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N/A: Los personajes de KHR no me pertenecen, todos son del gran sensei Akira Amano. Joder, que si fuese mios, eso es lo que los haría hacer jeh.

Autora: YUKI-NII ICHI

Rating: NC 13

Género: Hurt/Comfort/Romance

Resumen: Gokudera lo dice constantemente, casi como un mantra. Él seguirá al Décimo a donde quiera que vaya

Pareja: Gokudera/Tsuna

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Sentimientos

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Tsuna está preocupado pero lo esconde, continua sonriendo aunque este asustado por lo que pueda pasar en el futuro y no duerma en las noches. Se levanta como cada mañana, sin ánimos de abrir los ojos y seguir en esa batalla tonta para ganar unos anillos que no quiere pero que necesita si es que quiera salvar a sus amigos.

Y cada día todo pende de un hilo y él hace tripas el corazón para no llorar de impotencia y frustración, un jefe no hace esa clase de cosas, es lo que le repite Reborn con los ojos ocultos tras su sombreo y un inquieto león paseándose por su hombro.

Y él lo nota, puede ver la tensión acumulada, puede escuchar que esa risa que emite el castaño ya no es igual, todo está cambiando de una manera inesperada y hasta algo cruel. Se están jugando la vida noche tras noche, en duelos individuales y posibilidades limitadas.

Palabras de aliento e intentos vanos de esfuerzos es todo lo que Gokudera posee para poder impregnar un poco de la fe que a veces a él también le hace falta. No puede asegurar que todo estará bien, no está en su naturaleza mentirle, no a él, no a su preciado decimo.

Y es por eso que se ha propuesto hacer lo único que le queda en su alcance y ganar esa batalla contra quien se presume es un genio y un príncipe demasiado caprichoso.

Y Tsuna tiembla aun mas en su interior, el momento que tanto temía ha llegado, y no significa que no tenga confianza en que Gokudera puede desempeñar un buen papel. Es el miedo de perder algo más que el aliento mientras espera tras una pantalla de televisor y junta sus manos de una manera disimulada y desesperada. Tsuna reza por que no le suceda nada a su auto nombrada mano derecha.

Las reglas son puestas sobre la mesa por los dos árbitros de la familia Cervello, la voz de Ryohei le trae de nuevo de vuelta, el boxeador quiere hacer el circulo que sirve para darse ánimos antes de una pelea, Gokudera se niega, es claro que no quiere hacer algo tan estúpido.

-No me gusta tampoco, pero vamos hacerlo Gokudera-kun – el pequeño castaño ha atraído la atención de un renuente peli plata que sigue siendo sostenido por un lisiado Ryohei que se niega a soltarlo - ¿Cómo decirlo? Realmente no encuentro palabras pero... –ríe llevando una mano tras su cabeza, está un poco avergonzado – estamos junto en esta pelea y no quiero que nadie quede excluido, es mejor si tenemos solidaridad entre nosotros –

Y son solo palabras, acomodadas en un orden justo y racional, que suenen de una forma concreta y que tratan de manera ansiosa de transmitir, que están juntos, que son una familia. Se apoyan mutuamente. Aun así, no son las palabras. Se dicen todos mientras se miran unos a otros, es la voz que las ha dicho, es la persona de la que provienen. Es por Tsuna y por cada uno de ellos que ese círculo ha tomado un nuevo significado, uno que no habían visto antes.

Y Gokudera no puede sentirse más orgulloso de su jefe, su rostro muta entonces de una genuina sorpresa a un estado de pura felicidad, esa que solo él le hace experimentar.

-Decimo – cierra los ojos, está dispuesto a seguir todo lo que Tsuna desee - ¡vamos hacerlo! –

Y el castaño asiente con un pequeño ruidito que se escapa de sus labios, mientras aprieta con más fuerza la colita del traje de Lambo, hombro con hombro, con los rostros juntos y con el grito de un entusiasta Yamamoto es como da inicio la pelea.

Las instrucciones son dadas por Cervello. La angustia toma posesión del ojimiel que solo ve la espalda del peli plata.

-Me voy a pelear y como su mano derecha no lo defraudare decimo. – asegura Gokudera, las cejas de Tsuna están unidas en un rictus indeciso, asiente ante lo dicho y estira inconsciente su mano, como si quisiera tocar al ojiverde para darse cuenta que ese no es uno más de sus sueños, que esa batalla está realmente por comenzar –

-No te exijas demasiado – es todo lo que pide. No puede pensar en nada más. Decirle que vuelva bien es egoísta y no quiere sonar así, aunque sea eso lo que efectivamente desea –

Bel, usa cuchillas, Gokudera utiliza bombas, y es entre explosiones de dinamita y afiladas hojas que Tsuna siente que le vibran las piernas, todos hablan dando hipótesis sobre las técnicas del contrario o exclamando algún desaliento ante un golpe acertado por el enemigo, es inevitable no reaccionar ante lo que la pantalla presenta pero el solo secunda a veces la voz de Yamamoto cuando parece que todo está yendo mejor para el futuro guardián de la tormenta. A veces siente que el final le roza la punta de los dedos. Sin embargo este vuelve a evaporarse ante el menor de los movimientos

Pero a cada nuevo suspiro de alivio le sigue rápidamente una taquicardia que le indica que esto será más largo de lo que imaginaba, incluso es más lo que puede soportar siquiera. Han llegado ambos a la biblioteca. Parece que es Bel el que se coronara como triunfando.

-Gokudera-kun – susurra antes de que pueda darse cuenta, el nombre se le ha escapado de los labios. La impaciencia lo está matando a cada segundo que pasa. -

Un poco de pólvora y un encendedor son suficientes para que el peli plata vuelva a tomar el control y le dé un respiro a Tsuna. Un nuevo ataque de su Rocket Bomb le da una ventaja sobre estimada. Todos comienzan hablar, emocionados de la ya ganada lucha. Es en ese instante, cuando él se ha dado cuenta de cuanta es la fuerza y la determinación que Gokudera posee. Mientras la pantalla es obstruida por el humo de los estallidos y el viento rompe contra ese cuerpo. Ese es el nacimiento del guardián de la tormenta.

-Es…t-temible – tartamudea aun sorprendido ante todo lo visto. Bel está tirado en el suelo alrededor de libros incinerados y estantes a medio quemar a la vez que Gokudera permanece erguido con la mirada aun revuelta y fastidiada de darse cuenta que el genio no lo es tanto. Camina hacia él para quitarle la otra mitad del anillo y tras tabalea – Gokudera-kun – grita alarmado de nuevo –

Para cuando lo nota, hay dos cuerpos rodando en el suelo, empujándose y jalándose, en busca de un mismo objetivo. Bel no se deja vencer, su orgullo como príncipe no se lo permite, pero la determinación de no traer vergüenzas al decimo en Gokudera le hace la competencia. Los aires acondicionados están a punto de terminar su cuenta regresiva y estallar en cadena. Tiene que apresurarse si es que quiere recuperar el anillo completo.

Escucha los gritos de todos, diciéndole sin descanso que salga de ahí, inclusive Shamal le recuerda el valor de su propia vida, sin embargo ese no es el momento indicado, el quiere hacer honor a su posición de mano derecha, tiene que tener esa victoria si quieren tener al menos posibilidades bajo la media para seguir peleando contra los Varia.

-¡No puedo echarme hacia atrás, aun si muero! – no evita gritar su decisión por encima del ruido que provocan las explosiones y el concreto cayendo. –

-¡YA BASTA! –Y ha gritado tan fuerte como su pecho agitado y la angustia se lo ha permitido, respira con dificultad y sus ojos se esconden tras la sombra que su propio cabello refleja. Ya no puede soportarlo más. -¿Por qué crees que estamos peleando? – interroga con el ceño fruncido y la indignación pintada en el rostro –

Y Gokudera respinga incapaz de cerrara sus oídos ante aquella voz que suena furiosa y resuena dentro de su cabeza.

-¡Todos vamos a tener una pelea de nieve! – Aprieta sus manos en un puño y tensa sus músculos - ¡vamos a ver los fuegos artificiales! – Sus ojos están entrecerrados y cada vez esta mas exaltado – es por eso que estamos peleando – levanta sus rostro para ver más detenidamente la pantalla del televisor – es por eso que somos más fuertes – su voz ronca empieza oírse dura – ¡Quiero divertirme con todos! pero si mueres… ¡todo esto no tiene sentido! – y grita, grita con todas las fuerzas que no ha tenido en semanas, con toda la rabia que ha estado conteniendo tras una sonrisa, deshaciéndose de la calma que ya amenazaba con desaparecer. Lo grita tan fuerte, para que no sean solo los oídos de Gokudera lo que lo escuchen, quiere llegar más lejos, más que cualquier otra persona –

Gokudera ya no ve bien, siente la vista borrosa y el cuerpo le pesa un montón, la mano de Bel continúan recia alrededor de la cadena que cuelga de su cuello, las manos que le sostienen le tiembla y su costado a empezado a punzar más de lo que puede tolerar y aun así, son los deseos. No, lo sentimientos de Tsuna lo que le mantienen con la fuerza que le sostiene.

-Decimo – susurra, ante lo claro que ahora se ve algo que antes había pasado por alto –

Empero es tarde, sus instintos se lo dicen, el último ventilador hace un ruido monocorde. El sonido y las luces de una explosión son lo último que ven aquellos que están tras las pantallas. La señal se ha perdido.

-¿¡Gokudera-kun! – La boca se le ha secado de un solo golpe - ¿¡Gokudera-kun!- Y Tsuna siente como el corazón se le hace añicos – no…puede ser – las piernas ya no le sostienen mas, cae de rodillas, sus huesos chocan contra el piso de forma brusca y dolorosa – no puedo creerlo – los ojos se le llenan de lagrimas, no ha dejado de mirar a la pantalla - ¿Por qué, Gokudera-kun? – y Tsuna no está seguro a quien es al que pregunta, ni siquiera si es que recibirá una respuesta, todo está perdiendo sentido lentamente –

Y comienza a perderse hacia alguna memoria en específico, en donde no siente nada, no existe en sus recuerdos cosas como el dolor o miedo. Simplemente es un agujero en su pecho, sus ojos pequeños y rojos continúan temblando, está mirando sin ver.

-¡miren allá! – Dice Reborn apuntando con su pequeña mano hacia la estela de humo gris que aun no permite ver nada más que sombras difusas y un penetrante olor a quemado les llega hasta sus fosas nasales –

Y es la voz del hitman lo que atrae de nuevo a Tsuna, baja el rostro y ve esa cortina gris y volátil como la puerta de una esperanza marchitada. Caminado desencajadamente, con una mano en su costado y arrastrando sus pies, se oye la quejosa voz de Gokudera

-El censor infrarrojo se ha apagado – informa Shamal poniendo su mano como una prueba de lo dicho-

Y es lo único que la mente de Tsuna necesita para levantarse como un niño y correr hacia él. ¡Está vivo, está vivo! Le gritan sus sentidos mientras no deja de mirarlo con los ojos acuosos y el alma en un hilo.

-¡Gokudera-kun!- grita al verlo caer a peso muerto –

-Lo siento, decimo – su cara esta contra el piso y su voz suena apagada pero no arrepentida, su disculpa es solo la forma más adecuada que ha tenido para empanzar a expresar sus deseos – Mientras el anillo me fue arrebatado, volví porque quería ver esos fuegos artificiales "con usted"- la última palabra muere en su pensamiento, aun no puede decirla, no en ese momento –

-Gracias a…- Tsuna siente que todo está dejando de moverse, que su cabeza ya no da vueltas esquizofrénicamente mientras se pone de cuclillas frente al peli plata – Gokudera-kun, estoy muy feliz – sonríe, provocando el respingo de su guardián –

-Pero perdí – dice algo apenado y consternado el ojiverde –

Y eso a Tsuna no parece afectarle al contrario, se apoya sobre sus muslos y se acerca un poco más a un lloroso Gokudera que cubre avergonzadamente sus ojos con su antebrazo.

-Gracias, Gokudera-kun – "gracias por estar vivo" es lo que las palabras bien escogidas del castaño esconden en su núcleo –

-No por favor. No gaste su agradecimiento en mí. – pide con voz constipada el portador de las llamas tormenta. –

Tsuna continúa sonriendo de forma aliviada. Y con su cuerpo aun palpitando por lo vivido en unos segundos. No quiere hacer caso a la pena que siente ni a lo embarazoso que puede resultar la situación, el quiere continuar diciéndole, cuanto es que agradece a dios que continua ahí junto a él. Porque Gokudera quizás no sabe la magnitud de lo que su decisión provoco al castaño.

Y es cuando lo ayudan a levantarse que Tsuna toma de la forma más discreta que puede la mano del bombardero. Y le mira con esos ojos que destilan toda la amabilidad y amor que no ha dado a nadie más.

Gokudera observa calladamente como los pequeños dedos se aprietan contra a él. Definidamente el contacto con su decimo se siente bien. Ya quiere ver los fuegos artificiales una vez más junto a él.