Aioria estaba sentado en la mesa del elegante restaurante degustando los mejores platillos, era crítico de cocina gourmet en una importante revista de sociedad, frente a él Shura su editor, bebía con acritud la copa de vino mientras esperaba los comentarios de Aioria acerca del platillo que le habían servido.
-Solo puedo describirlo como… original y delicado…- Comentó aún saboreándolo. El chef suspiró aliviado y Shura anotó las observaciones en su palm.
-Bien, ¿Tenemos algún otro lugar que visitar?.-
-No sé… tengo que ver mis mensajes.- Sacó el móvil y lo conecto directamente a la grabadora en su casa.
-Aioria… necesito hablar urgentemente… necesito que vengas a Grecia… te necesito más que nunca. Por favor… en cuanto llegues a tu casa llámame, no importa la hora… pienso en ti cada segundo.
Colgó y sintió mariposas en el estómago.
-Lo siento Shura, era mi hermano.-
-¿Enserio? Por el que tanto suspiras te ha llamado al fin.-
-Si, me ha dicho que me necesita.-
-Enhorabuena Aioria.- Sonrió divertido mientras terminaba de beber, ya se sabía la historia de pies a cabeza Aioria lo martirizaba contándole una y otra vez las aventuras con su hermano, una verdadera joda, no había poder humano que le hiciera callar.
En su departamento escucho unas 15 veces más el mensaje del cabrón de Aioros que nunca se dignaba a llamarle.
-Debería de ignorarte maldito idiota, pero solo por que te escuché realmente desesperado.- Marcó el número a Grecia y esperó hasta que le contestó.
-¡Aioria gracias al cielo creí que tendría que esperar meses para que llamaras!.-
-Si bueno, he estado viajando mucho últimamente.-
-He pensado en ti… cada noche…-
-¿Enserio? Yo también… recuerdo como me echaste de noche…-
-¡Aioria! No seas rencoroso… no puedo olvidarte… y por eso quiero que tomes el primer vuelo y vengas para acá.-
-Yo tampoco puedo olvidarte… ¿Por qué tanta prisa?.-
-Encontré a alguien.-
-¿Cuánto tiempo paso desde el borracho con el que andabas? Bueno creo que te irá bien.-
-No, no entiendes, encontré a alguien especial, realmente especial…-
-Ah… ¿Enserio?.- La voz de Aioria pareció triste y en su rostro una mueca de frustración.
-Si… me voy a casar y por eso tienes que venir…-
Aioria se cayo de la silla cuando escuchó aquello.
-¿Qué te vas a casar? ¿Pero no crees que es un poco apresurado? Ya sabes, eres un irresponsable y quisquilloso.-
-Lo sé, pero él es encantador, es perfecto, tienes que conocerlo, cuando lo veas te darás cuenta.-
-Pero… pero… ¿Cuándo?.-
-Este sábado me caso.-
-¡Este sábado! Pero es martes por la noche Aioros…-
-Si, es una de esas bodas de 4 días.-
-¿Vendrás?.-
-Si… iré…- Colgó el teléfono completamente ofuscado y nervioso.
-MALDITA SEA MALDITA SEA… ¿Y ahora que voy a hacer?… Maldito Aioros.-
