Disclaimer: Merlín no nos pertenece, sino sería una especie de #The new normal-loooove- solo que medieval.
Warning: BoyXBoy –eso no tendría que ser una advertencia porque es sano amar no importa el sexo que elijamos, pero nos apegamos a la costumbre que se tiene por acá.- AU, completamente, un poco OOC, lo lamento y… fluff, angst –aunque ya nos deprimió el final de la serie en si- y humor. Malas palabras, un Gwaine siendo… bueno, básicamente Gwaine, Morgana buena-fue una excelente villana, pero no nos daría el corazón de escribirla mala.- y un Arthur y Merlin con las hormonas revolucionadas.
Nota: Bien, esto será confuso. Hay muchos saltos en el tiempo y probablemente tengan que leerlo varias veces para ir entendiendo bien el hecho de que viajamos del pasado al futuro y del futuro al pasado como abejas en busca de polen. Igual el texto será en CURSIVA, cuando estemos en el futuro. En NORMAL, cuando hablemos del presente, y cuando viajemos al pasado, se darán cuenta por que son meros recuerdos y probablemente no sean más que cortos, nimios flashbacks de frases.
Bien, espero que les guste.
Parte I.
FUTURO
Morgana ya no estaba en sus cuartos.
En cambio, se vio a si misma en los pasillos del enorme pasillo, corriendo tras varias figuras pequeñas, tres rubias y una pelinegra.
-¡A prisa, tía, padre nos castigará!-le alentó uno de los niños sin detenerse. Morgana los siguió, insegura, pero curiosa por saber cuáles eran los rostros tras los tres cabellos cortos rubios y el negro largo de una niña, seguramente, menor que los demás, se detuvieron cuando entraron a las cámaras del Rey y su Consorte, y los cuatro niños se giraron a verla con alegría.- ¡Aun no han llegado, Gana!-chilló un niñito con rostro de querubín y ojos azules, igual a sus tres compañeros, incluso la más pequeña, que tenía, tal vez, tres años y respiraba extasiada por la corrida.
-¡Te dije que teníamos que escuchar a Gana, Garret!-sonrió el del medio sonriéndole a la chica con alegría.
El menor de los varones rodó sus ojos.
-Deja de lamer las botas de nuestra tía, Ballinor…-dijo, pero aún así sonrió.- ¿No es cierto, hermanita?-le preguntó a la bebé.
-¡Me Wotas!-chilló la pequeña aplaudiendo.
Morgana paseó su mirada por el cuarto para ver cuanto había cambiado, y notó varias cosas: ella era más vieja-según el espejo del tocador a su lado-, el cuarto estaba regado de juguetes, esos niños, eran sin duda hijos de Arthur… -o al menos los varones- y que estaba teniendo otra visión.
-¿Cuáles son sus nombres?-preguntó urgentemente, al sentir que estaba comenzando a despertar.
-¿Gana?-inquirió el mayor preocupado.- somos nosotros, Igraine,-señaló a la niña.- Henry…-el menor de los varones se adelantó.- Balinor y yo soy Garret… ¿Madrina?
Emma frunció el ceño y dio unos torpes pasos hacia ella.
-¡Depieta!-le ordenó con voz infantil.
Morgana despertó respirando pesadamente, y se alegró de que, al verse en el espejo frente a su cama, seguía teniendo veinticinco años recién cumplidos.
-¿Señorita?-le llamó Gwen desde un lado del cuarto.
La joven pelinegra la miró algo confundida, pero luego sacudió la cabeza y se calmó.
-¿Están el Rey y su Consorte disponibles?-preguntó con la mayor calma posible, ignorando el pesar de la criada por el matrimonio de su amado Arthur con otra persona que no sea ella, por primera vez.
-Están desayunando en el comedor, señorita, acaban de llegar.-le informó con respeto.
Morgana se levantó de la cama y luego de mojarse el rostro, se puso su hermoso vestido rosa rápidamente, sin ayuda porque era una nena grande, incluso no dejó que Gwen le arreglase el cabello, como todas las mañanas, sino que se lo dejó suelto, lo que no le hacía ver desaliñada en absoluto.-¿Señorita?
-Voy a comer con mi hermano, Gwen, quedas desobligada cuando termines de armar mi cama y lavar mi vestido de ayer.-dijo y con eso, salió en carrera hacia el comedor, para justo una esquina antes de llegar, detener su rápido paso, y caminar como una señorita al pasar junto a los guardias que abrieron las puertas sin dudar, incluso dando una venía.
Cuando entró, lo primero que vió fueron dos rostros sonrientes, y una mesa llena de comida.
-¡Has venido a desayunar con nosotros, Morgana!-exclamó Merlín, el Mago Real y consorte del Rey Arthur, que le sonreía con cariño fraternal.
-Señores.-los saludó la pequeña con una leve inclinación.
El rey rodó sus ojos y sonrió más amplio.
-Deja el drama y siéntate con tus viejos amigos, Gana querida…-le medio ordenó.
Merlín le dio una mirada de reprobación e indicó a la señorita sentarse a su lado. La señorita obedeció y pidió su té y sus galletas de limón; pasaron unos minutos de cómodo silencio en los cuales la pareja real desayunaba y Morgana pensaba en cómo hablarles del sueño que tuvo.
-¿Señores…. Si yo no puedo ser heredera al trono… quién sería el siguiente rey?-preguntó intentando sonar verdaderamente inocente.
Ambos hombres se tensaron en medio segundo y la miraron con preocupación.
-¿Has estado escuchando tras las puertas del concilio nuevamente, Morgana?-inquirió Merlín con tono de reprimenda.
La Joven frunció el ceño, confundida, hasta que, al fin lo entendió.
-¿El Concejo te ha pedido un heredero varón legítimo?-preguntó en un susurro quebrado, no de tristeza, a ella no le interesaba ser reina, ella quería seguir siendo amiga, aliada. Merlín y Arthur comprendieron que la chica no sabía nada y asintieron a la vez, sincronizados. - ¿Qué sucedió?
Arthur suspiró, al parecer reacio a compartir tan terribles noticias con su hermana.
-El Concejo nos llamó esta mañana y nos dijo que necesitábamos un heredero legítimo, de sangre real y que no podíamos perder tiempo…-le explicó a grandes rasgos. Habían sido dichas muchas blasfemias a lo largo de las tres horas de reunión.
-¡Pero si tienen veinticinco años… y son dos hombres!-chilló la joven indignada, hasta que, nuevamente, cayó en cuenta de lo que significaban las cosas. Sus ojos aguados se volvieron a Arthur.- ¿Dejarás a Merlín por una mujer para tener herederos, Arthur?
Los ojos de Arthur mostraban dolor, el mismo que mostraban los de Merlín.
-Se negó.-le contó el pelinegro apretando su mano con una de las de su esposo.- pero tarde o temprano…
-¡Pero tuve una visión!-le cortó ella sin darles tiempo a reaccionar.- y había tres niños parecidos a Arthur, rubios y de ojos azules… y la piel blanca… y una bebé de pelo negro y ojos azules y grandotes! ¡Justo como ustedes dos!-soltó sin detenerse a pensar.
-Pudo ser un sueño… solo eso, Morgana.-sugirió Arthur y luego miró a su esposo de reojo para buscar apoyo, pero solo encontró una mirada perdida. El Rey no era estúpido, sabía exactamente lo que su esposo estaba pensando y lo inundó un dolorosa ola de pánico por ello.- ¡No!-bramó poniéndose de pié y golpeando la mesa, asustando a todos los demás y sacando a Merlín de sus pensamientos.-no… no quiero vivir como mi padre… no quiero resentir a la magia por el por quitarme todo lo que amo… entiende que en mil vidas no sería feliz si tu no estás conmigo…
Los ojos de Merlín se llenaron de lágrimas y se acercó a su rey para unir sus labios con una dulzura única, solo dedicada a los más fuertes amantes.
-¿Qué has visto exactamente, Morgana?-preguntó el Emrys a la pelinegra.
La muchacha sonrió.
-Eran tres niños varones, de más de diez años cada uno, y una bebé, tal vez de unos dos años… era muy pequeña y hablaba mal, pero corría con mucha gracia. El mayor, por lo que pude ver era Garret, y era igual a Arthur, al igual que Balinor y Henry, pero, ahora que lo veo mejor, era tu sonrisa la que llevaban.. y eran mágicos, estoy segura, tenían una especie de aura encantada…
-¿Y la niña?-inquirió Arthur encantado.
-Era igual a Merlín, señor… era hermosa y su nombre es Igraine… es muy dulce…-les sonrió suavemente.
Tanto Merlín como Arthur guardaron silencio un largo rato, hasta que el mago se puso de pié.
-Iré con Killgarrah, el tiene que saber sobre ello.-anunció y sin esperar respuestas, caminó hacia las afueras del pasillo, Arthur y Morgana lo vieron hasta que lo vieron desaparecer en las escaleras del castillo.
-¿Qué sucedería si esos niños, de veras existirán?-inquirió Morgana de repente. Como si fuese una pregunta en general.
La mirada del Rey se tornó entre dolida y feliz.
-Si te soy sincero, te diría que sería el hombre más feliz del mundo… más feliz aún de lo que soy ahora que tengo a mi consorte y a mi hermana conmigo…-le sonrió un poco a la joven.- pero solo sería así si mis hijos también fueran los de Merlín y como no es posible, no creo que lo que viste sea algo del futuro.. fue solo un sueño… uno muy hermoso…
Y si había algo que Morgana jamás olvidaría de aquel día, sería el rostro nostálgico de su único hermano.
Lo llevaría en su mente incluso cuando se presentó ante Morgause para traicionarlo.
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Merlín apareció en el lugar que había querido, y no pudo evitar sentirse algo orgulloso de si mismo por ese hecho.
-¿Emrys?-inquirió una voz tras el. Merlín se giró y sonrió ampliamente al ver a la dulce Oriana, la entrenadora y cuidadora oficial de Killgarrah y Aithusa, una muchacha de unos quince años, con los ojos grises grandotes y el cabello blanco corto en sus hombros.- Hola.-le saludó sacudiendo su mano enguantada.- Si ha venido a ver a Aithusa, te diré que está castigado en su cuarto por desobediente… Killgarrah sufrió el mismo destino.
Merlín rió. Con Oriana era muy fácil olvidarse de los problemas, incluso Arthur a veces se veía distraído y muchas veces sobrecargado de información cuando volvían de su casa, justo frente a las cuevas en donde residían los dos dragones.
-De hecho esperaba que me dejes hablar unos minutos con Killgarrah, prometo no alzar su castigo…-le dijo ante su expresión dudosa. Oriana había ganado su autoridad frente a los dragones un año luego de la coronación de Arthur. Había llegado con el rostro redondo y pálido, segura de si misma y había pedido proteger a los dragones y entrenarlos para las batallas. Poco después ella les había contado que su familia fue exterminada por una tropa y de no haber sido por el joven dragón blanco, ella no estaría viva.
-Bien, pero siguen castigados…-dijo con un dedito alzado.
Merlín asintió. Pocos seres humanos podían hablarle así y no ser reprendidos.
-¿Se puede saber que han hecho?-preguntó con curiosidad antes de entrar.
La muchacha mostró una cubeta de agua teñida de un fuerte rosa.
-Salieron si mi consentimiento y fueron heridos por unos bandidos.-le dijo y luego desapareció por la puerta de la cabaña
Sacudiendo la cabeza, Merlín entró a la enorme cueva calurosa, pero seca en donde se podían escuchar las voces de ambos dragones.
-¡Reprendido por una humana!-se quejó Kilgarrah enfadado.
-¡Lord Emrys!-exclamó Aithusa al verlo.- ¡Hace tanto tiempo que no nos visitaba!
El mago sonrió.
-Vine la semana anterior, Aithusa…-le dijo acariciándole el hocico.- hoy vine por una… duda…
Los dos dragones se miraron significativamente.
-¿Cuál es el problema, joven Emrys?-inquirió Killgarrah con voz seria.
-Tiene que ver con… mis herederos… los míos… los nuestros, de Arthur…-tartamudeó.- yo… Morgana tuvo un visión…-El dragón más grande soltó una molesta risita, de esas que decían "yosealgoquetuno"- y había cuatro niños… tres niños y una niña… y eran parecidos a mi y a Arthur…
-¿Pudo ver la imagen en la mente de Lady Morgana?-inquirió Aithusa. El mago asintió y se las mostró a ambos dragones.
-Oh, veo que la joven Igraine es muy parecida a usted…-comentó Kilgarrah.
El pelinegro lo miró estático, con una bola de esperanzar creciéndole en su corazón.
-¿Los conoces?
El dragón asintió.
-Mi mirada llega más allá del tiempo, joven mago, y también puedo ver a la siguiente generación de Pendragones…
Merlín se quedó en silencio unos minutos, intentando decidirse si estar enojado, feliz o confundido. Al final su rostro mostró una mezcla de los tres sentimientos.
-¿Cómo es posible?
Aithusa se acostó en el suelo, de forma que quedó con sus ojos a la misma altura que los del consorte del Rey.
-Es magia, señor… usted será bendecido con tres hijos varones y una hija gracias a la magia…-dijo suavemente, son esa voz juvenil llena de dulzura.
El mago intentó imaginarse a si mismo o a Arthur embarazados, y a final desechó las imágenes.
-No será así…. Esos niños serán hijos de un rey nacido por la magia, un mago y señor de los dragones… créame, sus gestaciones y nacimientos serán de todo menos normales…
Las palabras del gran Dragón hicieron eco, no solo en la cueva, sino también en la mente del mago, que temblaba por la emoción contenida.
-¿Cómo…?-comenzó, pero su voz se quebró.
-Magia y amor…-dijo Killgarrah crípticamente.
El dragón más joven rodó los ojos.
-Y el libro Rojo. Allí está el conjuro…-agregó y Merlín pudo ver que el dragón odiaba el criptisismo del mayor casi tanto como el mismo.- y, Lord… usted no debe de preocuparse por un precio… los cuatro Lores Emrys, están destinados a nacer, a crecer junto a sus padres… durante un largo tiempo…
Merlín sonrió a ambos dragones y se despidió, para desaparecerse y aparecerse en su recámara, casi matando del susto a su esposo en el proceso.
-¡No hagas eso!-soltó el rey poniéndose una mano en el pecho.
-¡Es posible, Arthur!-casi chilló antes de lanzarse a besar con fuerza al rey que sonrió a pesar de la confusión.
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-¿Y qué estamos buscando?-preguntó Arthur algo abrumado por la cantidad de volúmenes que poseían las bibliotecas reales, más aún teniendo en cuenta que los libros de magia ya no estaban prohibidos. Incluso todo se veía más colorido y en el aire se podía sentir el cosquilleo de la magia.
Merlín, que estaba flotando cuatro metros sobre el suelo, bufó y lanzó otro libro a la pila que flotaba tras el.
-Un libro rojo o un libro que diga "Libro Rojo" o un libro negro que diga "Libro Rojo" o…
-Lo entendí, lo entendí…-le interrumpió y siguió hurgando sin cesar.- cuando esos niños nazcan los mantendré una buena dosis de su tiempo junto a mi…. Así no son tan histéricos como su madre… Ouch! ¿Y eso?-se quejó al recibir un librazo por la nuca.
-Primero, los niños sonreían, lo que señala que son alegres como yo y segundo, ¿Madre? ¿Eres serio?
Arthur le dedicó una sonrisa traviesa y lo recorrió con la mirada de pie a cabeza, provocando escalofríos de placer al mago.
-Corrección al punto uno: yo si sonrío y soy alegre… en circunstancias especiales y casi todas ellas incluyen a Morgana o a ti… segundo... estás casado con un rey, lo que, técnicamente te hace reina y además, anoche cuando entraba y salía de ti, sonabas claramente como una mujer…
El sonrojo en el rostro del mago valió la pena por el libro que recibió en su nuca.
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-Ningún joven conoce su futuro, debe vivirlo y formarlo a lo largo del tiempo; esta historia trata del padre de una leyenda, que para lograr la felicidad pasó por los momentos más hilarantes, confusos y peligrosos a los que un ser humano normal no podría enfrentarse y salir vivo… aunque contó con la ayuda un increíblemente guapo rubio por el que cayó rendido a sus pies…. su nombre era….-pausa para el suspenso- Merlín.
Lo que Arthur escuchó luego fueron súbitos aplausos y ruidos de asombro de parte de su "público" de un metro que tenía frente a sus ojos, mirándolo ansiosos por escuchar, una vez más, el mismo relato.
-¿Otra vez el mismo cuento?-preguntó Garret, el mayor de sus hijos a su hermana de doce años, que rodó los ojos.
-Sabes como le gusta esa historia y desde que nosotros nos la hemos puesto a relatar con el cuando nos la contaba, necesita niños a los que llamar la atención.
-¡Hey!-exclamó el rey ofendido y luego se volvió a los niños.- esperen un segundo aquí, ¿Pueden?-recibió un extenso coro de "Si" en respuesta y se puso de pié de su trono para ir hacia un costado, en donde sus cuatro hermosos hijos estaban hablando entre sonrisas de Garret, el mayor de todos y Henry, el menor de los varones, y palabras irónicas y descaradas de Balinor e Igraine, la dulce y bella princesa.
Cuando Garret lo vio venir sonrió más amplio.
-Pelean por quien es tu favorito…-dijo ante la pregunta implícita en los ojos de su padre.
El rey soltó una risita por lo bajo y abrazó a su hija por detrás.
-¿Ves, idiota? Yo soy su favorita…-señaló la pelinegra sonriente.
Balinor, el rubio de ojos azules bufó.
-Todos sabemos que eres una nena de padre, Ig, no necesitamos confirmación. Pero, el hecho de que confíe en mis manos el entrenamiento de sus caballeros señala que yo soy su favorito.
-Yo soy su Guardiana del Trono.-retrucó la niña.- y me ama más porque me deja jugar con Aithusa y siquiera soy una patética Amo de los Dragones…
Ahora Garret se mostró ofendido.
-¡Hey!-exclamó, pero el problema fue olvidado cuando las campanas comenzaron a resonar en lo alo de del casillo.
Un caballero entró corriendo y desesperado a la sala de tronos y miró al rey.
-Morgause…-fue todo lo que dijo y en un segundo la familia real entró en acción.
-¡Balinor, a los caballos, ahora!-bramó Arthur ya en papel de lider.- ¡Percival, encierra a los niños en un lugar seguro!-el grandote asintió y salió con los niños gritando y llorando detrás.- Henry, ve a los pueblos bajos con una cuadrilla de caballeros…-el chico asintió y salió corriendo.- Garret, u ve a Kilgarrah, lo necesitamos…-el mayor asin6ió y se encaminó a prisa hacia las afueras del castillo.-Igraine…-comenzó pero ella lo cortó.
-Si vas a gastar saliva para decirme que me quede con las mujeres y los niños, mejor ahórratela, mi lord.-le dijo con sus ojos iluminando en oro. En medio segundo comenzaron a correr, ya con armas en mano, Igraine con su arco y flecha y Arthur con una orgullosa Excalibur.- ¡¿Dónde está papá?-gritó por encima de los gritos de batalla.
Merlin… pensó el rey y el pecho le dolió por unos segundos.
-Dioses… Merlín… ¿Cómo pude olvidarme de Merlín?-estaba atormentado. Temprano esa mañana Merlín le había dicho que iría a caminar con Morgana por el bosque… y entonces todo cerró.- Morgana…
Los ojos de Igraine se llenaron de dolor y decepción.
-Nos traicionó…-susurró y de sus labios escapó una especie de gruñido y lamento.- la encontraré y la mataré yo misma…-escupió y un viento demasiado violento para ser natural hizo estremecer a los enemigos.
-¡Señor!-escucharon los llamados de Gwaine, que corría desesperado hacia ellos.- Merlín está en el frente, el atacará al frente…
Ambos Pendragon corrieron a toda prisa hacia donde los conducía el caballero.
-¡Merlín!-gritó Arthur desesperado, al verlo de pié mirando hacia el bosque. El mago se giró y sonrió en reconocimiento. Y fue un segundo de distracción. De pronto Morgana y Morgause aparecieron en los lindes y alzaron sus manos.- ¡Merlín, Merlín!-el rey hizo ademanes desesperados para alertarlo, pero el mago solo tuvo tiempo de mirar hacia su hija y a é, nuevamente, antes que el rayo de luz negra le hiciese desplomarse en el suelo.-¡MERLÍN!
-Dos meses, Arthur… dos meses y Albion será mío.-anunció Morgause y desapareció en el fino aire, llevándose a Morgana y a todo su ejército con ella.
El rey no la escuchó, solo corrió hacia su amado, su consorte y al llegar a su lado, cayó de rodillas al suelo.
-¿Merlín?-le llamó sacudiendo su hombro suavemente, como si fuese una de todas las mañanas en las que el le sacudía su hombro, el mago se giraba hacia el, encerrado en una jaula que eran sus brazos y besaba sus labios y lo primero que sus labios y su mirada le decían era "te amo". Pero esta vez no hubo respuesta.- ¿Merlin?-repitió acercándolo a su regazo para abrazarlo por su torso.- ¿Amor?-besó sus labios y estaban fríos. Eso no era normal. Los labios de su Merlín siempre estaban cálidos, no importaba la temperatura exterior… siempre estaban cálidos.- ¿Cariño, puedes abrir tus ojos para mi?
Gwaine, que estaba contemplando la escena, sintió susrodillas llevarlo automáticamente a abrazar a la pequeña princesa, que miraba a sus padres con sus ojos perdidos, como si realmente no los viera.
-¿Ig?-susurró a la muchacha que, de un momento al otro, comenzó a temblar y cedió en los brazos de su padrino, respirando suavemente hasta que de sus labios escapó un sonoro lamento. Gwaine la sostuvo con fuerza mientras que ella drenaba de su cuerpo sus gritos y comenzaba a sollozar entre el nombre de su padre, implorando.
Arthur no lloraba, no miraba a nadi ni a nadie en particular, tenía la misma mirada que Igraine unos momentos antes.
Lentamente el rey bajó su cabeza y besó con suavidad los labios de su amado una última vez.
-Te amo…-y esas fueron las últimas palabras que Arthur dijo en tres días completos. Hasta que llegó la hora de quemar el cuerpo de Merlín… su llamado fue lleno de impotencia, de frustración, de miedo, y dolor… un dolor que caló a todos aquellos que oyeron a un Rey, al único y futuro rey cuando su otra mitad dejó el mundo de los vivos.
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Tres campanadas irrumpieron en el morboso silencio que se ceñía como manta asfixiante sobre Camelot. Las fiestas por los torneos, olvidadas junto con la alegría del pueblo por festejar algo cuando tenían tanto por lo cual llorar y lamentarse.
La familia real había dado solo una orden: Luto total por una semana.
El castillo estaba silencioso, tanto como la taberna; los mercados cerrados y las pequeñas escuelas para niños, cerradas. El aire se había tornado tenso y pesado, justo como el que se siente antes de una guerra.
Dentro de los pasillos del enorme edificio real, cuatro figuras encapuchadas iban con prisa a la recámara principal, en donde yacía el rey, deprimido y enfermo.
Cuando los cuatro al fin llegaron vieron a los tres caballeros de mayor confianza de la familia Pendragon, de pié, mirándolo con gran dolor y pena. Gwen estaba sentada en una silla junto a la ventana, llorando silenciosamente.
Se detuvieron frente a la enorme ama de cuatro postes en donde, hace unas horas, yacían dos amantes, enamorados… felices…
-Mi Lord.-dijeron los cuatro a la vez y prosiguieron a quitarse sus capuchas, descubriendo rostro tersos y pálidos, ojos azules, cabellos rubios de los tres muchachos y unos largos cabellos negros de la única niña.
-Hijos míos…-susurró el Rey Arthur, con una pequeña sonrisa en los labios. Si había algo que amase tanto en la vida como a su consorte, eran sus hermosos hijos.
-Padre…-dijo Igraine con voz quebrada, corriendo para acostarse a su lado y llorar en su hombro, con el cuerpo cansado de tanto dolor.- Oh, padre…
Pasaron unos cuantos minutos y el rey y la princesa habían llorado hasta dormirse.
-Perman dice que no hace ningún esfuerzo en mejorar…-murmuró Garret con voz ahogada.
Henry asintió y soltó una bocanada de aire, tembloroso, como reteniendo el llanto.
-Y-yo… creo que…-tartamudeó.- creo que… creo que ya no quiere vivir…
Gwen se puso de pié y lo tomó en su brazos, buscando y dando apoyo en un momento tan turbio.
-Será mejor que salgamos ahora…-la voz de la hermosa mujer sonó ahogada, como si hablar le costase mucho trabajo.
Los caballeros, la dama y los tres muchachos salieron al pasillo, en donde Lancelot esperaba a esposa, temblando por el llanto contenido, junto a sus dos hijos, Joseph y Richard, los gemelos mejores amigos de Henry y de quince años, como el menor de los príncipes. Gwen no tardó en cobijarlos en un abrazo fuerte.
-¿Qué sucedió, padrino?-preguntó Balinor, que con diecisiete años de vida había visto solo una guerra, más de lo que era recomendable para un niño.
Gwaine soltó un suspiro. No quería revivir las imágenes que regarían pesadillas en sus sueños, pero obedeció al príncipe.
-Solo fuimos al bosque a buscar a Merlín, con Arthur e Igraine… pero cuando llegamos…-sacudió su cabeza y tragó el nudo en la garganta.- estaban todos muertos… destrozados, quemados y torturados… ellos… había niños…-soltó un sollozo compulsivo, sin poder detenerlo. Leon le puso una mano en el hombro y lo apretó suavemente.-Morgana y… Morgaise… salieron de la nada…y nos tomó por sorpresa… hechizaron a Merlín… y simplemente… simplemente cayó al suelo… y….-se detuvo. Ya no quería hablar más. Quería olvidar los ojos sin luz de su mejor amigo.- ellas desaparecieron, pero antes nos dijeron que en dos meses Albion sería suyo…
Leon trago un sollozo.
-El- el Rey.. apareció y comenzó a gritar y a llamar a Merlín… y… las cosas se pusieron confusas… había… había mucho cadáveres…-se detuvo cuando Gwen lo envolvió en un fuerte abrazo.
Garret soltó un suspiro.
-Tenemos un guerra en puertas y Padre no está en condiciones de luchar… los caballeros mucho menos… asesinó a lo único que le daba luz a Camelot para acabar con nosotros… buen plan…-rió con amargura.- Papá… el… era la luz en los ojos de Padre…
-¿Y si muere?-inquirió Henry temblando, con voz casi infantil.- ¿Y si Padre también nos abandona?
Balinor y Garret se acercaron a su hermano y lo abrazaron con fuerza.
-Hermano, haremos hasta lo imposible para evitar que Padre nos deje…-murmuró el mayor con un trasfondo de duda en su voz.
Una duda que recaía en todos.
Porque siempre estuvo predestinado: Arthur no podía vivir sin Merlín.
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Era de noche… o tal vez era aún de día y el cielo tormentoso, ya común en aquellos días, ocultaba el sol y su luz.
No sabía donde estaba y si bien el lugar le era conocido, no era, justamente su cuarto.
Hasta que los recuerdos entraron en su cabeza y sintió un impulso, casi imparable de hundirse en las mantas, en el pecho de su Padre y quedarse allí siempre, en donde nadie le hiciese daño.
Casi, amargamente, esperaba estar con su ropa de cama, en su cama, y que, de repente su papá entrase con una sonrisa radiante exclamando su usual "¡Alzate y brilla, coneja!", seguido de una sesión de cariñitos y cosquillas y luego que su papá se quede media hora en la cama con ella, dormitando o hablando.
Igraine giró su cabeza y sintió unos débiles latidos de corazón.
Su Padre. El rey Arthur.
Se alzó en sus brazos y se sentó junto a él, viendo como sus cuarenta y cinco años casi se doblaron y como la enfermedad del dolor entró tan rápido en su cuerpo, haciendo estragos en su salud.
-Te amo, papi…-susurró la niña levantándose para salir del cuarto, pero la mano de su padre la tomó por el brazo y se detuvo y giró a verlo. Sus ojos azules se volvieron casi negros, brillantes por las lágrimas en ellos.
-Deben… deben salvarlo…. Mata a Morgause… mátenla y el estará de vuelta… mi Merlín… sálvenlo… por favor…-le suplicó.
Ella frunció el ceño y estudió el rostro de su Padre.
-¿Con magia?-inquirió algo dudosa. El rey asintió y ella suspiró.- Ella es más fuerte que nosotros… su ejército…
-No…-le cortó.- hay… hay un libro… un libro que era de tu papá…-su voz se quebró.- está debajo de su almohada… yo lo guardé… ahí… el me… contó de un hechizo…-La niña mientras buscaba el libro. Cuando lo encontró corrió nuevamente hacia su padre.- hay uno que… se utiliza para volver… para volver en el tiempo… busca en las últimas páginas… es una página entera… p-porque…
La niña encontró la pagina y jadeó.
-Se necesita ser un amo de los dragones…-terminó la niña.- yo no soy uno, pa, Garret lo es… porque papá lo fue… y el es el mayor…
-Tú eres una Emrys… s-se necesita el poder del Emrys… unido… Es por eso que puedes ir… debes llevar a tus hermanos… sin ti… no tendrán magia suficiente… y a Gwaine y Percival…-susurró Arthur.- toma esto…-con mucho trabajo, alzó sus brazos y se quitó la cadena que le había dado Igraine alguna vez y la colocó en el cuello de la pequeña.- prometí, desde que me la dio mi madre, que se la daría a mi primer hija mujer… cuando te vea en el pasado sabré que algo anda mal…
-Padre… no se si soy tan valiente…-murmuró la pequeña apenada.-tal vez deban ir solo mis hermanos… yo me quedaré a cuidarte…
Arthur sonrió con dulzura por primera vez en días.
-No solo eres mi hija, sino también de Merlín, el hombre…-más lágrimas cayeron de sus ojos.- más valiente que… he conocido…-le respondió suavemente.- además… no quiero que me veas…-se detuvo y negó suavemente.- ve, por favor… no te pediría eso sino estuviese tan desesperado…
La pelinegra tomó una amplia respiración, al final, asintió.
-Lo haré. Salvaré a papá y a Albion.
No pasaron ni dos días cuando el Rey dejó de existir. Y el negro del luto se volvió más negro. El carmesí de los Pendragon lloraba con el pueblo.
-Larga vida al rey…-habían dicho a coro los súbditos, cuando Garret, con una expresión muerta y los ojos rojos e hichados, recibía la corona de su padre en su cabeza.
Ssus hermanos miraban a la nada, sin prestarle la mínima atención a nada. De cualquier forma la lluvia fina y el cielo gris hubiese acabado aún más con el espíritu festivo de la casa de los Pendragon. No hubo fiestas, no hubo celebraciones… la única música que se escuchó en el castillo al alba de la muerte del Rey Arthur fue una melodía de arpa y una voz suave y llena de dolor.
- Just wait, though wide he may roam, Always, a hero comes home. He goes where no ones has gone, but always, a hero comes home. He knows of places unknown, but always a hero comes home… He goes where no ones has gone, but always, he hero comes home… Just wait though may we may roam, Always, a hero comes home….
Cuando la melodía había terminado, no había un alma en todo el reino que no llorase con su princesa.
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A hero comes home- Beowuf sound track.
