Hola…
Sé que no era precisamente esta historia la que esperaban, pero tuve algunos problemas con mi computadora y hasta que no la reparen podre recuperar el siguiente capítulo de Un Ángel en la Obscuridad el cual ya estaba casi terminado T-T… pero mientras eso sucede no quiero que se olviden de mí y por eso decidí publicar esta historia de la cual tengo aún par de capitulos ya que sería mi nuevo proyecto una vez concluyera un Ángel pero en fin las cosas no siempre resultan como uno espera. Así que espero que disfruten esta nueva propuesta ya que no hay muchas historias sobre esta pareja (de hecho creo que no hay ninguna).
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"UNA APUESTA POR AMOR"
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Prologo…
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Serena despertó esa mañana junto al hombre con quien se había casado hacia poco más de un año, lo miro por un momento y sonrío al darse cuenta lo irónica que podía llegar a ser la vida… Taiki era hermano de la persona que más había amado y para colmo era absurdo ver como criaba como hija suya a la hija de su propio hermano, aun no entendía como era que el destino le hubiera jugado esa broma.
Dejó la cama con cierta resistencia a abandonar los brazos que la rodeaban por la cintura. Camino hasta la pequeña cuna que tenían cerca de la ventana y miro a la pequeña bebe que aún yacía dormida, era idéntica a su papá tenía los mismos ojos color zafiro y su pequeña nariz era tan respingada como la de el. Cerró los ojos por un momento y la imagen de Seiya apareció en su cabeza.
– No entiendo como fue que lograste hacer que me enamorara de ti, como pude creer en todas las promesas que me hiciste, nunca debí haberte entregado mi corazón, todo era perfecto en mi vida antes de que te lo entregara todo… pero a quien quiero engañar no podría llegar a odiarte si fue gracias a que creí todas tu palabras ahora puedo sostener entre mis brazos al fruto de ese amor que te profesaba y además tengo la familia que siempre había soñado –
Se quedo contemplándola dormir mientras los primeros rayos de luz atravesaban las cortinas iluminando su alcoba, de pronto sintió como un par de brazos la sujetaba con fuerza por la espalda y un tierno beso era depositado sobre su cuello, volteo su mirada hasta que sus celestes se encontraron con un par de violetas que la miraban con mucho amor, si algo era cierto era el hecho de que Taiki Kou la amaba como nadie los había hecho, tanto que a veces se sentía culpable de no poder corresponderle con la misma intensidad pero estaba dispuesta a intentarlo, sabía que algún día lograría verlo con el mismo amor con el que el miraba a ella.
– Dormiste bien – le pregunto el castaño – Muy bien, Kaoli no despertó mucho – contesto la rubia, pero en su voz se reflejo el miedo que sentía al saber que el momento de enfrentar el pasado había llegado – Se que estas preocupada, pero es necesario enfrentar las cosas de una buena vez, Seiya sabe que estamos casados y que tenemos una hija, pero mi hermano no es tonto… además que la pequeña Kaoli es idéntica a el, has pensado que es lo que va a decir – pregunto el castaño sentándose en la orilla de la cama, mientras tomaba la mano de la rubia – Lo se, pero no quiero que sepa que es su hija, lo único que te pido es que estés a mi lado y que recuerdes que tu eres el único padre que quiero que ella conozca – pidió la rubia sentándose a su lado y recargándose en su hombro mientras el la rodeaba con su brazo – Eso no tienes que pedirlo si esa es tu decisión, yo estaré siempre a tu lado apoyándote – la reconforto para después besar sus labios.
Taiki, sabía que la rubia no lo amaba pero de igual forma estaba decidido a ganarse ese amor, aun si para eso tenía que esperar mucho tiempo, tenían solamente un año de casados, un año en el que el había sido muy feliz, había disfrutado con ella casi todo su embarazo… el siempre supo que la rubia había estado enamorada de su hermano, pero de igual forma sabía todo lo que había sufrido por culpa de Seiya y cuando le propuso matrimonio sabía que ella estaba esperando un hijo del menor de los Kou pero eso no le importo.
Al principio ella no estaba muy segura de querer aceptarlo por que creía que no era justo para el castaño ya que no lo amaba, pero su hermano Haruka le había hecho ver que quizá Taiki sería un buen esposo y un padre perfecto para su hijo por lo que después de pensarlo decidió aceptar la propuesta de matrimonio que él le había hecho después de enterarse de su estado, deseando con todo el corazón algún día poder llegar a amarlo como el la amaba a ella. Y aunque aun no podía decir que lo había conseguido si podía decir que lo quería, por qué realmente lo quería y que no permitiría que nadie le arrebatara lo que habían formado juntos, ahora que finalmente había conocido la felicidad.
– Bueno pequeña será mejor que nos apresuremos, el avión sale dentro de tres horas – sonrió el castaño al ver el silencio que se había formado entre ellos – Esta bien, pero primero me daré un baño… mientras podrías cambiar a Kaoli por mi – le pidió la rubia – Claro que si – contesto el castaño mientras la observaba cerrar la puerta del baño – Taiki – lo llamo la rubia mientras se asomaba por la puerta del baño – Si – respondió el castaño con la pequeña bebita en los brazos – Te quiero – le dijo con una sonrisa y cerró la puerta nuevamente antes de que Taiki pudiera contestarle cualquier cosa.
Cuando Serena y Taiki se casaron durante un viaje que habían hecho Seiya y Yaten, decidieron que lo mejor era mantenerse alejados por un tiempo y se habían ido a vivir a Okaido, a los pocos días de haber llegado a aquel país Taiki les informo a sus hermanos mediante una llamada telefónica que se había casado con la rubia y que por asuntos de negocios habían tenido que irse de Tokio cosa que no era una mentira del todo ya que la empresa de la familia Kou tenía una oficina en ese lugar, Taiki recordaba perfectamente que a Seiya el asunto pareció no importarle y hasta lo felicito cosa que prefirió nunca decirle a Serena, a lo mejor se hubiera ganado mas puntos con ella pero no era de esa manera como quería conseguir su amor.
Después de cambiar a la bebe Taiki salió con ella en brazos hacía la estancia donde dejo a la pequeña en su portabebés mientras preparaba el desayuno, ya que durante todo el tiempo que había estado casado con Serena había aprendido que si quería desayunaran algo comestible y sin riesgo de una intoxicación tenía que hacerlo el mismo pues la rubia y la cocina no se llevaba muy bien, en pocas palabras era una pésima cocinera.
– Taiki… – lo llamo la rubia desde la habitación que compartían poco rato después – Estoy preparando algo de desayunar – le contesto el castaño desde la cocina, la rubia salió de su habitación y fue hasta la cocina, lo miró por un instante y después lo abrazo delicadamente por la cintura – Huele muy bien – dijo en un susurro – No solamente huele bien, también sabe delicioso… prueba – sonrió el castaño dándole una bocado de lo que había preparado – Tienes razón, sin duda alguna eres muy buen cocinero – lo alago mientras dejaba la cocina y tomaba entre sus brazos a la pequeña.
El castaño dejo lo que hacia en la cocina para mirar a su esposa, siempre le había parecido preciosa pero cuando la veía sonreírle su hija, por que aunque la pequeña Kaoli no fuera su hija de sangre eso no le impedía que la amara como si realmente lo fuera. Al contemplarlas sintió miedo de que perderlas y camino hacía la rubia.
– Serena… – le susurro el castaño mientras las abrazaba por la espalda – Que te sucede Taiki – pregunto la rubia un poco extrañada por la actitud del su esposo – No quiero perderte… te amo – continuo hablando el castaño mientras hundía su rostro en el cuello de la rubia – No te preocupes, te prometo que pase lo que pase no vas a perderme, por que además de ser tu esposa también soy tu mujer y eso no va a cambiar – contesto la rubia tratando de tranquilizarlo.
Serena sabía perfectamente que Taiki tenía miedo de que cuando volviera a ver a Seiya lo abandonara y corriera a los brazos del pelinegro, pero lo que Taiki no sabía era que desde el momento en que la rubia se entrego a él había decidido olvidarse de Seiya y se prometió a si misma darse la oportunidad de formar la familia que siempre soñó al lado del castaño.
Minutos después ambos estaban en el comedor disfrutando del delicioso desayuno preparado por Taiki, pero ambos estaban sumidos en sus propios pensamientos.
– Taiki… – lo llamo la rubia – Mmmm – contesto el castaño mientras bebía un poco de café – Recuerdas que la primera noche que dormimos juntos, entre a tu habitación por que tenía miedo – susurro la rubia manteniendo la mirada en su plato mientras recordaba aquella noche.
Flash back
Era una noche de tormenta, ni siquiera la luz de la luna era capaz de iluminar el firmamento y permitir que las estrellas mostraran su esplendor. El sonido de las gotas de lluvia golpeando ferozmente sobre su ventana y el sonido de los rayos la despertaron de su sueño, de pronto el miedo comenzó a invadirla y puso una mano sobre su vientre ya abultado buscando reconfortar al ser que crecía dentro de ella, un nuevo trueno la sobresalto aun mas y sin siquiera pensarlo salió de su habitación y corrió al único lugar donde sabía podría encontrar refugio.
Corrió a través del pasillo y de pronto se encontró frente a la puerta del hombre con el que se había casado cuatro meses atrás, sin duda el era la única persona en la que había encontrado apoyo cuando nadie más había sido capaz de brindárselo.
Los dos llevaban una relación muy diferente a la de cualquier pareja, cada uno tenía su propia recamara pues el no quería presionar los sentimientos de la rubia obligándola a dormir a su lado cosa que ella le había agradecido silenciosamente.
Dudo un poco antes de atreverse a tocar la puerta, pero la tormenta comenzó a volverse más fuerte y Serena desde que era pequeña temía a los rayos, recordó que cuando era apenas una niña encontraba resguardo en la habitación de sus padres y cuando ellos fallecieron siempre encontraba consuelo que necesitaba en la habitación de su único hermano.
Pero esa noche cuando despertó se hayo completamente sola y la primera persona que vino a su mente era el. Toco suavemente y al no obtener respuesta se aventuro a entrar en la habitación, fue recibida por el suave aroma de la fragancia que el siempre usaba, el lugar se veía tal y cual siempre se lo había imaginado ya que nunca había entrado ahí, todo estaba muy ordenado, en la pequeña mesa junto a la cama había un libro el cual pensó que seguramente había estado leyendo antes de dormirse.
Se froto los brazos pues el frio comenzaba a calarle pero antes de atreverse a despertarlo lo miro por un momento, nunca antes lo había visto sin camisa y se sonrojo un poco, realmente se veía tan apuesto de ese modo que no pudo evitar sonrojarse, camino un poco y se detuvo a escasos centímetros de la cama, se hinco junto a el y con un poco de desconfianza acarició su rostro y por primera vez deseo amarlo, el se lo merecía y ella necesitaba volver a creer en el amor.
Se inclino un poco con intensión de besarlo pero antes de que lo hiciera el abrió sus ojos y se levanto muy sorprendido al encontrarse con la rubia.
− Lo siento, no quise asustarte – se disculpo cuando su mirada celeste se encontró con un par de ojos color violeta, que la miraban un tanto confundidos – Que haces aquí, te sientes mal – fue lo primero que se le vino a la mente pues nunca pensó encontrarse con ella en su habitación y menos a mitad de la noche – Si… no… lo que sucede es que… − la rubia dudo antes de poder continuar ya que por alguna razón se sentía muy nerviosa al estar cerca de él.
La habitación se ilumino por un segundo y después se escucho un trueno, la rubia cerró los ojos tratando de darse valor pues no quería quedarse sola.
– Taiki, crees que pueda quedarme contigo esta noche – pidió la rubia con una suave voz – No me gustan las tormentas – se explico ante la cara de sorpresa que se reflejo en el castaño – Por supuesto que si – contesto con una sonrisa mientras dejaba espació para la rubia.
Serena se recostó a su lado y pudo sentir inmediatamente el calor del cuerpo del castaño, el se recargo en varias almohadas con la intención de vigilar el sueño de la mujer que amaba, pero ella lo sorprendió aun mas cuando se recargo sobre su pecho.
No sabía cuanto tiempo habían permanecido de esa manera pero de algo si estaba seguro y era que no quería que la noche terminara, había estado todo ese tiempo solo contemplando a su esposa mientras dormía, pero por alguna razón se aventuro a llevar su mano sobre el rostro de la rubia retirado un mechón de cabello que le impedían observar detalladamente el rostro de su amada, cuando estaba por acariciar su mejilla desvió su mano y por primera vez toco el vientre que muchas veces llamo su atención, realmente le parecía sorprendente que dentro de ella estuviera formándose una nueva vida, siempre quiso formar parte de ese acontecimiento tan maravilloso pero había sentido miedo de que ella lo rechazara y prefirió mantener cierta distancia.
No se percato en que momento la rubia abrió los ojos hasta que sintió su frágil mano sobre la suya y cuando se atrevió a mirar su rostro se encontró con una sonrisa que nunca antes había visto, por lo menos nunca dirigida a el.
La rubia sintió una gran calidez a su lado y en el momento en que sintió que Taiki tocaba su vientre se sintió muy feliz, en ese momento supo que el sería el mejor padre que su hijo pudiera tener, quizá fue esa pequeña muestra de cariño la que la llevo a besar los labios del castaño, si bien solamente fue un beso corto también fue uno lleno de cariño y con el trato de expresarle que de ahora en adelante iba a poner todo lo que estuviera a su alcance para llegar a amarlo como el la amaba a ella.
Cuando el castaño sintió los labios de la rubia sobre los suyos la atrajo a su cuerpo con un suave movimiento, desde que la conoció había esperado el momento de disfrutar del sabor que sus besos podían ofrecerle y ahora que por fin lo había conseguido supo que nunca permitiría que alguien la arrebatara de su lado y mucho menos dejaría que nadie se atreviera a lastimarla nuevamente
Se sintió el hombre mas feliz ya que para el ese pequeño beso significaba que a partir de ese momento las cosas iban a ser diferentes y con el tiempo llegarían a formar una verdadera familia.
Fin del flash back
– Por supuesto – sonrió el castaño después de haber recordado aquella noche que había sido el inició de todo lo que ahora poseía – Nunca te lo agradecí, pero realmente significo mucho para mí – susurro la rubia mientras levantaba la mirada en busca de la de su esposo – No tienes nada que agradecerme, recuerda que todo lo que hago es por qué te amo y a nuestra pequeña hija – explico Taiki mientras tomaba la mano de la rubia entre las suyas – Lo sé, pero te agradezco que estés a mi lado – sonrió la rubia mientras se levantaba de su asiento y rodeaba su cuello por la espada terminando por besar la mejilla del castaño.
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Y bien que les pareció…
Estaré esperando comentarios, dudas, quejas, reclamaciones, en fin todo lo que se le ocurra. Y prometo que en cuanto arregle mi computadora actualizare un ángel. Gracias por la comprensión.
Nos estamos leyendo, bye.
Atte.- KuMiKo Kou
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