Escrita por la genial Gloria! Yo sólo tengo el placer de publicarla!

STARGATE 1

La hora de cenar en la casa de los O´Neill era por lo general muy tranquila; era la hora en que padre e hijo compartían las vivencias del día.

Lamentablemente para Jack su niño tenía otra idea para la cena:

-Así que papá, ni te imaginas quién me invitó a su fiesta de cumpleaños – dijo un emocionado adolescente que no se podía quedar quieto en su asiento.

-No me lo imagino Dany, pero algo me dice que lo voy a saber pronto – dijo Jack sin dejar de mirar su plato de comida, todavía con la esperanza de una cena en paz.

-Antes de que digas nada solo escúchame SIIIII?! – ojos suplicantes miraron al militar que no pudo evitar sonreír, sin duda alguna su hijo era su única debilidad.

- Tienes toda mi atención, pequeño -

-Ok. Mira, estaba con Mike en el laboratorio de ciencias terminando nuestro proyecto, cuando se acercó a nosotros Amanda, la amiga de Julia -la chica más popular de la clase- para invitarnos a la fiesta de cumpleaños de Julia – Daniel tomó una respiración para seguir con su relato – bueno, no me invitó técnicamente a mí, invitó a Mike pero como yo estaba junto con él dijo muy cordialmente que yo también podía ir.

- Entonces Dany ¿debo entender que quieres ir a esa fiesta de cumpleaños? -

-¡Que si quiero ir!? – dijo un muy entusiasmado adolescente – Papá es la fiesta del año, ¡claro que quiero ir! es la oportunidad para que me traten como igual y no como un niño, sabes que es difícil ser el menor de la clase.

-Dany eres el menor de la clase porque eres brillante, hijo, sé que es difícil para ti tener compañeros mayores pero ya habíamos hablado sobre esto, que vayas adelantado en tu clase no significa que eres mayor. Solo tienes 14 años puede que vayas a clases con chicos de 17 años pero tú sigues siendo un niño.

-Lo sé papá, sé que tengo casi 15 años – Jack no pudo evitar reír ante la declaración de su hijo – y también se que tenemos reglas y por eso yo pensaba que quizás tu podrías darme permiso para ir a la fiesta con Mike? –

Jack miró cuidadosamente a su niño, ¡diablos! sí que estaba creciendo rápido, si parecía que ayer estaba ayudándolo a montar en su bicicleta, no podía evitar pensar en su Dany como un pequeño niño, bueno quizás era hora de cambiar la imagen en su subconsciente y poner una de un adolescente hiperactivo. Pensándolo un poco mejor creo que no estaba dispuesto a dar todavía ese paso.

-Pienso Dany que es bueno que tengas amigos en tu clase y que puedas interactuar con tus compañeros es lo más natural.

Dany casi saltó del asiento – entonces me darás permiso?! – casi gritó

-Claro pequeño tienes permiso para ir al cumpleaños de esa chica solo que tienes que estar en casa a las 9 de la noche, que es la hora acordada de tu llegada

– Vamos papá! el cumpleaños comienza a eso de las 11.

- Bueno Dany entonces creo que no podrás estar presente en esa fiesta -

-OHH papá! Eso es injusto! Sabes que después de 1 año en ese curso es la primera vez que me invitan a una de sus fiestas – Dany dijo suplicante.

Lo siento, Dany. Tú sabes lo que pienso, las reglas están hechas para cumplirlas y además un niño de 14 años no tiene nada que estar haciendo fuera de casa después de las 11 de la noche, no es seguro.

-Ese es el problema sabes, tú me vez como un niño Y YO NO TENGO 5 AÑOS – dijo Dany casi gritando. La frustración y la rabia eran evidentes en su rostro.

Jack se quedó en silencio, echándose para atrás en el respaldo de su silla meditó sobre la escena; no podía creer que su dulce niño se había convertido en un adolescente en medio de una rabieta. De niño Dany no fue muy dado a tener rabietas, Jack solo recordaba unas tres hasta ahora.

-Creo Daniel que es mejor que termines tu cena, ya es tarde y mañana es día de escuela – Jack dijo cada palabra muy lentamente.

-Pero papá ¿es que ni siquiera lo vas a pensar? – Dany miró a su padre desafiante.

- Daniel te dije que termines tu cena, esta discusión terminó. No vas a esa fiesta -

-No papá. Tú terminaste esta discusión arbitrariamente, yo sólo te pido que por lo menos intentes ser un poco menos estricto y que confíes en que me puedo cuidar!

Jack se mantuvo en silencio pero su mirada era peligrosa, Dany se dio cuenta e inmediatamente se arrepintió de haberle gritado a su Padre, pero ya estaba hecho y además estaba cansado de que siempre lo tratara como a un niño, después de todo él iba a cumplir 15 años en un mes más.

-Daniel Jackson O'Neill vete a tu cuarto ahora! - Dijo Jack severamente pero sin gritar. Daniel se levantó tan rápido que en el impulso boto la silla.

-Entonces me avisas cuando quieras que baje – gritó frustrado el adolescente, dando la espalda a su Padre, no se dio cuenta que un muy enojado Jack llegó a su lado, sólo sintió el dolor en su trasero provocado por una fuerte nalgada.

Lagrimas llenaron sus ojos y Daniel tuvo que usar todo su esfuerzos para que no cayeran por sus mejillas quedando paralizado a medio camino – Daniel date la vuelta – muy lentamente el niño dio la vuelta pero clavó sus ojos en el suelo – mírame hijo – en cámara lenta Daniel posó sus ojos en su papá – sabes que no voy a permitir que me grites ni que me faltes al respeto, estoy consciente que no eres un niño pequeño pero ni por un minuto pienses que te voy a dejar hacer lo que quieras, eres menor de edad y te guste o no yo soy responsable por ti. Ahora vas a subir a tu cuarto y te quedarás ahí, te queda claro hijo.

- Sí Señor -

Jack finalmente se sentó a terminar su comida sintiendo los pasos de su hijo llegando a su cuarto y el portazo monumental que dio a la puerta, realmente el niño estaba empujando sus límites.

En qué momento Daniel pasó de un dulce niño a un adolescente irrespetuoso? Ya estás viejo Jack y aquí estás sentado en la mesa comiendo solo, con tu hijo en su cuarto pasando su rabieta. No pudo sino sonreír al hacer memoria y recordar como si fuera ayer cuando tomó por primera vez a su hijo en brazos; tenía solo 18 meses.

Años atrás…..

Jack O'Neill estaba solo en el comedor de su casa había pensado mil veces en cambiarse a otro lugar más pequeño quizás un departamento más cerca de su trabajo y además que la mayor parte del tiempo estaba fuera de la ciudad ya que aceptaba gustoso cualquier misión que lo sacará de la ciudad.

Se sentía solo. Su vida era un desastre, sólo tenía su trabajo. Después de haber sido tan feliz con su esposa e hijo ahora ya no tenía a nadie, su hijo estaba muerto y su esposa se había ido lo más lejos que pudo del lugar que tanto daño le había causado, no la podía culpar si él hubiera tenido la fuerza para abandonarlo todo también habría salido corriendo pero antes que su propio dolor Jack era un militar altamente calificado y no iría a ninguna parte sin que el alto mando así lo decidiera y hasta ese momento él estaba designado en ese lugar quizás era una forma de pagar por todos sus errores.

Todos los días se levantaba con el único fin de ir al trabajo, donde se había ganado la fama de trabajólico e inflexible. Todos le temían. Pero si es que había que estar en alguna misión que implicara algún peligro, entonces todos querían estar en el equipo del teniente O'Neill.

Así pasaban los días, meses y años de Jack tratando de borrar cualquier recuerdo que le hiciera daño tejiendo su caparazón para que nadie pudiera entrar lo suficiente para dañarlo de nuevo.

Todo iba bien esa semana así que cuando llegó el viernes sólo se acomodó en su sillón favorito para descansar, ese era su plan… hasta que sonó el teléfono. Pensando en no contestar y dejar que la contestadora hiciera su trabajo, pero no pudo. Se levantó para coger el maldito aparato.

-O'Neill - casi gritó

– Buenas noches. Hablo con el Señor Jack O'Neill?!

– Con él.

-Sr. O Neill mi nombre es Elena Hammond, soy abogada y me gustaría tener una charla con usted en persona, qué le parece si viene a mi oficina mañana sábado?!

Un confundido Jack se quedó en silencio unos minutos – espere! Déjeme entender. Una abogada que quiere verme en su oficina un día sábado?!

-No trabajo para ninguna institución pública Sr. O'Neill. Yo soy una abogada que trabaja en forma privada.

-Disculpe mi franqueza Sra. Pero qué diablos quiere de mí? Hasta donde recuerdo no estoy metido en ningún juicio.

-Tranquilo Sr. O'Neill. Lo que tengo que informarle es algo que prefiero tratar en privado y en persona además debo decir que estoy contra el tiempo con esto.

-Está bien. Logró intrigarme. Deme la dirección y estaré ahí a primera hora.

Esa había sido la llamada más extraña que Jack O'neill había recibido.

Sin dejar que lo afectara y pensando que quedaban pocas horas para dilucidar el misterio, Jack logró dormir plácidamente.

En la oficina del abogado…

- Muchas gracias por venir Sr. O'Neill, tome asiento por favor -

-Gracias - dijo Jack y se sentó en una de las sillas.

-Muy bien, ya que estamos aquí y no queriendo quitarle más tiempo como ya le había comentado soy abogada y trabajo en forma privada. Me encargo de cumplir con los últimos deseos de mis clientes, siempre que se pueda claro.

-Sra. Hammond espere. Me gustaría que me dijera de una vez porqué es tan urgente que yo esté aquí sentado en esta silla y no en mi casa disfrutando de mi fin de semana.

-Ok. Veo que es una persona que no le gusta irse con rodeos. Bueno, mis clientes son los Sres. Melburn y Claire Jackson los conoce.

De inmediato le vino a la mente. Melburn. Claro que lo conocía. Por un tiempo fueron muy buenos amigos. Lo conoció en una de sus misiones y después se lo fue encontrando en las partes más insólitas de este mundo que como Claire decía solo pueden frecuentar un arqueólogo o un militar. Así fue que forjaron una amistad un poco inusual ya que no se veían casi nunca debido a sus respectivas carreras. Todo claro antes de la catástrofe que significó en su vida la muerte de Charlie y el alejamiento de Jack del mundo. Fue en ese periodo oscuro que perdió comunicación con casi todos los amigos que le quedaban, entre ellos Melburn y Claire.

-Si conozco a Melburn y Claire pero hace años que no tengo comunicación con ninguno de ellos.

-Lo sé, es por eso que me costó mucho dar con su paradero Sr. O´Neill. Los militares no son muy dados a compartir información de sus funcionarios

– Bueno ahora si que me tiene intrigado me va a decir de una vez que pasa aquí.

-Lamento informarle que los Sres. Jackson sufrieron un accidente fatal en una de sus excavaciones que llevaban a cabo en las afueras del Cairo.

Como Jack mantuvo silencio la abogada continuó – todo lo que poseían lo dejaron a nombre de su único hijo, Daniel, que tan solo tiene 18 meses de edad. Lo que quiero decir Sr. O'Neill es que Melburn y Claire Jackson lo nombraron tutor de su hijo Daniel y además dejaron una clausula abierta para una futura adopción si usted así lo desea.

Paralizado era una palabra que podría describir mejor el estado de Jack O'Neill – me quiere decir que Melburn y Claire me dejaron la custodia de su hijo a mí? A un hombre que no ven hace más o menos 4 años? Lo lamento pero creo que hay un error – dijo Jack levantándose de la silla con clara intención de salir de ese lugar.

-Aquí tiene los papeles que ratificarán lo que le estoy diciendo, por favor léalos – Elena le pasó una carpeta a Jack.

Jack se tomó todo su tiempo en leer y re leer los documentos. En todos figuraba su nombre. Por un momento creyó que todo esto era una broma de muy mal gusto o quizás había cruzado a la dimensión desconocida - Usted tiene razón abogada, eso es lo que dicen estos papeles.

-Sé que esta noticia no se recibe todos los días Sr. O'Neill como para procesarla, pero estamos contra el tiempo. Hay un niño que está en camino y yo necesito saber si usted está dispuesto a ofrecerle un hogar.

¿Un hogar? Jack casi soltó una carcajada ante lo irónica que le resultaba la pregunta. Sintió que si existía un Dios en este mundo, éste se estaba riendo en su cara – Yo, abogada, soy la persona menos indicada para criar a un niño. En primer lugar, soy un soldado al cual asignan a misiones fuera del país por lo menos 3 veces al año sin tope de duración y, en segundo lugar, estoy seguro que existe algún familiar que usted pueda encontrar para que se haga responsable de esa criatura.

-No la hay Sr. O'Neill. La verdad es que si usted no se hace carga del menor, éste será dado en adopción. Como es un niño muy pequeño creo que tiene muchas posibilidades de ser adoptado rápidamente.

-Mire, no es que yo tenga nada en contra de los niños, pero no puedo hacerme cargo, realmente no puedo – Parecía que Jack se estaba tratando de auto convencer que estaba haciendo lo correcto no solamente pensando en él sino en el niño. Qué clase de padre había sido él? le había fallado a Charlie. No estaba dispuesto a pasar por eso de nuevo. No. Él no iba a ser tutor de ningún niño, ni siquiera del hijo de Melburn Jackson.

Jack se levantó de la silla buscando la salida – Sr. O'Neill. Por favor, no se vaya. Si usted no puede hacerse cargo del niño entonces tiene que firmar unos papeles renunciando a sus derechos sobre él.

- Está bien. Dígame donde debo firmar -

- La verdad Sr. O'Neill yo no estaba preparada para que usted renunciara a la custodia tan…

- Tan rápido quiere decir -

- Bueno si y sin siquiera querer conocer al pequeño -

- El hecho de conocerlo no cambiaría en nada mi decisión -

-Está bien. Pero esta semana voy a estar ocupada. Los servicios sociales siempre son un lío y tengo que ir a buscar al niño. Qué le parece que nos juntemos el lunes, a las 3 de la tarde en el aeropuerto.

– En el aeropuerto? Por qué en ese lugar? –

-Le diré por qué. Yo me voy a comprometer a tener esos papeles lo más rápido posible siempre y cuando usted conozca a ese niño. Si usted piensa que conocerlo no va a cambiar su decisión, entonces no pierde nada.

– Me está chantajeando –

-No. Sólo quiero cumplir con mi deber. Conozca al niño, por lo menos véalo una vez, por favor.

Jack meditó por unos minutos en realidad que mal le hacía conocer al pequeño, ninguno pero no le gustaban los métodos de la abogada, en fin sentía ahora cierta curiosidad por conocer al pequeño Daniel Jackson.

En el Aeropuerto…

Como no podía ser de otra forma, el vuelo estaba retrasado. Llevaba casi 1 hora esperando junto a la abogada.

Finalmente anunciaron la llegada del vuelo en el cual venía Daniel.

La abogada le explicó que una mujer de nombre Pamela, que trabajaba como niñera en una agencia fue la encargada de ir al Cairo y traer al pequeño a lo que sería su casa

Jack no pudo dejar de sentir lastima por el pobre niño solo en un país que no conocía y con personas desconocidas; eso podía asustar a cualquiera.

Entonces, desde la multitud de gente que venía saliendo, cargando sus maletas, divisó la cabeza de un pequeño niño que venía en brazos de una señora de edad, inmediatamente su corazón se aceleró: era él.

Por alguna razón que hasta ahora no sabe explicar Jack O'Neill se quedó paralizado sin siquiera moverse para ayudar con las maletas a la mujer que cargaba a Daniel.

-Bien. Finalmente está aquí – sonrío la abogada mirando al niño; estaba despierto, agarrando fuertemente un perro de peluche – Sr. O'Neill? – llamó la abogada dándose cuenta por primera vez que ella se había acercado a ayudar a la niñera y que el militar se había quedado atrás. Por un momento pensó que el hombre iba a salir corriendo.

Elena Hammond lanzó un suspiro. Esto parecía un caso perdido. Si el hombre estaba en estado de shock, tendría que quemar su último recurso y hacer las respectivas presentaciones. Tomó a Daniel en brazos y se acercó al militar.

-Jack O'Neill, le presento a Daniel Jackson – el niño miró detenidamente al hombre. Para admiración de Jack en sus ojos no había ni una pizca de miedo, solo curiosidad.

Antes de que Jack pudiera decir o hacer cualquier cosa la abogada se las ingenió para dejar a Daniel en los brazos de Jack. Así, por primera vez, los que iban a ser padre e hijo se miraron por lo que pareció una eternidad.

El niño no lloró ni hizo ningún gesto de estar incómodo en los brazos del hombre que lo miraba con tanta curiosidad. Para poner fin a esa conversación silenciosa que parecían estar llevando a cabo Jack y Daniel, el niño finalmente hizo algo que dejó sorprendidos a la abogada y la niñera: le sonrió al militar y el militar le devolvió la sonrisa, acunándolo más en sus brazos mientras el pequeño Daniel le mostraba el peluche que llevaba en su mano derecha – woof woof - dijo Daniel mientras miraba a Jack y al perro de felpa sin dejar de sonreír.

Entonces, sin que nadie tuviera el tiempo de decir nada más el teniente, Jack O'Neill dijo – Muy bien pequeño amigo, creo que es tiempo de ir a casa. Debes estar cansado.

Tiempo presente…

Terminada la comida, Jack limpió la cocina y se dirigió a la habitación de su hijo. Se detuvo frente a la puerta, dio un suspiro para abrir la puerta casi al mismo tiempo que la tocaba, era su manera de pedir permiso y respetar la privacidad del adolescente.

Encontró a su hijo recostado en la cama leyendo un libro. Jack entró en la habitación. Ambos se miraron y antes de que Jack siquiera hablara el niño comenzó con su discurso.

-Papá, yo lo siento. No quise faltarte el respeto y mucho menos haberte gritado – dijo un arrepentido Daniel – sé que sólo quieres cuidarme pero también me gustaría que me entendieras y que me dieras una oportunidad de demostrarte que puedo ser una persona responsable – Daniel terminó de hablar casi en un susurro sin poder mirar a los ojos a su padre.

-Escúchame hijo – dijo Jack mientras con su mano derecha acariciaba la cara para terminar levantando el mentón para poder ver a los ojos a su hijo – sé que no fue tu intención hacer ese berrinche – sonrió Jack – y créeme que estoy muy consciente de que eres un adolescente pero no me pidas que te vea como un adulto porque para mí tú serás siempre mi niño. Es algo con lo que vas a tener que vivir Dany – ahora fue Dany el que sonrió – con respecto a la fiesta, Dany, yo no te voy a dar permiso para que vayas y antes de que me des tus argumentos, te daré los míos: en primer lugar, es una fiesta para chicos mayores y no es muy difícil de saber que habrá alcohol y muy posiblemente drogas – Daniel abrió la boca, pero su padre se anticipó – no soy ingenuo Dany, sé que los adolescentes consumen drogas y que es en las fiestas donde frecuentemente la encuentran. No quiero que te veas expuesto a eso todavía.

Daniel miró a su padre y supo que su batalla estaba pérdida. Por experiencia, Daniel sabía que su padre era un hombre que no cambiaba de opinión sólo por una súplica y él no tenía argumentos de peso más que las ganas de ir. Poniendo en la balanza los últimos acontecimientos se dio cuenta que la había sacado barata, por lo menos no estaba castigado.

-Ok papá lo acepto, no me gusta pero entiendo tus puntos – Jack sonrió y palmeó la cabeza de su hijo en muestra de cariño – Siempre supe que tenía un hijo inteligente, ahora a dormir, niño. Ya es tarde – Daniel se acomodó en su cama mientras su padre lo cubría con las mantas. Antes de salir, Jack escuchó las palabras que hacían que su corazón latiera con más fuerza

– Te quiero papá –

- Yo también Dany, yo también.

Continuara….