Cap. I La melodía de la premonición
27 de diciembre de 2001
Era una noche clara con un silencio apacible y acogedor, eran las 3:17 a.m., cuando la figura de un joven de 14 años abrió la puerta de su habitación. Se dirigió a la cocina por un poco de agua, luego de tomar agua se dirigió a la sala, se sentía extraño, era la tercera noche que no podía dormir. Tai Kamiya se sentía confundido, no se explicaba que le estaba pasando.
Sus noches de insomnio y confusión habían comenzado el 24 de diciembre, poco antes del concierto de su amigo Matt Ishida. Se dirigía tras bambalinas para desear buena suerte a Matt en su concierto, pero cuál fue su sorpresa, ahí estaba ella, su mejor amiga en todo el mundo, Sora Takenouchi. Sora se encontraba parada frente a la puerta que daba hacia los camerinos con un regalo en sus brazos y su expresión denotaba nerviosismo.
Tai se acercó a ella, Sora al percatarse de la presencia de Tai se sintió incómoda, no sabía qué hacer. Luego de darse cuenta de la situación y de lo que Sora planeaba hacer, Tai apoyó su mano en el hombro de su amiga y la alentó a entrar para que le diera el regalo a Matt, ella agradecida por el gesto de Tai, entró decidida a ver a Matt.
Este recuerdo había estado haciendo presencia en la memoria de Tai desde entonces, haciendo imposible que conciliara el sueño.
-Que rayos me pasa-pensaba Tai para sí mismo-porque no puedo dormir, hace tres días que eso pasó, porque no puedo olvidarlo-posó sus manos encima de su cabeza y apretando los dientes en señal de desesperación- que diantres necesito hacer para borrar de mi mente todo esto-al mismo tiempo comenzaba a llorar en silencio para no despertar a sus padres y a su hermana- por favor, por favor, que alguien me ayude-decir susurrando- quiero olvidar todo esto, quiero que todo esto termine, ya no quiero sentir ese dolor en mi pecho cuando los veo, por favor, por favor…-continuo llorando, tratando de no hacer ruido. Luego de un rato de estar sentado llorando, se levantó y volvió a su cuarto con los ojos vidriosos, de pronto como en el silencio de la noche, se empezó a escuchar el dulce sonido de una flauta, Tai levantó la cabeza al oír la música, cosa extraña, ¿música a las 4 de la mañana?, muy raro. Se dirigió a la terraza del apartamento y abrió la puerta, salió para oír mejor, pero el sonido era lejano y poco a poco se desvanecía en el viento hasta que ya no se escuchó más, regresó a su habitación, se acostó y trató de conciliar del sueño, y al poco rato se quedó profundamente dormido.
Eran las 7:47 de la mañana, cuando Tai despertó más tranquilo, todavía faltaba un rato antes de que la alarma sonara, pero él se levantó y se cambió sus ropas de dormir por una ropa más cómoda, la cual consistía en un pantalón de mezclilla azul claro, una playera blanca con una franja azul y unos tenis blancos con franjas negras. Mientras se cambiaba, vino a su mente la dulce melodía de la flauta, no sabía porque, pero el solo hecho de recordar la música, lo tranquilizaba. Salió de su cuarto con dirección a la sala, al llegar su madre se sorprendió verlo despierto y cambiado tan temprano: Oye hijo, te sientes bien-preguntó su madre muy extrañada, Sí, ¿por qué lo dices?-respondió Tai-¿acaso tengo algo raro en la cara?; No, no es eso, es que últimamente te has estado levantando muy temprano y tienes aspecto de que no has dormido bien-decía su madre mientras preparaba el desayuno. No te preocupes, no es nada, creo que es el exceso de ejercicio que hago cuando voy a jugar con mis amigos-contestó Tai, tratando de sonar tranquilo, pues no quería que su madre se enterara de lo que había estado sucediendo las últimas noches. Bueno si tú lo dices, ahora lávate las manos para que desayunes y de paso despierta a tu padre que por estar viendo el boxeo a noche se desveló. Está bien-decía Tai se levantaba del sofá y despertaba a su padre.
El reloj marcó las 11:00 a.m. y Tai decidió salir a caminar, pues no se sentía cómodo en su casa. Mientras caminaba sin rumbo fijo, recordó nuevamente el sonido de la flauta, lo cual le hizo preguntarse de dónde provenía ese dulce sonido y quien tocaba la flauta a muy altas horas de la madruga. Todo esto lo terminó llevando a un parque situado a unas 10 cuadras de su casa. Al darse cuenta de ello, se dio cuenta de que había caminado muy lejos de su casa, era un parque que poco frecuentaba, por lo que decidió sentarse a la sombra de uno de los árboles y descansar un poco, y ahí permaneció sentado a la sombra del árbol largo rato pensando en todo lo ocurrido en el concierto del 24 de diciembre, sin darse cuenta de que se acercaron a él 2 jóvenes tomados de la mano. -Se puede saber que hacer sentado con la mirada perdida en el horizonte-preguntó el joven rubio. Al oírlo Tai levantó la mirada y se encontró con la joven pareja que lo tenía pensando largo rato. Eran Matt y Sora que se encontraban paseando por la ciudad. -Y bien, puedes responder o ¿te comió la lengua el gato?-preguntó Matt con impaciencia. -Nada, solo caminaba, me cansé y encontré este lugar para descansar y creo que mi mente se fue a las nubes-decía Tai mientras se levantaba del sitio donde estaba sentado-pero y ustedes que hacen aquí. -Sora y yo decidimos salir a pasear por ser un bello día, fuimos a desayunar, luego a comer un helado, y mientras caminábamos al cine te vimos aquí sentado-respondía Matt mientras miraba a Sora, la cual se encontraba muy sonriente. Al ver esto Tai comenzó a sentir de nuevo esa sensación de impotencia, tal vez de celos, enojo, u otra sensación, pero estaba muy seguro, y comenzó a apretar su puño con fuerza y con ganas de no estar ahí y olvidar todo. -Oye Tai, ¿qué hiciste ayer, porque te marcamos para que nos acompañaras a un día de campo, fue muy divertido, pero no respondiste ningunas de nuestras llamadas o mensajes?-preguntaba Sora que soltó la mano de Matt y enredó sus brazos alrededor del brazo de Matt con una sonrisa en su cara. Tai sintió un golpe duro en el pecho, giro su cabeza con furia y estaba a punto de gritar algo con mucha ira, pero como por arte de magia apareció, ahí estaba de nuevo, el sonido dulce y relajante de la flauta, al escucharlo, Tai levantó la cabeza con asombro y comenzó a girarla buscando el lugar de donde provenía -Tai, ¿qué te pasa?-Pregunto Sora extrañada. -Si actúas raro, no es que no lo hagas, pero hoy más de lo normal-decía Matt con cara de preocupación. -Nada, no me pasa nada, sólo escuche que alguien está tocando una flauta -respondía Tai intentado detectar de dónde provenía el sonido. -Flauta, oye amigo te encuentras bien, yo sólo escucho los pájaros, los carros y a los niños que juegas, nadie está tocando una flauta cercas de aquí-decía Matt muy preocupado por su amigo. -Enserio, creo que fue mi imaginación-respondía Tai con cara de despistado-creo que ya no veré películas hasta muy noche. Tienes razón-decía Matt. -Matt, debemos irnos, sino se nos hará tarde para la película y ya vez que hoy es el estreno, y no quiero perdérmela-interrumpía Sora con cara de impaciencia. Cierto, se me había olvidado-respondió Matt-bueno Tai, ya nos tenemos que ir, nos vemos luego. -Sí, está bien, nos vemos chicos-contestaba Tai.
Al decir esto, la joven pareja se alejaba caminando abrazados, ante esta escena, Tai sentía en su interior un gran impotencia y coraje. Dio media vuelta y comenzó a caminar de regresó a su casa con paso lento, y paulatinamente aumentaba la velocidad hasta que comenzó a correr sin rumbo fijo con lágrimas en sus ojos; -Ahora lo sé-decía Tai para sí mismo mientras corría-me gusta Sora, me enamoré de ella, sin darme cuenta, y ahora está con Matt, que rayos debo hacer ahora- en el rostro de Tai se notaba una gran tristeza y amargura por todo lo que sucedió, así continuó corriendo por las calles de Tokio son un lugar en específico al cual dirigirse.
Continuará.
