¡Hola! ¿Cómo están? Estoy de nuevo con un fic de Naruto.
Esta vez, se trata de un SasuHinaNaru, un desafío de XXXmaryXXX. Espero que sea de su agrado.
Capítulo I
Bajo la luna llena, en la penumbra del silencio agobiante, caminaba despacio aquella mujer de belleza inigualable, labios carmín y ojos cómo perlas blancas.
Un presa fácil para cualquier depredador. Una pieza de colección para un escultor.
Caminó con lentitud hacia ella, rozando su mano masculina con el hombro frágil y femenino de la diosa escultural frente a él.
Volteó sobresaltada, encontrándose con dos ojos celestes y un cabello dorado que se mecía al viento.
-¿No ha leído las noticias? No debería estar aquí, Madeimoselle-Aconsejó el galante hombre.
-Claro que las he leído, chevalier- Aclaró la mujer de labios escarlata, dando la media vuelta.
-Permítame acompañarla a su casa, esto por aquí es muy peligroso
La hermosa señorita de ojos perlados aceptó. Sin duda, había leído sobre el asesino en serie que acechaba las calles de París, acabando con las vidas de inocentes señoritas.
Llevó su blanca mirada hacia la luna que posaba tranquila para ellos, luego miró de reojo al hombre que la acompañaba.
-Naruto Uzumaki…-Habló el hombre de ojos azules-Cubro el caso del asesinato de la familia Sabaku no.
-Hinata Hyuga…-Se presentó ella, mirando penetrante a él guapísimo rubio- Detective privado.
El hombre sonrió de medio lado, y sacó del bolsillo de su abrigo, dos guantes negros para protegerse del frío.
-No es de aquí-Más que una pregunta, parecía una afirmación.
La mujer de apellido Hyuga frunció el ceño, al parecer era muy obvio.
-No, de hecho, vengo de Londres- Aclaró la joven de cabello azulino.
-Mmm…Bella ciudad-Calificó el caballero, con su mentón apoyado en su mano.
-No más que París-Sonrió la preciosa mujer.
El hombre rubio afirmó con la cabeza. Metió la mano en su abrigo, sacando las llaves de su automóvil.
Con extrema caballerosidad, abrió la puerta para que la Hyuga entrara.
La mujer de ojos perla, miró de nuevo la luna, ahora escondida entre las negras nubes.
Se sobresaltó al escuchar la caída de gotas en el parabrisas del auto.
-"Está lloviendo"-Pensó mirando fijamente al vacío.
Naruto encendió el automóvil, y sonrió con dulzura a la mujer a su lado.
-¿Dónde te estás quedando?-Inquirió arrancando.
-En el Hotel Saint-Louis Marais- Comunicó Hinata, atando su cabello en un cola alta.
Durante el camino al hotel, Hinata hizo silencio, logrando que Naruto se espantara un poco.
La chica de ojos perlados miró perdidamente el cielo nublado, tenía un mal presentimiento.
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No supo cuanto tiempo estuvo dormida, solo despertó estando en su habitación.
-Hasta que despiertas, dormilona-Se burló un hombre de cabellos castaño.
-¿Kiba? ¿Cuánto tiempo estuve dormida? ¿Qué hora es?- Atropelló las preguntas, levantándose de su cama desorganizada.
El aludido miró su reloj por unos segundos, luego vio con una sonrisa burlona a la chica, quién abrió las cortinas color turquesa.
Delicadamente, separó las cortinas, dándose cuenta de que aún era de noche. Se volvió a Kiba, y lo vio sonriendo burlón.
-10 minutos, Hinata- Aseguró el joven.
La mujer de ojos perlados vio sus ropas, arrugadas. Caminó despacio y se miró en el espejo del tocador; ojos ojerosos, aún conservaba el maquillaje, despeinada.
Suspiró.
-¿Qué hora es?- Inquirió, sentándose de nuevo en la cama.
-3:30 a.m-Contestó, yendo junto a la chica
Hinata bostezó, se levantó de la cama y se dirigió al cuarto de baño.
Estando allí se despojó de sus ropas, quedándose desnuda frente a un espejo.
Miró con desprecio aquel tatuaje en forma de serpiente en su hombro izquierdo. Entró a la ducha, relajándose completamente.
Luego de unos instantes de un relajante baño de agua caliente, salió con desgana, sabiendo que no podría estar toda la madrugada allí; pues debía ir temprano a su trabajo temporal en el corazón de Paris.
Se vistió rápidamente, viendo como el sol se asomaba, alumbrando las estrechas calles parisinas.
-¿Qué te pasó con…?-El castaño compañero de la Hyuga paró en seco, al verla ponerse sus medias negras- Lo siento, no sabía que…
-Kiba, ¿quién me trajo?-Inquirió con tono tranquilo, calzando sus tacones de aguja negros.
-Un tal…Naruto-Vaciló por unos instantes el moreno.
-"Entonces, no fue un sueño"-Pensó, viendo la hora en su teléfono celular.
-Me voy ¡Chao!-Se despidió el Inuzuka, saliendo por donde entró.
Hinata suspiró, sacando de su cartera un pequeño papel. Había un secreto, había un asesino, y habrá una nueva víctima ¿Quién morirá? ¿Quién sobrevivirá? Este era un juego de ajedrez, y debía mover muy bien las piezas.
"Hay algo que no sabes. Algo que ignoras.
Algo que crees que está bien.
Cuida muy bien tus pasos, te piso los talones.
Un secreto. Un asesino. Una víctima…
Te tengo en la mira…
Fénix Dorado"
-Fénix dorado…-Repetía una y otra vez, tratando de descifrar aquel acertijo.
Pintó sus labios, con su típico color carmín.
-Algo que ignoro…-Se volvió a repetir, buscando la lógica.
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Bajó del taxi, frente a un edificio viejo, de unos 5 pisos. Subió por las escaleras, hasta llegar al piso 2, donde se encontraba su nueva oficina, y sus nuevos compañeros de trabajo.
-Bonjour- Saludó cortésmente, sonriendo a aquella mujer de cabello rosado y ojos color jade.
-¿Hinata?-La aludida llevó su mirada a un rubio de ojos celestes-¡Bonjour!
Naruto se acercó a ella, y besó ambas mejillas.
-No sabía que trabajaríamos juntos-Afirmó, sonriendo radiantemente.
-Yo tampoco-Admitió, algo sonrojada.
Llevó su mirada a un hombre de cabellera azabache y ojos del mismo color. Se estremeció levemente, sintiéndose intimidada por esos penetrantes ojos ónix.
-El es Sasuke…-Presentó Naruto al hombre azabache-Y ella Sakura, su novia…
Hinata vio a Sakura, tratando de desviar la mirada, y tranquilizarse un poco. Sentía la mirada de Sasuke clavada en su nuca.
Se quitó el abrigo negro, junto con sus guantes de igual color. Y entonces lo supo.
Algo que ignoraba. Algo que creía que estaba bien. Un secreto, un asesino. Una víctima.
-"Temari…"-Pensó asustada.
Capítulo II
No tienes mucho tiempo...6:30 a.m
Se cuidadosa, un error sería peligroso.
Fénix Dorado.
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Corrió inmediatamente, desesperada por llegar rápido.
Pisó mal un escalón, rodando por el resto de las escaleras. Escuchó gritos detrás de ella, pero no prestó atención. Un error sería peligroso. Recordaba sacudiendo su cabeza.
Cruzando la calle, casi fue arrollada por un auto.
Una motocicleta negra se detuvo frente a ella; vio al conductor, dándose cuenta de que era Sasuke. Se montó a toda velocidad, como si de un maratón tratase.
Varias vidas en juego. Tres vidas. Dos minutos. Un asesino.
-Acabamos de recibir una llamada de emergencia…-Comunicó el azabache, pasando un semáforo en rojo, casi causando un accidente- Fénix Dorado ataca de nuevo.
-Zara…-Zara Nara, heredera de los Sabaku no y los Nara-Temari…
En cuanto llegaron a la casa de la familia, Hinata bajó de la motocicleta.
Abrió la puerta, y entró en shock al ver a Temari y Shikamaru en un charco de sangre. Pero lo que más le sorprendió, fue ver al mismísimo Fénix Dorado, cargando en brazos a la recién nacida Zara Nara.
El Fénix corrió, escalera arriba, cargando consigo a la niña.
Hinata siguió al Fénix, llegando así, al último piso de la casa.
Sintió como su corazón se paraba, al ver al Fénix parado en el barandal del balcón, con la niña en una peligrosa posición.
.Recuerdos. Fue lo que pasó por la mente de Hinata antes de perder la poca cordura que le quedaba, y caer con la bebé en brazos.
Cerró los ojos, esperando con paciencia el golpe. Pero no llegó. Abrió uno de sus ojos, y vio a Zara en sus brazos, llorando desesperadamente. Llevó su mirada hacia arriba, viendo a Sasuke sostenerla, y haciendo mucho esfuerzo para que no cayera.
En menos de un minuto, se encontraba sana y salva en el suelo de la oscura y vacía habitación.
Respiró con dificultad, tratando de calmar el llanto de la recién nacida.
-¿Y Temari?-Preguntó, temiendo oír la respuesta.
-Tiene pulso, acabo de llamar a una ambulancia-Contestó, con su voz gélida como el hielo.
Hinata asintió. Miró a la niña con extrañeza, al sentir un papel pegado en sus ropas.
-Espera aquí-Ordenó saliendo de la habitación.
La suerte es un factor importante.
Pero no siempre estarás acompañada.
No siempre te protegerán.
Dulces sueños, Temari.
Fénix Dorado.
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Despertó, encontrándose en una habitación, completamente blanca.
Miró a su lado, y vio a su amigo de la infancia, Kiba. Dormía plácidamente.
Se levantó sin hacer ruido, abriendo las cortinas del mismo color blanco perla.
Era de noche, la luna llena descansaba pacífica en el centro del cielo. Un estrella fugaz. Una risa. Un asesino. Fénix Dorado.
-Despertaste-Se oyó la afirmación de una tercera voz.
Hinata volteó sobresaltada, viendo a Sasuke apoyado en el marco de la puerta.
-Temari… ¿Qué pasó con ella?-Inquirió, sin rodeos.
-Lo siento…-Sasuke le dio su pésame a Hinata- Ellos, murieron hace unas horas…Zara está bien.
Hinata se tumbó en la cama, tapando su cara con frustración. Le había fallado. Le falló a Temari, le falló a la señora Sabaku no…Y le falló a Zara.
-Hiciste lo que pudiste-Sasuke se sentó junto a ella, tratando de consolar su dolor.
Sakura entró a la habitación, meciendo su melena rosa, viendo con desprecio a Hinata.
-Cielo, te buscan-Comunicó la pelirrosa a su novio.
Al asegurarse que Sasuke estaba lo suficientemente lejos, la Haruno se acercó de forma felina y peligrosa a la mujer de labios carmín frente a ella.
-Escúchame bien…No quiero que te acerques a Sasuke ¿Entendiste?-Amenazó, agarrando a Hinata por los cabellos-Por cierto, te dejaron esto.
Sakura le entregó a Hinata una carta. La mujer de bellos ojos como perlas vio como la chica de cabellos rosa salía de la habitación.
Abrió con lentitud el sobre, y sacó de primero una pluma dorada.
Cuándo la luz se disuelva
Cuándo el tiempo se detenga
Que no haya un alma en la calle
Allí estará mi presa.
Fénix Dorado.
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Bebió con lentitud de su café. Dejando la marca de su labial escarlata.
Revisó, por enésima vez, los papeles frente a ella. Los factores que tenía en cuenta el Fénix Dorado a la hora de acabar con sus víctimas.
-Mujeres.
-De 20 a 50 años.
-Muy hermosas.
No sabía por qué, ni como lo descubrió. Pero así fue, revisó el expediente de todas las mujeres asesinadas. Y descubrió algo que la hizo girar y empezar de nuevo. Todas esas mujeres, tenían algo que ver con Sasuke Uchiha…
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¿Podrás escapar del destino? ¿Querrás burlar mis tácticas? ¿Esconder algo que es obvio? No es tan fácil deshacerse de mí. ¿Serás tú la próxima en mi lista?
Fénix Dorado
Capítulo III
Miró con lejanía el cielo nublado. Llovería, estaba segura. Volvió a mirar aquella carta en su escritorio. Y bebió de su café, nuevamente.
Necesitaba información. La obtendría a como dé lugar. Estaba dispuesta a indagar a cualquier costa. Ahora, la búsqueda de la identidad de Fénix Dorado, era personal.
Salió de su oficina, junto a la de ella, vio el nombre de Sasuke Uchiha marcado en la puerta. Su oficina. Pensó con curiosidad, recientemente adquirida.
Sasuke Uchiha, ese hombre ocultaba algo. Y ella lo descubriría.
Entró cuidadosa, procurando que nadie la siguiese o la espiase.
Miró un gran estante, llenos de carpetas y expedientes criminales. Tomó un por uno visualizando los nombres.
Uno en específico le llamó la atención. Asesinato de la familia Uchiha.
Abrió la carpeta con cuidado, leyó una primera parte, hasta que la carpeta fue arrancada de sus manos.
-¿Qué haces aquí?-Inquirió con voz ronca y posesiva, aquel hombre que levantaba tantas sospechas en Hinata.
-I-Investigo-Respondió nerviosa, girando sobre sus talones, con las manos agarradas detrás de su espalda.
Sasuke siguió sus pasos ceñudo, viendo como buscaba la forma de interrogarlo. De sacarle la información que ella necesitaba, y que el podría darle.
-¿Qué tienes tú que ver con el asesinato de tu familia?-Inquirió, tratando de romper el contacto visual que Sasuke ejercía sobre ella.
-Nada-Contestó con suficiencia. Ignorando si Hinata se daría por vencida o no.
-¿Cerraste el caso?-Sasuke afirmó a la pregunta de la Hyuga-¿Quién fue…?
-Mi hermano…Itachi Uchiha-Respondió de mala gana, sintiendo desprecio al pronunciar ese nombre-Está en la cárcel.
Hinata miró al piso, como si fuese la cosa más interesante del mundo. Estaba segura que ese chico no hablaría. Que ocultaba algo. Algo de lo que ella no debía enterarse.
-¿Eres tú el Fénix Dorado?-Preguntó directamente, haciendo que Sasuke esbozara una sonrisa de superioridad.
-No lo soy, si es eso lo que te preocupa-Contestó, haciendo afán de despreocupación.
Hinata frunció el ceño insegura. Había algo que no cuadraba. Una pieza faltante, para armar el rompecabezas.
-¿Hay alguien aquí?-Se escuchó la voz de un rubio hiperactivo.
-Estamos en mi oficina, Naruto-Habló Sasuke, dirigiéndose al rubio que acaba de llegar.
Naruto entró, con una radiante sonrisa en su boca. Saludó con dos besos en las mejillas de Hinata.
-Bonjour-Saludó el Uzumaki.
-Hmp-Bufó Sasuke, viendo como Naruto saludaba alegremente a la detective.
-¿Podemos hablar, Naruto?-Inquirió dulcemente la Hyuga.
-Claro-Aceptó gusto el muchacho de cabello rubio.
Se dirigieron a la oficina de Hinata con paso lento. La muchacha sirvió café para ambos. Y Miró la noche estrellada que yacía llenando de oscuridad su habitación.
-¿De qué quieres hablar?-Inquirió el joven.
-Del Fénix Dorado…-Respondió con lejanía adquirida, cerrando sus blancos ojos.
Hinata le entregó a Naruto la carta que le había dejado el Fénix. El rubio la leyó con calma, frunciendo el ceño ante las palabras utilizadas en el acertijo. Analizó e interpretó cada palabra.
-Cuándo la luz se disuelva…-Habló, tratando de descifrar aquel retorcido acertijo- No haya un alma en la calle.
Hinata miró por casualidad su calendario lunar, descubriendo que mañana, habría luna nueva. Nunca se imaginó, que eso la haría girar en "U". Descubrió el acertijo.
-Mañana hay luna nueva… ¡Mañana!- Hinata salió de la oficina, susurrando cosas, y dejando a Naruto muy confundido.
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Tomó con delicadeza la taza de té frente a él. Bebió un poco, apenas rozando sus labios con la preciosa y cara vajilla.
Volvió a leer el encabezado de un periódico parisino.
"Muerte de Sabaku no Temari y su esposo"
La importante empresaria fue asesinada ayer, a eso de las 6:30 de la mañana parisina.
Dejó huérfana a una bebé, de apenas unas semanas de nacida.
De no haber sido por la extranjera Hinata Hyuga, y su compañero de trabajo Sasuke Uchiha, quizá, la familia Sabaku no estuviese consumada.
Rió malévolamente, clavando sus ojos en la foto de Hinata con la bebé en brazos.
-Cuídate…Hinata-Acarició el nombre de la chica, con su voz suave y ronca.
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Rozó sus dedos con aquel retrato familiar.
Sonrió con lejanía, al ver la gran sonrisa de Temari, cargando a su pequeña. La bella foto familiar.
Aquel retrato, era el más preciado tesoro de la rubia. La última foto de su padres, quién diría que también sería la última foto de ella.
-¿Conseguiste algo?-Inquirió la voz que, a pesar del poco tiempo, ya conocía muy bien.
-No, Sasuke ¿Y tu?-Soltó el retrato, colocándolo donde lo consiguió.
-Nada- Respingó con molestia.
Hinata suspiró. Tomando una pequeña y delicada pulserita de oro. La vio detalladamente: Un dije en forma de abanico, otro de un osito de peluche… Y otro, tenía el nombre de la pequeña Zara.
-Todos los Sabaku no tienen una así-Informó el azabache, viendo el pequeño y delicado objeto.
Hinata sonrió, se lo daría a la pequeña Zara. Ese sería el último recuerdo de su madre, y su familia. Ella misma se encargaría de cuidar a le pequeña, era lo menos que podía hacer por Temari y la familia Sabaku no.
-Fénix Dorado… Va atacar esta noche, Sasuke-Le informó Hinata a su compañero de Trabajo.
-¿Cómo lo sabes?-Inquirió confundido el Uchiha.
-Solo…Lo sé-Hinata dejó a Sasuke más confundido de lo que estaba.
¿Qué escondería esa chica? Ella oculta algo, algo que el tiene que averiguar ¿Sería Hinata el Fénix Dorado?
Hinata no podía decirle la verdad a Sasuke. Claro que no. No debía hablar de eso con tantas personas, podía poner en riesgo su seguridad.
-Ahora, tendremos que hablar con el tutor de Zara-Comunicó Sasuke.
-No creo que debas hacerlo, pediré la custodia de ella-Informó, mientras seguía con su ardua labor de buscar pistas.
-No será necesario-Se escuchó el hablar de una tercera voz.
Hinata llevó su blanquecina mirada al recién llegado. Vio a un hombre alto, de cabello rojo como el fuego y los más hermosos ojos aguamarina.
-¿Usted es?-Inquirió la muchacha, llamando la atención del pelirrojo.
-Sabaku no Gaara, hermano menor de Temari-Respondió con voz fría y cortante.
Hinata se cruzó de brazos, con el ceño fruncido.
Gaara, al percibir la incredulidad de la joven, sacó del bolsillo de su abrigo, una pequeña cadenita de oro. Con un corazón y una calabaza, aparte de su nombre.
-No debería estar aquí. Estamos trabajando-Aconsejó el Uchiha, cargando cuidadosamente un maletín color plata.
-Es la casa de mi hermana, creo que tengo derecho a saber que pasó con ella, y con Zara- Argumentó el pelirrojo, viendo desafiante al Uchiha- ¿Dónde están?
-Zara en el hospital, y a Temari le están haciendo la autopsia-Comunicó Hinata, haciendo contacto visual con el tío de Zara.
Gaara asintió, y se marchó por donde llegó.
Hinata volvió a su trabajo, con el ceño ligeramente fruncido, analizando las palabras de Gaara.
Y vio una pista.
Abrió con cuidado aquel papel. Sabiendo a quién era dirigido.
Mi instinto sanguinario me llama
Sabe que no me detendré
Eligiendo con cautela mis presas.
Elige bien tus amistades.
No sabes con quién te puedes topar.
Fénix Dorado.
Justo cuando llegó ese tal Gaara, es que aparece ese papel ¿Coincidencia? Hinata no piensa lo mismo.
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¿Estás lista para enfrentar tu destino? ¿Para toparte con la muerte cara a cara? ¿Buscas la verdad y no la encuentras? La verdad está donde menos la esperas.
¿Quién será mi próxima víctima? Fénix Dorado.
Final del formulario
Capítulo IV
Rozó sus dedos con la cortina, vacilando entre abrirla o no. Y al final, la abrió.
Miró la noche, oscura, vacía. Una noche sin luna, una noche de lluvia.
Miró al edificio frente a ella. Y lo vio. Al Fénix Dorado.
Bajo la lluvia, con su rostro tapado por una máscara.
Retrocedió asustada, y tomó su paraguas, mientras corría a buscar al Fénix. No podía dejarlo escapar.
Marcó el número de Sasuke.
-¿Sasuke? Es el Fénix…-Al comunicarle eso al Uchiha, este trancó inmediatamente. Ella ya sabía el porqué.
Corrió a toda velocidad entre las penumbras de las calles parisinas.
Vio una sombra en la oscuridad, y no dudó en seguirle.
Doblaron a un callejón sin salida, rodeando al asesino que tenía a París tan asustada. Y lo descubrió. Descubrió que el Fénix Dorado, es una mujer. Un arpía, como la calificó ella.
-¡Hinata!-Se escuchó un grito, proveniente de atrás de ambos.
La aludida volteó por una fracción de segundo. Y se volvió hacia el Fénix, este ya no estaba allí.
Maldijo por lo bajo, esa chica era escurridiza.
Se encaminó hacia Sasuke, quién se encontraba arrodillado frente al cuerpo inerte de otra mujer.
Hinata sacó de su camino el maquillaje corrido por el agua que caía del cielo. Haciendo que se expandiera por su rostro.
-¿Quién es…?-Hinata miró con sorpresa a la muchacha de cabellos castaños.
-Tenten…-Susurró Sasuke con extrañeza.
Hinata lo tenía todo. Había resuelto, prácticamente, todo el caso. Lo único que faltaba, era tener las pistas que acusaran a Sakura. Estaba casi segura de que era ella quién cometía esos crímenes.
¿Por qué?
1-Todas las víctimas son mujeres que han establecido relaciones amorosas con Sasuke Uchiha ¿Casualidad?
2-Mujeres muy guapas, de las que el hombre de ojos ónix podría volver a enamorarse ¿Una amenaza para el Fénix?
3-Sakura no deja que ninguna mujer hermosa se acerque a su Sasuke ¿Solo celos? ¿O algo más enfermizo que eso? Obsesión.
-Ya sé quién es el Fénix-Le informó Hinata a Sasuke.
-¿Quién?-Inquirió el hombre, marcando el teléfono de la policía científica.
-Tu novia, Sakura-Respondió la muchacha, con sus labios morados por el frío.
Sasuke rió estruendosamente. Y Hinata frunció el ceño molesta ¿Qué le había parecido tan gracioso? ¿Acaso no sabe que es en serio?
-Imposible-Calificó Sasuke, cruzando sus brazos en su pecho.
-¿Por qué?
-Porque el Fénix Dorado es un hombre.
Hinata lo vio incrédula ¡Ella había visto a una mujer! ¿Qué demonios estaba pasando?
-¡Yo vi a una mujer!-Replicó la señorita, alzando los brazos.
-Y yo a un hombre-Contestó el azabache, causando más confusión en Hinata.
Apretó sus dedos alrededor de su nuca. Frunciendo el ceño con molestia y confusión.
Pronto, aparecieron Naruto y Sakura, ambos montados en el automóvil del rubio ¿Coincidencia?
Sasuke y Hinata se miraron con complicidad. Había algo sospechoso en todo eso. Había algo misterioso en esos dos.
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Apoyó su mentón entre sus manos. Pensando en lo que debía hacer. Lo que debía buscar para descubrir la identidad del Fénix.
¿Mujer u Hombre? ¿Celos o Envidia?
Se sirvió la tercera taza de café de la mañana, y sacó de una cajoncito, otra nota del Fénix.
Buscas donde no encuentras
Tratas de conocerme mi identidad
Soy quien menos te lo esperas
Nunca lo imaginarás.
Fénix Dorado.
Frotó su frente con frustración. Odiaba que el Fénix jugara con ella.
Pero ¿Quién? ¿Quién sería capaz de cometer crímenes tan atroces? O mejor dicho ¿Quién podría ser tan inocente, que ella no sospeche de él?
Y entonces lo pensó. Lo analizó. Y lo descubrió. Naruto. Pensó.
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Miró las estrellas perdidamente, sin brillo o expresión alguna en su mirada. Con frialdad, con lejanía.
Se limpió sus manos llenas de sangre, y miró el cadáver de su víctima. Pensando en aquella que una vez amó tanto. Pero, ¿Para qué sufrir por amor? Para que llorar por una persona que solo tiene ojos para alguien, y no eres precisamente tu.
Águila Blanca…Sollozó en silencio, cerrando sus ojos en un intento de apaciguar las lágrimas fieras que amenazaban por salir.
Ni siquiera desquitándose con gente inocente saldaría la cuenta que tenía que pagar el Águila. Jamás le perdonaría que acabase con todo lo que le costó construir.
Acarició con lentitud los cabellos azabaches de su víctima. Sonriendo de medio lado. Una sonrisa, que fue cambiada por una sanguinaria y sádica.
Acabaré con tu vida…Cueste lo que cueste.
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¿Águila blanca? ¿Conseguirás la forma de escaparte de mis garras? Te tengo en mi mano ¿Serás capaz de resolver mi acertijo? Me conoces, es por eso que los resuelves sin mucho problema. Cuida tus pasos, ponte ojos en la espalda. Estoy…Donde menos lo esperas.
Fénix Dorado
El Fénix Dorado vuelve a atacar ¿Quieres descubrir quién será su próxima víctima? Estarás más cerca de saber la identidad del Fénix… ¿Quieres averiguar la verdad? Entra aquí: .#post1231592604
Capítulo V
Caminó despacio, acariciando con sus tacones la cerámica.
Tocó dos veces la puerta de la oficina de Naruto, sin recibir respuesta. Giró la manilla con suavidad, asomando su cabeza.
Vio a Naruto amordazado y atado a su silla.
Trotó para socorrerlo, y desarmó aquel nudo que lo aprisionaba.
-¿Qué pasó?-Inquirió con preocupación la mujer.
-Fénix Dorado…-Respondió el joven, acariciando las marcas que dejaron las cuerdas.
-¿Es mujer u hombre?
A Naruto le pareció rara aquella pregunta, sin embargo, la contestó sin dudar.
-Una mujer-Aseguró, con gesto serio.
Hinata se mordió el labio, lo supo desde un principio. También supo, que el Fénix Dorado era Sakura ¿Se equivocaba?
Salió de la oficina de Naruto, y entró en la de Sakura.
La encontró de la misma forma que había encontrado a Naruto. E hizo lo mismo: La desató.
-¡Fénix Dorado! Yo soy su próxima víctima-Sollozó la pelirrosa, tapando su cara con las manos.
-Calma no te hará daño… ¿De qué sexo es el Fénix Dorado?-Preguntó la mujer de labios carmín. Colocó su mano en la espalda de Sakura.
-Es hombre-Afirmó, segura de sus palabras y sin vacilar.
Hinata ahogó un grito de frustración, apretando sus dedos en su frente.
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Bajó de su automóvil, entrando a la clínica donde permanecía su sobrina.
Se dirigió directamente a la zona donde descansaba la pequeña Zara. Y la vio. Vio a aquella detective que le llamó tanto la atención.
Con sus tacones de aguja, y sus labios rojos como la sangre. Una mujer muy guapa, sin duda.
Caminó despacio hacia ella. Pudo distinguir su semblante entristecido, y la ternura de sus ojos cuando miraba a la pequeña recién nacida.
-Buenas tardes- Saludó Gaara, acariciando la cabecita de Zara Nara.
-Buenas tardes-Correspondió Hinata a su saludo.
Gaara se sentó junto a ella, apreciando la dulzura e inocencia que brotaba de Zara.
-Pobre Zara…-Dijo Hinata en un susurro. Un murmullo aterciopelado y lleno de cariño maternal, aunque ella no fuera su madre.
-Si-Concordó Gaara, acariciando la mejilla de la pequeña bebé.
Instantes después, apareció una enfermera, con una libreta en manos. Mirando sensual y provocativamente a Gaara. Este la miraba con despreocupación.
-Disculpen, pero… Ya acabó la hora de visitas-Informó la mujer de castaños cabellos.
Gaara salió de la habitación, pero no sin antes ver, cómo Hinata plantaba un dulce y maternal beso en la frente de Zara. Sería una buena madre. Pensaba el pelirrojo.
-¿Un café?-Sugirió Hinata, viendo el reloj en su muñeca.
-Por supuesto-Aceptó Gaara.
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Leyó en silencio las carpetas frente a ella.
Llevó su vista al hombre de cabello azabache. Suspiró. Este caso era más complicado de lo que parecía.
-¿Qué probabilidades hay de que el Fénix Dorado sea 2 personas a la vez?-Inquirió incrédulo Sasuke.
-Tiene que ser alguna especie de mafia o pandilla-Argumentó Hinata, buscando la lógica.
Buscaba la lógica, aún sabiendo que la lógica no le serviría de nada en este caso tan peculiar.
Se quedó pensativa por unos instantes. Visualizó la manera de tenderle una trampa al Fénix. Pero no. Ese criminal era muy escurridizo. O mejor dicho, muy inteligente.
-Se me acabaron los sospechosos-Comentó Hinata, con un deje de frustración.
-Te equivocas…Ahora todos somos sospechosos-Sasuke se levantó de su silla, abrió la cortina. Viendo así, el crepúsculo sombrío-Ocultas algo, lo sé.
Hinata enarcó una ceja ¿Cuán cínico era ese hombre?
-No soy la única que oculta algo…-Admitió la mujer- Sé que tu también lo haces.
-Sí, oculto algo que no es de tu incumbencia-Sentenció, dándole la espalda a Hinata.
-Sea lo que sea…Lo voy a descubrir-Concluyó Hinata, saliendo de aquella habitación.
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Se sentó en un banco del parque. A la merced de cualquier asesino.
En el silencio y la penumbra de un parque. Se sentó para aclarar sus dudas, y para organizar sus ideas.
Caminó con tranquilidad hacia ella, haciendo silencio. Se sentó a su lado, mirando las estrellas que adornaban la noche.
-¿Recuerdas? Aquí nos vimos por primera vez-Recordó el rubio de ojos celestes.
-Sí, una linda noche-Concordó la muchacha.
Se quedó callada por unos instantes, con el semblante serio.
Naruto supo que necesitaba privacidad. Qué necesitaba un momento para la tranquilidad. Para estar sola.
-Nos vemos…-Se despidió-Estaré por aquí cerca, solo grita.
Hinata le sonrió, viendo como se alejaba.
Un frío viento hizo su aparición. Haciendo bailar las hojas al compás de su silbido.
Cayó un papel en el regazo de Hinata. Ya conocía el emisor de aquel mensaje.
Lo abrió con cuidado, con sus guantes rojos en manos.
Cuando la tormenta cese
Siempre habrá un arcoíris.
Pero nunca llegará el arcoíris
Para mi próxima presa.
Fénix Dorado.
Estaba harta de tantos acertijos. De que el Fénix fuera alguien tan juguetón. Alguien al que le gusta jugar con las vidas de otras personas. Con la salud mental de otras personas.
-Voy a descubrir quién eres…Fénix Dorado-Susurró al viento Hinata, dejando que se llevase sus palabras.
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¿No es tu fuerte los acertijos? Qué mala suerte ¿Descifrarás mi mensaje? ¿El viento estará tu favor? ¿Podrás burlar a la muerte? ¿Al destino?
Fénix Dorado.
