(Me presento soy el nuevo usuario Akusei de Aries, esta historia transcurre en Egipto, la narra nuestro personaje principal… Como es lo primero que subo espero les guste,. Disfrútenlo)
En la época en que los egipcios levantaban enormes monumentos para sus faraones, las pirámides. En esa época de felicidad en el que el sol brillaba incandescente para los egipcios… Pero a la vez era época de guerra.
En ese tiempo tener un buen ejercito te garantizaba una victoria posible… Pero tener la ayuda del ejército de un dios… Eso… Eso, si te garantizaba la victoria.
Pero, obviamente un dios no te cederá su ejército tan fácilmente… Siempre para obtener algo de un dios, debes darle algo que no pueda resistir… En este caso fui yo…
No pensaron que el dios Anubis, me aceptara como sacrificio… Pero, no lo hizo de la forma que creían los sacerdotes.
*Se encontraban los sacerdotes y Ayumu, un pequeño niño. Ellos se encontraban en el templo de Anubis*
Sacerdotes: Por favor… Dios Anubis, le pedimos que acepte este sacrificio, a cambio de que usted nos facilite su ejercito… *Inclinándose y alabando a el dios*
Estaba todo muy calmado, pero de la nada, se empezó a escuchar una voz. Nunca pensé que seria la del mismísimo dios Anubis.
Anubis: Este sacrificio, ha sido aceptado y les prestare mi ejército… Pero en cuanto su guerra termine, ellos volverán a mí.
Los sacerdotes no parecían muy conformes, yo creo que porque ellos quería como un, "Acceso ilimitado al ejercito de Anubis"… Por ello se dieron a mí… El príncipe de Egipto.
Sacerdotes: ¿No podría darnos algo mas?.. Le estamos entregando a un príncipe…
Anubis: No… Aunque es una linda gema del desierto.
Los sacerdotes sonrieron al escuchar eso de Anubis.
Sacerdotes: Es un regalo para usted.
Anubis se quedo callado y yo me asuste bastante, ya que para mí, nuestros sacerdotes estaban jugando con fuego, al regatearle tanto a Anubis.
Anubis: Acepte a este niño, con la condición de prestarles mi ejercito, y les dije que solo se los prestaba… O ¿A caso no quieren que les preste mi ejército?
Los sacerdotes se tranquilizaron y decidieron aceptar la propuesta.
Sacerdotes: Esta bien, nuestro príncipe a cambio de su ejercito…
Anubis: Muy bien
Desde ese día, he vivido con Anubis, mas de toda mi vida.
