Kyoko mantenía su mirada fija y asesina en Shoutaro mientras las manos de él estaban puestas en la pared, a los costados de ella, obstruyendo su salida. Entretanto él tenía una sonrisa autosuficiente al tenerla en esa posición. Sin escapatoria igual que un depredador que tiene atrapada a su presa.
Ella frunció el ceño y emitió un bufido al ver que Sho había invadido su espacio personal. Uno que consistía en que él tiene que mantenerse más de tres metros lejos de ella. Por otro lado, el cantante fue bajando la cabeza hasta quedar los rostros a la misma altura a solo centímetros de rozarse, aun teniendo pintada en su cara, esa petulante sonrisa.
Ante eso, los ojos de Kyoko se abrieron enormemente pareciendo que se iban a salir de sus cuencas. ¿Se atrevería? Se preguntó Kyoko teniendo espasmos de cólera. Si, acaso este iba a hacer lo que pensaba.
Fuwa siguió y cuando sus labios estuvo a punto de unirse con los de ella. Un dolor recorrió en la parte de la frente de Sho y Kyoko, a causa de que esta última le pegó un cabezazo.
El retrocedió instintivamente y Kyoko al fin fue libre. Lo miró furiosa mientras su aura negra y sus demonios la rodeaban, quien le apunto con su dedo y exclamo: ¡Nunca más dejare que me roben un beso! ¡Y mucho menos si eres quien lo va a hacer!
Porque Kyoko lo había decidido. Nunca. Pero nunca más iba a permitir que le roben un beso. Con eso dicho se fue a pasos largos, sonrojada por la indignación. Por otra parte Fuwa Sho estaba encolerizado porque obtener un beso de él, es un honor. Y ella lo había desechado como si fuera lo peor. ¿Pero... quien se creía?
Comenzó a patalear fuertemente, entretanto la veía alejarse y la mano seguía puesta en su frente aun sintiendo como ese sector palpitaba.
— Sí, que su cabeza es dura —Musito, refregándose.
...
Al rato, Kyoko se encontró con Tsugura Ren, provocando que todo su cuerpo se paralizara y se calentara a temperaturas inimaginable.
— ¿Estas bien, Mogami_san? —Le pregunto al llegar hasta ella y divisar como su sien estaba colorada y con una leve protuberancia.
Este alargo su mano y toco suavemente con la yema de sus dedos ese lugar, quien ella estaba sorprendida que no digiera que tiene fiebre, porque ella sentía su cuerpo tan caliente que parecía que en cualquier momento se derritiria.
Kyoko, desvió su cara y alejándose de su tan agradable cercanía. Repuso: No se preocupe... Estoy bien.
— Es mejor que te coloques hielo —Espetó— Te golpeaste muy duro.
Al decir eso, recordó, el momento que golpeo a Shoutaro. Y esbozando una sonrisa esperaba que este le duela la cabeza luego de ese golpe, el cual había implementado toda su fuerza.
— ¿Estas bien? —Volvió a preguntar, acercándose, al ver que inexplicadamente sonreía malevolamente.
Ella parpadeo y al notar como solo centímetros los separaba. Las mejillas se incendiaron, adquiriendo un carmesí.
¡Nunca más dejare que me roben un beso!
Escuchando en su mente, una repetición de sus anteriores palabras, quien en ese instante se decía a si misma si Ren estaba dispuesto a robarle un beso. Ella lo dejaría. Él, sería una excepción.
De todas formas, es una lastima. Tsugura ni siquiera lo intentaba. Pobre, él no creía tener oportunidad.
