Drabble, por el día del padre, pero muuuuy atrasado.
Ninguno de los personajes de Hellsing me pertenecen, son de Kohta Hirano.
Una historia sin fines de lucro, solo sentimientos.
Guardián
Porque, sin buscarte
te ando encontrando
por todos lados, principalmente
cuando cierro los ojos.
-Julio Cortázar-
Yo, furioso; ella, con ganas de llorar. Y por lo tanto tensos todos los demás. No comprendo cómo puede vivir así, con miedo a todo, confiando en quién no debería (cómo en ese idiota francés…), temerosa de sacar a la luz su poder…
-¿Se puede saber qué te pasa chica policía? Casi te matan- Sí, estaba furioso.
-Yo…- En sus ojos se notaba el pánico y la confusión- Lo siento maestro, no volverá a pasar.-
Sigo preguntándome ¿por qué convertí a ésta…niña…?
-¿Qué a pasado con Bernadotte? ¿Se pondrá bien?-
Esa pregunta hizo que toda la ira que sentía en ese momento se esfumara…
-Creo que sí, ahora ve a dormir, no molestes a ese francés… Déjalo morir solo, eso le pasa por imbécil- Escondo mal mi despecho, todo lo que concierne a ese estúpido francés (en especial cuando se mete con Victoria) me produce un malestar que Walter y Sir Integra llaman celos paternales…
-Si maestro… y… gracias por salvarme.-
- ... -
- ... -
-Descansa…- Camina largo, no me escuchó. Que frágil se ve, con una sola mano, un hombre puede herirla. Pero yo no lo permitiría.
Es de día, están en un claro. Alucard toma a Victoria de la mano; la mano de la niña es pequeña y ligera, apenas perceptible.
Con la presencia de Victoria todos los demonios desaparecen, todo es calma, así tiene que ser. Nada debe dañarla, él es como su padre, su guardián.
La niña corre, inocente juega. Él la sigue con un paso ligerísimo que apenas se oye, tras de ella mira sus omóplatos salientes cómo alas de pájaro ¿de allí saldrán las alas de los ángeles? Está seguro que ella es un ángel.
Esa niña vestida de luz y sombra, se aparece en sus sueños y se detiene, erguida la cabeza lo mira; la ve mirarlo con esos ojos curiosos, luego escapa, sedosa y él corre tras ella, cada noche. No es que la sueñe, es más que eso, es que la trae adentro.
Victoria le hace una tierna mueca de coquetería; esa pequeña se había metido en él, profundo, pero no la iba a sacar, al contrario la incitaría a quedarse.
Se despertó con una sonrisa y una calma que hacía mucho tiempo no tenía. Nunca ha sido tan feliz, y sin embargo tenía otra cara, más viejo. Pero por primera vez en muchos años, su mirada tenía una lucecita alegre. Definitivamente esa niña lo estaba ablandando, pero no importaba, él era su maestro, su padre… su guardián.
