kami sama!, ¿qué podría ver en el cuerpo de su maestra que no tuviese ella misma?...exceptuando un par de enormes pechos, pensó con cierta envidia…
Y entonces se percató de ese aquella cosa que podría diferenciarlas y que le hizo olvidar todo en cuanto pensaba hasta entonces: justo en el hombro izquierdo de su maestra, viéndola por detrás y sobresaliendo de su pálida piel se asomaba la más fea y grande cicatriz que hubiese visto en alguien, incluyendo en el paquete la que Iruka sensei lucía en su rostro. Parecía haber sido provocada por una filosa y delgada arma, como una perforación a la que hubiesen cauterizado con algún tipo de calor.
Su violeta mirada quedó prendida en aquel trofeo, pues era bien sabido que las cicatrices eran consideradas eso mismo: trofeos, trofeos recibidos en batallas importantes, en guerras…ganadas o perdidas, pero no podía concebir que una mujer gustara de llevar eso por vanidad indiscutible de su género y aunque aquella en especial no opacara en lo más mínimo la belleza natural de su maestra, no se creía capaz de verse semejante cosa a diario.
La visión de aquella profunda marca le fue totalmente cubierta al darse cuenta que su sensei se había terminado de vestir.
- Shurei-san- le sonrió gentilmente la jounin- ocurre algo?
Parecía no salir de su asombro.
- N-No…yo…venía por agua pero…pero… ¡por Kami bendito! ¡¿Qué es esa horrible cicatriz, sensei?!
Hinata tocó instintivamente su hombro izquierdo a la altura de la cicatriz y aquel rubor que antaño le venía solo de ver a cierto ninja escandaloso regresó con toda su intensidad cubriendo de un tono carmesí sus mejillas.
Aquella visión le fue totalmente desconocida a Shurei, jamás había visto a su sensei así de apenada o sonrojada por nada ni nadie, pero tampoco tuvo tiempo de arrepentirse por la pregunta que había hecho, era así de impulsiva y de ese mismo carácter le nació echarse a reír pero se contuvo a tiempo pues ¿Quién diablos se apenaba más del hecho que le hayan visto una cicatriz a que le viesen medio desnuda?
- L-La ci-cicatriz…etto…no, no…- lo había olvidado, había pasado por alto en su totalidad aquella cicatriz y que muy pocas personas sabían que la tenía, pero era parte tan esencial de su mismo ser como su propio doujutsu, no le daba tanta importancia al sentido estético, para ella significaba mucho más.
Shurei-san –trató de calmarse y contestar con una verdad aunque fuese a medias, pero incluso antes de empezar sentía la sangre agolparse en su rostro, debía verse patética, una visión a la que había decidido renunciar hacía ya bastante tiempo.
- Esta cicatriz –continuó bajando un poco la cabeza- me la hicieron en una batalla tratando de…tratando de proteger a alguien.
Y ahí estaba el dato, seguramente ahí radicaba la importancia de la cicatriz y sobre todo, mucha de la tristeza que embargaba a su maestra.
- Alguien?- su 'yo bocón' había despertado- a quien estimaba mucho, supongo…
Suspiró.
- Sí…estimaba.
- Usted me disculpará, pero se ve espantosa.
Hinata sonrió de nuevo.
- Lo sé, pero sirve para recordar, cada día, que tengo varias razones por las cuales debo salir adelante, de seguir…con muchas cosas.
- ¿Le amaba?
Aquella cuestión descolocó a la dueña del byakugan.
- ¿Perdón?, S-Shurei-san, no…no entendí muy bien, cómo sabes que…
- Hablaba de alguien de quien estaba enamorada? - la castaña hizo ademán de ser lo más obvio del mundo- sensei…no sabré mucho y seré joven, pero creo que se nota cuando alguien habla de algo así y…llámele intuición femenina o aquellas cursilerías, además nadie se deja una cosa así a menos que amerite demasiado…sí le amaba, ¿o no?
Y había dejado de ser una pregunta…No cabía duda, la perspicacia era un don del que no solo gozaba Ryuuji, sino sus tres pupilos.
Su corazón tomó un ritmo mucho más tranquilo y decidió hablar pues mucho de todo eso se lo había guardado en un vano intento de enterrarlo y, con mucha suerte, olvidarlo, pues pensándolo bien él se había ido botando los sentimientos que ella le había ofrecido, solo un "lo siento Hinata-chan" seguido de su partida...y ella supo interpretarlo.
- Sí, lo amaba.
Y no mentía, lo que había hecho (impulsivo, estúpido, sin sentido, arriesgado o no), lo había hecho con el corazón y con la única intención de evitar, aunque fuese un poquito, que aquel de quien inocentemente se había enamorado hacía ya bastantes años atrás sufriera más de todo lo que ya había tenido que sufrir.
Quiso salvarle, quiso ayudarle, por primera vez quiso serle de alguna utilidad y hasta esa fecha se preguntaba si lo había conseguido… Ella solo quería protegerlo y, como bien se lo dijo ese día, no le habría importado morir en el intento.
Su mirada transmitió tanta tristeza que su alumna pudo percibirla provocando un nudo en su garganta.
- Lo amaba y lo que hice, aquello que provocó esta marca- tocó su hombro con cariño, casi en una caricia- lo volvería a hacer mil veces más si fuera necesario, sin que me lo pidiera…
Shurei estaba atónita, no encontraba palabras que pudieran describir la magnitud de sentimientos e intensidad que se imprimían en cada una de las palabras que su mentora pronunciaba.
Ella no recordaba a ninja alguno que se mereciera la devoción de un sentimiento parecido, ¿quién era?, repasó mentalmente a todos aquellos compañeros de generación de su sensei y ninguno provocaba que, la ahora fuerte y decidida Hinata, se quebrara de amor por él…o ella si fuese el caso. Y entonces pensó, para horror propio, que quizá estaba muerto, quizá había muerto en esa terrible y tan mencionada batalla con Akatsuki y muy probablemente a ello se debía tanta tristeza. O quizá fuese de otra aldea…como en el caso de Shikamaru-sensei y Temari-san.
Eso la tranquilizó un poco y observó con cuidado a su maestra, era hermosa y nadie podía negarlo, Hinata era dueña de unas facciones muy bellas y delicadas; sus ojos, aunque pudieran ser poderosos y casi imposibles de engañar, fuera de toda batalla irradiaban tranquilidad y amabilidad en grandes cantidades, siempre encontrabas una sonrisa adornando sus labios y su carácter decidido había sido la clave de muchas de sus victorias.
Hinata Hyuuga tenía un alma noble, sencilla de naturaleza y fuerte por la experiencia que en su corta vida había adquirido; era sensata y predicaba un pensamiento Ninja en el cual la vida siempre estaría sobre la muerte, la lealtad sobre la traición y la perseverancia sobre cualquier debilidad o contratiempo.
Shurei sabía muy bien, siendo su alumna, que inculcaba el valor de un equipo de trabajo y el respeto por sus compañeros…Siempre tan fuerte y decidida, y ahora verle así de abatida por algún fantasma del pasado que la atormentaba, le hacía preguntase seriamente quién era el responsable de aquello que sus ojos no imaginaron ver en ningún momento de su vida.
Y pensándolo bien, eso era egoísta pues después de todo su sensei era tan humana como ella y estaba en su total libertad de sufrir de amor, sentir penas y ponerse a llorar cual niña por las noches si así le apetecía hacerlo.
- Pero…eso ya pasó Shurei-san, este tipo de cosas son a las que uno como Ninja debe acostumbrarse- su alumna asintió levemente saliendo de sus pensamientos- y… creo que es hora de regresar o Ryuuji-kun y Mizuki-san se preocupará.
Hasta aqui queda... xD
Gracias por leer esto, ¡sí!, a ti que seguramente puedes tener otra cosa más importante que hacer y que sin embargo le estas dando la oportunidad a otra historia más en esta enorme página repleta de fics.
Criticas, comentarios, buenos y malos…lo que sea…con tu lectura me has hecho feliz.
¡Gracias!
