PLACER CULPABLE

By Ireth

La puerta de su habitación se abre como todas las noches y Sakura no necesita darse vuelta a mirarlo para saber de quien se trata. Esta frente a la ventana, observando hacia los estrechos callejones aledaños de su apartamento. La luna es la única luz que se necesita para alumbrar su habitación, pues aquí, en el país de Infinity es mucho más brillante que en cualquier otro mundo que ella pueda recordar; sin embargo, no logra disfrutarla.

Ambos mantienen silencio por un momento y ella puede sentir la creciente ansiedad de su compañero; mientras que él, por su parte, parece no saber a ciencia cierta que es lo que está haciendo en ese lugar. Cuando esta por tomar el pomo de la puerta para salir de nuevo, ella lo detiene.

-pensé que hoy no vendrías- declara sin inmutarse, sin ni siquiera moverse de la posición en la que se encuentra.

-lamento si la hice esperar, mi princesa- se disculpa él, acortando la distancia que existía entre ellos -el ninja me entretuvo con sus habladurías- susurra, y su aliento, tan helado como su país de origen, choca en la piel de Sakura, tostada por el sol de Clow.

Ella sonríe -¿Fue su boca, o fue acaso su muñeca?- pregunta volteándose para darle la cara, y al alzar la vista para verlo mejor, se da cuenta de que en las finas facciones de su rostro se dibuja una melancólica sonrisa. "Touché" dice sin borrar la misteriosa sonrisa de la cara y mirando a Sakura directamente a los ojos, mientras uno de sus largos la toma por la espalda para terminar de una vez por todas con la distancia -espero que hayas tomado sólo lo suficiente... o no lo disfrutaras del todo- dice mientras que sus bocas se acercan a menos de un centímetro. Ella ya ha cerrado los ojos, pero él la observa por un segundo.

-Sabes que jamás lo disfruto- le dice.

-Entonces por que sigues vin-- pero él no la deja terminar, fundiendo sus labios en un apasionado beso, y así se quedan, por lo que para ellos parece ser una eternidad. Y luego, cuando el morder los labios y el juguetear por el dominio con sus lenguas ya no es suficiente, él busca con sumo cuidado el broche que sujeta el collar con el que ella los manda en cada una de las batallas, ese collar con el que al mismo tiempo esconden esas visitas nocturnas, ese collar que de día cubre las marcas de sus dientes en la tersa piel de la muchacha, ese collar que guarda su placer más intimo y su culpa más grande. El collar que mantiene en secreto la premisa de que Fye D. Flowright bebe la sangre de la princesa.

Y mientras lo hace, mientras el cuerpo de la joven va languideciendo entre sus brazos, todos sus malos recuerdos desaparecen: sus padres, su hermano, el rey. Incluso el hecho de que sabe que aquella muchacha no es más que una ilusión. Todo desaparece al sentir el latir de sus corazones en sincronización.

Siempre se detiene cuando siente que la sangre comienza a bombear más lento, aleja sus dientes del lugar y lame las heridas para que dejen de sangrar, luego la toma en brazos y la deposita con delicadeza sobre la cama -gracias, pequeña Sakura- susurra y le da un beso en la frente -gracias por darme un momento de paz- y ella sólo sonríe, acariciando por última vez su cara. Esperando a estar a solas nuevamente.

Y cuando él ya se ha ido, cuando sabe que no regresará hasta luego del próximo combate, da un pesado suspiro y dos pesadas lágrimas caen de las esquinas de sus ojos -si supieras lo que yo sé- dice al viento, mientras mira el calendario para asegurarse de que esa no será la última vez -dos combates más- asegura mirando al techo -sólo dos más- y así, segura de que lo hace y lo que hará es lo correcto, va quedándose dormida.