La Muralla
Por: Joey Hirasame
Capitulo I: Una Noche
Hace 9 meses.
Definitivamente esa no había sido su mejor época. Fueron días- semanas mejor dicho, en los que se sintió verdaderamente sola. Parecía como si cada persona en la que contaba normalmente, cada amigo que solía tener se hubiese evaporado, o hubiese escapado a pastos más verdes. Y esa noche… esa noche solo estuvo él.
Él, a quien de vez en cuando llamaba amigo. Él, con quien solo había tenido contadas conversaciones decentes, con quien solía embriagarse- el amigo de sus amigos, el músico de fondo que amenizaba las conversaciones, el muchacho que sonreía y asentía, pero que nunca decía nada. Esa noche, solo a él pudo encontrar, y no podía evitar preguntarse qué hubiese sucedido si en vez de él hubiese encontrado a otro, o si no hubiese encontrado a nadie.
"Hola, Red." El muchacho levantó la mirada, sentado una acera cualquiera de una esquina cualquiera. A estas horas, los suburbios de Saffron City estaban llenos de niños corriendo, madres murmurando el chisme de turno o tipos al azar fumando un cigarrillo. Pero él fue al único al que pudo poner nombre. El chico le sonrió, y ella lo tomó como una invitación a sentarse junto a él.
"¿Cómo va tu día?" Suspiró el de ojos rojos, mirándole de reojo, con la cabeza firmemente apoyada en el muro de ladrillo tras de él. Ella se encogió en hombros, antes de hacer un ruido extraño con sus labios. El ruido de cierta función corporal que a otra persona le parecería desagradable. "¿Así de mal?"
"Ya me acostumbré." Mentira. Ese tipo de cosas siempre dolían, no importa cuántas veces le sucedieran. El colmo, era que siempre le sucedía lo mismo- ¡Lo mismo paso por paso! La única variable era el otro sujeto. "¿Por qué los hombres son tan estúpidos?"
"Vaya, muchas gracias." Gruñó el muchacho, rodando los ojos. Ella iba a decir algo, pero pensó que redimir sus palabras sería una molestia innecesaria. "¿No has pensado que quizá es tu culpa? ¿O que simplemente escoges hombres estúpidos?"
"Esa es la típica frase de un hombre resentido." La de cabello castaño se cruzó de brazos y lanzó su mirada al cielo nocturno. "Como todas las chicas escogen a otros y no a ti, todos los demás son estúpidos."
"Claro, y tu actual lloriqueo no tiene nada que ver con tus malas decisiones."
"¿Quién diablos te crees para juzgarme?" La muchacha se puso de pie, ganando algo de superioridad en la discusión. "No me conoces- ¡No finjas conocerme!"
"En primer lugar, no me grites." Y pronto, toda la superioridad que ganó Blue le fue arrebatada, puesto que de pie, Red era unos buenos veinte centímetros más alto que ella. "En segundo lugar, te conozco lo suficiente."
"¿Cómo-"
"Yo escucho, Blue." Interrumpió él. Guardó silencio por un momento, desviando la mirada para evitar más problemas. Retrocedió un par de pasos, y se recargó contra el muro nuevamente. "Quizá no diga mucho, pero siempre escucho, siempre pienso. Siempre analizo."
No supo qué decir a esto, entonces decidió dejar morir el tema. Trató de recordar alguna conversación significativa que haya tenido con el moreno, y lo único que acudió a su mente fue aquel día en que los presentaron.
Fue un par de años atrás, realmente no recordaba fechas con claridad. Ruby era un chico muy sociable, y por supuesto, le gustaba que todos sus amigos estuviesen juntos. Esa tarde, realmente no había mucho que hacer, así que solo salieron un grupo de personas a caminar y pasar el rato.
"Oh, cierto. Blue, él es Red." Estaba de más decir que la presentación fue más forzada que cualquier otra cosa. Vio al susodicho por encima de otros tres sujetos, así que solo pudo ver sus ojos, pero se notaba que sonreía, así que devolvió el gesto.
"A pleasure to meet you." Dijo él, y de inmediato creyó que le agradaría.
"Oh, so you speak english?" Honestamente, su inglés en ese entonces era terrible, pero era agradable conocer a alguien que pudiese ayudarle a mejorar, y con quien pudiese practicar. "Maybe you could give me a few lessons."
"Hablen en español, por favor." Comentó otro de los amigos de Ruby. "Es grosero hablar en otro idioma frente a gente tan nacionalista como nosotros."
"I'm surrounded by dumbasses." Blue rió cuando susurró aquello, y estalló en carcajadas cuando uno de los chicos se giró y le dio una bofetada al bilingüe ojirojo. A eso, siguió una larga discusión que se fue en gritos e insultos. Pasó mucho tiempo después de eso antes de volverlo a ver, y realmente su amistad no maduró mucho. Ahora que meditaba al respecto, lo primero que la castaña pensó al verlo, fue que era un tipo muy agradable.
"Entiendo, eres un puto genio." De vuelta a la realidad, ella se sentó de nuevo en la acera, desviando la mirada y cruzada de brazos. Le escuchó suspirar, antes de sentir su pierna en contacto con la propia, entonces supuso que se sentó a su lado.
"¿Quieres hablar de lo que te pasó?" Realmente no quería; sabía que en cuanto le diera rienda suelta a sus problemas, comenzaría a llorar, gritar y maldecir a los cuatro vientos, y ciertamente no quería que el muchacho la viera en su peor momento.
Al menos no estando sobrio.
"Quizá, pero no aquí." De nuevo, se puso de pie, y sacudió el polvo de sus pantalones. "Vamos a mi casa."
"¿Para qué?"
Una botella y media de vino después, la lengua de Blue se había aflojado un poco, y a Red se le había aflojado todo el cuerpo. En serio, Red tenía muy poca resistencia al alcohol; el muchacho estaba montado en un barandal, jugando al hombre mono o algo parecido.
"¿Por qué las mujeres son tan egoístas?" Preguntó el ojirojo, de cabeza, con las piernas firmemente sujetas a los barrotes del pasamanos. La de ojos azules rodó los ojos y suspiró. "Digo, yo la amo- ¿Eso no es suficiente? ¿Por qué buscaría andar con alguien más?"
"Cause she's a whore." Murmuró ella. Y vaya, su inglés sonaba mejor con varias copas encima. "Suena como la típica chica que quiere atención. No vale la pena, Red." A decir verdad, ella no tenía idea de qué o quién hablaba el ebrio muchacho loco, pero lo mejor que podía hacer ahora, era tratar de hacerlo sentir cómodo. "Los hombres, por otro lado, son todos unos estúpidos."
"Nah, you just pick on douchebags." El chico se balanceó sobre su columpio improvisado, y se las arregló para caer de cara en el suelo de baldosas. "…Eso no fue bonito. As I was saying, deberías escoger mejor a tus novios. ¿Por qué salías con él en primer lugar?"
"Porque me gustaba." Creyó que esa fue una pregunta estúpida. ¿Por qué otra razón te haces novia de alguien? Pero entonces, la mirada de Red dijo más de 20 palabras en menos de dos segundos, sin necesidad de articularlas. Ella lo percibió; él no estaba satisfecho con esa respuesta, y después pensó que no era buena idea pedir más. Él creía que ella era una tonta, y quizá lo era, pero no había necesidad de darle la razón. "Al principio no me trataba de esta manera; era muy gentil y divertido. Además era excelente en la cama."
"Ugh, ¿Necesito saber esto?"
"Hablo enserio- eran sesiones de una hora." Totalmente ignorado, Red hizo una mueca de disgusto, antes de llevarse las manos al rostro y frotar sus ojos. "Quedé impactada."
"Si, bien, de mucho sirvió, ¿No te parece?" Sabía que tenía razón. Pero Blue había hecho un crudo descubrimiento ya hacía unos años, y había vivido su vida de acuerdo a eso. No fue hasta que Red dio el incentivo, que se atrevió a anunciarlo por primera vez. "Si todo lo que tienes es sexo y amistad, ¿Dónde queda el amor?"
"El amor no existe." Gruñó la castaña. Levantó la mirada, para encontrarse con la de él, y en ese momento lo odió- ¡Le tenía lástima! La compadecía. "No me veas de esa manera."
"Yo solía pensar igual que tú." Comenzó él, haciendo caso omiso a sus demandas. "Y realmente, descubrí que hacerlo me evitaba muchos malestares. Pero luego…" Torpe y ebrio, Red caminó hasta la silla en la que estaba Blue, y se arrodilló frente a ella, quedando justo al mismo nivel. "Luego conocí a alguien, que me hizo creer que quizá el amor era algo real- incluso algo tangible, que se podía sentir y ver."
"Y ahora, ¿Dónde quedó tu amor?" Murmuró ella, con desdén destilando de cada palabra. "¿No te estabas quejando de ella hace un minuto? ¿Acaso ella no te lastima? No me digas que el amor existe, porque no lo crees tú mismo."
"Nunca dije que fuera algo sencillo." Cantó él, sonriente. ¿Cómo podía sonreír diciendo cosas como esa. "No podemos estar juntos por ahora, así que cada uno trata de vivir su vida como quiere y puede." Entonces, el chico de ojos rojos se echó para atrás, y quedó recostado en el suelo, con la mirada perdida en el techo. "Ella coquetea con cuantos tipos quiera, y yo soy feliz amándola."
"Es decir, ¿No hay sexo para Red?" Preguntó ella, sonriendo burlona. El chico le miró molesto, mientras ella tomaba la botella abierta de vino y engulló un largo trago de él. "¿Es por eso que no has tenido sexo? ¿Porque la amas?"
"No precisamente." Mentiroso, pensó Blue, sonriendo. "Para mí es suficiente quererla de lejos, pero para ella no. Por eso trata de hacer lo que le place, independientemente de lo que yo pueda sentir o pensar."
"Eso me parece increíblemente egoísta de su parte." Exclamó Blue, después de otro trago de alcohol. "Deberías empezar a tener sexo con cuanta muchacha se te atraviese. Lo que es más- ¡Voy a hacerte propaganda!"
"¿Eh?"
"Si, voy a hablar de tu destreza y tus proporciones." Red miraba horrorizado cómo ella hacía una extraña figura con sus dedos. "Diré que eres hermano de Gold, así que el tamaño debe ser similar."
"Estás loca."
"Quizá." Murmuró ella, para después levantarse de su asiento, dar un par de pasos, y sentarse en el abdomen de su amigo. "Pero a mucha gente le gusta eso."
"¿Acaso me coqueteas, Blue?" Bromeó él, riendo un poco. Pero cuando ella bajó hasta su cuello, y le dio un lento y exagerado beso, todo el humor fue drenado de la situación.
"¿Sería algo tan malo?" El chico se estremeció al escucharle ronronear aquello. Y entró en pánico- no un pánico total, solo una lenta alarma creciente que comenzó en su pecho y terminó en todo su cuerpo.
"No sé si lo recuerdes, pero en una ocasión dije que nunca me acostaría contigo." Y entonces, todo se puso en un alto absoluto. Ella se alejó lo suficiente para verlo a la cara, tenía que estar segura de que el infeliz acababa de decir eso.
"¿Disculpa?" La incredulidad no cabía en sus facciones ni en su voz. "¿Por qué demonios no? Serías afortunado si yo quisiese coger contigo."
"Umm, ¿De acuerdo?" Era increíble como hace unos segundos él no podía articular una oración coherente, y ahora se había convertido en esta muralla de moralidad y valores. ¿Cuál era su maldito problema? "Lo que pasa es que… no eres mi tipo."
"¡Yo soy del tipo de todos!" De acuerdo, se le había subido el egocentrismo a la cabeza- quizá Red tenía razón, y algunas mujeres si eran muy egocéntricas. "¿Acaso te gustan feas?"
"No, no me refiero a apariencias." Comenzó él. "Pero siento que tu eres del tipo de mujer que tiene sexo solo porque sí- yo no puedo hacer eso. Yo necesito cariño, y amor y esas cosas cursis de novela romántica. En ese entonces, creí posible que si me acostaba contigo, me enamoraría de ti. Y creo que ambos sabemos cómo terminaría eso."
Si, ciertamente ellos eran demasiado diferentes: él era la chica cursi de cualquier relación, ella era una ninfómana despechada. Pero como buena ninfómana despechada, ella obtendría lo que quería.
Y esa noche lo quería a él.
"Te propongo algo, amigo." Dijo ella, regresando nuevamente a su silla. Mientras escuchaba, Red se incorporó para quedar apoyado sobre sus codos. "Esta noche, te ayudaré a ponerte al mismo nivel que tu chica esa promiscua."
"Yellow."
"No me importa su nombre." Red gruñó; odiaba cuando la gente le trataba condescendientemente, y más cuando se metían con su niña dorada. "El punto es, que si ella va por ahí acostándose con otros, lo más justo es que tú hagas lo propio. De lo contrario, ella te dará por sentado, y hará lo que le plazca contigo."
"¿En serio?" Bajó la mirada- lo tenía justo donde quería. Quizá fue el alcohol lo que hizo flaquear su voluntad, quizá fue que en verdad quería hacerlo.
Independientemente, 20 minutos después, ambos estaban desnudos en la cama de ella, besándose tan descoordinada y torpemente como dos ebrios podían, con solo una sabana cubriendo sus cuerpos del mundo. Normalmente, ella estaría arriba, pero por razones que desconocía, le dejó tomar el control.
Sin embargo, se activó una alarma en su cabeza. No cuando los besos de él bajaron a su cuello, ni cuando se instaló como un campamento militar en sus pechos- la alarma vino cuando su rostro se perdió bajo las sabanas, más allá de donde alcanzaba su vista.
"¡Hey, hey, hey!" Sus manos fueron debajo de la sabana, y con sus dedos tomandolo del cabello le obligó a salir de nuevo. "¡¿Qué diablos crees que haces?!" Como única respuesta, Red le miró sorprendido por cinco segundos, antes de sacar su tímida lengua por entre sus labios. "Eso es asqueroso."
"Es placentero." Afirmó Red, aún en shock por la reacción de ella. "Me consta."
"Es. ¡Asqueroso!" Empecinada, Blue lo sacudió, aún con los dedos enredados en su cabello. "¿Piensas besarme con esa boca? No dejaré que te acerques a mi si lo-"
"Entiendo."
"¡Red, escuchame! Voy a…" Siguió berreando por varios segundos más, mientras el amante en turno desaparecía una vez más de su visión. "…además no me gusta, me hace sentir- ¡Wow!" Sus manos ahora fueron a parar directamente a la cabecera de la cama, al mismo tiempo que su espalda se tornó en un arco perfecto. "N-No… ¡No!"
No tenía idea de qué estaba haciendo el ojirojo allí abajo, pero francamente podría haberse puesto a jugar fútbol y no le hubiese importado una mierda. Sus manos pronto fueron a parar de nuevo a su cabello, pero ahora la fuerza iba en una dirección diferente.
Cuando él creyó que fue suficiente, volvió a ponerse frente a su rostro, acomodándose para por fín hacer lo que había venido a hacer a su cama. Lucía nervioso, pensó ella, así que acarició su mejilla suavemente con el dorso de su mano, sonriente.
"¿Todo bien?" Murmuró ella, sonriente.
"Me… Me disculpo por adelantado." Susurró él. "No creo durar una hora." Blue rió, solo un poco para no hacerlo sentir incomodo, antes de darle un suave beso en los labios, rompiendo su propia regla. Y entonces, sucedió.
"Felicidades, Red." Murmuró Blue, en su oído, para después respirar hondo. "Ya eres todo un hombre."
"Aún no." Respondió él, de la misma forma. "Primero tengo que hacerte llegar."
Y si, lo hizo, aunque en primera instancia él no lo creyó. Ninguno de ellos sabía las ramificaciones de lo que acababa de suceder, pero pronto lo sabrían.
"Estoy… embarazada." Y contrario a lo que muchas hubiesen hecho en su lugar, Blue no rompió en llanto, ni entró en pánico. Solo se mantuvo allí, apretando la quijada, con aquella varita maldita entre sus dedos.
N/A: Y aquí Joseph Hirasame con un nuevo fanfic, con una trama total y completamente Deus Ex Machina (No estoy totalmente seguro de haber utilizado el termino correctamente, pero me la saqué de la manga). Esta historia es ligera, no será muy larga, pero me atrevo a decir que alguno que otro podrá disfrutarla. Dios sabe que se me da muy bien el drama.
Como sea, comenten por favor. Yo soy Joey Hirasame, y nos vemos luego. ¡Bye!
