Tenía todo listo para hacer el primer y único paso que por propia voluntad hacia sin importarme absolutamente nada, cosa que me daba un gran orgullo. No fue fácil tomar una decisión que haría cambiar toda mi asquerosa vida llena de desilusiones y malos ratos que me hacían desahogarme en mares de llanto que tan solo me abría el pecho y lo oprimía más y más sin dejarme respirar.
Pero debía olvidarme de todo, tenía que dejar el pasado atrás y seguir adelante pase lo que pase. Mierda, deja de engañarte bella! Nunca lo lograrás! Un lado de mi cabeza no tenía Fe en mí en lo mas mínimo pero igualmente me importaba un carajo, TENGO UN OBJETIVO, TENGO UN OBJETIVO, me repetía una y otra vez aunque todavía no estaba completamente segura de lo que estaba planeando.
Estaba segura de una sola cosa, TENIA, NO, NECESITABA con desesperación escaparme de mi casa, aunque ese "mi" no era del todo cierto, ni siquiera lo sentía como mío, era la casa de mi padre, que no le faltaba oportunidad para sacármelo en cara a cada momento de mi desdichada vida, aunque para tipos como él esos insultos son como el Por favor y el Gracias de una persona decente.
Estaba atrapada entre un hombre que me hacía la vida un total infierno y el miedo, la fobia, el terror que tenia hacia el mundo exterior.
Pero lo haría, me iría, Dios sabe dónde, pero me iría a cualquier parte donde me lleve el destino, no me quejaría en absoluto, porque yo, de un modo u otro, encaminé mi destino.
Lo que tenía que hacer es simple ecuación y estrategia, actuar como normalmente lo hago todos los días en el chiquero que mi padre tenía como casa y esperar el momento adecuado para irme corriendo por los bosques como 5 malditos kilómetros y hacer lo posible para ir a la ciudad. Había oído que el centro era un lugar maravilloso donde las personas no te patean para que uno no estorbe o te insulté solo por existir y respirar. Aunque no tengo idea si eso es posible, nunca he convivido con personas más allá de mi padre, una señora muy dulce que siempre tenía una sonrisa en la cara cada vez que veía algo lo suficientemente bonito, como una flor o simplemente ver los pájaros en el cielo, a veces la envidiaba por tener alguna razón para sonreír o siquiera de respirar cada día, ésta sencilla vecina de 62 fue la segunda persona que recuerdo que vi en mi vida.
Y las últimas personas que conozco son los amigos de mi padre que cada semana venían a jugar póker y beber hasta quedar desmayados e inconscientes en el sofá.
Siempre cuando esto ocurría trataba de desaparecer de la fax de la tierra, era uno de mis peores días de la semana. Lo primero que me obligaba a hacer mi padre era limpiar la casucha de porquería hasta debajo de los ladrillos sueltos que estaban al margen de la pequeña ventana de la cocina, luego preparar la mesa de juego que se destartalaba con solo soplarla, cocinar el triple que lo hago habitualmente y estar preparada para servir en cualquier exigencia que se les ocurra a esos asquerosos malolientes.

Pero estoy segura que allí fuera hay personas buenas que tampoco te escupen la cara solo por que a la sopa le falta sal, al menos tengo esa esperanza. Por lo que me dijo la Señora Curlie, mi vecina, la gente siempre está trabajando o estudiando aunque no sé qué significa exactamente con eso, nunca estudie ni nada parecido, pero siempre me abstuve de preguntarle, creó que no estaría correcto preguntar algo que tal vez le moleste y no quiera hablar más conmigo.

La única opción que tenía era rogar por un poco de suerte y encontrar un poco de paz en mi corazón. Hoy mi padre iba a llegar temprano asique espero que encuentre el momento indicado.

Ya había preparado una mochila con un par de pantalones, una camiseta, chaqueta y ropa interior que me serviría si el viaje a ese lugar inesperado me resultaba muy largo y cansador. Había ahorrado dinero hace más de una año por una emergencia y lo iba a usar si era necesario.
Algo saldrá mal, no te ilusiones! Cállate, cállate! mi maldita conciencia iba a volverme loca de desesperación.
Justo de ese momento se escucho una puerta abrirse en un abrir y cerrar de ojos, apareciendo por la desencajada puerta un hombre más borracho que un alcohólico intoxicado por mezclas de bebidas.

Charlie traspaso el pequeño espacio que había entre la puerta la mesa del comedor quedando a un metro de distancia de mí. Esto se está poniendo raro en verdad, hace más de 10 segundos consecutivos que me está viendo fijamente, los nervios me carcomen las entrañas. No sabía de dónde sacaba la valentía de sostener su mirada sin sentir el terror que siento a diario cada vez que estoy en la misma habitación que él. Parece que siento cierto poder ya que en par de horas estaré de camino a mi nuevo hogar.

-Súbete a la mesa parasito inservible!—me dijo tranquilamente—Ahora!

Lo primero lo dijo tan inaudible que no estaba segura lo que había dicho pero cuando uso su voz en grito tan acostumbrado en él, hice de inmediato lo que me dijo antes de que algo espantoso me pueda pasar, era peor cuando era demasiado alcohol en sus venas.

La maldita mesa no dejaba de tambalearse cuando muy precariamente mantuve mis dos pies sobre el centro de la mesucha de porquería que había.

Cuando conseguí mantener el suficiente equilibrio como para no caerme y romperme algo, alcé la mirada hacia la persona que más rencor le tenía en mi existencia.

Pero lo único que vi en sus ojos rojos fue ira, irá dirigida a mí seguramente, aunque no sabía que hice ahora. Nunca tenía motivos para hacerme daño pero siempre terminándome lastimándome de alguna u otra manera.

Todavía estaba esperando que me diera una orden o algo pero lo único que vi venir fue una tremenda patada que nos hizo salir literalmente volando a mí y a la mesa contra la pared, dejándome un poco aturdida, pero estaba tan acostumbrada a sus arranques que no le di mucha importancia e inmediatamente levante la mesa que tenia quebrada justo la base de la pata, y le iba a preguntar a mi padre si necesitaba algo pero ya se había ido.

Esta era mi oportunidad! Tenía que irme de inmediato antes de que aparezca y me arruine todo. Pero antes tenía que asegurarme que estaba lo bastante ocupado como para no darse cuenta de mi huída.
Me quité mis desgarbados zapatos y los puse en el suelo para ponerme de puntillas y espiar a Charlie a través de la cerradura mitas rota y mitad quemada por cigarrillos que él mismo ocasionada. Lo primero que vi fue el desecho de su sofá y las fotos gastadas de mujeres sin ropa que tenía en el suelo, pero no debía perder el tiempo y buscarlo a él en donde fuese que estará. DORMIDO! hoy estoy de suerte…

Salí corriendo todavía descalza para mi cuarto y agarrar mi mochila con la ropa y el dinero. Después fui a la nevera a guardar alguna provisión, cosa que no era mucho, un panecillo, arvejas enlatadas y una barra de chocolate que tenía absolutamente prohibido tocar o siquiera mirarlo con ansias, o las consecuencias que me traerían serían tan terribles como sus horribles azotes en la espalda como un día lo hizo.

Resguardé todo, me puse mis zapatillas y largué a correr hacia el Norte, donde la Sra. Curlie me dijo que se encontraba el pueblo más cercano. Estos lugares del campo eran muy apartados, tanto así que muy pocas personas sabían de nuestra estancia.

Los arañazos de las ramas puntiagudas y el barro no se hizo esperar, dándome un aspecto mas terrible que con el que voy siempre, pero eso me importaba poco cuando estoy en completa libertad.
LIBERTAD, que hermosa palabra. Jamás pensé que una palabrita sería tan maravillo, tan placentero. Deguste el viento en mi cara, y la brisa en mis pequeños brazos, se sentía tan bien que tenía miedo y este solo soñando.

Corrí una hora más, deteniéndome totalmente cansada y deseando haberme acordado de envasar una botella de agua. Con los malditos apures me olvide por completo de traer las provisiones adecuadas. Eres fantástica! Ahora morirás de sed, o te desesperarás de ver un rio y te tirarás, muriendo ahogada! De verdad te felicito! Tenía razón, era una simple idiota, debí pensar eso antes que todo en vez de salir como una flecha de aquella casa del diablo.

No había remedió, tenía que seguir y que sea que Dios quiera.