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Si esto le hubiera sucedido a su hermano, Seshomaru supo que estaría riéndose a carcajadas por la estupidez de su hermano.
Por desgracia... le estaba pasando a él, y él no le encontraba la más mínima gracia.
Atrapado durante el día por estúpido, y él lo sabía. Tenía trescientos cincuenta años de edad y él nunca había sido atrapado fuera durante las horas de luz. Fue un estúpido error de joven Inuyoukai , un tabú que le había sido enseñado cuando era niño.
Era un maldito indefenso cachorro ahora. Literalmente! Había cambiado a la versión más pequeña de su Inu , como le fue posible, con la esperanza de esconderse de los cazadores que estaban demasiado dispuestos a ver su Inu lleno de agujeros de bala.
Con una última ráfaga de energía el pequeño, blanco, esponjoso cachorro de Inu corrió a un montón de maleza, tratando desesperadamente de enterrarse en el montón de hojas y ramas que habían caído al suelo de un árbol moribundo. No se podía escudar del todo. Su pequeño cuerpo se resguardo, pero sus patas traseras quedaron expuestas, dejándolo vulnerable y no totalmente escondido.
Salir de la luz solar. Salir de la luz solar.
La energía y la magia de Seshomaru se habían ido. Estaba vacío.
El sol menguo su fuerza y su magia había desaparecido. Estaba apenas capaz de funcionar durante el día, incluso cuando estaba fuera del sol. El sol... simplemente... lo dejaría como pan tostado.
El debería haber regresado. Sabía que se estaba presionando demasiado extendiendo la noche inquieto y atrevido, necesitaba el ejercicio y la libertad de dejar correr a su Inu .
Los bosques eran generalmente silenciosos y deshabitados. Hasta que los cazadores lo habían visto por la mañana temprano, le habían seguido sin piedad. Esta área no era ocupada por fauna salvaje y la emoción de encontrar una presa inusual les había impulsado a perseguirlo en sus motos de todoterreno.
Seshomaru podría haber huido, y regresado a su casa antes de que lo atraparan...no pudo cuando una bala rozó su flanco y lo dejó herido.
La herida aún estaba sangrando, pero al reducir el tamaño de su forma canina había ayudado a reducir los daños.
Aun así, le había debilitado y le dejó luchando para sobrevivir.
Él apenas era consciente, pero escuchó las pisadas que se aproximaban.
Venían, sin lugar a dudas por el sonido del aplastamiento de las hojas y follaje, pisadas a través de la zona boscosa. Los cazadores?
O alguien, o algo más?!
Escuchó un grito femenino, si él no estaba equivocado, de consternación y horror cuando las hojas y las ramas se levantaron de su cuerpo.
Noooo. No me expongas al sol. Voy a desaparecer.
— Un cachorro— suave, la femenina voz exclamó.
Ponme donde estaba. Cúbreme!.
— Estás herido,— ella lo arrullo cuando echó su mano sobre el parche rojo en su flanco. — Y frío— Él sabía que temblaba de debilidad. Si él hubiera estado en forma humana el habría suspirado mientras ella lo cobijaba bajo su chaqueta. Su cuerpo era cálido y felizmente estaba a oscuras. Olia a lilas, sintió la silueta femenina que le abrazaba bajo su chaqueta moverse rápidamente. Él no estaba seguro de a dónde iba, pero seguro como el infierno que esperaba que estuviese en un lugar oscuro... o por lo menos fuera de la luz directa del sol.
Ella estaba corriendo. Seshomaru podía sentir la sacudida de cada paso retumbando cuando ella corrió rápidamente por los accidentados caminos de tierra. Su mente estaba confusa, pero sabía que era rápida y cubría terreno a un ritmo veloz.
Se acurruco cerca de su cuerpo, ocultándose en la oscuridad dentro de su chaqueta de suave paño. Ella olía tan bien que no estaba seguro de que a él le importaba donde ella le estaba llevando. Con mucho gusto se recuperaría aquí junto a su cálido y fragante cuerpo. Se sentía borracho de su aroma y se retorció de tal modo que pudiera empaparse de ella.
— Está bien, cachorro. Te tengo. Estamos en casa— , oyó a la mujer asegurarle jadeante cuando una puerta se abrió y se cerró rápidamente detrás de ella.
Él sintió su mano alcanzar bajo su chaqueta y acunar su pequeño cuerpo contra sus pechos, sus manos suaves sobre su piel.
Bueno...Corrección tal vez yo podría morir feliz aquí. Siendo presionado contra esta mujer de pechos suaves era un infierno mucho mejor que freírse a muerte en el bosque. Sus suaves manos calmantes no estaban tan mal.
Seshomaruabrió los ojos lentamente, al comprender que estaban dentro de una casa que tenía persianas en las ventanas y puertas. Sin luz solar directa.
Quizás no iba a morir hoy.
Él quería cambiar nuevamente a la forma humana, pero él no tenía la fuerza necesaria aun. Estaba agotado y no había conseguido ganar energía suficiente para cambiar.
La mujer compasiva lo puso en el sofá y lo cubrió con una manta suave.
— Y si vamos al veterinario en la ciudad?— ella musito calmadamente.
NO ¡Absolutamente no! Ni siquiera pienses en eso. Nunca sobreviviría el paseo en coche. Déjame aquí. Seshomaruintento empujar el pensamiento en su mente. El gimoteo patético intentando convencerla.
Ella rio, una risa suave femenina que le encanto.
— Oh... no te gusta la idea, ¿no?—
Pues no. Es una muy mala idea. Horrible idea! Que acabaría con un cachorro de Inu frito.
Seshomaru sabía que no podía oírlo bien, pero espero que fuera lo suficientemente sensible para captar sus señales.
Vio como ella fue a recoger su teléfono y marcar lo que él suponía era la oficina del veterinario. Había oído lo suficiente de la conversación para deducir que el veterinario no estaba en la oficina hoy. ¡Gracias a Dios!
Ella colgó el teléfono cuando ella se volvió a él con un suspiro. — Me imagino que estás atrapado con mis cuidados de enfermería hasta mañana, pequeño.—
Seshomaru podría vivir con ello.
Bueno... pensó que podía de todos modos... hasta que ella empezó a limpiar la herida. Mierda... que estaba haciendo ella ... tratando de matarlo? Todo lo que ella estaba usando quemaba como los fuegos del infierno.
— Shhh... está bien. A mi perro Yako tampoco le gustaba, pero no quieres un infección— , le susurró a él en tono consolador cuando ella siguió con la tortura. — Murió hace dos meses.— Seshomaru esperaba que no fuera de sus cuidados de enfermería. Todo lo que ella estaba haciendo dolía como el mismísimo infierno.
— Él era un pastor alemán y mi mejor compañero por catorce años. Tuve que ponerlo a descansar— Su voz fue solemne y Seshomaru creyó ver lágrimas en sus ojos.
Por supuesto, no fueron sus cuidados de enfermería. Su perro había vivido bastante, y llegado a una edad avanzada para un Pastor Alemán.
Ella era bonita, él reconoció, pues él miraba su cara ahora que ella estaba bastante cerca. El cabello castaño rizado cortado con un estilo corto, que enmarcaba su rostro en forma de corazón. Los grandes ojos marrones, enmarcados por largas pestañas.
— Allí. Todo listo, lo hiciste bien— ella comentó mientras que ella frotó ligeramente
su piel como si ella acariciara a un niño. Él se preguntaba si él conseguiría
algunas etiquetas engominadas o una piruleta por ser tan buen muchacho.
