Noche Arriesgada

Capitulo 1

Travesura

- ¡Estoy harta! – con enfado, soltó los pesados libros sobre la mesa, sus amigos dieron un pequeño salto sobre sus asientos por lo repentino de su enojo.

La Sra. Pince, bibliotecaria, los miro con resentimiento, no se aceptaba ruido en ese lugar, incluso si era de parte de la Premio Anual de Hogwarts.

Hermione Granger miro con desafío a la bibliotecaria y esta le devolvió el reto, Ron, previendo problemas decidió pararse y sentarla, antes de que fuesen vetados del sitio que mas quería su amiga (sabía de sobra que se desquitaría con él si no le advertía).

La misma Hermione los había citado ahí con la advertencia de que no faltaran, eran sus exámenes los que dependían de ello, después de todo. Ambos habían llegado temprano, lamentándose por el hermoso día que parecían disfrutar todos en los jardines, jugando con bolas de nieve y esos pequeños copos que querían cubrir tu cabeza… Ron suspiró, bien sabía que no se libraría de eso, a menos que…

- ¿Pero que te pasa Hermione? – le pregunto el chico que aun estaba sentado, Harry. Era el turno de que el recibiera la descarga de ira.

- Pues que más va a ser¿eh? – dijo en lo que pretendía ser un susurro. Ron tomó asiento y acercó un poco más su silla.

- ¿Estas en tu periodo?, Ginny me hablado de eso, ha dicho que es horroroso – intervino Ron con gesto de dolor en la cara. Ambos lo miraron con escepticismo.

- Por supuesto que no Ron – le dijo con fastidio – es solo que… ¡estoy harta! – un golpe seco sobre una mesa los interrumpió, los tres giraron para ver los acusadores ojos de la bibliotecaria, la mano recién azotada sobre la mesa, tamborileando los dedos, la varita en la otra mano que sostenía su cabeza, apuntando a un letrero ("SILENCIO") y una sonrisa maliciosa recorría su rostro. Se estremecieron al instante. Es el momento, pensó Ron.

- Bueno, creo que es mejor que me vaya – sonrió nerviosamente – hasta luego Hermione, Harry – hizo un gesto con la cabeza al tiempo que dijo sus nombres y salio de ahí, casi corriendo, felicitándose interiormente por lo bueno de su actuación y empezando a soñar en unos bonitos ojos azules que el sabia combinaban perfectamente con la nieve…

- ¿Qué le sucede? - Harry solo se encogió de hombros mientras miraba la silueta de su amigo alejarse, como un flash en su mente se dio cuenta de lo que hizo Ron, abriendo desmesuradamente los ojos, con algo de pánico, se maldijo por no haberse dado cuenta desde un principio que él haría eso, así que lentamente giro para ver a su amiga.

- ¿Estás bien? – le pregunto temeroso. Ella suspiró resignada.

- Si… pero – dudó, ¿de verdad era buena idea contarle a Harry?, era su amigo, por supuesto que era buena idea – verás, últimamente he sentido que todo es igual.

- ¿A que te refieres? – bajó el tono de su voz, mirando de soslayo a la bibliotecaria

- A que todo parece haber caído en la rutina, desde que ya no hay misterios que resolver o aventuras que superar, todo se ha vuelto… aburrido – lo medito un poco mas – no es que no me alegre de que hayas podido derrotar a Voldemort, gracias a Merlín que sobreviviste, pero siento que le falta emoción a mi vida – terminó con un prolongado suspiro.

Harry la miró, absorto y con sus palabras rondando a través de su cabeza… Así que "emoción" ¿eh? Una pequeña sonrisa se formó en sus labios y con suspicacia la miró detenidamente. Un plan formándose en sus neuronas y un brillo, que ella pudo recordar de veces anteriores, iluminó sus ojos verdes.

- Yo puedo ayudarte – ella también le miró a los ojos y se recargó sobre la mesa para acercarse más, él inclinó su torso, atraído por el misterio de la sonrisa de ella.

- ¿Qué tienes en mente? – sus rostros a dos palmos.

- Eso es lo de menos, sabes de sobra que en Hogwarts todo puede suceder.

- ¿A que hora?

- Medianoche, en la sala común, yo me las ingeniaré para que Ron tenga mucho sueño, por causa de la fatiga – exageró la última palabra con malicia, la capitanía de un equipo de quidditch puede ser muy satisfactoria (si saben a lo que me refiero).

- Entonces… ¿es un trato? – levantó una mano, para estrecharla con Harry, como quien cierra un pacto.

- Es una travesura – le sonrió aun más, en esos momentos la distancia de sus rostros se reducía a poco más de cinco centímetros.

Unieron sus manos en un fuerte apretón, las movieron arriba y abajo y enlazaron los pulgares, todo estaba dicho, sin dejar de mirarse profundamente. Hermione no lo pudo evitar y colocó sus labios sobre la mejilla izquierda de él. Levantándose enseguida, tomó libros y mochila, lo miró por última vez y se alejó tarareando una alegre melodía mientras daba pequeños saltitos, como entre nubes… esperaba ansiosamente a la medianoche.