Disclaimer: Los personajes de The Lovely Bones no me pertenecen. Este fic sólo tiene el propósito de entretener, no pretende fines de lucro ni hay violación intencionada del copyright.


Mis padres solían decirme que después de la tormenta siempre llegaba la calma, que no importaba cuán de fea se pusiera la situación porque el tiempo siempre ponía las cosas en su lugar… Entonces llegaba la calma.

Me llamo Salmon, como el pez… De nombre, Susie… Ya no estoy atrapada en mi mundo perfecto.

Siento como si algo en mi interior se desvaneciera, como si una carga pesada acabara de esfumarse, liberándome, trayendo paz a mi espíritu. Ahora lo noto, ahora lo sé… No me queda nada por hacer, puedo seguir adelante.

Ya no siento rabia, ni dolor, ni nada de lo que sentía mientras el señor Harvey seguía caminando por el mundo que yo había abandonado bajo sus manos antes de que llegara mi hora… Todas las pequeñas piezas del rompecabezas comenzaban a encajar, dando lugar a un precioso orden en medio de un caos que desaparece por momentos.

Ahora lo veo todo claro: veo a mis padres, veo a Lindsay, veo a Buckley, veo a la abuela Lynn… Veo cómo siguen adelante con sus vidas, día tras día, viviendo lo cotidiano. Me echan de menos, pero ya no están tristes… Afrontan con ilusión lo que les deparará el futuro, y sonrío por ellos: sé que tarde o temprano compartirán conmigo este mundo perfecto, donde no existe la tristeza, ni el vacío.

Me doy la vuelta y camino lentamente entre los prados verdes dirigiéndome a ese eterno amanecer dorado junto al nogal por el fueron antes que yo las otras niñas, casi puedo oír sus risas, puedo oírlas hablar con sus familias y amigos que ya están allí. Una suave y fresca brisa acaricia mi rostro y hace danzar mis rizos rubios en el viento. Siento que floto, que soy liviana como una pluma arrastrada con suavidad por el aire. Me siento feliz, y me siento en paz… Vuelvo al hogar.

Recuerdo esa tarde con mi padre y la bola de nieve del pingüino, recuerdo sacar fotografías de todo y de todos con la cámara que me regalaron mis padres, recuerdo ver montar a mi padre esos barcos en el interior de una botella, recuerdo esa tarde en que reía y pedaleaba con fuerza sacando fotos al rosal del señor Harvey, y recuerdo a Ray diciéndome con su aterciopelada voz: "Eres preciosa, Susie Salmon"…

Recuerdos felices, recuerdos entrañables, recuerdos inolvidables… Recuerdos.

Es todo lo que me llevo conmigo.