Sin mirar
Allen Walker despertaba después de tener un sueño muy extraño e intenso con Road Kamelot como protagonista. Esos sueños le perturbaban demasiado. Mientras se levantaba de la cama escuchó el agua de la regadera y cómo la llave era cerrada. ¿Quién estaba en su baño? Era prácticamente media noche.
Esperó para ver quién salía. Y pocos minutos después, salió de ahí la protagonista de sus sueños.
— ¿Road? ¿Qué hacías en mi baño?—le preguntó totalmente intrigado.
—Bañándome, ¿qué más?—le respondió burlona.
Allen no sabía exactamente que tanto interés le había tomado esa chica, pero siempre iba a verlo. Gracias a eso no podía sacarla de su mente ni estando dormido.
La miró de pies a cabeza. Tenía puesto una playera sin mangas morada y una pequeña falda azul. No pudo evitar detener su vista en una gotita de agua que cayó de su cabello mojado y se iba perdiendo entre sus pechos. Lo único que logró sacarlo de su trance fue su risa.
— ¿Te gusta lo que ves, Allen?
Él se sonrojó. Lo había descubierto in fraganti. Tosió un poco para tranquilizarse y poderle contestar.
— ¿No deberías ponerte algo que te cubra más?
—Hace calor.
— ¿Y? ¿Qué diría tu padre si te viera vestida así en la habitación de un chico y a solas?
—Probablemente te mataría.
—Te diviertes, ¿verdad?
Road solo le sonrió. Se acercó a la cama dónde él aún seguía sentado y se recostó.
—Road…—amenazó.
— ¿Qué?
A esa chica en verdad no le importaba nada. Incluso podía ver su ropa interior debajo de su falda. Era blanca por cierto.
— ¿Sabes que soy un chico?
—Sí, un chico muy guapo.
— ¿Y sabes que estamos solos?
—Por supuesto.
— ¿Y sabes que un chico tiene sus necesidades?
—Lo sé.
— ¿Y sabes que tarde o temprano no me voy a contener más?
—Hazlo—le dijo tranquilamente.
—Road…—volvió a amenazar.
—Dime Allen.
—Estoy hablando en serio.
—Yo igual.
—Te tomaré la palabra entonces.
Allen se lanzó sobre ella, sosteniendo sus muñecas y comenzó a besar su cuello.
Pero, el sonido de alguien tocando a la puerta los interrumpió. Allen gruñó con frustración y se levantó, indicándole a Road que guardara silencio.
Abrió la puerta solo un poco y se asomó.
—Allen-kun—saludó su compañera.
—Hola Lenalee.
—Sé que es algo tarde, pero Jerry-san preparó un pastel y me pidió que te dijera que si quieres puedes ir a comer un poco.
—Gracias, pero estoy lleno y muy cansado—Allen fingió un bostezo para disimular—será en otra ocasión.
—Está bien—aceptó confusa, pero antes de irse una risa rompió el silencio. Allen se puso rígido al escucharla.
— ¿Y esa risa?—preguntó Lenalee.
— ¿Risa?—fingió ignorancia Allen—yo no escuché nada y aquí adentro solo estoy yo.
Aún más confundida que antes, Lenalee se retiró y Allen cerró rápidamente la puerta.
—Ponle seguro, Allen.
—No hace falta que me lo pidas—se quejó él— ¿por qué te reíste? Casi nos descubre.
—Lo sé—mencionó divertida.
El chico suspiró.
— ¿Quieres quedarte aquí o prefieres que vayamos a otro lado, Allen?
—Ya le puse seguro a la puerta, ya no debe de haber ningún problema.
—Entonces, ¿dónde nos quedamos?
—Pues…
A la mañana siguiente, Lenalee desayunaba aún preocupada por los sucesos extraños de la noche anterior.
— ¿Qué te ocurre, Lenalee?—le preguntó Lavi sentándose junto a ella.
—Es que anoche Allen-kun rechazó comer pastel y hoy no ha desayunado. ¿No te parece extraño?
— ¿En serio? ¿Qué puede ser más importante para él que la comida?—Lavi rio al tener una nueva idea al respecto—a lo mejor tiene a una chica en su habitación.
—No creo que Allen-kun sea como tú.
Para salirse de dudas, ambos jóvenes fueron a llamar a Allen.
Lavi decidió primero mirar al picaporte. Tal vez Allen estuviera dormido y no quería despertarlo.
— ¿Lo ves?—le preguntó Lenalee.
—Me parece que veo a alguien en la cama.
—Entonces, ¿está aún dormido?
—Eso parece.
Pero cuando Lavi creía que todo estaba normal, escuchó algo extraño que lo hizo guardar silencio.
— ¿Estás lista para la siguiente ronda?
—Veo que dormir un rato te revitalizó.
—Te dije que no me iba a contener.
— ¿Por cuánto tiempo te habías contenido que aún no estás satisfecho después de cuatro rondas?
— ¿Tú ya estás satisfecha?
—Por supuesto que no.
—Entonces, ¿qué esperamos?
Lavi no distinguía bien qué era lo que ocurría, solo lograba visualizar a alguien quien suponía que era Allen, pero esa voz y esas palabras le decían que ahí ocurría algo más.
—Oh Allen…
—Te amo, Road.
Lavi se alejó de la puerta rápidamente.
— ¿Qué ocurre?
—Vámonos.
— ¿Por qué? ¿Qué viste?
—Algo que no creo que quieras ver…ni escuchar.
Lenalee no le hizo caso, con sus palabras solo había aumentado su curiosidad, así que miró por el picaporte.
— ¿Ese es Allen, no? No lo veo bien.
—Te repito que no lo veas.
— ¿Está despierto? ¿Qué hace?
—Road, yo…
—Hazlo Allen…
Un suspiro, un gemido, un grito, eso fue lo que Lenalee escuchó.
Road se había percatado de la presencia de ambos desde un principio, no le había tomado mucha importancia, pero estaban interrumpiendo un momento importante. Miró hacia la puerta y puso una barrera que impidió que ellos vieran dentro de la habitación. Allen estaba tan concentrado en su labor que ni cuenta se dio.
Lenalee se asustó con la barrera y retrocedió.
—Esa voz…ese nombre… ¡eso que escuché!—Lenalee empezaba a entrar en shock. —Allen y…
—Road—agregó Lavi.
—Están…
—Exacto…
— ¡Cielos!
—Por eso te dije que no miraras. Ahora no podré dormir sin imaginarlos…—se quejó.
—Eres un pervertido Lavi.
— ¿Yo? ¿Yo soy el pervertido? ¿Y Allen qué?
—Sin mirar—escucharon decir repentinamente en sus mentes por una voz que conocían muy bien.
Se miraron espantados y se fueron rápidamente de ahí.
Dentro de la habitación, Allen abrazaba a Road exhausto.
—Durmamos un poco, Road…
—Con gusto, Allen.
Y si alguien se pregunta qué fue lo que ocurrió en esa habitación, esa es otra historia.
