Título: Mirror.
Fandom: Twilight.
Disclaimer: La trama es mía; los personajes, obviamente, no.
Claim: Edward&Rosalie.
Rated: K+.
Summary: En el espejo de la mirada de Edward, Rosalie era imperfecta en todos los sentidos.
Notas: Situado, según yo, en esos años en los que sólo eran Carlisle, Edward, Esme y Rosalie.
Mirror.
Edward es realista, y sabe lo que dice cuando lo dice. Rosalie es perspicaz, e ignora los comentarios ácidos respecto a ella porque el orgullo es más importante, y mantener la cabeza bien alta, una necesidad —y ella nunca se ve necesitada—.
Él niega con la cabeza. Niega porque piensa que Rosalie no tiene remedio cuando mira su reflejo en una de las ventanas cristalinas como si fuese un espejo; cuando sonríe arrogante y sus pensamientos se vuelven egocéntricos.
Rosalie se quiere demasiado, de eso no hay dudas, y por dentro —incluso a veces de forma exterior, y todos lo miran—, Edward se ríe de ella. Porque la vampiresa se observa y puede ver la perfección en cada una de sus facciones (ella sabe que lo son), el brillo en su cabello dorado (un rubio apenas perceptible gracias a los rayos del Sol) y sus labios carnosos y rosados.
Para Edward, es una imagen más que ridícula. Insoportable. Al igual que la personalidad de la rubia y su forma de mirar sobre el hombro a todo aquel que muestre un simple defecto físico. Y peor aún: ella parecía mostrar todos los defectos posibles mentalmente.
—Eres perfecta. —murmura la rubia de ojos escarlatas a sí misma; se adora—. Perfecta...
Y es el ritual en el que, justo después, Edward bufa desde la banqueta del piano, golpea —literalmente— varias teclas al mismo son, y destroza la burbuja de ego que la sobrecoge de tal manera, que la aleja de todo lo demás.
Devuelve los pies de Rosalie a la Tierra, y los tacones de ella parecen volver a tocar el suelo. Ella se gira completamente, lo mira desdeñosa y acomoda su pelo con un movimiento de su mano. Con su gracia natural, lo encara. Entrecierra sus ojos, y lo observa.
Milésimas de segundas después, tras un do, y un mi, Edward la mira, alza las cejas, y detiene sus dedos.
—E idiota, obviamente.
Rosalie se abstiene a mostrarle su dedo corazón de perfectas uñas limadas y adornadas con esmalte rosa, porque es una dama, y tiene, al menos, una gran educación proporcionada desde el seno de la rica familia de los Hale.
Y segundos después, se aleja escaleras arriba —contoneándose como de costumbre—, y en el tercer piso, al menos dieciséis vinilos se estrellan sobre el parqué, y el repiqueteo de los restos de éstos se confunde con su risa sarcástica.
Rosalie es una perra. Fin.
~¿Reviews?
