Ichigo, Rukia y todos los demás personajes de Bleach pertenecen a Tite Kubo (mi nuevo kami-sama), la trama es mía, y ellos deberían ser míos!! o de JaNy o de cualquiera de las Ichirukistas que sabemos que el amor empieza con los golpes XD y que sabemos que naranja con naranja (Ichihime) NO VA!!!!!!!! ò_ó
Multiple
by Hana Hime
Capítulo 1
Había cintas amarillas del departamento de policía por todos lados y muchos patrulleros, todos por cierto llenos de efectivos, rodeando el lugar. Nada más ni nada menos que uno de los tantos hoteles de la zona conocida como Rukongai, donde todos sabían que trabajaba un reconocido y peligroso proxeneta. Abarai Renji era uno de los hombres más acaudalados de la ciudad, y si bien todos sospechaban del origen de sus caudales, nadie era lo suficientemente estúpido como para expresarlo en vos alta, puesto que contaba con una firma de abogados (sólo para él) que se dedicaban a despedazar a cualquiera que osara siquiera mirar mal al que firmaba sus cheques. Tenía riqueza y poder, pero lo que distinguía a Abarai "Zabimaru" Renji era su lema tantas veces aparentemente aplicado pero nunca probado: "Si quieres que salga bien, hazlo tu mismo"
Ichigo Kurosaki, detective del departamento de policía de Karakura conocía todo sobre Abarai Renji, dado que había estado persiguiéndolo desde hacía casi dos años sin parar, en una continua pulseada ya personal entre ambos.
Muchos dirían que el detective Kurosaki iba ganando la pulseada considerando que había frustrado en el último año uno de sus sospechados negocios de trata de personas cuya ganancia, de haber concluido exitosamente, habría sido de una cifra que haría sudar a un jeque árabe, sin contar que había logrado arrestar a sus manos derechas: Snakey y Chimpancé, expertos estafador y sicaria respectivamente.
Pero para Ichigo, la peor pérdida la había sufrido él con el asesinato de su compañera Tatsuki, amiga esta de la infancia y oficial honesta hasta la médula. El mismo Abarai la había asesinado cruelmente frente a sus ojos, pero Ichigo jamás pudo conseguir una sola prueba de ello, por lo que su denuncia fue desestimada, aún siendo uno de los mejores agentes, y era que ni siquiera sus jefes tenían demasiadas ganas de meterse con Renji.
Desde ese instante, Abarai Renji se había convertido en su obsesión. Se había jurado así mismo no parar hasta verlo asándose en la silla eléctrica, dándole como última visión de este mundo, una sonrisa jubilosa de su parte.
Por eso, cuando le dijeron que habían encontrado a un hombre brutalmente asesinado en uno de los hoteles que se sospechaban eran de Renji, Ichigo no dudó un instante en tomar las riendas del asunto.
Se aproximó dando largas zancadas hacia la valla policial que detenía a los curiosos, mostró su placa al agente que lo detuvo al verlo acercarse y se dirigió hacia donde consideró que estaba escena del crimen. Había demasiada gente, consideró un tanto disgustado. Cuando había mucha gente dando vueltas había más oportunidad de contaminar la escena del crimen, de echar a perder pistas cruciales. Luego tendría una charla con su superior por esto, anotó mentalmente, pero ahora debía concentrarse en el presente pues este podría ser el caso que le permitiera agarrar al muy bastardo hijo de puta. Había ya un grupo de policías con guantes, máscaras y lentes de visión ultravioleta alrededor del cuerpo, revisando todo en busca de evidencia y tomando fotografías para documentar todo, pero la atención del detective se dirigió a una pareja bastante singular que parecía inspeccionar todo el proceso.
-Hitsugaya, Matsumoto…-saludó escuetamente al joven pero astuto Toshirou, capitán de la policía científica y, a su mujer y segunda al mando, la voluptuosa y tenaz, Rangiku.
-Kurosaki, sabía que vendrías…-respondió simplemente el capitán Hitsugaya sin apartar su mirada de la escena.
-Ya hemos hablado a la central para solicitar que dejen sólo a nuestro equipo, a ti y a un par de custodios, para evitar la contaminación de la escena- informó la pelirroja mujer sin dejar de hacer anotaciones en un block- sabemos la importancia que le das a la buena e impecable recolección de evidencias-susurró esta vez mirándolo a la cara.
Todos sabían que el hecho de que Ichigo no pudiera probar la muerte de Tatsuki por manos de Abarai no había sido por falta de búsqueda o perseverancia, sino por el hecho de que horas después alguien había limpiado la escena del crimen, borrando así toda posibilidad de conectar al magnate con el asesinato de una de las más queridas agentes del distrito.
Desde entonces Ichigo era más que obsesivo con el cuidado de la escena. Se sabía de personas que habían sido retiradas de la fuerza por orden suya luego de que éstas no tuvieran el debido cuidado con las evidencias.
Rangiku Matsumoto no sólo respetaba a Kurosaki Ichigo, sino que había sido una de las mejores amigas que Tatsuki había hecho en la academia, y había sufrido tanto como él su muerte. Ella más que nadie comprendía el dolor y la furia que mantenían de pie al detective. También odiaba a Abarai.
-¿Qué tenemos?-preguntó Ichigo haciendo caso omiso al último comentario de Rangiku.
-Joven caucásico, 21 años, contextura delgada, originario de Osaka, estudiante de derecho, según las identificaciones encontradas en su billetera su nombre era Hanataro Yamada y de acuerdo a los pocos testimonios que logramos conseguir de algunos vecinos, era cliente asiduo del hotel. Aparentemente se sentía atraído por una de las… chicas del lugar-informó Matsumoto refiriéndose a una de las muchas y sospechadas prostitutas que respondían a Renji- ya mandamos a un agente a conseguir datos en la universidad.
-Nos dieron una descripción de la chica, pero no hemos podido encontrarla. Ya pedimos que nos manden al dibujante para hacer el identikit-agregó Toshirou finalmente mirándolo a los ojos- tenemos que encontrarla antes que Abarai, de lo contrario no sólo morirá sino que perderás la que podría ser la única llave para llegar a él.
-La encontraré, eso déjenmelo a mí- gruñó Ichigo sintiendo que la adrenalina empezaba ya a correr por sus venas. Hacía ya bastante que el maldito no pisaba el palito. Era ahora o nunca que lo atraparía- Matsumoto, permíteme ver la descripción de la muchacha.
-Si claro, toma…-concedió Rangiku alcanzándole su block de hojas.
Ichigo leyó; joven caucásica, aproximadamente 20 años, contextura delgada, baja estatura (posiblemente 1,65 m según testimonios), cabellos oscuros y cortos, oriental, ojos azules o similares. Vista por última vez por la noche del crimen por Aya Minato, vecina ubicada en la dirección…
Lo releyó las veces que consideró necesarias para poder formarse una imagen de la chica y se lo devolvió a Matsumoto.
-¿Cómo lo mataron?-preguntó viendo el maltrecho cuerpo en el suelo. El chico no parecía el tipo de persona que era cliente asiduo de un prostíbulo, más bien parecía del tipo de muchacho que comenzaba a temblar al ver a una chica insinuársele. Bien podría ser que hubiera empezado a ir al lugar por ese mismo motivo, pensó considerando la idea.
-Por lo que hemos podido observar, parece que lo molieron a golpes-suspiró Rangiku, al parecer igual de afectada por la casi palpable ingenuidad del muerto- a simple vista están empezando a formársele hematomas y tiene hundimiento de cráneo. Hasta que hagamos la autopsia no podemos saber más.
-De acuerdo… de momento parece que tienen todo controlado. Una última cosa, alguien sabe qué estaba haciendo EL en ese momento.
Ninguno de los dos agentes tuvo que preguntar a quién se refería.
-Hemos mandado a buscarlo, pero como siempre nos recibió uno de sus abogados en la puerta… el muy maldito parece que viviera con ellos…-gruñó Rangiku anunciando violencia hasta que la mano conciliadora de su esposo la arrastró a un apretado abrazo. Toshirou no era dado a las demostraciones de afecto público, simplemente no iban con su persona, pero sabía cuándo dejar eso de lado, más aún cuando se trataba de su mujer.
-Gracias Ran, Shiro…-se despidió Ichigo llamándolos por los apodos que Tatsuki les había puesto. Dolía, pero como siempre pasaría luego de unos cuantos cafés negros con coñac.
Abarai Renji no era un hombre que dejara cabos sueltos. Para él las cosas eran bastantes sencillas, si alguien molestaba era eliminado, si alguien empezaba a pedir cosas era eliminado, si alguien sospechaba era eliminado, si alguien lo miraba mal era eliminado, si alguien lo desobedecía él mismo se encargaba de eliminarlo. El orden era la base de su imperio, si alguien quebrantaba su ley, su deber como líder era reivindicar la norma matando al infractor y demostrarle al resto que con él no se jodía. Así era como había logrado ser lo que era hoy, uno de los más poderosos hombres del país, controlando todo.
Muy pocas cosas se escapaban de su control, una de ellas era el maldito detective que no dejaba de meterse donde no lo llamaban. Ese bastardo de Kurosaki Ichigo era un maldito buen rival que hasta le había ganado algunas batallas de la guerra que mantenían. Su sangre todavía ardía por el negocio que el mierdilla ese había echado a perder y por la pérdida de sus mejores hombres, pero se la había cobrado con la compañera del polizonte y lo había disfrutado.
Podría haberlo mandado a matar mientras dormía, debería hacerlo, pero su orgullo no se lo permitía. Cuando ese maldito detective cayera sería por su mano y cara a cara, luego de haber destruido todo lo que era querido para él frente a sus ojos, otra vez.
Ese era el único cabo suelto que se había permitido hasta hace unos meses que ella había llegado.
Con furia rompió uno de los jarrones que había en su living. Había caído como un idiota por ella, y la odiaba por ello. Él, que podía conseguir cualquier mujer del mundo, había caído por una de sus prostitutas mediocre que lo despreciaba como si fuera la peor y última mierda del mundo. Él le había ofrecido todo, dinero, autos, joyas, poder, ropa, todo… pero ella se negaba a estar con él siquiera en la misma habitación.
Tendría que haberla forzado y luego matado por irrespetuosa, pero su mano por primera vez en su vida había temblado. Y la había dejado seguir con su trabajo, apareciendo ocasionalmente (únicamente acompañado por sus custodios de confianza, puesto que no permitiría que nadie más lo viera rebajarse a tal nivel), para volver a ofrecerle todo.
Siempre la había favorecido entre las otras. Incluso había borrado del mapa a la que era su anterior favorita, Orihime "Cotton" Inoue, luego de que ésta, celosa de las atenciones que le dedicaba, la atacara. Pero la muy perra seguía tratándolo como basura, degradándolo. Pero lo de anoche había sido la gota que derramó el vaso.
Cuando se enteró de que ella pretendía escapar con ese mocoso que sabía que la frecuentaba, la sangre se le había ido a la cabeza, borrando toda razón, nublando su buen juicio, haciéndolo descuidado. Lo había despedazado el mismo enfrente de ella.
Ahí mismo tendría que haberla matado, pero el destino era una mierda y había hecho que nuevamente le temblara la mano y volviera a ofrecerle el mundo. ¿Cómo le había respondido ella? Dejándolo inconsciente y huyendo.
Pero ahora, como de toda situación, había aprendido. La próxima vez que la viera, la haría suya, la haría sufrir, la haría llorar debajo de él y luego la haría gritar pidiéndole que la mate. No más cabos sueltos.
-Lucía… desearás nunca haber nacido…-prometió mirando su foto.
Hola a todos, sé que los Twilighters deben de querer matarme por dejar tanto tiempo sin actualizar DAHO pero la verdad es que me trabé... échenle la culpa al Ichiruki!! XD de verdad me está consumiendo... no puedo dejar de pensar en hacer cosas con fresita-kun y conejita-chan ;)
La idea de este fic vino luego de ver un capítulo de Lie to me (adicta a FOX donde también veo BONES por cierto), pero no será igual se los juro :D
Kisses
Hana ;)
