ni los personajes o la historia original, base de esta, son de mi pertenencia. son todos de stephanie meyer.

pero espero que disfrutan de igual manera esta historia que les dejo, que les guste y ...

los dejo leer gracias.. besoss xQx-abi-sara-xx


CAPITULO 1

Dejar la casa en la que nací y viví los momentos más felices de mi infancia fue lo más cruel que me han obligado a hacer. Incluso más difícil que dejar atrás a mis mejores amigas y a mi hermoso novio, Nahuel. Le tenía un apego especial a esa casa, era mi hogar, mi lugar feliz. Pero ya no, lo habían vendido al mejor postor.

Me hermano dice que soy una exagerada, una dramática. Ni siquiera salimos del estado, pero aún así, ir de Seattle, la ciudad que más amo en el mundo, a un pueblito diminuto de 1300 personas no es ser exagerada, es ser realista. Tengo toda la razón. Mi hermano es un tonto, se piensa que sabe todo porque nació cinco minutos antes que yo. Ridículo. Es de saber universal que las mujeres son más inteligentes y maduras a los 15 años y para toda la vida. Pero bueno…

Aquí estoy yo, viajando hacia Forks con mi hermano mellizo y mis padres. Viviremos en la casa de mis abuelos. Una antigua casona en el medio del bosque, totalmente deshabita desde la muerte de sus dueños. Que alegría.

Cuando era pequeña amaba ir ahí, pasar tiempo con mis queridos abuelos, correr por el bosque y escuchar las emocionantes historias que me contaban. Eso según mis padres. Yo sólo me acuerdo de algunas historias, nada más. Historias que ahora que lo pienso me parecen ridículas, dignas de un cuento de hadas con final feliz. Supongo que cuento era chica me gustaban, era lógico, no se, no tengo muy buena memoria.

Sentí un punzante dolor en mi nuca. Levante la vista y vi a Alec, mi hermano, con su cara de "yo no lo hice". Lo mire con odio y dolor, y un gran impulso de clavarle la lapicera en el ojo, era la tercera vez que me hacia eso desde que comenzó ese fatídico viaje. No soy de madera. Siento los golpes más si te pegan un golpe seco en la nuca por tercera vez consecutiva, provocandote una terrible jaqueca.

-¿acaso sos retrasado? Me duele.

-Hace mal escribir, leer o cualquier cosa de ese tipo que no incluya la tarea de la escuela – dijo con su cara de tonto.

-Que vos no lo hagas no quiere decir que hace mal, tontito.

-Jaja – dijo intentando pegarme de vuelta con lo que yo le devolví el golpe.

-CHICOS, no peleen – eso era el intento de calmarnos de mi madre desde el asiento delantero - Charles, deciles algo.

-Basta chicos, no peleen que me desconcentran,

-Si como si eso fuera verdad - dije, nada podía desconcentrara a papá, era la perfección en persona.

-Callate ya, Jane, seguí en lo tuyo – dijo mi querida madre.

No le gustaba que peleáramos, entre ningún integrante de la familia. No lo soportaba. Eso que nunca nos había visto pelear en serio, sólo un intercambio de palabras amistosas. Mi papá no se hacía problema. Creía que era lo normal en una relación de hermano – hermana, más al ser mellizos. Sin embargo nunca le llevaría la contra a mi mamá, confiaba plenamente en ella, en lo que nuestra crianza corresponde. Él la dejaba ser y que fuera lo que Dios quisiera.

Ya habían pasado horas desde que nos fuimos y seguiamos sin llegar. Estaba aburrida, no había nada que hacer ni a quien molestar. Alec estaba dormido, abrazado a un almohadón, era muy gracioso verlo pero ya no le podía sacar mas jugo a esa situación. Las fotos ya estaban sacadas y los videos grabados. La venganza llegaría.

- ¡Al fin! – Exclamó mi mamá – llegamos…

Mi papá paró el coche. Salím estiré y la vi. Era una casa blanca, antigua, seguro centenaria. El porche era magnifico, rodeado por ambos lados de ventanales. Era hermosa, incluso con toda esa salvaje forestación, era digna de una reina. Tenía tres pisos de altura y era rectangular pero bien proporcionada. Se podía escuchar y sentir a la madre naturaleza por doquier. Se oía un río y el viento. Aunque no lo quisiera admitir, se respiraba paz y tranquilidad, se sentía bien. Nunca me había pasado, pero allí estaba bien conmigo misma.

-¿Y Jane? ¿Qué tal? – Me pregunto papa al ver mi cara – te acordás ¿no?

-Si…- por extraño que me pareciera, me acordaba de esa casa.

-Ya se que no tiene mucha buena apariencia ahora, así abandonada como está. Pero vas a ver… cuando la arreglemos va a volver a ser al mansión que era antes – dijo muy seguro de si mismo.- con todo su esplendor

-Si vos lo decís

-Vamos, peque… - dijo pasando su brazo por encima de mis hombros, adoraba cuando mi padre me llamaba así, me hacía sentir de cinco años otra vez – te prometo que te va a encantar y vas a tener la habitación más grande para vos solita ¿si?

-Era lo que menos podían hacer.

Supongo que podría haber puntos a favor en ese traslado. Una habitación para mi sola, sin el inmundo de mi hermano molestándome a todas horas. La podría decorar como yo quisiera. Si esto iba a ir bien.

-que lindo el momento de padre e hija pero a ver si me ayudan a bajar todo lo del auto que no se va a bajar solito. El camión debe estar por llegar. – grito desde el auto Alec con cinco valijas en sus brazos, mientras mi madre le iba tirando más cosas.

-Vamos a ayudar – dijo empujándome hacia el coche aún con el brazo sobre mi hombro.

-si, vamos a ayudar al debilucho.

Después de tres horas de bajar bolsos cajas, cajitas y bolsas. Pudimos descansar. Me senté en el suelo y contemple el desorden. Mi mamá se estaba volviendo loca. No se podía ni respirar de la cantidad de cosas y muebles que había en el hall. Pero a mi no me preocupaba. Yo quería elegir mi cuarto. Arreglar mi cama y dormir un rato largo escuchando música de mi ipod y no la horrible música que mi papá me había obligado a escuchar.

-¿puedo elegir mi pieza ya? – pregunte luego de diez minutos en esa posición.

-si podés llegar a las escaleras sí – gritó mi madre desde algún rincón de la casa.

- yo tengo la última del segundo piso – dijo Alec también perdido por algún lado.

- y nosotros la segunda del mismo piso al lado del estudio de tu papá.

"Bueno" pensé "más vale que papá haya cumplido su promesa por su propio bienestar". Me obligué a levantarme del suelo, sin antes percatarme del frío helado que estaba haciendo. Ya estaba acostumbrada al frío de Washington, pero este era tremendo aunque creo que era más psicológico que otra cosa. Subí la escalera,Ahggg los escalones no terminaban más. Eran interminables o yo estaba muy cansada. Llegué al segundo piso jadeando. Lentamente comencé a inspeccionar las habitaciones. Eran muy bonitas, todas. Sin embargo ninguna de mi agrado, no eran lo que yo estaba esperando.

Estaba frita, no quería conformarme con una habitación cualquiera. Aunque estaba exhausta seguí buscando. Nada en el piso número dos, bueno, había que intentarlo en el piso número tres, quizás tenía suerte. Si había llegado jadeando al anterior, a este llegué arrastrándome.

Las primeras habitaciones eran igual a las de abajo. Nop. No eran para mí. Seguí hasta el final del pasillo. Nada y solamente me quedaba una puerta. Estaba cerrada con llave. Mi curiosidad aumentó. Quería ver ese cuarto como una niña malcriada que quiere un pony. Necesitaba verlo. Baje corriendo los dos pisos para encontrarme cara a cara con mi papá que me observaba preocupado.

-¿Qué te pasa? Escuche tus pasos. ¿Estás bien?

-necesito… la llave… del último…cuarto del… tercer… piso – dije jadeando tratando de controlar los latidos de mi corazón que iban a mil por hora.

- tiene que estar abierta

-no...-trague saliva y trate de hablarle – esta cerrada con llave. ¿La tenés? O rompo la cerradura.

- a ver para que la busco. Espérame un segundo.

Lo esperé y esperé, hasta que me canse de esperar golpeando el piso y comencé a caminar de un lado para el otro impaciente. Quería entrar a ese cuarto. No se si me lo quedaría pero tenía todas las posibilidades. Podría tener todo el tercer piso para mi sola y si era como los otros podría tener un gran ventanal en mi propio cuarto, todos los que daban al sur tenían una pared de cristal. Al fin, luego de veinte minutos que me parecieron una eternidad, mi papá apareció triunfante.

-Lo tengo, es la habitación de mi mamá, su cuarto personal. Por eso está cerrada. Nadie entraba ahí – me dijo al llegar junto a mi – solo ella tenía la llave.

- uh… - dijo ya malhumorada – y no me digas que la querida abuelita se llevó la llave a la tumba.

-no, me la dio a mí antes de morir, porque sabía que yo algún día volvería a esta casa. Y…

-¿Qué?

- ella me dio serias indicaciones de que vos tuvieras esa habitación. Me dijo que iba a hacer perfecta para vos, que la ibas a saber aprovechar. – diciendo esto me entregó la llave.

Era una pequeña y antigua llave de bronce. Estaba segura que era la única que no había sido reemplazada por una nueva al mudarse, porque sabía que habían remodelado toda la casa. Tomé la llave y salí corriendo esta vez escaleras arriba hasta la puerta de la dichosa habitación. Introduje la llave en la cerradura y la gire con dificultad. Le di dos vueltas y un sonido más bien familiar me indico que ya estaba abierta. Deje la llave ahí y me dedique al picaporte. Utilizando toda mi fuerza, lo baje suavemente y abrí la puerta.

Mis ojos no lo creían. Mi mente estaba nublada de la emoción. Era simplemente perfecta. Era yo en forma de cuarto. Espaciosa, luminosa, digna de una reina como yo. Amé a mi abuela como nunca lo había hecho. Era por lejos el mejor regalo que me habían dado. Mi abuela, mi preciosa abuela había dejado su cuarto personal para mí, únicamente. Con razón estaba cerrado, me estaba esperando.

Ya estaba amueblado, como toda la casa. Sin embargo no lo estaba con los muebles que me imagine. Ya que siendo el cuarto de mi abuela seguro estarían todos sus elementos de dibujo y sus cosas preferidos. Pero no. Parecía como si lo hubiera amueblado para mí, esperándome.

Comencé a quitar las sábanas de los muebles para vislumbrarlos con más detalles. En el centro de la habitación se encontraba una gran cama matrimonial de hierro, en la esquina contra el ventanal había una mesa especial para dibujo, donde todavía se encontraban las hojas y lápices de mi abuela, además de un tocador con un espejo de por lo menos un metro enfrente de la cama. Y por último un sillón, que aunque no era del estilo de los demás muebles era perfecto y extremadamente precioso.

Me paré otra vez frente a la puerta para admirarla. No podía ser mejor. Era mía, únicamente mía. Haría lo que quisiera dentro de ella. Di media vuelta y fui lo más rápido que pude hacia las escaleras, las baje igual de rápido pero sin correr. Una vez abajo busque mis tres maletas y sintiéndome como mula de carga comencé el difícil camino de subirlas hasta el tercer piso, una vez allí me las arreglaría para llevarlas hasta el cuarto. Luego baje otra vez, apile dos cajas con las palabras Jane escritas en ellas y volví a subir. Cuando me quise dar cuenta eran las 8 de la noche y mi madre me llamaba para comer. No fue necesario darles a entender cuál era mi cuarto, ellos solitos se dieron cuenta.

La cena fue rápida. Todos estábamos ansiosos por seguir con nuestros quehaceres ya establecernos en esa casa. Como todavía no había gas, fueron unos rápidos emparedados y a seguir con el trabajo.

Sin embargo yo ya tenía casi todo hecho. Al día siguiente limpiaría la habitación, desempacaría mis cosas y oficialmente estaría lista y en casa, si eso sirviera de algo. Pero me lo seguía repitiendo "esta es tu habitación, únicamente, tu hogar" por lo menos esa pequeña parte de la mansión si podría llamarse mi hogar.

Me senté en la cama preparada para escribir en mi diario. Tenía que documentar todo lo que había sucedido y que después de todo no estaba tan mal. Cuando por una de esas casualidades decidí posar mi vista en la mesa de mi abuela. Todavía no había tenido la oportunidad de inspeccionar esas hojas y admirar sus dibujos, había tiempo para eso. Sin embargo algo en ella me llamó la atención. Era un pequeño cuaderno forrado en cuero marrón, viejo por el color de sus hojas y por su desgastado cuero. Me impulsó a agarrarlo y a leerlo, no me pude contener.

Estaba escrito a mano con una letra impecable. Letra que yo ya había visto. Me resultaba familiar. Supuse que era de mi abuela. Lo abrí haciendo correr sus páginas hasta el fin. El olor a viejo y humedad me inundo provocando que mis sentidos se agudizaran y resurgieran en mí sentimientos que sólo los libros antiguos podían hacer. Placer y misterio. Amaba ese sentimiento. Amé ese cuaderno por ello. Quise desentrañar todos sus secretos.

Impaciente fui hasta la cama y gatee hasta llegar a la medio de la misma, apoyé mi cabeza contra la almohada y lo abrí para comenzar. Definitivamente debía de ser un diario. Tenía que serlo. Comencé a leerlo loca de la curiosidad. La letra parecía ilegible pero aún así no me costaba leerla, era magnifica en todo sentido.

10 de junio de 1935

Tengo miedo, frío y estoy confundida. Sé que el Doctor Jack me dijo que me quedara aquí, que él vendría por mi cuando pudiera, cuando no lo siguieran, ni sospecharan que él había sido el que me dejo ir, pero no me sentía segura. No he comido nada desde que salí de la clínica. Aquí hay comida pero no me atrevo a comerla. No recuerdo nada de mi vida. Lo único que sé es que mi nombre es Alice…

-¿la abuela? – me dije incrédula.


¿les gusto? ¿dicen que siga?

porfaaa review, una ayudita para mis manos y mente

besoss