Puyo Puyo: "Un encuentro inevitable"
Capítulo 1: "La historia tras Arle Nadja"
Una niña recién nacida fue abandonada en la puerta de una casa, esta criatura fue adoptada hace 7 años por una anciana en un pequeño pueblo dentro del Mundo Puyo, lugar conocido como Villa Milagro. Este debía su nombre a una antigua leyenda que prometía que desde este pueblo nacería el próximo gran emperador puyo.
La dulce viejita, Bytto Nadja, bautizó a la desamparada chica con el nombre de Arle. En honor a una antigua hija desaparecida hace mucho tiempo.
- ¿Qué es "puyo", abuelita? – preguntaba una tierna niña de 8 años, cabello claro, ojos cafés y un rostro inocente.
- Puyo es la esencia de la magia. Son unas sustancias gelatinosas y con forma de gotas de agua, pero sólidas – respondía la anciana, muy baja de estatura, algo encorvada, pero con una mirada enternecedora y mucha energía como para dedicarse a criar a la curiosa e intranquila Arle. – ¡Mira! – exclamó mientras llevaba su mano al bolsillo.
Acto seguido, sacó una especie de pequeña gelatina, era transparente y parecía tener unos ojos, aunque era un objeto inmóvil.
- Esto es un "puyo de ataque", se le llama así porque durante las guerras mágicas que hubo en la antigüedad, después de cada ataque, las sustancias puyos usadas por los grandes magos se convertían en estas gelatinas inanimadas. Una tan pequeña como la que poseo es inofensiva, pero si llegan a usar muchas de ellas en tu contra, te aplastaran. Por eso durante la guerra puyo, fue posible ver muchas de estas.
- ¿Tu estuviste en alguna de esas guerras? – Preguntó muy asombrada Arle.
- Yo no participé, pero si lo hizo mi esposó. Él era un comandante de primera línea en el batallón de magia. Un día me trajo este "puyo de ataque" casi como un botín de guerra, porque fue el único ataque que recibió durante los 6 meses que estuvo ayudando en el conflicto, y me prometió que durante su segunda ida, volvería a defenderse de igual manera… pero nunca regresó.
- Cuanto lo siento, abuelita… - expresó una apenada Arle.
- Tu no tienes la culpa, en cuatro años mas será tu primera clase de magia en la Escuela Puyo de la ciudad, así que toma este "puyo de ataque" para la suerte – Dijo la anciana con una gran sonrisa.
Arle no pudo responder con palabras, pero por sus manos uno podía saber que no estaba segura de querer recibirlo. Su abuelita, como le decía la chica, puso el puyo inanimado dentro de una cúpula azul transparente, del tamaño de una mano extendida, luego tomó una especie de cinturón que estaba colgado en un gancho de la pared dentro de la humilde casa. Ahí pegó la cúpula, que además selló, y luego la quiso acomodar al cuerpo de Arle.
Como la niña era muy pequeña, no pudo ponerle el cinturón donde alguien lo llevaría normalmente, así que lo dejo colgando a manera de "banda presidencial" en el cuerpo de la chica.
- Así te ves preciosa – le dijo a la niña.
Desde ese día, la chica le encantó usar el cinturón de esa manera. Incluso al crecer y alcanzar los 12 años, suficientes para asistir a clases de magia, ella nunca dejó de usar este objeto a manera de banda sobre sus ropas casuales.
Así, en el primer día de clases, la primera nombrada en la lista fue:
- Arle¿esta presente?
- ¡Acá estoy! – exclamó levantando su mano – ¡Aquí, Arle Nadja!
Continuará…
