Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen y no tengo ningún beneficio al escribir esta historia, más que pasar un buen rato.

Notas del Autor: Originalmente esta historia fue escrita para el concurso de San Valentín del foro "Naruto Couples" y como ya dieron los resultados creo que ya puedo publicarlo acá, si no...bueno, si ustedes no dicen nada yo tampoco.

También aclaro el hecho de que esta es una versión más "extensa" que con la que participe en dicho concurso. El máximo de palabras era 700 y tuve que quitar muchas partes, por lo que leerán a continuación es como realmente había quedado antes de tantos recortes.


Daría yo mil besos y tú trescientos.

Daría yo mi sangre y tu mil besos.

Darías tú una hora y yo mi tiempo.

Daría yo la vida y tú el recuerdo.

Theodoro García


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Sin fresas y con sabor a chocolate

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Hyuuga Hinata suspiró con pesadez por décima vez en el día, que como bien diría Shikamaru-Kun había sido demasiado problemático. Y todo por culpa del club de fans de Sasuke ™ que por motivo del 14 de febrero habían tenido un comportamiento doblemente molesto.

Suspiró nuevamente mientras se mecía, apenas, en aquel columpio. Juntando las piernas, doblándolas hacia delante y atrás,repetidamente, levantando solo un poco de polvo.

Había salido de la escuela hacía un poco más de una hora pero no estaba deseosa de llegar a su casa donde nadie la esperaba. Así que, como tantas otras veces cuando la melancolía y soledad le embargaban se había ido a aquel pequeño parque con juegos desvencijados, pero aún en buen estado. Sus pies la habían dirigido directamente dónde aquel columpio de color rojo opaco por los embates del sol y la lluvia, en el que muchas otras ocasiones había visto a Uzumaki Naruto mecerse. Ante el simple recuerdo del chico sus mejillas se tiñeron de color rosa.

Y otro suspiro se escapó de sus labios.

Naruto había sido por mucho tiempo su príncipe azul, aunque sin corcel blanco, armadura brillante y una bandera ondeante. Sólo unos ojos azul cían que opacaban al mismo cielo, una cabellera dorada que parecía resplandecer bajo el sol y una sonrisa amplia, juguetona, que inspiraba confianza. Naruto era todo para ella…y ella no era como mucho, sólo una cara más entre los compañeros de clase. Apoyó su mejilla en una de las cadenas del columpio y miró con profunda tristeza su bolso de la escuela. De forma lenta sacó de su interior una caja color rosa con ciertos espirales en amarillo y la sostuvo con delicadeza entre ambas manos.

—Realmente deseaba dárselo—Susurró mientras veía el contenido. Había pasado toda la tarde y gran parte de la noche anterior preparando los chocolates que regalaría a sus amigos, todos y cada uno de ellos en una figura diferente: uno en forma de perrito para Kiba, uno de escarabajo para Shino, flores para Ino y Sakura, incluso había pensado en hacer uno en forma de abanico para Sasuke-Kun pero pensó que el Uchiha lo último que querría sería recibir chocolates. Así que al final decidió poner toda su atención en el presente más importante. El chocolate para Naruto-Kun.

Regalo, que no había podido entregar aun cuando lo había intentado. Y todo por aquellos contratiempos. Y con contratiempos se refería precisamente al Club de Sasuke, que cuando ya estaba por entregarle el chocolate a Naruto terminaron arrastrándola entre todo el tumulto después de que el Uchiha pasara corriendo intentando escapar de ellas. Luego, en sus dos siguientes intentos sucedió exactamente lo mismo, aunque la última vez fue Naruto el que terminó siendo absorbido por la estampida de chicas.

Aunque claro está, que no se había dejado desanimar. Ella definitivamente le entregaría el chocolate a Naruto. Al menos esos habían sido sus pensamientos hasta antes de ver como Sakura le daba el suyo propio al rubio. Fue ahí cuando decidió que lo mejor era desistir. Pensó también que quizás esa era la razón por la que prohibían regalar chocolates dentro de la escuela, la mayoría de las chicas terminaban llorando en el baño después de ser rechazadas.

Ella había sido una de esas.

Abrió la caja que contenía su chocolate y lo observó por un largo rato. Era verdaderamente una lástima que se desperdiciase. Con un último suspiro y una triste sonrisa partió un pedazo y se lo llevó a la boca. Por alguna razón le supo amargo.

—Eso se ve delicioso' tebbayo.

—¿Naruto-Kun?—Exclamó exaltada y levantó la mirada para encontrarse con el chico frente a ella, sentado sobre sus puntas, demasiado cerca de su rostro.

—¿Te lo regalaron?—Preguntó él y ella negó con el rostro encendido.

—Y-yo…no pude entregarlo—Admitió con pesadumbre y sin hacer contacto visual.

—Es una lástima—Dijo el rubio—¿Puedo…?—Preguntó con una gran sonrisa pintada en el rostro apuntando el chocolate. Hinata le miró sorprendida pero asintió.

El chico se llevó un pedazo a la boca haciendo un gracioso ruidito mientras masticaba causando que el rostro de Hinata se encendiera aún más—¡Delicioso!—Exclamó dejándose caer en el suelo—Mucho mejor que el que me dio Sakura—La joven ciertamente se sorprendió ante aquello.

Giri Choco—Dijo el rubio mostrándole una barra de chocolate ya empezada—¡Y de los baratos!—Exclamó con exagerado dramatismo. Hinata no pudo evitar reír.

—Luces mejor cuando sonríes—Aseguró Naruto con otra amplia sonrisa, en ese punto Hinata sintió que en cualquier momento se desmayaría—¿Sabes? Siempre he creído que los hombres quienes no se declaran por ellos mismos no se pueden llamar hombres"+—Dijo, aun cuando sabía que siempre era más fácil que en esa fecha en particular la chica fuese la que diera el primer paso y el hombre simplemente aceptase o no el obsequio. Quitaba muchos problemas de encima, como bien decía Shikamaru.

Y es que era tabú decirlo, pero el día de San Valentín era una fecha no sólo esperada por las mujeres. Muchos chicos—como él, aunque nunca lo aceptaría—acomodaban sus mesas asegurándose de dejar un espacio, por si alguna chica decidía dejar un chocolate ahí. O incluso limpiaban el armario de los zapatos, uno nunca sabe.

Aunque al final siempre era igual ¡Maldito Sasuke-Teme y su cara de modelo!

—Naruto-Kun…—Le llamó Hinata tocándole el hombro con su pequeña mano—¿T-te encuentras bien?—Preguntó al verle con aquel ceño fruncido y un curioso puchero.

Naruto sonrió de forma zorruna llevándose otro pedazo del chocolate de la chica a la boca. La Hyuuga inmediatamente retiró su mano del rubio como si el chico quemase —¡Animo Hinata!—Exclamó el rubio cuando vio que la joven agachaba la mirada suponiendo que la chica seguía triste por no haber entregado su chocolate—¡Que ese idiota sea valiente y sea él quien se te declare!—El rubio le extendió el puño en señal de apoyo.

Hinata sonrió con un ligero rubor en sus mejillas—B-bueno yo…yo creo que aun puedo entregarlo—Advirtió y se inclinó un poco hacia el Uzumaki quien le miró curioso—…por si acaso él no se anima—Agregó con su característica timidez, extendiendo el paquete con el chocolate que restaba hacía el chico. Naruto pestañeó un par de veces y recordó como la joven había intentado hablar con él durante el día.

Un ligero rubor surcó el rostro del Uzumaki.

—Es para ti, Naruto-Kun.

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Notas:

Giri Choco: Es un chocolate de "cortesía" que se da a los amigos, hermanos o padres. Usualmente es comprado.

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