Los personajes Twilight son propiedad de Stephanie Meyer. Yo sólo trató de ponerlos en otro escenario.
Prefacio
Por el solitario pasillo de los laboratorios, sólo se escuchaban las suelas de mis zapatos golpear el piso de manera presurosa, lo cual alborotaba más mi despeinado cabello hacía todos lados y no me dejaba ver el entorno, a la vez que era practicamente imposible quitarmelo de los ojos por que traía el bolso de la lap colgado en uno de mis hombros mientras que sostenía unos libros con una mano y en la otra llevaba la mitad de la ensalada que no terminé por comerla en la cafetería.
¡Maldita obsesión frustrante!
¡No sé que estaba mal con mi cabeza!
¡Que afán de complicarme la vida!
Volví la vista hacía lo que cargaba en mi mano derecha, como si ese objeto inanimado que estaba en una charolita negra con su tapa transparente tuviera la culpa de lo que me estaba pasando ¿Por qué no simplemente la tiraba?
Debía recordarme que tal vez era por que había visto de primera mano a muchas personas que no tenían la misma oportunidad que yo y desde ahí me propuse no volver a tirar nada comestible mientras sirviera, por que podría comerlo más tarde ó tal vez invitar a alguien.
Si eso era, no había nada malo en mi psique además de mis otros complejos compulsivos, pero nada que no pudiera resolverse.
Exceptuando que iba retrasada, muy retrasada para mi examén de Matématicas que era un tedio debido al pseudo profesor que la impartía. Me parecía un ser repugnante y verde, que me haría inclinarme de rodillas pidiéndole clemencia para que se apiadará de mi y me permitierá presentar el examén a pesar del tremendo retardo con el que iba a llegar.
-¡Aghhg! - Gemí de frustración.
No era posible, bueno si era posible, pero... ¿tenía que ser hoy precisamente que tuviera que pasarme de todo a mí?
El sonido de vibración llamó mi atención. ¿Y ahora? ¿Quién intenta distraerme de mi conversación mental?
Y ahí me pregunté ¿Por qué diablos Isabella, tenías que quitarte el manos libres?
Suspiré, no tenía opición, debía que parar un poco y atender el teléfono, nunca se sabía si era algo urgente y yo era una de las personas con la suficiente atracción de urgencias y problemas, así que debía atender el teléfono.
Tuve que hacer malabares para agacharme y colocar mis libros y la ensalada en el piso, mientras reacomodaba mi bolso en el hombro con el fin de darle alcance a mi teléfono que estaba en el pequeño compartimiento con cierre del bolso de la lap.
Lo saqué de su escondite y la pantalla de mi móvil me mostró precisamente un mensaje de James.
James. Que era algo parecido a mi sombra, sólo podía despegarme de él en las clases que no coincidiamos por gracia divina y en sus entrenamientos deportivos. Era un fastidio desde que descubrió que yo era algo así como su verdadero amor. Casi me sientó como Fiona y Shrek. Obviando que yo no compartía el mismo sentimiento hacía él.
Ojalá que el Profesor no le haya pedido a James avisarme que no me presentará al examen, ya que tal vez por el retraso no me iba a permitir presentarlo.
Que no sea lo que estoy pensando, que no sea lo que estoy pensando.. Pedí con fervor.
Y gracias a las fuerzas de la naturaleza... no era lo que estaba pensando.
Bella:
No exam hoy Profe avisa cuando.
Suspiré de alivio, al menos no iba a ser necesaria mi humillación ante el profesor, además de que era conocido por sus constantes coqueteos con todo el alumnado femenil, y yo no quería formar parte de ese porcentaje.
Casi beso el télefono y tenía ganas de bailar, así que antes de hacer alguna barbaridad, lo guarde inmediatamente en el bolsillo trasero de mi pantalón para evitar tentaciones.
Recogí mis cosas del suelo para proseguir mi marcha por los pasillos de los laboratorios de física, que a esa hora se encontraban desiertos por que las prácticas por lo regular eran en horas de la mañana.
Cuando de repente de la nada, se abrió una de las puertas, que había dejado a mi espalda.
Mi corazón se detuvo y yo también detuve mi marcha sin voltear. Era muy raro que el personal docente desempeñara alguna labor en ese horario.
Escuche pasos que se dirigian hacía mi.
Mi corazón reanudó su trabajo latiendo demasiado fuerte que hasta lo oía y trataba de ordenarle a mis piernas que avanzaran.
Pero no tuve tiempo de hacerlo, por que sentí una mano tapar mi boca, mientras un fuerte brazo rodeaba mi cintura para jalarme hacía su pecho.
Tiré lo que llevaba en las manos, las lágrimas de miedo estaban por salir y mis manos libres al verse libres trataron de zafarse de aquel agarre, pero lo único que consiguieron fué que se hiciera más fuerte y sólido cargándome en dirección a la puerta que se había abierto.
En esos cortos segundos, el pánico me rodeo, me quedé en shock hasta que una risa en mi oído me saco de mi aturdimiento. La risa era demasiado conocida, y me permití respirar, de manera que un familiar aroma que emanaba de mí secuestrador inundó mis fosas nasales.
Me introdujó al laboratorio y cerró la puerta al entrar, dejando que mis pies tocaran el suelo y soltándome de su agarre.
-¿Ya no me reconoces? - me volteó hacía él con una fingida pena, que lo hacía verse adorable como todo él y nuevamente se fué hacía la puerta para poner el seguro.
En cuánto ví esos ojos verdes y esa sonrisa de lado que me regalaba con toda la desfachatez del mundo, sentía que una oleada de ira me tocaba.
Me hizó una indicación con la mano, dándome a entender que esperará, abrió la puerta y salió rápidamente, regresando con los libros que dejé caer en el pasillo, al él tomarme tan desprevenidamente.
Debí imaginar que la ensalada no sobrevivió la caída.
Por un momento disminuyó el nivel de enojo, al tener ese gentil gesto hacía a mí, pero al ver su cara despreocupada y su sonrisa cínica, sentí que nuevamente un conocido sentimiento agresivo me recorrió completamente. Supongo que el vió mi reacción e hizó lo único que jamás le reclamaría.
Me besó.
En cuanto sentí sus labios tan suaves y conocidos pegados a los míos efectuar esa danza tan erótica con sus tenues movimientos y maneras de rozar mis labios con su lengua sin profundizarlo pero a sabiendas de qué paulatinamente subirían de nivel de exigencía, sus besos se volvian demandantes, eran fuego, hermosos como él y a la vez peligrosos
La manera en como sincronizaba sus labios con los mios, cómo tomaba mis mejillas con ambas manos y las acariciaba con sus pulgares, como exhalaba su aliento en mi boca a la vez que o inhalaba el suyo. Era el cielo, pero también era el infierno.
Y yo me sentía palpar las nubes a la vez que no hacía nada por no quemarme.
Como iba cambiando la intensidad del beso y sus caricias, una de sus manos se posaba en cuello para acercame a él, mientras que la otra me tomaba de la cintura para pegarme a su pecho y rozar su cuerpo con el mio para sentir su pecho pegado a mí y su reacción física en mi vientre.
Gemí al contacto, y abrí los ojos, no me había percatado de cuando los había cerrado, pero al verlo a él con los ojos cerrados, disfrutando del beso, era la gloria, era súblime y cegador estar de esa manera con él.
El pretender que tal vez por esos cortos momentos el me pertenecía como yo a él hacía que mi pecho se llenará de un calor inexplicable y mi corazón se hinchará de felicidad.
No pensaría en lo demás.
La falta de aire impidió que continuará el beso con el mismo fervor, pero no por eso separamos los labios, había forma de seguir con el contacto, él me había enseñado a besar sin perdernos, simplemente nuestros labios debian seguir moviendose aunque nuestras lenguas no estuvieran en contacto.
Aprovechó ese corto momento para cargarme y sentarme en una de las mesas de laboratorio. Quitándome el bolso de mi hombro para dejarlo quién sabe en dónde. Creó que en ese momento él robaba toda mi atención.
Se colocó en medio de mis piernas y me dió un pequeño beso, vió mis ojos sonriendome de manera pícara, para arremeter contra mis labios nuevamente empezando de manera tranquila y pausada para que poco a poco las sensaciones y movimientos ascendieran.
El beso siguió entre lenguas, mezclas de alientos, explorando mi cuerpo con sus manos por encima de la ropa y el calor se iba incrementando.
Cuando en eso, sentí su mano en uno de mis senos, por encima de la ropa, ya lo habiamos hecho de esa manera, él me tocaba dónde deseará y yo podía tomar lo que quisiera de él, mientras que la otra mano la ponía un poco más abajo de mi cintura, tratando de llegar a mi trasero, sabiendo que por la posición en la qué me encontraba arriba de la mesa, era prácticamente imposible llegar a su objetivo.
Yo sólo coloque una de mis manos en su cuello, masajearlo mientras la otra mano, la tenía en su hombro.
Él siguió en mi pecho, acariciando, hasta que sintió cómo se endurecía, sonrió en mis labios, le encantaba que mi cuerpo reaccionará ante él.
El siguió con su lengua masajeando la mía, con un ritmo de meter y sacar mientras yo la chupaba y la apretaba, eso me agradaba, y estaba segura que a él también por que soltaba unos gruñidos bastante sexys ó eso me parecía a mí, sentir la tremenda sensación de querer más y que no acabarán nunca..
Me mordía, el labio inferior, me lamía los labios para acariciarlos después.
¡Dios! era el paraíso ser besada por él.
No supe en qué momento él me bajó de la mesa sin dejar de besarme y colocó una de sus manos en mi trasero para darle un apretón, y después tentando la pretina de mi pantalón llegó al cierre, sin quitar la vista de mis ojos lo bajó,
Yo sólo emití un gritito ahogado, que él celebró sonriendo en mis labios y continuando su labor, metió la mano en mis bragas para que al momento que tuvó contacto con mi centro gemir y soltarse de mis labios para decir entre dientes.
- ¡Joder; Isabella!
Y nuevamente estampar sus labios suaves y cálidos contra los míos. Sus dedos masajeaban mi parte intima y yo me sentía en las nubes, siendo besada y acariciada por él, mientras otra de sus manos atendía uno de mis pechos, su mano dejó mi seno para tomar el borde de mi camiseta para subirla.
- No, así no, nos pueden ver. - le dije entre suspiros entrecortados tratando de tomar su mano para detenerlo.
Dejó de besarme y me sacó la camiseta, exponiéndome ante él, sólo con el sostén deportivo gris, el pantalón a medio bajar con mis bragas hasta la media pierna.
Sentí las orejas y mis mejillas ardiendo.
- Lindisima- dijó el tocando con un dedo una de mis mejillas. - Deja de preocuparte, todo esta cubierto. - susurró y yo le creí.
Él se quitó su sudadera de la universidad y la extendió en la mesa, se volteó hacía mí, me tomó de la cintura y me colocó encima de la sudadera que dejó en la mesa con extrema suavidad.
Todo lo hacía con una precisión y elegancia en sus movimientos, cómo si no temiera nada, como si todo lo hubiera ensayado una y otra vez hasta perfeccionarlo.
Me quitó los zapatos, subió su vista hacía mi pantalon y mis bragas, me vió a los ojos y sonrió, para decirme - No estas nada mal, Isabella - dijó con voz rara.
Tomó el pantalón de los tobillos y en un movimiento flúido se deshizo de el, arrojándolo al piso.
Yo jadeé, incapaz de emitir palabra alguna.
Probablemente por el atrevimiento de sus acciones.
Y él aprovechó eso para darme un beso, mientras colocaba sus manos en mi cuello y bajaban lentamente hacía mi pecho, una se entretuvo en uno de ellos, mientras otra de sus manos se colaba de nuevamente hacía el sur de mi cuerpo, acariciándolo tenuemente todo a su paso, me abrió las piernas y metió un dedo en mi interior.
Gemí, eso era nuevo, nunca había colocado un dedo en mi interior.
Él sólo sonrió y continúo con su labór, dándo paso a un tumulto de sensaciones raras y placenteras a la vez.
En algún punto de esa nubosidad de emociones, quisé parar, quisé frenarlo, pero no podía, la curiosidad, el deseo y quién sabe que otra situación más me impedian llevarlo a cabo.
Veía su cara en una concentración tal, sus ojos me veían de una forma extraña que no sabía identificar ó tal vez si, pero con él nunca se sabía.
Sentí sus manos recorrer mi cuerpo una y otra vez, había mucha pasión en su toque y también furia, yo me permití explorar lo poco que me dejaba, haciendo un camino entre su cabello, su cuello, su cara y su pecho, no sabía que hacer, así que me dejé llevar por el instinto y él no se quejaba de lo que yo le provocaba.
Hasta que me tomó de la cintura y me pusó en el borde de la mesa, colocandose él entre mis piernas, me miró a los ojos y no se que vería que arremetió nuevamente contra mis labios, colocándo una de sus manos en mi espalda baja para acercarme a él yo cerré los ojos y simplemente me dejé llevar.
Pero lo que vino a continuación, jamás me lo espere.
Sentir un objeto raro y suave colocarse entre mis piernas, lo cuál me alertó y me hizó abrir los ojos, para admirarlo a él cerrarlos fuertemente y sin más se introdujó en mí. Produciendome un dolor agudo, que me hizó zafarme del beso para empujarlo lejos de mí con todas mis fuerzas.
Movimiento que supongo, nunca lo esperó por que trastabillo, y cayó al piso estruendosamente llevándose una silla con él. De tal manera que tuve la visión de su sexo en todo su esplendor.
Esa imagén iba a ser imposible de borrar.
Y lo que definitivamente me congeló fué la mirada de consternación y rechazo que me lanzó la que poco después convertiría en una indescifrable e indiferente; incorporándose inmediatamente para subir el cierre de su pantalón y arreglar su desaliñado vestuario.
Terminando, no dijó nada, sólo salió y me dejó sola en ese lugar.
Yo sólo observé todas sus acciones hasta que se perdí la vista cuando cerró la puerta tras de si, sin hacer mucho ruido.
Mil preguntas azotarón mi cabeza, ¿Qué paso? ¿Por qué se comportaba así?
Me arreglé el sostén deportivo, y me puse rápidamente la camiseta, tratándo de localizar mi pantalón en el laboratorio.
Cuando dí con el, me percaté que el móvil estaba medio salido del bolsillo con la pantalla toda rota.
¡Mierda! Charlie se iba a enojar, el iphone no tenía seguro por daño, sólo por defecto de fábrica.
Eso quería decir que debía comprar uno nuevo.
De cualquier manera, debía localizar mis zapatos, por lo cuál me dirigí nuevamente hacía la mesa de laboratorio e Incliné la cabeza hacía el suelo y ahí la ví.
Nitida y brillante, la pequeña gota de sangre se encontraba en el piso.
Entonces la realidad llegó de golpe.
No había duda.
Había perdido la virginidad, en un salón de laboratorio y con alguien que jamás valoraría eso.
Esa no tenía garantía, ni seguro y por supuesto, no se podía comprar.
Éste fic en partícular ha sido un poco difícil externarlo y escribirlo en primera persona, pero les aseguró que se los hago llegar con todo el cariño del mundo.
Sólo es el prefacio desde el punto de vista de Bella, tal vez cuando lleguemos a esa parte del fic haga un POV de Edward.
También me gustaría saber que título les gustaría más, tengo dos opciones:
"No me llames Isabella" ó "Te quiero no significa Te amo"
Espero sus comentarios, recomendaciones, críticas ó lo que quieran.
Les envió un beso y un abrazo de oso.
Noelle xD
