Pues aquella noche los truenos no dejaban de causar sus repetidos estruendos, las gotas de una densa lluvia caían sin cesar bajo el oscuro asfalto del castillo. No obstante, varias personas estaban reunidas frente a las puertas del gran palacio, más de miles de hombres y mujeres, niños incluidos esperaban con ansias el discurso de su nuevo rey. Los vitoreos eran incesantes, la muchedumbre expulsaba una tremenda alegría en contraste con el tétrico lugar.

"¡Que salga nuestro rey!"

"¡Esperemos que nuestras plegarias hayan sido escuchadas!"

Eran gritos de exaltación y de un éxtasis tremendo. Ya acabada la guerra y dando bienvenida a una época larga de posguerra, una esperanza pequeña que habitaba en los corazones de cada uno de los presentes y de los que no, se hacía cada vez más grande. Algunos de ellos. Se encontraban reacios a aceptar a su nuevo rey, heredero del bélico y cruel Garon, temiendo el progresivo terror que se ha estado llevando durante años. Las injusticias dadas por su majestad, tan crueles e incongruentes, provoco en varios sectores, una tristeza incurable. La señorita que se mantenía apoyada en una barandilla de piedra en lo alto de un balcón, se entretenía intentando determinar los sentimientos de cada uno de sus súbditos. Sus expresiones, movimientos, aquellas miradas…

Su pelo largo y platinado se mecía al son del aire y de los empujes de cada diminuta gota, lo tenía un poco estropeado. Pero en esos días de combates seguidos y de dolor, dejó de darle importancia a su aspecto. Siendo sinceros, su belleza seguía deslumbrando, ella no lo sentía pero los que la rodeaban no se dejaban de fijar en su perfecto y carismático rostro, su esbelta figura y su irremplazable personalidad altruista. Una muchacha más pequeña se acercó y con un delicado piñizco logró su atención.

"¡Ay! ¡Elise! Eso ha dolido…" Pronunció con sobresalto la mayor de aquellas dos

"Je je, no esperaba que a la gran Corrin le doliera un pequeño piñizco" La pequeña joven de cabellos rubios, la miraba con una sonrisa tierna y a la vez preocupada

Desde la última batalla contra el hermano menor de Corrin, Takumi, la paz inundó a la familia real de Norh. A sabiendas que una larga guerra había terminado para dar lugar a una época de larga prosperidad; una las princesas no se encontraba conforme con el resultado.

"Se te ve tensa, hermanita ¿Ha pasado algo?" Preguntó la joven de cabellos plateados, tras haber pasado varios meses con muchas personas de diferentes personalidades, ella había logrado perfeccionar su forma de fijarse en las incomodidades de los demás sin poner demasiado esfuerzo…

"¿Eh? ¿Por qué iba a estarlo? Se está celebrando la coronación de Xander, es un buen motivo para estar radiante de felicidad…" La última palaba fue muy poco entonada y sobretodo apagada

Era indudable, Elise no estaba conforme con algo, su mirada la delataba aún más que sus palabras. Pero ¿Qué podría decirle? Ya no estaban en tiempo bélico y las típicas palabras de "Todo acabará muy pronto" no servirían ya que el fin llegó. Era momento, quizá, de dar prioridad a los problemas emocionales que antes podría resultar inútil. Corrin jugueteaba con el terco pelo, enrollándolo y desenrollándolo, suplicaba que Felicia trajera cuanto antes el champú especial que le prometió.

De un momento a otro, la señorita Corrin se enderezó y abrió ambos ojos como de platos se pareciesen. Pensar que hasta hace poco, le preocupaba cuantas provisiones o armamento le quedaba en su campamento… ahora su problema era arreglar su larga cabellera. Pues ella, tras unos cortos pero duraderos minutos, se dio cuenta que debía de volver a traer de vuelta aquellas preocupaciones. Que ropa usar hoy y mañana o pasado, que lugares visitar y que tiendas hay que ir para comprar utensilios bonitos. Miró de nuevo a hermana menor, apoyaba sus codos en la barandilla mientras sostenía con sus manos su pequeña cabeza. Corrin no dudó en acariciarle su melena rubia… a lo que la pequeña, sin mucho titubeo, la miro de reojo con cierta indiferencia.

"Hermana…" Elise empezó a hablar, al parecer, las caricias le proporcionaban cierta seguridad "¿Cómo puedo conseguir que todo vuelva a ser como antes?"

"¿Cómo antes…?" La promesa que ellas dos se hicieron en su momento, que la familia real norhia volvería a ser como antaño, se debía de cumplir después de acabar con el reinado del rey Garon "Pero Elise, estamos todos tus hermanos contigo, ninguno ha padecido bajo influjo de la guerra… los cinco viviremos felices, en nuestro castillo… nuestras risas, lamentos, logros, tristezas, apoyos, amores platónicos o no deseados, un verdadero amor… lo compartiremos entre nosotros. He luchado para liberar a ambos reinos de un conflicto que parecía eterno… lo que me inspiraba a seguir adelante era eso, que todo volviera a ser como antes, mi deseo más ferviente…"

"Pero… ahora que Xander asumirá el reinado de Norh, no tendrá mucho tiempo para estar conmigo o con vosotros… ¿Y tú Corrin? Tienes a dos hermanas más, no puedo evitar ponerme celosa cuando te veo cerca de Sakura…" Dijo la melancólica adolescente

Corrin no se había a parado a pensar sobre el enorme cargo que caería sobre los hombros de su hermano mayor, ser el rey de un reino es una tarea muy complicada, y más cuando se intenta imponer la justicia en un lugar ya manchado por una múltiple horda de caos. Sin dudarlo, ella tenía pensado ayudar a Xander en aquel deber tan fatuo. Por otro lado, Hinoka y Sakura, sus hermanas biológicas, no podía apartarlas de sus vidas, no era lo correcto… la mayor de la familia de Hoshido, le propuso que se viniera a vivir con ellas a su reino. Pero como era de esperarse, Corrin terminó declinando ante tal petición, pero no negó lo de ir a visitarlas a menudo. Pero ¿Solo llegaría a eso? Ser una mera visita de sus hermanas, comer un banquete y hablar de cosas emocionantes y felices… todo resultaría muy actuado desde el punto de vista de la señorita portadora de la Yato.

"Je je" No pudo evitar soltar una risilla modesta "Si ayudamos todos a Xander, los más probable sería que se le facilitaran las cosas, y por lo tanto podrá pasar más tiempo contigo, conmigo, con Leo y Camilla… y Elise, tú no eres de las que se ponen celosillas… Sakura será mi hermana de sangre tal cual, pero todo ese vació que no compartí con ella… ¡Lo rellenaste tú! Para mí, esas cosas tienen más valor… pero eso no quita el hecho de que quiera a mi hermana hoshidana, que conste"

"¡Ah!" la pequeña rubia pegó un tremendo grito que hasta hizo retroceder a su temeraria hermana

"¡Oye, me has asustado! ¡Ya van dos veces que me sorprendes!"

"¡Ja ja ja! Tenía que hacerlo, me estaba hundiendo en una depresión sin sentido… ¡Gracias por tus palabras, Corrin!" Elise saltó hacia ella para rodearle fuertemente con los brazos la cadera "¡No sé qué haría sin ti! Una vez más agradezco al destino que nos hayas escogido a nosotros, me… me haces tan feliz…"

Sus ojos púrpuras que contrastaban con la larga noche, brillaban al son de las luces artificiales que producía el pueblo con grandes antorchas conmemorativas. Corrin le despejó un poco de pelo de su flequillo, y acercó su labios hacia su frente para darle un dulce y estrafalario beso. Pudo sentir su cálida y húmeda piel, síntoma de una clara euforia. Segundos más tarde, se separaron. Fue entonces cuando Elise, de un modo infantil, empezó a toquetearse la frente.

"¡Corrin, me has besado! Nunca te vi hacerlo, ni siquiera a Camilla, que siempre esta tras de ti. Es un privilegio ser la primera en recibir este afecto… aunque tu forma de hacerlo es un poco rara, me has clavado un par de dientes… ¿Eres alguna especie de vampira?"

"No, tranquila" Corrin, repasando con las yemas de sus dedos parte de su boca, frunció el ceño "¿Es que beso mal? ¿Y cómo que eres la primera en recibirlo?"

"Oh… ¿Es que no lo soy? ¡Te has delatado! ¿Quién ha sido el afortunado? Estoy segura que fue Silas… O Laslow… no, de ese no ¡Por favor!" Se llevó ambas manos a la cabeza con una mueca de terror

"¡Elise!" Corrin no pudo evitar el rubor, giró su cabeza para evitar la mirada comprometedora de su hermana "Una princesa no debe de actuar de aquella forma con sus vasallos, imagínate que reputación tendría nuestra familia si cada una de nosotras va de boca en boca de cada hombre"

"Vaya… ¡Pues yo seguiré tus palabras! Seré una dulce princesa nohria libre de tentaciones… Aparte, me sorprendí que en nuestro campamento se haya formado tanto romance, y que hayan aparecido varios reinos siderales. Nuestros amigos no perdían el tiempo ¡Je je!" Comentó la menor

La guerra fue dura y devastadora, varios compañeros terminaron dando su vida por la causa, y a pesar de ese dolor, se continuaba con la ardua misión. Corrin era definida como una chica carismática y con grandes dotes de liderazgo, una de las pocas personas que es capaz de confiar en todo el mundo… ante un enemigo, le daba la oportunidad de rendirse y retirarse conservando su vida. Fue así como se iba ganando el respeto de cada uno de sus aliados. No obstante, ella se describía como alguien tranquila e inocente… estando tanto tiempo recluida en un castillo, no tuvo la oportunidad de conocer lo bueno y lo malo del mundo. Claramente, influyó en sus decisiones posteriores.

De repente, los cuernos emitieron el clásico sonido punzante para dar alerta del acontecimiento que se iba a llevar a cabo. Desde el balcón donde la familia real y varios nobles y aristocráticos se mantenían expectantes, se veía como la multitud se ordenaba en filas dispares en dirección a las grandes puertas del castillo. Las puertas del balcón superior, que era más extenso y amplio demostrando cierta omnipresencia, se abrieron. Un grupo de soldados armados acompañaban a un hombre corpulento, de mirada severa y rasgos atemorizantes, su delicado cabello rubio se mecía por cada paso que daba. Se posicionó cerca de las barandillas de piedra y observó atentamente a su futuro pueblo. Xander… en susurros, repetía la palabra "esperanza" una y otra vez. Terminó por levantar el brazo, solicitando una atención plena hacia él.

"¡Xander! ¡Hermano, te ves genial!" Gritó Elise, agitaba sus manos mientras daba pequeños saltitos

"Señorita Elise, por favor, guarde silencio" Un hombre mayor, de alta estatura y pelos canosos apareció detrás de ambas hermanas, por su expresión cortante, sabían que las iba a regañar "Vosotras dos debéis de comportaros, se está llevando a cabo un acto de gran importancia que no debe de ser interrumpido bajo ningún motivo… ahora por favor, escuchad el discurso de nuestro futuro rey"

Gunter tuvo la razón, aunque la más charlatana era Elise, Corrin ganó algo de culpa por seguirle la corriente. Procediendo con la ceremonia, uno de los sirvientes de la Orden Real de Norh, con total fervor y amplitud recitó las siguientes palabras: "Príncipe Xander, desde el día de hoy dejará de ser un príncipe. Por sucesión, se le otorga esta corona…" El hermano mayor, se arrodilló ante el hombre que sostenía una corona con ambas manos. Al hacerlo, el sirviente le puso la corona en su rubia cabellera. Él prosiguió "¡Pueblo de Norh! Tenemos ante nosotros a nuestro nuevo rey, ¡El rey Xander!"

Los aplausos empezaron a sucumbir, el pueblo solo aplaudía y miraban con deducción a su nuevo monarca. Elise seguía gritando, demostraba fuertemente su felicidad… pero colmó con la paciencia de Gunter, y este terminó por regañarla de una manera cruel. A continuación, el ruido cesó, era el momento donde el nuevo rey daba su discurso. Esta parte de la ceremonia era crucial, de ahí depende si se gana el respeto y admiración de la gente… o solamente su terror. Sorprendentemente, Xander hizo un discurso certero y con palabras llenas de verdad y certidumbre. Los gritos de felicidad volvieron a entonarse, el ruido era incluso más fuerte que los aplausos que se dieron en la coronación. Corrin miraba orgullosa a su hermano, lo habían logrado, habían empezado el proceso de paz de Norh desde ese mismo instante.

"¿Hermana mayor?" Alguien le toco el brazo a la peli-plateada, esta se giró y vislumbró aquel cabello medio corto y naranja; en esos momentos hacía calor en Norh, por lo que sus pelos se pegaban a su frente brillosa. Detrás de ella estaba la futura reina de Hoshido, con los brazos cruzados y una pequeña sonrisa, se mantenía algo apartada "E-esta celebración ha sido un éxito… m-me emocioné demasiado…"

Sus ojos se estaban cristalizando, ella intentaba no sacar sus lágrimas, pero al parecer, le resultaba complicado. Sakura es la hija menor del difunto rey Sumeragi, una princesa del gran reino de Hoshido. Es demasiado tímida, no puedo recitar una frase sin antes tartamudear… a pesar de todo, era considerada una persona noble, amable y sobretodo querida por todos sus súbditos. Ella e Hinoka habían aceptado gustosamente la invitación a la coronación de Xander.

"Sakura… tiendes a emocionarte por todo ¿No? Es algo muy… dulce de tu parte" Dijo Corrin cariñosamente. Claramente, la joven princesa se sonrojó por lo que dijo. Bajó la cabeza mientras lanzaba miradas tímidas a la hermana que tenía enfrente "Oye… ponte erguida, mirándome de esa manera me hace notar que me tienes… ¿Miedo?"

"¿Q-qué? No, no, lo siento hermana mayor, solo es que…" Siguió con la misma manía de evitar cualquier tipo de contacto físico

"¡Sakura! Iba a ir buscarte justamente después del discurso de mi hermano y de la regañina que me dio Gunter…" Elise se acercó con entusiasmo, cogió las manos de Sakura bruscamente y las levantó a la altura de sus pechos

"E-elise, m-me estás apretando mucho lo dedos…" Comentó entre jadeos la peli-naranja

"Muy amigas se han vuelto nuestras hermanas" Hinoka se puso al costado de Corrin, viendo su perfil, no mostraba mucha tristeza por las resientes perdidas "Me ha parecido elegante la ceremonia, cosa que no me esperaba de Norh…"

"¡Ja! No sabría decirte, es la primera vez que asisto a una coronación norhia" Corrin tuvo que elevar la voz, el bullicio cada vez era más intenso

"¿Es que estuviste en otras…?" Preguntó la futura reina

"Umm… cuando era más pequeña, Elise y yo coronamos a Camilla por tener el pelo más suave y perfumado" Toqueteo tu cabello medio estropeado "Tengo que ponerme al día con esta melena"

"Je je…has pasado buenos tiempos con ellas…" La sonrisa de Hinoka desapareció, se rascó la barbilla y tocó el hombro de su hermana menor "Es hora de irnos Sakura, tenemos un viaje largo por delante"

"¿Nos v-vamos ya? Elise me iba a mostrar unos cuantos instrumentos de cuerda…" Pero la expresión fría y desesperada de su hermana la hizo cambiar de opinión "Lo s-siento… nos retiramos entonces…"

Xander ya había entrado a la recepción, iba saludando a cada uno de los nobles; pero hizo un espacio al notar que la reina y princesa de Hoshido se acercaban a él. Corrin seguía apoyada en la barandilla del balcón; se extrañó de la fría despedida que tuvo con ellas ¿Estarán resentidas por todo lo acontecido? No se sorprendería si ese fuese el motivo, con la Yato terminó con la vida del poseído Takumi y Ryoma se sacrificó por ella. Son situaciones que dejan huella aunque uno se niegue a aceptarlo.

La pequeña rubia que tenía a su derecha, miraba con tristeza como Sakura e Hinoka terminaban de hablar con el rey de Norh, y se iban yendo hasta la puerta de salida.

"Iremos a verlas dentro de poco, aún falta la coronación de Hinoka… y nos podemos quedar a pasar unos días en Hoshido ¿Qué te parece la idea?" Propuso Corrin cogiéndola de los hombros y pegándola a ella

"¡Me encantaría! Sakura me comentó que sabe tocar un instrumento llamado koto… quisiera ver como lo toca" Dijo la pequeña princesa Nohria "Corrin… ahora que no estamos en guerra… me gustaría llevarte a un sitio, pero ¡No se lo digas a nadie! Es un lugar muy especial para mí…"

La pequeña se había apartado y se había puesto enfrente de ella, sus ojos lilas brillaban con más intensidad. Corrin no tenía ni idea de lo que le quería mostrar, pero dado el tiempo bélico que vivieron con anterioridad, no tuvieron tiempo suficiente de ocio. Ella asintió, dando por aprobada su petición.

"Será un placer acompañarte, hermanita" Dijo Corrin… de repente, sintió como una aguja le atravesara el corazón "¡Ay! ¿Qué ha sido eso…?"

La fiesta que se había formado parecía más animada que nunca, Elise se había ido al centro de la pista de baile para bailar las canciones típicas del reino. Corrin se recompuso, y sin darle mucha importancia a lo que acababa de pasar, se fue a por un vaso de vino tinto.

Mientras tanto… en un lugar muy calmado y tradicional, un hermoso paisaje que constituía un lago, muchos árboles y una bella luna llena, era observado por unos ojos rojizos. Una persona se mantenía apoyada en el tronco de un árbol. No movía ni un músculo, solo observaba sin el más mínimo estímulo de pestañear. No obstante, su letargo fue finalizado ya que un hombre vestido con atuendo de guardia, se acercó a él para preguntarle que hacía fuera en medio de la noche. A lo que este lo miró sin responder.

"¿Cómo te llamas muchacho? ¿Ese atuendo que llevas es una especie de armadura…?" Preguntó el hombre, que en cuya mano derecha descansaba una lanza de hierro

"Me llamo…" Por fin habló aquel, ya denominado, joven… entrecortadamente intentaba pronunciar su nombre

"¿Te llamas…?" Insistió el otro

Un chico de pelos rebeldes color platinado, una piel tan pálida como la nieve que cae en las colinas; una armadura gris hecha de un metal fortificado… tenía una mirada de sangre. Tras varios segundos de incerteza, el muchacho intentó ponerse de pie con la ayuda del tronco que tenía detrás. Era alto y de contextura ligera…

"N-necesito ver a mis hermanos… ¡Ryoma! ¡Takumi…! ¡H-Hinoka!" Gritó los nombres de los príncipes de Hoshido sin importarle el escándalo que estaba ocasionando

"¡Oye! ¿Cómo un extraño como tú osa mancillar de esa manera los nombres de nuestra realeza? ¡Dime quien eres y que propósitos sigues… o me veré obligado a ajusticiarte!" Gritó el guardia apuntándole con su lanza

"Necesito salvarlos, según vuestro atuendo me encuentro en Hoshido ¿Verdad? Si… estoy seguro" Aquel joven, sin ningún tipo de miedo, se mostró valiente ante la persona que estaba armada, pronto… "No puedo creer que uno de los vasallos no me reconozca… soy uno de los príncipes, ¡Él que decidió luchar por este bando! ¡Soy el príncipe Corrin!"

Un silencio incómodo abundó en el pacífico lugar.