Los personajes de Naruto son de Kishimoto.

Este fic es un regalo de cumpleaños, muy atrasado para AntoniaCifer.

Advertencia: OoC, AU.

Two shot, o tal vez un three shot.

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Primer acto

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Maldita, mil veces maldita. Era todo lo que había en su cabeza en ese momento pero como que se llamaba Madara Uchiha no la dejaría salirse con la suya. Nadie se burla de un Uchiha y menos de él.

Su hermano colocaba una mano en su hombro tratando de tranquilizarlo pero estaba tan encolerizado que la sacudió violentamente y salió rumbo a su auto. Necesitaba la fuerte brisa golpeando su rostro para serenarse, de lo contrario haría una masacre ahí mismo con sus propios hombros.

Un par de horas mas tarde regresaba a casa tan estoico como siempre pero con el claro signo de haber tomado. Su en otrora traje perfecto un poco desarreglado y la corbata ya no adornaba su cuello. Miró a todos y con ese simple hecho les indicaba que no quería ser molestado.

Entró en su despacho y ya estaba a quien esperaba. Agradecía mentalmente la puntualidad y diligencia del chico. En una carpeta estaba toda la información requerida y sabía que la encontraría si o si, así de eficiente era su sobrino. Desde muy temprana edad demostró tener talento para la investigación y en la actualidad se destacaba como uno de los investigadores mas importantes del país.

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Miró su cabello en el espejo y sin duda el rojo no era su color ni menos el castaño en los ojos le favorecía. Sin embargo era lo mas adecuado para huir de las garras de ese demonio. Ese al que por más que quisiera odiar con toda su alma le era imposible.

Tuvo que dejarlo, necesitaba alejarse o luego iba a ser imposible salir de su mundo. Un año después de la terrible decisión aun temía que en cualquier momento se lo encontrara al abrir su puerta. Vivía en constante zozobra de saber que con todo su poder la encontraría y se vengaría porque ¿A que persona cuerda se le ocurre plantar en el altar al mismísimo demonio Madara Uchiha? Parece que la única idiota era ella pero no tuvo otra elección. Cuando descubrió la verdad detrás de ese frío rostro estaba tan asustada que no pensó en las consecuencias de sus actos.

Ese hombre había sido tan convincente y las pruebas hablaban por si solas ¿Como iba a casarse con el asesino de su familia? A poco de casarse con el impresionante Madara descubre que la masacre a su familia hacia ya mas de 5 años había sido no solo planeada por él sino que con sus propias manos ejecutó a su padre y su pequeña hermana.

Dudó. Con todas sus fuerzas se negó a creerlo pero las pruebas hablaban por si solas. Ese hombre había destruido su vida, su familia. Había tomado todo de ella y lo seguía haciendo.

Pudo haber entregado las pruebas a la policía pero ¿Valía la pena? El poder estaba en manos de los Uchiha. En un parpadeo habrían destruido cada prueba y ella quedaría en el ojo del huracán... o mejor dicho en manos del demonio.

Su vida. ¡Oh! Como lamentaba haber dejado todo atrás, su nombre, su legado, sus amigos e incluso su aspecto. Lo que antes era una imagen pulcra de una joven de oscuro cabello azulado y exóticos ojos blanquecinos ahora era todo menos ella misma. Había pasado por ser rubia y de ojos azules hasta una extravagante pelirroja de ojos castaños

¿La encontrarían? Sabia que era así. Con ayuda de ese hombre había salido de Japón unos días después de la boda bajo otra identidad y aspecto. Dos años después había cambiado tanto quien era que ya dudaba de su verdadera identidad.

—Hinata Hyuuga— se dijo mientras observaba a esa en el espejo. No era ella. Por mas que quería descubrirse bajo esa mata de pelo rojo le era tan difícil que se sentía perdida.

Nagisa Nii, era el nombre con el que actualmente contaba. Desde su estancia en Estados Unidos ya había recorrido mas de diez ciudades ¿Por que? Primero huyendo de Madara, nunca dudó que iría a buscarla y luego fue ocultándose de ese hombre de nombre Danzo.

Si bien es cierto que fue quien le abrió los ojos con respecto a su ex prometido. Cada fibra de su piel se estremecía ante su presencia y las alarmas de su cuerpo se encendían indicándole que estaba en peligro.

En el pasado confió en él pero de alguna manera guardaba sus reservas con respecto al extraño sujeto y prefería mantenerse bien lejos de su presencia.

Ese día en especial amaneció con los ánimos de salir a ningún lado, aun así decidió dar una vuelta al mercado, necesitaba provisiones y estas no llegarían por arte de magia. Iba tan entretenida con sus bolsas cuando chocó con alguien. Un joven de cabellos negros y cuerpo de modelo.

—Disculpe señorita— el hombre aparte de ser muy guapo también era amable y caballeroso. No solo se disculpó sino que la ayudó a recoger sus compras que yacían en el suelo. Por mas que insistió ella no le permitió acompañarle y el joven no quiso seguir insistiendo.

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Su teléfono móvil sonaba insistente mientras se daba una larga ducha. No era un hombre de permanecer tanto tiempo en el cuarto de baño pero estaba estresado y el agua recorriendo cada centímetro de su perfecta anatomía le relajaba, casi tanto como sus caricias. Malditas caricias de esa mujer traidora.

Suspiró y salió con el cuerpo lleno de gotas de agua que se deslizaban descaradas por su torso desnudo. Revisó su móvil encontrando tres llamadas perdidas de su sobrino. Marcó el numero y a solo un discado el otro respondió.

A medida que escuchaba una sonrisa ladina se formaba en su rostro y a la vez su ceño se fruncía. Ya, era el momento y vaya que iba a disfrutarlo. Nadie se burlaba de Madara Uchiha. Ella pagaría por su humillación, porque iba a hacerla pagar ¿Verdad?

Un hombre de negocios como él no precisaba de mucho tiempo para estar perfectamente trajeado y listo para salir. Iba camino al aeropuerto ya que le urgía llegar a los Estados Unidos, la información de su sobrino no terminaba de gustarle del todo. Tenía un mal presentimiento y cuando este llegaba no había equivocación.

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Su trabajo estaba hecho. Solo tenía que encontrar a la mujer de su tío y luego se vería libre de responsabilidades, sin embargo se había quedado vigilando la casa de la chica pues había visto la actitud sospechosa de un par de hombres. Contaba con la experiencia necesaria para saber que la estaban vigilando, la pregunta aquí era ¿Porqué? O en dado caso ¿Quienes eran?

Este era uno de los trabajos mas largos que había tomado, jamas imaginó que una chica menuda y tímida como ella fuera tan escurridiza. Había encontrado su pista hacia ya un tiempo sin embargo cada vez que estaba cerca ya había desaparecido.

Salió del país bajo el nombre de Hizana Kuchiki, cabello corto rubio y ojos azules. Fue un cambio bastante drástico y a pesar de su experiencia le costó establecer las similitudes entre ambas. Es que incluso su nívea piel estaba bronceada. Tres días después de haber plantado a su tío salió en un vuelo internacional hasta Nueva York donde permaneció dos semana solamente. Luego de eso había tomado varias identidades y se había trasladado a varias ciudades siendo la pequeña Oxford el lugar donde mas tiempo había permanecido llevando mas de 3 meses en el mismo lugar.

Estudiando los rasgos faciales de la chica determinó que era ella. Su larga melena roja y sus ojos castaños no fueron impedimento para reconocerla en primera instancia, sin embargo poco salía de casa y antes de llamar a su tío necesitaba confirmar que efectivamente era Hinata Hyuuga a quien había encontrado.

Le llevó un par de días para que saliera fuera de la seguridad de su casa y no desaprovechó la oportunidad. Fue a un supermercado y llevó un poco de provisiones.

Con el atuendo deportivo y juvenil se encargó de casi caerle arriba cuando iba de regreso a casa. Con la pequeña y casi imperceptible cámara que siempre llevaba con él le tomo unas cuantas fotografías para compararlas con las que ya tenia.

Y así fue como encontró a la chica. Solo había un gran problema, parecía no ser el único interesado en encontrarla puesto que otros sujetos la vigilaban. Al principio no le prestó mucho atención pero luego de unas cuantas horas lo comprobó.

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Estaba intranquila, por mas que había tratado de deshacerse de esa sensación no había podido, de hecho estaba pensando en salir de la ciudad pero no podía vivir por siempre huyendo, eso no era vida y ya hasta se sentía perdida. Perdida de si misma, de su identidad y de todo su valor.

Necesitaba enfrentar sus fantasmas del pasado pero... no ahora, quería estar preparada pero mentalmente no lo estaba. Escuchó el timbre de su casa sonando y fue rápidamente a atender, quería deshacerse de quien fuera que estuviese detrás de la puerta para empacar e irse inmediatamente.

Solo abrir la puerta y un fornido pecho apareció en su visión. De inmediato sintió su corazón paralizarse y se sentía incapaz de pensar siquiera.

Lentamente levantó su vista oculta tras ese castaño que no le hacia justicia solo para enfrentarse a esos furiosos y fríos ojos negros.

Se forzó a respirar, sus pulmones exigían el paso del vital aire de lo contrario se desmayaría y estaría a su merced pero ¿Ya no lo estaba? ¿Desde que fue encontrada ya no estaba de nuevo entre las garras de Madara Uchiha? Era imposible huir sin embargo...

Torpemente retrocedió mientras el imponente hombre entraba sin siquiera una invitación. Recuperándose un poco de la impresión retrocedo alejándose un poco de él.

—Hinata Hyuuga— su nombre dicho de forma suave y mortal le erizó todos los vellos de su piel. Peligro, si, eso era lo que emanaba ese hombre. Un tanto recuperada de la impresión emprendió carrera a su habitación siendo seguida de cerca por Madara quien no estaba dispuesto a dejarla huir por nada del mundo.

Estrepitosamente entró a su habitación pasando el seguro, uno que dudaría poco pero le daba el tiempo suficiente para buscar el arma que tenia en su poder desde su estancia en ese país.

Una fuerte patada del Uchiha y la puerta se abrió de par en par. Sus ojos la miraron impasible y sonrió ladinamente mientras la veía empuñar un arma hacia su dirección.

—¿Que harás pequeña Hyuuga?


Si, es una buena pregunta *Se esconde tras un poster gigante de Itachi solo porque esta segura que no le lanzaran tomates o cualquier otra cosa* si han llegado hasta aquí espero que les haya agradado esta locura que escribí. No estoy convencida del todo e incluso le borré un pequeño párrafo. Anto querida, se que amas el lemon y lo haré mas adelante.

Quiero que sepas que esta no es la idea original pero la otra solo funcionó en mi cabeza. Espero que lo disfrutes y que hayas pasado un estupendo cumpleaños. ¿Mencioné que este es un regalo tardío, muy tardío de cumpleaños? Si, si, ya se me ha hecho costumbre dar regalos muy atrasados pero como ya saben mis inspiración anda de malas conmigo.

Por ultimo quiero pedir disculpas por errores ortográficas y de redacción así como las confusiones que se presentan en este capitulo. Soy complicada y prometo que para el próximo aclarare todo. La redacción confusa y misteriosa esta fríamente calculada.

Por cierto mis queridas lectoras si quieren regalos de cumpleaños los invito cordialmente al foro La Aldea Oculta Entre Las hojas donde casi siempre pueden encontrarme.