A veces me pregunto qué sería de mí sin el Death Note.

Y la respuesta es simple.

Aburrimiento.

El mundo no es más que un sitio lleno de escoria, donde la gente ya no razona. Sólo actúa por impulsos, sin pensar en las consecuencias que estas acciones pueden tener.

Y lo odio.

Odio la delincuencia, los asesinatos, los mentirosos, los estúpidos.

Pero…

A veces pienso que me convertí en lo que más odio.

Y me odio.

Soy un delincuente, asesino, mentiroso, estúpido.

Ryuuzaki tenía razón.

Por eso… lo odio.

Y el día en que murió… no, el día en que lo maté – indirectamente -…

Sucedió lo que temí que sucediera.

Arrepentimiento.

Me arrepentí de todo lo que hice.

Por un momento deseé que todo fuera mentira y poder retroceder el tiempo a ese día que marcó mi vida.

El día en que por la ventana de mi salón vi caer el extraño cuaderno.

Tu mirada me acusaba.

Tu mirada me desnudaba permitiendo que sólo tú vieras la mía asustada.

Por un momento, mi mente recordó cada nombre escrito.

"Ese día nunca debió existir"

Ryuuzaki, lograste que por un momento mi vida se destrozara.

Que me volviera loco.

Por un momento, me sentí perder.

Quise borrar todo rastro del Light que ahora soy.

Quise eliminar cada pensamiento.

Ganaste.

Pero... sólo por un momento.