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Disfruten la lectura

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Con pasos lentos y pausados se dirige a su objetivo, las perreras de winterfell, no sé apresura, a pesar de lo cabreado que le pone el ruido de los aullidos y ladridos que inundan el castillo entero. Ya en la puerta lo espera Ben, el cuidador de perros con una mueca de disgusto.

-¿cómo siguen?

-igual, tuve que separarlos, pero aun faltan varios días

-déjame entrar

Ramsay entra a las perreras y ve con enfado como solo uno de sus perros se le acerca para recibirlo y lamerle la mano mientras los demás voltean moviendo la cola sin saber si ir con su amo o alejarse de su objetivo, dos perras en celo.

Tiene un total de 5 perros, 3 machos y 2 hembras, sabe que no existe distinción a la hora de cazar, siendo igual de mortífera la mordida, incluso las hembras suelen ser mas obstinadas, el problema recaía en esos días especiales de celo, tenían que ser separados para evitar disputas y que sus amadas mascotas no se maten entre ellas, los perros por intentar premiar y las perras no se dejaran fácilmente, así que en esos días el castillo caía en caos al tener 3 cachondos perros ladrando y aullando sin parar día y noche.

-ni siquiera me hacen caso, malditas bestias

-necesitan un escape a tanta energía, los he sacado diario a correr pero parece no ser suficiente, necesitan una perra, si quiere puedo conseguir una callejera, solo para que se liberen

-… no, tengo una mejor idea- en su rostro se dibujo esa siniestra sonrisa

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Han pasado meses desde la batalla de los bastardos por el dominio del norte, el resultado devastador y ciertamente predecible, el ejercito libre de Jon Snow fue hecho trizas en poco tiempo, ningún hombre quedo vivo, a excepción de su comandante que fue capturado como trofeo para el señor Bolton, Sansa tuvo una historia trágica, capturada por un grupo enviado especialmente por ella mientras intentaba escapar hacia Eyrie, de camino se logro escapar solo para suicidarse colgada de un árbol con las mismas cadenas que la retenían.

Jon no lloraba la batalla perdida tanto como lamentaba la pérdida de sus hermana y de cada hombre que confió en el, echándose la culpa por arrastrar a miles de hombres a la derrota y pedía la muerte algo que Ramsay, su nuevo amo, no le concedió, Jon no entendía que ahora su vida se encuentra en manos del psicópata sádico que gobierna el norte.

La dinastía Stark ha muerto

Pero aun así no se rindió, cuando entendió que su muerte no llegaría a manos de Ramsay, cambio de enfoque soportando torturas a memoria de su ejército muerto, pensando que quizá le debía eso, por lo menos, sobrevivir en nombre de ellos.

Pero el tiempo pasaba, desgastando el cuerpo de Jon al igual que su espíritu y voluntad, Ramsay sabía que le faltaba poco para quebrarlo, pero aun necesita el golpe final.

-buenos días bastardo

-buenos días

Ramsay entro con una inusual alegría y eso alerto a Jon el cual contesto de mala gana pero empezaba a seguir un lineamiento de obediencia simple, aprendió que algún error o desaire le costara caro, pero eso no quiere decir que se ah rendido, por eso mismo aun se encontraba atado de manos en una sucia mazmorra.

-necesito tu asistencia, ¡es una tarea muy simple! Incluso alguien como tu podrá hacerlo.

No contesto, solo se dejo arrastrar por el lugar fuera del castillo, en cuanto vio las perreras y escucho los alterados ladridos se puso tenso, algo le advirtió que ese sería su fin, Ramsay lo tuvo que arrojar dentro ya que intento escapar por temor a los perros, pero perdió el equilibrio cayendo de cara, lo levanto dejándolo arrodillado y desato sus cadenas, por suerte para el pelinegro los perros se mantenían encadenados al otro extremo, parecen muy alterados soltando mordidas y ladridos hacia él.

-¿no te parece fantástico? Son criaturas hermosas, capaz de desgarrar la carne con una mordida– Ramsay se puso al lado de sus perros, un movimiento para liberarlos y será su muerte – son leales y obedientes, ¿sabes? Podrías aprender algo de ellos – Jon rogaba a los dioses, si este era su fin que sea rápido – júrame lealtad Jon Snow, jura , obedece y todo esto terminara – pero no contesto, se mantuvo firme con esos ojos llenos de odio – bien… si no te doblegas ante mi… quizás lo hagas con mis perros – tomo a uno de ellos, el más grande , soltando su correa, este se dirigió de inmediato hacia Jon pero Ramsay lo tomo del collar evitando que lo mordiera, el perro se tranquilizo un poco cuando su amo tomo un fuete de alguna esquina, dio vueltas olfateándolo, temblaba en su lugar cerrando los ojos esperando su muerte, pero no llego.

- En 4 – ordeno en un tono frio – ¡dije en 4! – el primer azote directo a su espalda, no le quedo más que obedecer, ah soportado demasiado y su cuerpo está cansado como para renegar.

Dio un brinco cuando Ramsay rompió los jirones viejos que viste para dejar su parte posterior libre, fue cuando su cerebro hizo conexión entendiendo hacia donde se dirigen las cosas, intento escapar pero el perro le gruño, el otro saco un pequeño tubo de aceite de sus ropas y se lo aplico en la entrada, Jon soltó un pequeño quejido con la primera intromisión, por lo menos lo prepararía pero lo dejo en poco y con una nalgada se separo , el aceite que le aplico huele peculiar, algo amargo que altero al perro, comenzó a rodearlo con impaciencia y antes de que Jon siquiera se moviera el enorme perro ya lo montaba, siente el húmedo miembro del animal rozando con sus nalgas sin acertar, mientras sus garras rasguñan su espalda y muslos.

-¡no no no! – intento escapar pero Ramsay lo sujeto de los hombros

-¡serás cojido por mis perros como la sucia puta que eres!- tomo al perro con cuidado ayudándolo a introducirse

-¡ahhHHHH! – un grito quedo ahogado en su garganta al sentir la invasión pero el siguiente fue desgarrador cuando el perro sin cuidado comenzó a embestirlo con furia

-¡BASTA! ¡SACALO! ¡SACALO! – los golpes eran frenéticos y sin descanso, intento alejarlo pero solo se saco una mordida en el hombro en respuesta, sus brazos están cansados dejándose caer al suelo con el culo levantado para que el animal siguiera su excitada faena, las uñas del chico quedaron marcadas en el piso sucio en un desesperado intento de huir, el duro y grueso miembro del perro entra cada vez más profundo hasta que en una estocada logra introducir el hinchado nudo, Jon grito agonizante, la esencia del perro lo llenaba mientras que aúlla de gozo, Ramsay observó la escena con total satisfacción.

El perro se contorsionó hasta quedar de espaldas con la cola pegada, ve con total pánico como ha quedado abotonado al perro, aun pudiendo sentir su interior arder al ser expandido por el rojizo nudo, cada movimiento del perro era una tortura para Jon, pero cuando el animal intento alcanzar a su dueño y lo jalo desde el interior sintió una pulsada en toda la columna, no soporto más, sollozante rogo por perdón.

-p por favor… sácalo... ¡POR FAVOR!

-Intenta de nuevo – Ramsay se arrodillo hasta quedar de frente – ¿cómo se pide?

-amo, por favor… - las lagrimas caen por su sucia cara, había evitado decir esas humillantes palabras durante tanto tiempo, su dignidad mancillada.

Ramsay sonrió con total victoria, no solo había conseguido ser un Bolton genuino sino también Winterfell, ser el guardián del norte y ahora, una mascota nueva.

Se levanto y tomo un cubo con agua fría mojando las partes nobles del perro el cual pudo salir del interior de Jon sin problema, gimió al sentirse libre desplomándose en el suelo, por sus muslos derramaba la esencia del animal combinada con sangre.

-¡para ese culo! Aun no hemos terminado

-¿¡q que!?

Ramsay libero a los dos perros restantes y levanto a Jon dejándolo sobre sus rodillas y codos, los perros lo olfatean y lamian su trasero, peleando por quien sería el primero en montar, su amo los separo mientras uno se acomodaba en la retaguardia Ramsay puso al otro pansa arriba justo frente al rosto de Jon

-¡vamos! mis cachorros esperan

Se resistió, apretando los dientes y sus puños hasta ponerlos blancos, las lagrimas cayendo a raudales por sus mejillas, pero está cansado, su espíritu exhausto, ya no quería pelear, nunca quiso, solo desea que todo termine, exhalo el aire guardado y comenzó a mamar el miembro del perro, el otro había alcanzado por fin su entrada penetrándolo sin cuidado alguno.

Las lamidas aumentaban al igual que su asco, mientras el perro se retorcía y el otro le perforaba abriéndole las entrañas para dejar pasar su goteante pene rojo, Ramsay suavizo su mirada, disfrutando cada momento del atroz acto y acaricia los negros risos de su nueva mascota, admirando como poco a poco su espíritu desaparecían dejando una nubosa y perdida alma reflejada en los ojos cafés, listo para ser tomado.

El perro introdujo el grueso nudo y aun así siguió embistiendo un par de veces hasta venirse, Jon tuvo que controlarse para no morder el miembro del otro animal que se corrió en su garganta, el sabor asqueroso lo invadió y sin pensar lo escupió a un lado, para su desgracia ensucio las botas de Ramsay.

-lo siento amo

-¡ahora límpialas! – dio un fuetazo en su espalda lastimada que ya presenta varias marcas por las garras de los perros.

Inclinándose para lamer de las sucias botas, cada gota con el perro aun pegado, cuando termino Ramsay desbotono al perro detrás suyo con agua fría, ambos perros se fueron de vuelta a sus respectivas celdas echándose al fin satisfechos dejando a Jon abatido en el suelo, desnudo, con las piernas temblando mientras semen y sangre escurría por sus muslos, escena tan lamentable provoco una carcajada a Ramsay, ayudo al chico llevándolo hasta una perrera vacía, Jon se hecho entre una pila de pieles.

-este será tu nuevo hogar ¿te agrada?

-si amo, gracias – se arrastro como pudo para lamer la mano de su amo en señal de agradecimiento.

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Me quedo mucho mejor de lo que creía, espero que el lemon zoofilico no haya quedado muy corto y sobre lo último, bueno, me gusta la degradación mental a base de sexo, concepto sacado de los hentai, como es debido.

Muart el Caballero del Hentai