Los personajes no son míos. Solo la historia lo es ¡Te odio Meyer! ¡Porque ha creado a Hombres/Vampiros/Lobos tan irresistible! ¡Yo también quiero uno!... A ti también te odio Bella Swan


Bella Pov

Forks, mi infierno personal. Un pequeño pueblito de Washington, en donde llueven prácticamente todos los días; El lugar en donde Renee y Charlie, nos había o mejor dicho, me habían obligado a mudarme, pues Emmet no puso mucha resistencia. Era sorprendente que un lugar pudiera ser tan…verde, no me sorprendía si los marcianos vivían escondidos en el extenso y verde bosque, incluso el aire parecía ser verde

— ¿Bella? ¡Bella! ¡Bella! — el sonido de aquella voz, ya estaba comenzando a fastidiarme. Gruñí a modo de respuesta, tal vez así desaparecería del todo y listo, problema resuelto — ¡Despiértate, enana! — salte exaltada de la cama, al escuchar a "La voz" gritarme al oído, con un volumen que hasta podría asegurar, me dejo sorda por unos momentos. Chille indignada, al observar a Emmet sonriendo a pocos centímetros de mi rostro

— Emmet, consigue una vida y déjame dormir ¿Quieres? — le grite, a mi torpe hermano mayor, mientras me enredaba entre las sabanas, comenzando a cerrar nuevamente los ojos en un vano intento de volver a dormir

— ¡Ja! ¡Ja! — Rió falsamente, con ironía — Por eso te quiero tanto, eres tan adorable

— Idiota — replique lo suficientemente bajo como para que no me escuchara. Aun no podía entender su buen humor ante cualquier tipo de circunstancia, cosa que empeoraba aun más mi mal humor.

— ¡Vamos, Bells! ¡Hoy es el primer día en nuestro nuevo instituto! ¡Levántate!

— ¡Wuaw! — Fingí entusiasmo, sin un ápice de emoción en mi voz — No espero la hora, de ir al instituto — dicho esto, cubrí mi cabeza con la almohada, intentando nuevamente dormir. Esto era un asco

— Vamos. Sera divertido — aseguro arrebatándome la almohada. Gruñí, al observar su expresión de cachorro a medio morir. Fruncí mi ceño, enojada

— No, no lo será Emmet. Tu solo quieres ir por tus futuras conquistas — No lo culpaba, tal vez para él, quien a sus cortos dieciocho años era considerado un guapo, inteligente y gracioso Casanova, si seria "divertido"; Pero para mí, una chica común y corriente, no lo era en lo absoluto. Suspire, recordando aquellos, momentos en los que pensé que no éramos hermanos. Ambos éramos completamente diferentes, ya sea tanto en la personalidad como en lo físico

Emmet, es el alegre y protector de la familia, él siempre ve un rayo de luz, en una habitación en penumbras. ¡Dios, incluso ricitos de oro, no se comparaba con él! En cuanto a su complexión física; Es extremadamente musculoso, al igual que un levantador de pesas profesional, sus ojos eran azules al igual que los de mi madre, su cabello negro, contrasta perfectamente con su piel pálida, cortesía para ambos de Renee y su sangre albina, al igual que aquellos dos hoyuelos que posee cada vez que sonríe, haciéndolo parecer un niño travieso, el cual quieres proteger de todo y de todos

A decir verdad, ambos éramos como el agua y el aceite. Yo por mi parte era normal…Una típica y aburrida chica normal de diecisiete años de edad, con tan solo 1.70 metros de altura, nada comparado al 1.86 de Emmet; Mi cabellos eran de un profundo color caoba, en tono con el chocolate de mis ojos, aunque según dice mi familia, muy expresivos ¡Como si quisiera tener ojos expresivos, eso no servia a la hora de mentir!

— ¡Bella! ¡Bellita! ¡Bells! ¡Belli-Bu! ¡Bu-Bu-Belli! ¡Isabella!

— ¿Qué quieres? — conteste de mala manera, lanzándole lo primero que encontré: Un zapato, el cual evito perfectamente para luego reirse entre dientes, ante mi fallido intento de golpearlo

— Pues, que humor tan adorable que posees por las mañanas ¿No te lo han dicho?

— Perdona, pero me despertaría con mejor ánimo, si cierto troglodita no me despertara gritándome — le espete, girando sobre mi propio cuerpo para taparme con las frazadas hasta la cabeza y volver a acostarme. Cerré los ojos, comenzando a sentir como el sueño volvía a inundarme. Agradecí mentalmente que Emmet se hubiera ido sin rechistar, cosa rara pero… ¡Tal vez este en presencia de un milagro!

"Quien dice, tal vez se han escuchado mis diecisiete años implementados en plegarias y, Emmet maduro" — pensé con una sonrisa, para segundos después sentir como me eran arrebatadas las sabanas, y lanzado algo frio al rostro. Agua helada

— ¡EMMET! — grite con más fuerza de la necesaria, no me importo en lo absoluto. Es decir, ¿A quién le gusta que lo despierten con un vaso de agua helada? ¡Pues a mí no! — ¡Te matare! — le dije antes de intentar lanzarme sobre él para golpearlo, pero he aquí hace acto de presencia mi pastosidad ocasionando que me enredara con las sabanas y cayera de seco al suelo

"Sip, solo puede sucederme a mi" — pense con amargura, mutilando con la mirada a Emmet, quien no hizo otra cosa que reír a mandíbula batiente, comenzando a correr fuera de mi habitación. Lo mataría, de verdad lo haria

— ¡Mamá! — Grite furiosa — ¡Controla a tu hijo! — maldije por lo bajo, comenzando a encaminarme hacia la cocina donde sabia que se encontraría toda mi familia

— Emmet ¿Qué le hiciste a tu hermana?— lo "regaño" Renee, aunque no ayudaba el hecho que intentara contener sus risas

— No hice nada mami. Solo la vi deshidratada y la moje…con agua helada — mascullo lo último, sonriéndome con maldad. Idiota — No me pueden culpar por preocuparme por mi hermana ¿O sí?

— ¡Tu…Idiot…! — Mi insulto fue interrumpido, ante la mirada reprobatoria de Charlie y Renee — ¡Eres el peor hermano que pueda existir! — escupí con rabia, él solo me observo pensativo

— ¡Hey! ¡Hey, eso no es justo! ¿Y qué hay de Jack el destripador o Hitler? Creo que ambos tenían una hermana, al menos no soy tan malo — murmuró consternado, puse los ojos en blanco observando cómo los traidores de mi padre reían

— ¡Mira…!

— Niños, dejen de pelear y preparasen para ir al instituto — Renee interrumpió hábilmente mi amenaza de muerte hacia Emmet. Resople enojada

— Si mama — dijimos ambos al unisonó, comenzando a correr escales arriba o mejor dicho, competir por quien llegaba antes a su habitación. El muy bruto, gano. Luego de estar esperando prácticamente veinte minutos de espera, para que Emmet terminara de arreglarse, partimos hacia el instituto

— Y luego los hombres se quejan que nosotras somos las que tardamos

— ¡Oye! — Exclamó — Debo cuidar mi rostro, si deseo ser igual de bello

— Solo pon en marcha el Jeep y vámonos

— Claro — dicho esto, puso el auto en marcha, acelerando notablemente la velocidad de camino hacia el instituto de Forks, como dije antes, mí infierno personal. Estaba tan encimada en mis pensamientos que no me percate que habíamos aparcado en el instituto, hasta que escuche a mi hermano exclamar un "Woaw"

— Mira que autos Bells — exclamó mirando hacia el extremo contrario en el aparcamiento. Lo observe extrañada, dirigiendo mi mirada hacia donde el observaba, aumentando mi curiosidad a cada segundo. Allí fue donde los vi por primea vez