Hola! Soy Soraya =D Y les traigo mi primera historia =D =D
Antes que todo o antes que nada, les dejo unas advertencias sobre la misma:
1- La historia no es 100% mía. Esta basada en una pelicula (L s que saben que pelicula es me lo pueden decir en un msj y luego les dedico capitulos XD) Por lo cual, hay muchas escenas que van a ser bastante *iguales* a la pelicula y luego van a haber capitulos que serán completamente míos. Aclaro esto para que no me anden acusando de plagio jajaja
2- La portada tiene una imagen de SakuraYeah... También lo digo por si las dudas, soy un tronco dibujando (si no revisen mi carpeta de arte)
3- Sean pacientes con el Fic y no esperen. Esperen a ver que pasa y que rumbo toman las cosas. Se porque se los digo jaja
4- Y por si las dudas: Naruto no me pertenece, los personajes no me pertenecen... nada me pertenece -_-
5- La historia está publicada en Wattpad.
Ahora si =D Les dejo con la historia. Espero que les guste. Nos leemos al final.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
–Aquellos que rompen las reglas son escoria, pero aquellos que abandonan a sus amigos son peor que la escoria, Sai.
–Pero… creí haber escuchado que alguien pedía ayuda…
–No debías hacerte el héroe. Pusiste en peligro a tus compañeros por culpa de una estupidez. Los gritos venían de afuera, y en todo caso debiste avisar lo que harías. Debes disculparte con Sasori.
–Lo haré, capitán.
Sasuke suspiró.
Él era el capitán del cuerpo de bomberos de Konoha. Era un trabajo que realmente le gustaba. Su paga tal vez no era la mejor pero él ahorraba gran parte de el para comprarse una nueva camioneta, a pesar de que Sakura no estuviese del todo de acuerdo.
–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–
Se había girado demasiado rápido y no vio que Suigetsu estaba allí por lo que se lo llevó puesto.
–Disculpe Dr. Hozuki, no le vi. – Dijo apenada.
–Solo dime Suigetsu, Sakura.
–Pues, Suigetsu, discúlpame por casi atropellarte. – dijo con una pequeña sonrisa.
–Hazlo cuando quieras, querida. Fue un gusto verte.
–Lo mismo digo. Emm… se me hace tarde. Te veo luego.
Sakura se apresuró a la salida. No se sentía cómoda al 100% tratando con hombres, más si no los conocía del todo. Él era un doctor nuevo en el hospital y ella la encargada general.
Su padre sufría de una enfermedad ocular que poco a poco le comía la vista y solo una operación lo podía salvar de quedar ciego. Pero la cirugía sería muy costosa y el seguro médico no la cubría. Ella trataba de ayudarlos como podía pero no era suficiente. Ya había abierto una cuenta para pagar la intervención aun sabiendo que al ritmo que depositaba dinero terminaría de pagar dentro de unos 3 años y tal vez para ese entonces fuera demasiado tarde. No se rendía, al fin y al cabo era su padre.
–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–
Escuché la puerta abrirse y cerrarse de golpe por lo que supuse que Sasuke había llegado.
Yo estaba en la cocina lavando los platos que había utilizado para el desayuno.
Bueno… desayuno… para la sopa instantánea, mejor dicho. La ultima sopa instantánea para ser más específicos todavía.
Escuché sus pasos por la entrada y luego entrar en la cocina/comedor. Luego abrir y cerrarse algunos cajones, alacenas, la heladera y finalmente el comentario de siempre.
– Has desayunado… ¿No me has dejado nada? – pregunta con la voz llena de fastidio.
–No sabía que vendrías a casa hoy. – respondí de manera indiferente. – Era la última sopa.
–¿Y no tienes pensado ir de compras? – dijo mientras seguía azotando puertas y cajones.
– Trabajas 24 horas y descansas 48. ¿No crees que tienes más tiempo que para hacer compras?
–Solo hice una pregunta. No es para que te pongas agresiva. Aunque bien podrías haberme dejado algo.
– ¿Y cómo iba a saber yo que hoy vendrías? Nunca me dices nada. Solo llegas y solo te vas. No me dices nada. – Sakura se empezaba irritar. Su marido podría ser bastante cínico cuando quería.
–¿Acaso te hice algo al pasar por la puerta?
–No puedes pretender que trabaje todo el día y hagas las compras, Sasuke, mientras tú estás en casa y miras basura en internet y sueñas con tu bendita camioneta. – Se sentía al borde de la locura ante su actitud.
–Tu elegiste trabajar a tiempo completo, no yo. A sí que no te quejes conmigo. – Sasuke se ponía a la defensiva ante su esposa.
–¡Necesitamos el dinero, Sasuke! Más ahora que decides poner casi todo lo que ganas en un coche nuevo e innecesario. Tienes 24 mil dólares ahorrados y hay cosas en la casa que se caen a pedazos.
–¿Cómo qué? – preguntó azotando la puerta de la heladera nuevamente.
–Hay que pintar el fondo, arreglar el jardín y hacer un pequeño galpón en el patio para poder guardar algunas cosas.
–Esas no son necesidades, son preferencias. Si quieres hacer eso con tu dinero, hazlo. He ahorrado por años, Sakura. No voy a claudicar ahora.
Lo último que se escuchó fue el portazo en la puerta principal. Sakura se ya no estaba.
–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.
Era increíble. Simplemente increíble No podía creer lo necia que podía ser su mujer cuando quería. ¿Por qué ella no podía entenderle? ¿Qué tan difícil era?
Empezaba a sobre exigirse en el gimnasio bajo la mirada de Naruto que había parado hacía unos minutos para tomar agua y sorprenderse por la frustración de su amigo.
Sasuke freno con las pesas al darse cuenta.
–Es irreal que me respeten en todos lados menos en mi propia casa. Esto no tiene caso. – Comentó mientras se secaba con la toalla.
–me ha pasado. Y sé que es difícil. Solo que entendí que no era un matrimonio roto. No sabía hacerlo funcionar.
Sasuke se quedó en PockerFace. Naruto lo notó y siguió hablando.
–La caminadora funciona. Pero si tú no la sabes usar no sirve de nada. ¿Me explico?
El pelinegro lo pensó unos instantes.
–¿Insinúas que necesitamos terapia? Porque si es eso te diré que no pienso hablar con alguien que no conozco sobre problemas que no le concierne.
Para Naruto Sakura era como su pequeña hermana. La conocía muy bien y sabía que a veces podía ser un poco agresiva, pero al fin y al cabo era como su hermanita. Y Sasuke como su hermano. Los quería a ambos y deseaba que encontraran una solución a su problema.
–Entiendo que tal vez Sakura no te respete, pero una mujer es como una rosa. Si la cuidas florece. Si no lo haces se marchita.
¿Naruto había dicho eso? ¿El Dobe había dicho eso? ¿Seguro que era él?
–¿De dónde lo has sacado?
–De la terapia – Dijo con una sonrisa de idiota que se borró cuando su amigo le tiró su toalla mojada en la cara.
–¡Sasuke–teme! Eres un asqueroso.
–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.
Genial, otra vez en casa luego del entrenamiento y lo único que encontraba era una caja vacía de pizza. Y ¿Ese aroma? Buscó con la mirada para saber de dónde venía el olor. Una vela aromática. De vainilla. Asquerosamente duce. Rápidamente la apagó y comenzó a buscar algo para comer.
–Oye… ¿Qué haces? – Preguntó Sakura un poco ofendida al entrar a la cocina.
–Busco algo para comer... Veo que no me dejaste pizza. – Respondía el pelinegro con fastidio.
–Enciende la vela. Me gusta como huele. – Reprendió Sakura.
–A mí no. ¿Me guardaste algo de comer?
–Pensé que cenarías con Naruto. – Dijo bastante apenada. Y es que las últimas veces que ellos habían salido terminaban comiendo juntos.
Recordaba las veces que lo esperó con la comida preparada y el simplemente rechazándola porque ya había cenado. Se había cansado de eso por lo que había dejado de esperarle. Aun así sintió culpa.
–No se te ocurrió que si hay dos personas viviendo bajo un mismo techo, ambas deben comer. – A la bosta con la culpa que había sentido. ¿Quién se creía que era para hablarle así?
–Si hablaras conmigo tal vez tendría algo para ti, pero no lo haces, Sasuke. – respondió con dientes apretados.
Con un ultimó portazo de una alacena se acercó a ella.
–¿Por qué eres tan molesta, Sakura? – escupió las palabras. Y a ella le volvía a doler. Esas palabras le volvían a doler como la primera vez que se la dijo.
–Debo cargar con todo en esta casa, si no te has dado cuenta, porque al parecer aquí no vive un hombre. – dijo en un ataque directo al autoestima del pelinegro. – te jactas de nada. No haces aportes a la casa prácticamente. ¡Debo trabajar para pagar tus cuentas! ¿Quién saca adelante esta casa? Yo ¿Quién lava tu ropa? Yo ¿Quién compra la comida? Yo… Sin contar con que ayudo a mis padres. ¿Y no puedes dejar de pensar en ti por un maldito minuto?
–¿Crees que no tengo presiones? ¿Qué me gusta tener que correr tras accidentes, incendios? ¿Tener que sacar gente muerta de ellos? Noticia de última hora, querida. ¡No lo hago por gusto!
–¡¿Y qué haces cuando estás aquí?! Estar todo el día con la tele y en Internet. ¿Sabes? Si ver toda esa porquería te hace bien, no hay problema. Pero no competiré con eso.
La pelirrosa estaba furiosa. Demasiado furiosa. Llevaban meses… años en ese estado y siendo sinceros, ella no aguantaba más. Estaba llegando a sus límites.
–¡Son cosas que tú no me darás! – dijo el pelinegro con ira.
La gota que rebalsó el vaso.
–Definitivamente. ¡Porque te importa solo tu estúpida camioneta, mucho más de lo que yo podría interesarte!
Esa mujer solo lograba sacarle de las casillas ¿Qué no entendía el concepto de respeto?
–¡Cállate, estúpida! ¡Irrespetuosa! ¡Malagradecida! ¡Egoísta! ¡Maldita molestia! – escupió las palabras con fiereza haciendo que calaran en lo más profundo de su esposa.
–Yo no soy egoísta. – dijo Sakura en un susurro y con los ojos llenos de lágrimas por el susto. Sasuke no solía gritarle. Y menos hacer gestos bruscos que pudiesen lastimarla, pero hoy era diferente.
–¡¿Cómo puedes decir que no eres egoísta?! Ya me tienes harto. No eres más que una molestia para mí.
Sasuke ya la había acorralado con una pared y no dejaba de gritar acerca de la falta de respeto de ella hacia él.
–¡Mírame cuando te hablo! Si no puedes respetarme ¿Cuál es el punto de este matrimonio?
Sakura no podía parar las lágrimas de miedo que rodaban por sus mejillas. Iban más allá de ella, no las podía controlar. Estaba asustada. Él vio su mirada y se alejó de ella.
–Basta. – logró decir entre lágrimas. – Ya no quiero esto, Sasuke.
–¡Si es lo que quieres! ¡Por mi está bien! – Le volvió a gritar para luego salir al patio dejando a una Sakura destrozada, llorando en el piso de la cocina.
El pelinegro necesitaba descargar su frustración con algo. Y lo único que encontró fue un bote de basura que pateo una y otra vez hasta sentirse observado. Se giró bruscamente encontrándose con la atónita mirada de su vecino Kakashi.
–Buenas noches, Hatake. – Saludo Sasuke tratando de ocultar la vergüenza.
–Hola… – respondió él con los ojos como platos y con la bolsa de basura en la mano.
Sakura subió a su cuarto y arrojó su anillo de casada en uno de los cajones de ropa y se acostó sin dejar de sentir rabia e impotencia por la situación que había vivido. Lo dicho, dicho estaba. Ahora solo quedaba empezar los trámites de divorcio.
–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–
Sakura había decidido salir con algunas amigas del hospital. Debía despejar su mente.
–Tienes razón querida. Debes terminar con esa relación – Dijo Temari.
–Él no te merece, cariño. – apoyó Ino. – Un hombre es el héroe de su esposa antes que nada o no es un hombre.
–¿Tienes donde quedarte? – preguntó Hinata
–Decidí que será él quien se irá. Él es el problema.
–Así se hablar, Sakura. – Acotó Ino. – Defiende tu territorio. Que aprenda a respetarte.
–Es que debe darse cuenta. – ¡Nuestro matrimonio casi nunca fue bueno! Hemos tenido muchísimos problemas. Y el seguramente cree que si lo fue. ¡Él es tan insensible! No le importa como estoy, como me siento. Parece que no figuro. ¡No me escucha nunca! Aunque se lo diga un millón de veces. ¡Me vuelve loca! ¡Somos incompatibles!
Normalmente podía escuchar las voces de Naruto y Hinata al otro lado del camión de bomberos. Ellos parecían un matrimonio feliz. ¿Por qué el suyo no podía ser igual?
–El problema es el respeto. Ella no lo tiene conmigo. Por eso falla nuestro matrimonio. – Descargaba sus molestias con Naruto. – Habíamos estado bien hasta este año. Ahora, de un día al otro se pone histérica.
–¿Crees que eso pasa así? ¿De la nada?
–¡No sé qué pensar! No le entiendo. Está sensible por todo. Y luego empieza a molestarme diciendo que no le presto atención o no la escucho… o algo de eso… Me vuelve loco. ¡Somos incompatibles!
–¿Crees que está en el punto de no retorno? – Naruto no podía sentirse más preocupado por sus amigos. Pero también sabía que no debía meterse.
–Ya estamos en ese punto, dobe.
–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.
Final de la primera parte del día cero. ¿Que dicen? ¿Sigo? ¿mejor me dedico a otra cosa?
Jajajaja Espero sus comentarios =D
Los quiero y nos leemos pronto =D
