Hola, despúes de un largo tiempo me dispongo a volver ¿Con qué cara? no lo sé. A punto de terminar la carrera me da por volver a mis raíces, espero que para ofrecerles algo mejor, pero sinceramente no lo sé. Traigo un Fic. nuevo de un juego que me gusta mucho, que creo lo que conocen, se llama Eldarya, está demás decir que yo sólo tomo a los personajes como inspiración para mis desvaríos y como no sé si a alguien le interesa leer sobre el tema, dejaré por aquí la introducción al fic, de el cual sólo tengo un capítulo y si no es fructífero pues se puede suspender, ustedes díganme si les gusta y si debo continuar.
Besos enormes, Persae.
Sentada al fondo de aquella celda comenzó a rehacer todos los pasos del camino que la habían llevado a vivir aquella situación. Para empezar ella ni siquiera había pedido todo lo que le estaba pasando, ella no había buscado nada de lo que vivía en ese momento. Era sólo una estudiante estúpida, que sin saber cómo se encontraba en aquella situación que sin lugar a dudas era solo para la gente fuerte y sin flaquezas de ninguna índole ¿cómo rayos había podido creer que encajaría bien en ese lugar? y es que sólo a ella se le ocurría confiar en personas que sólo conocía hace algunos meses. Golpeó el suelo frío de granito con el puño y escuchó al fondo del pasillo de lo que parecía una mazmorra (No lo sabía porque había despertado ahí y las cadenas que ataban sus tobillos no le permitían ir más allá de unos cuantos metros) Pasos que se acercaban calmos, se abrazó ambas rodillas y hundió la cabeza en estas.
— Quiere verte — soltó con indiferencia el moreno.
Ella levantó la cabeza y negó.
—No es una pregunta — confirmó el muchacho que abría la puerta de la celda y se acercaba a ella con total calma.
— ¡No! — gritó ella arrastrándose lejos del lobezno que intentaba soltar los grilletes de sus tobillos.
— Gardienne, por favor— dijo él tomando uno de sus tobillos que pataleaban.
—¿Por qué me trajeron aquí, Chrome?— se arrastró nuevamente — ¿Por qué no se deshicieron de mí? como lo hicieron con todos en el C.G.— tragó margo recordando los gritos y a la gente corriendo entre las llamas.
—No nos deshicimos de todos, no hicimos las cosas como debíamos, él flaqueó y no sabemos por qué, si fue por el tiempo en el lugar o fue por ti. Sólo sabemos que ahora nos descubrió y que los que quedan saben quienes somos.
Ella Cerró los ojos y una lágrima amarga le surcó la mejilla.
Caminaba con dificultad y cojeaba de una pierna, había descubierto que se encontraba en un palacio, Chome la había sacado de las mazmorras y la había guiada por un camino que llevaba a lo que parecían pasillos y salas luminosas exquisitamente decorado, tras haber atravesado un par de habitaciones llego a una gran sala con un techo cupular que dibujaba una serie de seres hermosos alados, con características tanto angelicales como demoníacas, de entre el grupo que dibujaba una masacre sólo reconocía a uno…
—Leiftan — murmuró.
Examinó con recelo toda la sala y pensó que tal vez se trataba de una sala de baile, frente a ella se encontraban en un segundo plano tres grandes sillones, como tronos, pensó.
— ¿Te preguntarás qué haces aquí?— esa voz le heló la sangre y quiso esconderse tras Chrome.
Un hombre rubio vestido de blanco salió de tras de una de las grandes sillas y ella se petrificó desesperada intentó correr pero el agarre de Chrome en su brazo la detuvo.
—Puedes irte Chrome — pronunció solemne y amable el rubió.
El lobezno asintió soltando a la joven que temblaba y salió de aquél lugar con total calma. la chica por su parte al verlo avanzar impertérrito por todo el salón hasta llegar a ella sólo consiguió hacerse pequeña en su lugar y que una lágrima de miedo se le escapara de los ojos. Por su parte el joven se acercó a ella y arrancó con ternura la salada muestra de su terror.
—¿Por qué lloras?— preguntó tomando su barbilla con delicadeza — ¿Tienes miedo?
La joven apartó el rostro y la mirada —Supongo— dijo con suficiencia— que si te pregunto ¿por qué no me lo dirás?
—Te equivocas Querida mía— Leiftan comenzó a caminar en rotación a ella — alguna vez tuve una familia que me fue arrebatada por ese grupo de personas por quienes lloras y quienes también te arrebataron a la tuya. Se trata de una venganza, se trata de una madre que jamás volverá a besar, de un padre que no volverá a palmear, hermanos, abuelos, tíos que fueron masacrados por una raza inferior, sólo por miedo.
La calma del muchacho la perturbaba y Gardienne no sabía como reaccionar, todos los recuerdos se agolpaban en su mente, todos los muertos y los convalecientes de aquella noche se agolpaban en su cabeza, el rostro de Miko y de sus compañeros de la guardia se venían a su mente.
—Todo el tiempo fuiste tú— escupió con rabia la chica.
—Sí— contestó con suficiencia — y los mataría a todos mil veces más. Aunque en realidad no sé qué es lo que te aqueja si quienes te importan conservan la vida, por ahora.
— ¿Por qué me trajiste aquí? ¿Planeas torturarme? ¿O vas a matarme en privado? — preguntó Gardienne. —Si es así debo saber de qué privilegios gozo que no tuvieron los demás.
La pregunta le provocó al rubio una ligera sonrisa y una mirada de incredulidad que dirigió hacía la chica.
—¿Matarte? ¿Torturarte? — río— no, querida, no te mataré ni te lastimaré, no te traje a este mundo para eso, te he estado esperando. Te traje aquí para salvarte y para que tú me salves a mí. Y si quieres saber de los privilegios tendrás que cambiarte, porque cenaremos está noche. Estamos celebrando al fin y al cabo que pronto nada nos podrá separar.
