No se había sentido tan idiota desde que se enamoró de Otani

No se había sentido tan idiota desde que se enamoró de Otani. Digo ¿es posible tener ganas de escribir algo y al mismo tiempo no saber que escribir?

Además, en lo único que podía pensar era en lo guapo y tierno que era Otani, hasta su idiotez le daba un toque especial. Rió ante este último pensamiento.

Vio el reloj que estaba al costado de la mesa. Eran las dos de la madrugada y aun no se le ocurría nada. Había estado cambiando de canción por 4 horas, hasta encontrar la que la hiciera sentir ganas de escribir, hasta buscó un poco de inspiración leyendo otros Fanfics, pero todo en vano…por mas que pensara y pensara no se le ocurría un Fanfic digno de algún review.

Miró por ultima vez la pantalla del ordenador donde estaba abierto el Word antes de cerrarla. Suspiró mientras apagaba el ordenador, parecía que hoy no era día para hacer un Fanfic, por más que tuviera ganas de escribir.

Miró una foto de ella y Otani que estaba en un marco morado con estrellitas. Sonrió inconcientemente. Se levantó de la silla y se dirigió a su cuarto a intentar conciliar el sueño. Podría ser que mañana tuviera una idea para escribir un buen Fanfic.