Yaay~ ¿No les encanta esta pareja? Son tan jodidamente graciosos y hermosos, nyaah. Sin indagar mucho; la historia se la dedico a mi amiga Siary, debería estar dedicándomela a mi misma ya que los amo (¿?) pero no, se la dedico a ella y se jode. Espero les guste la historia y comenten, besitos (:


Valor

Durante toda su vida, su estatura fue lo que siempre la hizo destacar.

¿Por qué eres tan alta?

En todas sus relaciones, si es que conocer chicos en un karaoke se le podía llamar relaciones, todos preguntaban lo mismo. Aprendió a ignorar esos comentarios ¿Qué podía hacer si así había nacido?. Cuando conoció a Otani la pregunta no fue distinta, pero para ese entonces ella pensaba que él era solo un enano mala sangre que existía únicamente para hacer resaltar su algo exagerada estatura.

Pero entonces, al conocerse mejor se terminé enamorando de la pulga chupaburlas, y entonces la pregunta comenzó a doler de nuevo después de muchos años.

¿Por qué eres tan alta?

- ¿Por qué no soy más alto?

La voz masculina la sorprendió, por un segundo había olvidado donde se encontraba; en aquel parque otoñal sentada en esa banca con su novio.

- Sé que no sea tu culpa ser una jirafa -la miró a los ojos extrañamente serio- Pero si fuera más alto, estaría a tu altura.

Y comenzó a llorar con ojos abiertos en sorpresa.

- ¡¿P-po-por qué estas llorando?! -miró a todos lados con horror, como si fuera a salir cierta rubia de rizos en cualquier momento a matarlo-

- No sabía que podías decir cosas bonitas -aspiró por la nariz tratando de apaciguar su propio llanto, sin mucho éxito-

- ¿De qué estás hablando? -secó las lágrimas de su rostro con la manga de su camiseta de forma un poco ruda- ¡Yo siempre te digo cosas "bonitas", gigantona mal agradecida!

- ¡Mentira, enano maligno!

Aún cuando dejaron de insultarse y él le golpeo la cabeza de forma delicada para después besar su frente, ella no dejo de llorar. De una manera u otra Otani siempre se encargaba de recordarle lo que por años se había repetido a sí misma; valía mucho más que un simple complejo de estatura.

Por primera vez, en toda su vida tal vez, alguien honesto se le había acercado y había hecho una pregunta diferente...

¿Estoy yo a tu altura?

Lloraba, porque el chico le ofrecía lo que ella merecía y que con mucho esfuerzo había conseguido; un amor sincero. Risa no pedía más y, por supuesto, tampoco pedía menos.