Antes que nada me presento: Mi nombre es Gabriela, pero para todos soy Sango... bueno, es la primera vez q escribo un fan fic aquí (por que a mano he escrito varios). Este es un AU, de Miroku-Sango.
Antes de Leer: La historia esta ambientada en Inglaterra, Liverpool, en la actualidad. Ninguno de los personajes me pertenece, a excepción de Kevin Harris, todos los demás son de Rumiko Takahashi. No incluyó a Kagome (no se enfanden, en algún fic la incluiré) por no hablar mal de ella. Ahora, el Fic!!
La inesperada carta y los recuerdos del adiós
No podía creerlo. Miró de nuevo la carta. "Necesito decírtelo, pero no puedo porque mis manos están temblando... Ven ahora mismo, acompáñame, hazme sentir bien... quiero hablarte sinceramente. Te estaré esperando en mi casa. No me falles. Con mucha desesperación, Miroku." Eso decía la carta. Sango volvió a leerla, aún sin creer eso. Cepilló su cabello, se arregló, guardó la carta, tomó su bolso y salió de casa. Tenía unas dudas enormes de saber que era lo que tramaba Miroku. ¿Era todo eso verdad? Llegó a la casa del muchacho y tocó el timbre. Con 17 años de edad, un rendimiento excelente en la preparatoria, sentimientos confusos pero sinceros, ella se había enamorado de quien creía la persona equivocada. Miroku tenía 19 años, acababa de salir de la preparatoria donde se conocieron, no era excelente alumno, pero sus calificaciones eran altas y alcanzaron para que estudiara cualquier carrera. Sin embargo, el solo quería actuar. Las vacaciones de invierno habían comenzado hacía un par de días, y él había vuelto a la ciudad. Ansioso, le preguntó a InuYasha y a Kikyou dónde se había ido a vivir Sango. No sabía por que, pero la había extrañado demasiado, y se sintió muy mal al saber que ya no vivía en su casa. Pero cuando consiguió su dirección, no fue capaz de ir a visitarla, por lo que le mando esa carta.
"Sango:
No sé que es realmente lo que pienses tú de mí, pero yo te he extrañado muchísimo. No he podido dejar de pensar en esa noche, cuando nos despedimos: te veías muy triste. No comprendí por qué exactamente estabas así. En cuanto llegué a la ciudad, decidí ir a verte, pero te habías cambiado de casa.
Le pregunté a InuYasha y a Kikyou si sabían de ti... me dieron tu nueva dirección.
Perdóname, pero he estado un poco ocupado con eso de ir a visitar a mis parientes acá. No tengo tiempo para ir a verte, así que quiero pedirte un favor... ¡SÁLVAME DE ESTA PESADILLA! Ven a verme, a buscarme, a sacarme de esta casa... tan alborotada...
Necesito decírtelo, pero no puedo porque mis manos están temblando... Ven ahora mismo, acompáñame, hazme sentir bien... quiero hablarte sinceramente. Te estaré esperando en mi casa. No me falles.
Con mucha desesperación,
Miroku."
Una sirvienta abrió la puerta y la miró con curiosidad, esperando que la muchacha saliera de sus pensamientos...
-Señorita... ¿Qué desea?- preguntó la mujer, perdiendo la paciencia.
-¿Ah? Ah, si...-respondió Sango, saliendo de su mente- ¿El señor Miroku McNamara se encuentra?
-¿De parte de quién?- insistió la sirvienta.
-Sango McGonagall.
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Miroku miró la fotografía de sus amigos y fijó su mirada en la muchacha más pequeña del grupo, con ojos marrones y cabello castaño oscuro, suelto... recordó aquella noche de sus despedida...
Flash Back
-Sango- dijo él, mirando a la muchacha a los ojos.
-¿Qué pasa, Miroku?
-Tengo una excelente noticia- Miroku sacó una hoja de papel y se la mostró-. Me voy a Londres a estudiar Actuación.
Sango lo miró, dibujó una leve sonrisa en sus labios, pero luego bajó la mirada. Si él se iba a Londres, no se verían en mucho tiempo. Ella había aprendido a estar siempre con él, aunque fuera un mujeriego. No podía estar lejos de él por mucho tiempo. Pero él se iba... y estaba feliz por eso.
-¿Te sucede algo?- preguntó Miroku, un poco preocupado- ¿Por qué estás tan triste?
Ella no supo que responderle. Era cierto, estaba muy triste, pero no sabía a que se debía esa congoja. Simplemente murmuró "no me pasa nada" por lo que Miroku le siguió hablando de su viaje, hasta que notó el silencioso llanto de su amiga. Le secó las lágrimas y la abrazó.
-Te voy a extrañar mucho- murmuró ella, llorando en su pecho.
-Yo también a ti, Sango- respondió Miroku. Sango se apartó bruscamente de los brazos de Miroku e inventó unas cuantas excusas para irse apresuradamente a su casa. Él la observó marcharse sin decirle nada, sin hacer nada...
Fin del Flash Back.
Miroku pensó en la figura de su amiga, llorando... ¿Llorando por qué? ¿Por qué él se iba? No, no podía ser por eso. Su amiga siempre le reclamaba que ella estaría mucho mejor si él se marchara y dejara de involucrarla en malentendidos con otras chicas, ni menos con los chicos... Ah, Sango siempre se lo decía, aunque él sabía que ella lo quería mucho. Esos ojitos marrones siempre lo miraban con cariño y dulzura, excepto en aquellas ocasiones en que estaban molestos, pero los enfados de la muchacha eran muy poco duraderos; esa boquita pequeña que siempre le reclamaba que él la molestara, que siempre era capaz de decirle palabras de aliento cuando las necesitaba, que siempre podía cambiar muy rápidamente de dulzura a enojo; esa cabellera suave, que se deslizaba por los hombros y la espalda de la muchacha; esas manos que a veces le daban caricias y a veces, bofetadas; esa voz tan dulce y agradable, aún cuando expresará enojo...
-Señor, una muchacha lo busca- la sirvienta lo sacó de sus pensamientos bruscamente.
-¿Quién es?- preguntó Miroku, tratando de aparentar sorpresa.
-Dijo llamarse Sango McGonagall.
-Que pase, tráela aquí.
La mujer salió, mientras Miroku seguía recostado en su cama. Luego echó una mirada a su cuarto, y lo vio todo desordenado. Guardó rápidamente las fotografías, botó la basura, ordenó sus peluches. Sintió un golpe en la puerta. "Adelante" murmuró, intentando ordenar sus cuadernos y ocultar un montón de ropa sucia bajo la cama. Sango entró y lo vió forcejear con el cajón de su escritorio.
-¿Estás ocupado?- preguntó Sango- Si quieres me voy...
-No, pasa- dijo Miroku, mirándola- Por algo te pedí que vinieras... Necesito hablar contigo.
Sango se sentó en la cama, mientras Miroku se apresuró a cerrar bien la puerta. Le tomó las manos a Sango, esas manos de las que había soñado recibir una caricia...
-¿Miroku...?-Sango se sonrojó- ¿Sucede algo? ¿Qué necesitas decirme?
Miroku la miró a los ojos, a esos ojos que tanto lo inquietaban y deslumbraban. Tomó aliento.
-Sango, desde que me fuí, he pensado mucho en ti. Te he extrañado muchísimo. Nunca pensé que iba a necesitarte tanto...-Miroku calló unos segundos, pensando que era lo siguiente que saldría de su boca- Intenté no tomarlo en cuenta, pero soñé contigo muchas veces... caí en depresión, estaba mal... mis calificaciones bajaron de pronto, y no sé por qué...
Sango lo miró, dudosa. ¿Qué estaba intentando decirle? ¿Realmente había estado tan mal? Pero ella, ¿qué había hecho? Trató de olvidar lo que sentía por él... sin embargo, no pudo sacárselo de la mente. Pero cuando Kevin Harris le propuso noviazgo...
-Sango, creo que yo...- Miroku dudó. ¿Te amo? ¿Realmente la amaba? No podía precipitarse tanto.
Se quedaron en silencio unos segundos, sin saber que decir, sin saber que hacer.
-¿Crees que tú qué?- Preguntó Sango, sin poder más de la curiosidad.
-Creo que yo...-Miroku tomó las manos de Sango, las besó tiernamente, y concluyó su frase, ahora sí, seguro de lo que decía- Creó que yo te amo.
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Fin del Primer capitulo! espero que les haya gustado n.nU si no, solo díganme, y dejen reviews! Gracias!
