La noche fría y silenciosa era el escenario perfecto para que ocurriera aquello que tan inevitablemente tenía que ocurrir en aquella estirpe de Vampiros. La sangre rezumaba por los suelos del castillo intentando inútilmente teñir la Luna del mismo Color, la revuelta de los rebeldes había ya estallado, y no pararían hasta que la última gota de vida de la familia real hubiera sido consumida.

Los Rebeldes ladrones y prisioneros, sellaron los poderes de la familia real dejándolos indefensos, utilizando a pobre civiles como carnada, los gritos de agonía y dolor rechinaban por el castillo y por toda la ciudad pero claro, nadie quería correr la misma suerte que la familia real, a si que los gritos de agonía corrían sin ningún tipo de impedimento hasta por los lugares más recónditos de aquella bonita ciudad que en su momento había sido acunada por preciosos pétalos de cerezo, que ahora se marchitaban y pudrían nada más llegar al suelo.

-Debemos huir, si pasamos la frontera de este mundo lograremos escapar Saica-susurro aquel hombre de ahora derruidas ropas y cabello castaño que en su momento había sido llamado de Rey, la mujer a la que se dirigía, su esposa, una esbelta mujer de cabellos color sangre y espectacular belleza, oculta ahora por una capa sucia y mugrienta, pero que no era más que un señuelo para ocultar a los dos pequeños niños que ocultaba entre sus brazos-Debemos salvar a nuestra familia!-dijo la mujer que respondía al nombre de Saica, en su voz se podía notar la desesperación la impotencia y la angustia, además sus cristalinos y ambarinos ojos daban señales que dentro de poco se echaría a llorar- Nuestro pueblo nos necesita, Kurama!

-Lo sé!-añadió con aspereza, y paso la mano por los cabellos de sus 2 hijos- Saica, TODOS han muerto- añadió mientras salían a plena luz de luna por los pasadizos secretos del castillo- Y nuestro pueblo….-miro a la luna con aspereza, mientras sus ojos de aquel color Jade único pasaban a un rojizo intenso- Se que tendrán que pasar por momentos duros, pero contra mas rápido nos vayamos antes podrán retomar sus vidas sin que nada de esto los salpique.

De repente se oyeron unos gritos dentro de los pasadizos, Saica sin poder evitarlo tomo una pose defensiva enterrando mas a los 2 pequeños niños en su cuerpo Kurama empujo a su mujer bruscamente contra los matorrales.

-Iros los 3 con la Pitonisa! Ella os abrirá el portal!-la pelirroja denotaba nerviosismo en sus ojos- AHORRA!-grito el castaño tomando posición defensiva al escuchar los gritos cada vez más cerca- Saica, ni se te ocurra!- la ojiambarina había creado un clon de sombra de si misma y dándole ordenes de que llevara a los niños con la pitonisa costara el precio que costara, se unió a su marido

-MIRADLOS EL REY Y LA REINA A POR ELLOS MUCHACHOS- un hombre con pintas bizarras, que a un suponer seria uno de los capitanes de la revuelta, arremetió contra ellos.

-No pienso dejarte solo cariño, siempre has sido mi vida- dijo tomando la mano de su esposo y mirando a la luna para tornar sus ojos color sangre- Por siempre…

-Y para siempre-contesto Kurama, apretando fuerte su mano y liberando las bestias sangrientas que llevaban dentro, y esperando que la muerte les abrazara con los brazos abiertos.

Poniendo fin a aquella noche en la que el viento se congelo, las nubes se endurecieron y la Luna llena se tiñó completamente de rojo.