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El orbe del poder final
Capitulo 1: Unión en discordia
Cana se encontraba bebiendo una jarra de cerveza. Hacía bastante tiempo que no participaba en alguna misión. "No es mi culpa" se decía constantemente mientras vaciaba el contenido alcohólico de su jarra. Lo que sucedía es que no conseguía empatizar con nadie, había muchos grupos formados y ella no pertenecía a ninguno. No tenía grandes amigos como eran Erza, Natsu y Gray; o como Charles y Wendy, o hasta El equipo de Levy. Sin ningún equipo, se encontraba destinada a realizar todas las misiones en solitario. Pero no solo eso, no lograba realizar ninguna otra actividad acompañada. Dio un nuevo sorbo de su jarra y comprobó sorprendida que ya se encontraba por la mitad.
Alzo la vista cansada para comprobar quienes se encontraban allí. Se encontraban Erza, Natsu y Lucy haciendo un gran escándalo como siempre los tenían acostumbrados. Gajeel y Levy charlaban animadamente de sus temas amorosos que todos escuchaban por la noche. Alzack, Gildart y Elfman competían en cuestiones de "Hombres" y se reían estrepitosamente con sus logros sexuales y claramente exagerados.
Vacio el contenido de la jarra, se acomodo en la silla y quedo mirando el ambiente. Al rato se sintió asqueada y se incorporo. "Lo mejor sería dar una vuelta" Camino ágilmente entre las distintas mesas, saludando con la mano a cada persona que se encontrara allí y finalmente salió.
El aire fresco le sentó muy bien, dando un nuevo impulso. No estaba ebria, por lo que iba a ser un paseo más que relajado. Comenzó a andar y sus piernas la llevaron por los distintos barrios de Fiore. Fue a un circo y contemplo a los malabaristas, los acróbatas y los payasos maquillados con cierto tinte de triste, recordaba que de niña les aterraba y aun hoy la incomodaban. Luego visito un mercado costoso, vio una gran cantidad de tiendas donde ofrecían lo mejor que podía permitirse Fiore. Allí se dedico a contemplar los hermosos vestidos de seda fría. Sin dudas le encantaban, pero tenían un detalle que no le gustaba y era que no le permitían mostrar algo de piel. No era ninguna prostituta por cómo se vestía y mucho menos deseaba convertirse en una mojigata, ya que esa no es su esencia. "Si, la esencia de una mujer libre". Por eso siempre que podía mostraba algo de su piel, era su forma de expresar la libertad que gozan en las ciudades civilizadas.
El atardecer se iba apagando y regreso al gremio. Allí comprobó que no había nadie, solo Mirajane que atendía el lugar con su inquebrantable sonrisa. Se acerco a la albina y no pudo evitar hacer alguna averiguación.
—Hola Mirajane, ¿Dónde están todos?
—Buenas noche Cana, la mayoría de los chicos fueron a descansar ya que parten en una misión en grupo. Los demás dijeron que tenían cosas de "Hombres" que hacer, por lo que el resto de las chicas terminaron en sus habitaciones.
—Entiendo, ¿Puedes traerme una jarra de cerveza y algo de comida?
—No hay problema, lo cargo a tu cuenta—Dijo Mira con el rostro aun sonriente.
Sin dudas su cuenta estaba a punto de quebrarse. Sus deudas estaban por las nubes y seguía sin realizar misiones. Su costoso vicio alcohólico se detendría bruscamente si no lograba conseguir algo de oxigeno. Desde su silla observo el tablero de trabajo, allí había algunos avisos. Las mismas de hace un tiempo, todas misiones para hacerlas en equipo. Si iba sola sería un suicidio, por eso se quedaba estancada en su maldito dilema.
Un estruendoso sonido la devolvió a la realidad. Sorprendida, se incorporo a toda prisa con los nervios de punta. "¿Un ataque?" Pensó. Pero nada de eso, del otro lado solo se encontraba una forma femenina que dio unos pasos y grito con todas sus fuerzas.
—¡Gray sama te amo!
Aunque parezca extraño, la que se encontraba mas sorprendida y luego decepcionada fue Juvia al comprobar que no había nadie en el gremio. Dio unos pasos amargos y se coloco junto a Mirajane.
—Mi rival del amor—Dijo Juvia sin siquiera saludar.
—Buenas noches Juvia, si buscas a Gray no se encuentra aquí, se marcho hacia una misión.
Juvia se decepciono de comprobar la realidad.
—Oye mujer estruendosa, ¿Quieres saber algo?—Juvia la miro taciturna–Hoy nos revolcamos con Gray durante toda la tarde—Mintió y continuo—Si estuvieras más tiempo aquí, que caminando por el mundo pensando en tu vida ideal, quizás lograrías concretar un polvo de lastima.
El rostro de Juvia se convirtió en una expresión de sorpresa y poco a poco en una de furia. Se acerco a Cana con pesados pasos. Golpeo la mesa de madera con tanta fuerza, que algunas astillas saltaron. Un trueno impacto en algún lugar cercano y trajo consigo el sonido del odio de la naturaleza. Mira, ágil como una libélula se interpuso y detuvo el otro brazo de Juvia. Cana le sostenía la mirada con nerviosismo, la maga elemental estaba tan enojada que sentía que podría asesinarla en ese momento. Unos pocos segundos se miraron y la fiereza se desmorono, espesas lagrimas recorrieron los pómulos y la hechicera echo a correr hacia los dormitorios.
—Juvia…—Llego a murmurar Cana, pero ya era tarde, el daño estaba hecho.
—¿¡Que te está sucediendo?!—Grito Mirajane.
—¿A mí? Nada…
—Estas actuando tan rara últimamente, no puedes hacer sentir tan mal a Juvia—Comenzó Mirajane, pero desistió muy rapido—Olvidalo, a veces creo que te quieres matar.
—Lo siento, yo…
—Te dije que lo olvides, mejor ándate antes de que sigas lastimando a las personas.
La decisión de Mirajane era clara, le echaba toda la culpa y en sí, tenía toda la razón. Así que se incorporo y camino hacia su dormitorio. En el trecho intento recopilar lo que había sucedido. Se comporto como una idiota, no tenía razón de lastima a otra solitaria. La palabra le sonó dura incluso en su propia mente. "Si, eso somos las dos, solitarias" Pensó.
Una vez en su habitación, cerró la puerta y se sentó en el suelo apoyando la espalda contra la madera. Estuvo un largo rato sin saber qué hacer. No quería recordar lo sucedido, pero su mente la torturaba constantemente. "Quizás Mira tiene razón, estoy insoportable" Pero con razón. De alguna manera, todos conocieron a sus padres, ella era una huérfana y de la peor manera, un padre abandonador. "Tengo que remediarlo" Pensó.
Se incorporo y salió sigilosamente. El pasillo donde se encuentran las habitaciones estaba apenas iluminado por la luna, lo que le da un tinte fantasmagórico. Algunas sombras danzantes forman los peores demonios que la imaginación pueda crear. Sabía exactamente hacia donde se dirigía, lo que no comprendía era como iba a encarar el asunto. La puerta de la habitación de Juvia era igual al resto, pero aun así su aura era emblemática. No se oía nada, ni la respiración de la hechicera, ni sollozos. Dio tres leves golpecitos para destruir la quietud de la noche. No hubo respuesta.
—Juvia—Susurro Cana mientras volvía a golpear suavemente la madera. Oyó movimiento del otro lado, pero aun así nadie apareció—Juvia…
La puerta apenas se abrió, dejando escapar un poco de aire viciado. Solo se observaba uno de los ojos azules. Cana se sintió asustada, ese medio rostro era algo más que macabro.
—¿Que quieres?—Dijo Juvia en un tono más que furioso.
—Juvia… yo…
—Eres una maldita—La interrumpió—No deberías jugar por puro gusto con el corazón de Gray sama.
—Yo no hice nada, fue una mentira, lo siento—Juvia se quedo en silencio un momento, por lo que entiendo que debía de continuar hablando—Estoy… algo nerviosa últimamente y me desquite contigo, lo siento, no sucedió nada con Gray, es más, ni sé donde se encuentra…
—¿Por qué dijiste eso?—La interrumpió nuevamente.
—No lo sé, supongo que soy una estúpida o…
—¿O…?—La ayudo.
—O… es difícil de decir—"¿Debía de decírselo?"—Yo… lo siento.
Cana se marcho y dejo sola a Juvia que la miraba desde las sombras de su habitación. "Así está bien, ya me he disculpado y no tengo por qué darle alguna explicación". Volvió a su cuarto, comenzó a llenar la tina de agua caliente y busco algo para apaciguar su amargura. Lo encontró rápidamente una petaca de whiskie. Dos sorbos del líquido con color de miel fueron más que suficiente para que le quemara el esófago. Se desnudo e ingreso en el agua caliente. Lo necesitaba para relajarse. Busco con los ojos cerrados la petaca y no la podía encontrar. Manoteaba el aire frustrada, pero se negaba a abrir los ojos.
Tuvo una sensación extraña. El agua se volvió tan espesa, como si fuera vaselina. La temperatura aumento de golpe, aunque aun no era algo peligroso, sintió como su piel le picaba. Trato de incorporarse, pero el líquido era pesado como un metal y no supo como maniobrar. Lo que más la asusto, fue cuando el agua comenzó a hundirla. La sensación era espantosa, pero el piso de la tina hacia que no fuera algo meramente mortal. Luego, en un instante todo finalizo y una silueta se dibujaba frente suyo. Primero fue algo amorfo y poco a poco tuvo curvas femeninas. Floto o eso creyó en un principio Cana, con dirección hacia la puerta del baño. Luego se convirtió en Juvia.
—¡Juvia!, ¡¿Qué haces?!—Espeto Cana mientras se cubría su cuerpo desnudo.
—Quería conversar.
—¡Pudiste golpear la puerta o esperar hasta que este vestida!
Juvia le arrojo una toalla. Cana se envolvió ágilmente y quedo con el agua por debajo de las rodillas.
—¿Qué es tan importante?—Dijo Cana con los nervios aun de punta.
—¿Por qué hiciste, lo que me hiciste?
La pregunte le tomo por sorpresa. No supo que responder. Fue como si le volvieran a clavar el puñal sentimental.
—Yo… lo que pasa…—Balbuceo sin saber que decir. No dijo nada y miro el suelo de forma impotente—Perdón, es que me siento sola y por eso me pongo… un poco colérica.
—Ah…—Respondió Juvia, quizás un poco menos enojada—¿Entonces es mentira lo de Gray sama?
—Es mentira, nunca estuvimos juntos, ni nada. Soy una solitaria, sin amigos ni nada.
El rostro de Juvia se tranquilizo. El saber que Gray aun podía ser suyo debía darle nuevos ánimos. La envidio, ella podía ser tan feliz con algo tan simple como su imaginación. Creer que está en pareja con uno de sus colegas la vuelve una luz y eso es un gran motivo de envidia.
—Bueno, tratare de comprenderte la próxima.
—Juvia…—Dijo Cana pero ya se había marchado.
Se seco a toda prisa y se vistió.
—Un nuevo día ha comenzado—Susurro entre dientes.
Caminó tranquilamente hasta el comedor del Gremio. Allí aun no había nadie, solo Lisanna que reemplazaba a su hermana durante las primeras horas de la mañana. No se dirigieron palabra alguna, por lo que todo fue más que normal.
Espero pacientemente y luego le trajeron una bebida caliente, era un té de hojas verdes. Lo bebía de a pequeños sorbos carentes de pasión. Cuando la taza iba por la mitad, el lugar comenzó a poblarse de a poco. Primero fue Natsu y Happy, haciendo el clásico escándalo de todos los días. Luego Elfman, Mirayane y Gildarts. Todos se acomodaron en pequeños grupos. Sintió movimientos a su costado, Juvia se sentó junto a ella.
—¿Juvia?
—Quisiera algo de beber Lisanna.
—Enseguida.
Lisanna volvió con una taza de té y se lo entrego a Juvia que lo saboreo. El silencio se volvió más incomodo a cada segundo. Cana decidió ir por todo.
—Juvia, ¿Tienes un momento?
—No.
—¿Te gustaría hacer una misión conmigo?—La hechicera elemental no respondió—Así nos conocemos un poco mejor y puedo salir un poco. La verdad creo que tomar algo de aire fresco me vendría muy bien en estos momentos. Quién sabe, quizás hasta nos podamos llevar bien.
Cana finalizo su monologo observando a los ojos de Juvia. Esta se sobresalto un poco de tener un contacto tan directo. "No parece la hechicera decidida de hace un momento" Pensó.
—Está bien. ¿Tienes alguna misión en mente?
—La verdad es que no veo el tablero desde hace un buen rato. Dame un minuto que lo consulto y te aviso si encuentro algo interesante.
Juvia asintió con la cabeza. Cana se incorporo y se dirigió hacia el tablero. Allí estaban un pequeño grupo de compañeros observando las solicitudes. Murmuraban por lo bajo y finalmente se rechazaban los pedidos. Cana los comprendía, había muchos trabajos que eran peligrosos. Incluso, algunos rozaban la muerte. Pero aun así debían de realizarse, la paga era enorme, pero si alguien debía luego de gastar la fortuna ganada en magia de la vida para recuperar algún miembro perdido, ¿Qué ganancia había?. "ninguna" Se respondió en su mente.
El primero que vio era para acabar con un ciclope que aterrorizaba la zona montañosa del oeste de Fiore. Un trabajo que sin duda era algo complicado. Los ciclopes eran criaturas de esencia mágica, descendientes de los dragones de trueno. Poseen una gran fuerza bruta y una astucia sorprendente. La paga era demasiado baja por el riesgo expuesto, tan solo doscientos mil monedas de oro. El segundo aviso daba cuenta de un trabajo más glamoroso, pero no por eso menos estresante. Debían de conseguir una cita con la princesa del lejano ducado sureño de Notal, luego hacerla viajar más de ochocientas leguas hasta el ducado de Ontes y como ultima tarea lograr que se case con el príncipe. Sin dudas un trabajo cansador, muy largo y con constantes viajes. El nivel de riesgo es más bien bajo, ya que lo único que puede traer algún problema serio, sería una incursión de salteadores o simples bandidos. La paga es baja, cien mil monedas de oro por viajar de una punta de Fiore hasta la otra, sin dudas una mala elección. El tercer aviso era mortífero. Viajar alrededor de los planos hasta uno llamado Cron y conseguir una muestra de un extraño compuesto llamado, Esencia Mágica. La paga era muy generosa, rondaba los dos millones de monedas de oro. Pero eso era casi una locura, un mal viaje por los planos podría dejarla atrapada en el Limbo y quizás nunca lograría volver. Cuando estaba a punto de de desistir como todos sus colegas hacían, una mano toco su hombro. Cana se volteo y vio a Juvia que tenía un papel en la mano.
—¿Qué te parece esta?—Pregunto la hechicera elemental.
Cana la tomo entre sus dedos y la leyó:
"El Conde Onarit del castillo Unicornio Invita a un grupo de hechiceros a unirse a la búsqueda de un objeto personal. Se solicita hechiceros de cualquier campo, con vasta experiencia en la vida salvaje, dedicados e independientes. Deberán tomar decisiones sobre la búsqueda por su cuenta y enviaran informes mensuales con palomas mensajes previamente entregados. Por cuestiones de seguridad no se dan detalles de la búsqueda. Reuníos en mi castillo para sellar el contrato. La paga es excelente."
—La verdad, algo misterioso.
—Cierto, pero dijiste que te sentías sola y creo que así estaremos un tiempo juntas. Si vemos que no sirve, Juvia cancela la búsqueda y cada cual en su camino—Juvia estiro la mano hacia Cana—¿Quién sabe? Quizás hasta terminemos siendo amigas o enemigas—Dio una torpe sonrisa—¿Compañeras?
—Compañeras—Dijo Cana mientras le estrecho la mano de forma instintiva.
—Juvia se va a preparar para partir hoy luego del almuerzo. Nos encontraremos aquí.
Cana asintió y se separaron. "Sin dudas que Juvia es media extraña, ayer casi nos peleamos muy feo y hoy intenta ser buena persona. Raro, si lo pienso desde el punto de vista de que yo fui la agresiva. Pero como dijimos… ¿Quién sabe?"
N/A:
Debo admitir que no me gusto el comienzo de esta historia. En mi mente era de una manera distinta (bastante). Pero cada vez que mis dedos golpeaban el teclado se iba deformando la idea original. Aunque la esencia es la misma, hay algo que no me agrada del todo. Supongo que la sensación se irá desgastando a medida que la historia avance.
Por ahora estoy armando una especie de rutina y mi idea es colgar 1 capitulo cada una o dos semanas. Todo depende de factores externos, pero daré lo mejor de mí para que la historia les agrade. Lo que si les puedo adelantar es que va a haber situaciones de todos los géneros. Un poco de humor, aventura, acción, drama, suspenso, misterio y terror. Tratare de no encasillarme en uno solo (Como sucedió en mi anterior Fic).
Saludos
Elibe
