Hola a todos. Bueno, aquí les traigo un nuevo fanfic. Estaba viendo un anime de fantasía y se me ocurrió de repente, pero como apenas estaba viendo ese anime, lo que se me ocurrió fue diferente a lo que trata.
Espero les guste.
Vocaloid no me pertenece.
Capítulo I: ¿Vienes o te secuestro?
Rin Kagamine era una joven de 16 años de edad que vivía en un barrio de clase media en Tokio. Ella era rubia con ojos azules; siempre usaba un moño en la cabeza que parecía un poco las orejas de un conejo. Ella vivía con sus padres, y a pesar de que ellos eran muy amorosos con ella, Rin no era del todo feliz.
Al tener unos padres responsables, era obvio que le exigieran ir bien en la escuela, como lo haría cualquier padre que se preocupase por el futuro de su hija; y a pesar de que Rin no les fallaba a sus progenitores, en la escuela siempre la molestaban, a tal punto que la etiquetaban como "nerd" o "tsundere", ya que era muy fría y severa con todos sus compañeros, ¿Y cómo no serlo?, generalmente el ser humano reacciona ante la agresión con la agresión, y recibir apodos, malos tratos y amigos falsos e interesados por parte de sus compañeros de escuela, Rin era distante con todos.
Un día, Rin llegó a su casa algo cansada por la escuela. Al día siguiente tenía que entregar un proyecto para física que consistía en hacer un puente con algún material reciclable y que el puente fuera resistente, al mismo tiempo tenía que hacer un reporte escrito, pero no estaba preocupada, pues casi terminaba su reporte y su puente ya estaba construido.
Después de comer, se fue a su cuarto y se sentó en la computadora a terminar. Al cabo de una hora, la joven terminó y luego miró su puente que estaba en una mesa de su cuarto. El puente había sido hecho con palitos de paleta y para darle mayor resistencia le puso un poco de hilo negro simulando los cables. La chica miró su proyecto sintiéndose orgullosa de su esfuerzo.
Al día siguiente, el papá de Rin la llevaba a la escuela como de costumbre. Rin iba sentada en la parte trasera del coche con el reporte en su mochila y su puente junto a ella.
Cuando llegaron al instituto, el padre de la joven la ayudó a llevar su trabajo hasta la entrada, se despidió de ella con un beso en la mejilla deseándole suerte para ese día y luego regresó al vehículo para ir a trabajar.
Rin entró a la escuela y fue directo a su salón, al llegar, puso el puente en la mesa de su pupitre. Se sentó y sintió una sombra encima suyo, al voltear para ver quién era, pudo ver a Akaito con sus amigos detrás suyo.
-Hola, Rin.
Dijo el joven con toda la amabilidad posible, para Rin esto era sospechoso.
-¿Qué quieres, Akaito?
-¿Acaso no puedo saludarte?
Dijo el mencionado ofendido.
-Nunca me saludas…
-Bueno, Rin, el punto es que no pude terminar mi trabajo porque…
-"Aquí va de nuevo con excusas tontas".
Pensó Rin mientras rodaba los ojos, pero Akaito seguía.
-Y quería saber si querías meternos a mí y a ellos en tu equipo.
Dijo Akaito señalando a sus amigos.
-¡¿Qué? ¡Claro que no!
-Ándale, eres mi amiga.
-¡Yo no soy tu amiga, Akaito!
-Entonces te pagaremos, $20.00 cada uno.
-Eso es poco. No. Además, el trabajo fue escrito a computadora y se verían horribles los nombres con pluma.
-No importa, Rin.
-¡He dicho que no!
-Bueno, como quieras. Vámonos.
Dijo Akaito regresando a ser como siempre era. Rin no caería de nuevo ante su máscara.
A los pocos minutos, entró el profesor al salón y los alumnos comenzaron a sacar sus proyectos. Rin fue la primera que iba a revisar.
-Buenos días, Rin.
-Buenos días, profesor.
-Muy bonito tu puente. ¿Lo hiciste sola?
-No maestro, somos un equipo, ¿Cierto, Rin?
Llegó Akaito por la espalda de Rin y la abrazó del cuello como si fuera su amiga, ella lo empujó.
-¡Claro que no! ¡Este puente lo hice yo!
-Es cierto, yo la vi llegar con su padre y traía el puente.
La defendió el profesor.
-¡Pero nosotros hicimos el reporte!
Soltó rápidamente Akaito.
-No lo creo. Ustedes jamás trabajan. Rin, dame tu reporte.
-Sí, aquí tiene.
Dijo Rin entregándole el trabajo al maestro, él le sonrió y se fue. Akaito puso mala cara y se fue totalmente enojado.
Las siguientes clases pasaron, y Rin iba camino a casa, cuando del otro lado de la calle vio pasar a una joven con kimono que iba corriendo. Ella se sorprendió, la joven parecía no saber correr con ese tipo de zapatos altos. Por curiosidad, discretamente, Rin siguió a esa persona hasta una casa japonesa tradicional. Se veía muy antigua, lo más probable es que estuviera abandonada, pues las paredes estaban despintadas y el pasto se encontraba muy crecido. Rin vio a la persona con un kimono rosa bebé pasar corriendo de nuevo ahora detrás de la casa. ¿Estaría bien seguirla? ¿Qué tal si se trataba de un secuestrador o un loco? Pero el viento comenzó a soplar fuertemente haciendo que el listón que llevaba Rin en la cabeza saliera volando. Ella iba corriendo tras el adorno con una mano hacia arriba tratando de alcanzarlo, pero cuando se distrajo, sintió que alguien por la espalda tomaba su boca y la tapaba mientras la aprisionaba con sus brazos.
Rin forcejaba pero la otra persona tenía más fuerzas que ella. Trató de gritar pero no podía, luego se la llevaron al interior de la casa y cuando ella cayó al piso, pudo ver como su "secuestrador" cerraba la puerta.
-¡Déjame ir!
-No puedes salir.
Un momento. Esa persona parecía ser "ella", pero su voz era de "él", aunque sonase algo aguda.
-¿De qué hablas? ¡No me secuestrarás!
-De hecho, todavía no lo hago. Tú decidirás si te secuestro o no.
-¿A qué te refieres?
-Te explicó allá.
-¿Dónde?
-En el portal.
-Por curiosidad… ¿Cómo te llamas?
A Rin la estaba matando la duda.
-Len.
-¿Eres hombre?
-Claro que sí.
Dijo el joven algo ofendido.
-Pues no lo pareces.
Len se miró la ropa y se sonrojó. Lo había olvidado completamente.
-¡E-esto es un disfraz!
Dijo con la cara totalmente roja.
-¿Un kimono?
-Tenía que disfrazarme…
Rin miró detenidamente a Len. Traía un kimono rosa como las flores de cerezo, unas campanillas doradas que iban atadas a unos listones rojos que salían de la parte trasera del traje. El cabello de Len estaba atado en una cola y lo adornaban flores de sakura y un listón con forma de moño color negro. Cualquiera diría que era una mujer.
-¿Por qué te disfrazaste de mujer?
-Fue el único disfraz que hallé aquí. Será mejor que me cambie.
El joven se retiró a otra habitación. Mientras, Rin trataba de huir abriendo la puerta pero por más intentos que hacía, no podía. A los pocos minutos salió Len.
-Está sellada la puerta. No puedes salir.
-¡¿Qué?
-Lo que dije.
Len traía puesto un traje de color café que consistía en chaleco y pantalón, una camisa blanca una corbata amarilla. Aún tenía recogido el cabello pero no tenía puestos los adornos. Rin no pudo evitar pensar que Len se veía guapo, pero recordó que estaba en ese lugar contra su voluntad.
-¡Quiero irme!
-No puedes.
-¿Por qué?
-Ya es hora de irnos.
-¿A dónde?
-A un mundo totalmente oculto de éste.
-¡¿Para qué?
-Te lo diré cuando lleguemos.
Luego Len cerró los ojos en su frente se dibujó un símbolo de un sol, una luna, y una estrella. Un portal se abrió.
-Vamos.
-¡Ya te dije que no quiero ir!
-No querer ir, no es una opción.
Len tomó la muñeca de Rin y la jaló llevándosela. Rin estaba forcejeando de nuevo pero era en vano, cuando volteó hacia atrás, el portal estaba cerrado, pues ya no podía ver la casa donde hacía unos segundos había estado.
